Según informes recibidos en nuestra Comisión durante el pasado mes de enero tuvieron lugar por lo menos 1414 detenciones por motivos políticos, una de las cifras más altas, para un mes, de las últimas décadas, solo superada por las 1447 ocurridas en noviembre de 2015.
Aparte de las detenciones durante enero pasado, o en relación con ellas, identificamos a 56 opositores pacíficos que fueron víctimas de agresiones físicas, tres sufrieron "actos de repudio", 68 casos de hostigamiento y 2 de actos vandálicos. Todas esas detenciones generalmente son orquestadas por la policía de Seguridad del Estado, otros cuerpos represivos y elementos parapoliciales.
Este informe mensual no puede abarcar todos los actos de represión política que suceden en Cuba, debido a la naturaleza opaca y cerrada de la sociedad que ha cultivado un gobierno que acaba de iniciar su 58º año ejerciendo el poder de manera autoritaria y que ha impuesto a los ciudadanos una especie de supervivencia en los compartimentos estancos en que se han convertido los municipios y provincias de la República.
El costo humano de la represión política, como parte del daño antropológico acumulado, es incalculable por cuanto habría que tomar en cuenta las consecuencias de los vejámenes y ultrajes, las golpizas y otros maltratos físicos, la pérdida temporal o prolongada de la libertad y las detenciones bajo condiciones generalmente infrahumanas, entre otros indicadores.