Geoffrey Hinton: «Existe el 50 por ciento de posibilidades de que esto acabe mal. Yo no me subiría a un taxi si supiera que la mitad de sus viajes acaban en muerte»
Tiene 76 años y le acaban de otorgar el Nobel de Física. Lo llaman "el padrino de la inteligencia artificial" porque sin su visionario trabajo no existirían ni ChatGPT ni los otros chatbots que están revolucionando el mundo. Un genio entre genios. Durante más de diez años, Hinton solo podía estar de pie o tumbado por un problema en la espalda. Ahora, tras una cirugía, vuelve a sentarse y a viajar en avión. Pertenece a una familia de genios académicos; entre ellos, su tatarabuelo, el matemático George Boole, quien inspiró el código binario que hoy rige todos los ordenadores. Ahora, sin embargo, Hinton ha dejado Silicon Valley para advertirnos: «estamos creando un monstruo que amenaza la humanidad». Nos explica por qué.
Este hombre lleva desde los años setenta investigando el corazón de la inteligencia artificial (IA) generativa: las redes neuronales; es decir, que los algoritmos puedan tomar decisiones de forma similar al cerebro humano. Cuando Hinton era joven –hoy tiene 76 años–, nadie daba un peso por que algo así fuera posible. Gran parte de su trabajo lo desarrolló en la Universidad de Toronto.
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OpenAI recently announced GPT-4o: the latest, multimodal version of the generative AI GPT model class that drives the now-ubiquituous ChatGPT tool and Microsoft Copilot. The demo of GPT-4o doesn’t suggest any great leap in intellectual capability over its predecessor GPT-4; there were obvious mistakes even in the few minutes of highly-rehearsed interaction shown. But it does show the new model enabling ChatGPT to interact more naturally and fluidly in real-time conversation, flirt with users, interpret and chat about the user’s appearance and surroundings, and even adopt different ‘emotional’ intonations upon command, expressed in both voice and text.
Brasilia, Ago.30 (DPnet).