Frente a otra realidad histórica, nuestro colega Yaxys Dayán Cires escribió un interesante análisis sobre lo ocurrido en Panamá en 1989 que provocó la intervención americana y la detención del dictador Noriega, al que se le acusó, entre otros cargos, de tráfico de drogas. Es notable la semejanza de aquellos hechos con la situación actual que impera en Venezuela, sus motivaciones y sus posibles resultados.
Reproducimos a continuación un pertinente segmento de ese análisis:
La situación de callejón sin salida y represión a la que Noriega había llevado al país provocó que, el 3 de octubre de 1989, un importante militar, Moisés Giroldi Vera, hasta entonces cercano al dictador, organizara un intento de destitución.
Ese alzamiento fracasó. Su líder llegó a tener al dictador acorralado en su oficina, pero no quiso ir más allá de exigirle el retiro. Noriega aguantó, hasta que la situación fue insostenible para los militares sublevados. Terminaron entregándose, y vino la masacre: diez militares fueron ejecutados, entre ellos Giroldi; otro murió producto de las torturas y más de 70 fueron enviados a prisión.
Retomando un punto esencial: en aquel contexto, se acentuaban dos elementos que no deben perderse de vista: la descomposición interna del régimen y la paranoia generada en Noriega por la derrota electoral y los alzamientos militares.
Teresita Yániz de Arias en su libro “A la luz de mis memorias” resumió de la siguiente manera el estado mental de quien encabezaba esta dictadura:
“El intento de golpe de Giroldi incrementó la manía persecutoria de Noriega y sus delirantes denuncias y amenazas. Había roto ya todo contacto con los grupos políticos, los gremios y sindicatos. Los colaboradores civiles y militares más sensatos se habían separado, viendo cómo rechazaba las ofertas de asilo que le proponían Carlos Andrés Pérez y Felipe González. Le quedaban unos pocos amigos y su familia inmediata. No podía gobernar sino con la violencia”.
El país había llegado a un punto de no retorno.
Si bien la acción militar norteamericana fue definitoria, igual de crucial en el devenir de los acontecimientos fue el hecho de que la oposición había participado y ganado las elecciones, había defendido firmemente el triunfo, había rechazado las zancadillas internacionales y estaba dispuesta a asumir el poder, tal como soberanamente los ciudadanos se lo habían confiado.
Que la invasión no se transformara en una ocupación prolongada —lo cual tampoco era del interés de Estados Unidos— se debió a la perseverancia de la oposición. Esta rápidamente tomó posesión del poder, evitando el vacío, y en pocos días buscó soluciones estables para enfrentar los problemas de orden público generados por la derrota y la simultánea estampida de la fuerza pública del régimen.
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