El "crimen" de Asia Bibi y la propagación de la intolerancia religiosa

Asia Noreen BibiOct. 18 (DP.net).─ Asia Noreen Bibi es una más de los incontables casos de persecución religiosa contra Cristianos en muchas partes del mundo. Lo que hace sobresalir este caso sobre muchos otros es que sea la justicia de un país la que condene a muerte a uno de sus ciudadanos por motivos religiosos.

En este caso se trata del Pakistán, donde Asia Bibi ha sido condenada a muerte acusada de blasfemia. Las campañas internacionales han logrado generar presión suficiente para que los tribunales de ese país aplacen la ejecución, acepten procedimientos de apelación y se mantenga así la esperanza de un justo "perdón" a la alegada ofensa. Por eso es tan necesario movilizar a la opinión pública mundial para impedir tan espantosa injusticia y para que este caso no se convierta en un terrible antecedente que abra de par en par las puertas de una cruel persecución religiosa.

Asia Bibi es una joven cristiana, madre de cinco hijos, en un país musulmán donde no sólo las autoridades sino vecinos y compañeros de trabajo suelen acosar y discriminar a los Cristianos. Lo que hace más repugnante este caso es que Pakistán es considerado aliado de las democracias y recibe centenares de millones de dólares en "ayuda" procedente de Estados Unidos, Europa, Australia, etc. Esta cruel condena significa que los contribuyentes democráticos están subsidiando la persecución religiosa en ese país.

El "crimen" de blasfemia que se le achaca a la joven pakistaní, deriva de una oportunidad a mediados de 2009, cuando en medio de un calor agobiante se acercó a un pozo para tomar un poco de agua. Para hacerlo, tomó un recipiente que usaban habitualmente otros compañeros de trabajo de esa zona rural. Una compañera musulmana que ya había tenido discusiones por motivos religiosos con Bibi, la acusó a voz en cuello de haber "contaminado" el recipiente con sus "asquerosas" manos cristianas. La acusó también de haber contaminado el agua, privando a todos sus compañeros del uso del precioso líquido. El "crimen" de Bibi se complicó porque respondió a las escandalosas acusaciones diciendo que "creo que Jesús habría tenido una opinión distinta a la de Mahoma". De ahí en adelante la turba que se había formado a su alrededor se mofaba de ella como "sucio animal" y "asquerosa cristiana" y sus mismos compañeros de trabajo llamaron a las autoridades para que la castigaran.

El 8 de noviembre de 2010 fue condenada a la horca por un tribunal del distrito de Nankana por el delito de blasfemia contra el Profeta Mahoma. Desde entonces han habido varias apelaciones, en todas las cuales se ha vuelto a confirmar la pena de muerte. La condena está ahora aplazada y el caso está siendo reexaminado por la Corte Suprema del Pakistán, que deberá decidir en estos días su suerte. Minutos después de una bomba que estalló en templo católico en Pakistán

Esta anómala justicia imperante en Pakistán, que consiste en una verdadera persecución de cristianos, sobre todo de católicos, no es una excepción sino que se contempla en mayor o menor medida en otra veintena de países en todo el Magreb, la Península Arábiga, el Oriente Medio, Afganistán, Pakistán, Bangladesh, Nigeria, Mauritania, Malí y Sudán. 

Uno de los países más estrictos en la aplicación de la justicia islámica es Arabia Saudita, supuestamente uno de los grandes aliados de Occidente, donde 641 mil católicos, además de unos cuantos miles de otros cristianos, viven en medio de 20 millones de musulmanes. En los últimos dos años se ha sabido de 124 cristianos encarcelados, o privados de trabajo o expulsados del país (cuando son inmigrantes), todos ellos acusados del "crimen" de realizar "actividades cristianas", aun cuando en ese país sólo las realizan en privado.

Masacre de Cristianos en SiriaOtro gran aliado, Egipto, cuenta con 218,000 católicos, los cuales son ciudadanos de segunda clase de acuerdo a los términos de la Constitución. Entre otras medidas coactivas, para acceder a la escuela y a la enseñanza superior tienen que someterse al aprendizaje del Corán.

En Indonesia, donde hay una concentración mayor de cristianos, sumando entre todos más de 5 millones y medio, se ven sometidos a constantes ataques de paramilitares, que incluyen el incendio de los templos y el linchamiento de personas.

La lista de países es larga y grave, y la emigración procedente de muchos de esos países hacia Europa y otros países democráticos incluye a miles de musulmanes criados en la intolerancia hacia otras religiones o creencias.

Por su parte, la jerarquía católica y dirigentes destacados de otras denominaciones cristianas llevan haciendo esfuerzos de acercamiento desde hace más de medio siglo para atenuar la rivalidad y el fanatismo que exacerba la intolerancia religiosa. Hace ya más de 40 años que el Vaticano promulgó el documento conciliar Nostra Aetate, la “Declaración sobre la relación de la Iglesia Católica con las religiones no-cristianas”, pero las exhortaciones y llamamientos de todos estos años no han penetrado en las sociedades musulmanas.

En un mundo que sufre los efectos del terrorismo con sospechosas raíces religiosas, es indispensable estudiar los motivos y consecuencias de la marginación de cristianos en tantos países. El mundo debe reflexionar profundamente sobre las medidas que hay que tomar para garantizar la “libertad de religión”, no sólo en esos países donde los cristianos son perseguidos, sino también en los que, llamándose democráticos, se les margina y se les hostiga con el pretexto de que sus creencias son ofensivas a otros, hasta el punto de justificar la coacción a su fe y sus manifestaciones con el argumento de un laicismo mal interpretado. Estos hechos de intolerancia solapada, a pesar de los logros de nuestro mundo moderno, siguen siendo temas que nos deben preocupar profundamente. 

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