He estado pensando en “ignorar” como respuesta
Cada movimiento social asume un estilo propio de enfrentar las distintas situaciones con las que tiene que lidiar. Desde los inicios de la “Revolución”, se implementaron dos mecanismos que han sido constantes a lo largo de estos años: ignorar y reprimir.
La represión ya la conocemos muy bien. Se activa de modo súbito ante cualquier situación que amenace la estabilidad del sistema.
.El otro mecanismo es la no respuesta. Se disparan las alarmas populares ante el aumento de los virus y las muertes que están provocando; no hay medicamentos, ni servicio de ambulancias, ni médicos en muchas partes de la isla; no hay maestros que asuman la educación de nuestros hijos, el desbalance entre los sueldos y el costo de la vida sigue creciendo de modo imparable… pero cuando miramos al Gobierno,buscando una respuesta, da la impresión de que nos topamos con un cuadro de personas sonrientes que miran al infinito, al vacío, y que cuando se dignan a dirigirnos la palabra da la impresión de que nos miran con curiosidad y nos dicen cosas como: “¿Pero no se han dado cuenta de que la culpa de todo la tiene el bloqueo?, “¿pero todavía no confían en que la Revolución lo resolverá todo?”, ¿pero a qué viene tanta flojera cuando aquí lo que hay que hacer es resistir y aguantar como verdaderos hombre y mujeres?”.
El último capítulo ha sido las protestas populares recientes, protestas que se han producido en distintas partes del país y que se multiplican continuamente.
Sin embargo, resulta que estas manifestaciones “no pueden catalogarse como protestas”, sino como “expresión momentánea y muy puntual de incomodidad protagonizada por cuatro gatos molestos por ‘apenas’ 17 horas sin corriente”.
Es más, nadie parece haberse dado cuenta que la gran mayoría de la gente que salió a las calles no estaba protestando contra la situación actual sino que eran personas que salieron “a respaldar a la Revolución” y no a cuestionar la situación energética o la del país en general. Y los que protestaron no son sino personas flojas con “poca cultura de resistencia”.
Y para terminar el discurso evasivo oficial, la nota perfecta: “Estamos trabajando para dar las respuestas que el pueblo se merece”. Es decir, vuelvan a sus casas, resistan, aguanten, no se anden quejando, porque en realidad la situación no es tan terrible y, además, lo resolveremos todo muy pronto.
Ninguna referencia al despliegue policial intenso, ninguna alusión a que llevamos más de 60 años construyendo ese “futuro mejor”, ese país idílico, feliz y próspero, que no llega, mientras las generaciones que lo esperan mueren y legan la misma miseria a sus hijos, ni un ápice de reconocimiento de la responsabilidad de los que nos gobiernan por hundir cada vez más a esta isla en la nada.
Pero no olvidemos que la realidad no es algo que generamos por decreto. La realidad es la que es, y la realidad habla. Y la realidad dice que este pueblo lleva años diciendo que quiere un cambio, este pueblo lleva años saliendo a las calles a reclamar su derecho a la libertad, años expresando su descontento de mil modos posibles.
Este pueblo ha dejado muy claro lo que quiere, mientras sigue siendo, sistemáticamente, ignorado, y aunque hasta ahora ese mecanismo haya funcionado, yo advierto que no es bueno, no es bueno ignorar la voz del pueblo.
He estado pensando en “ignorar” como respuesta
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