La actualización de los Lineamientos para el periodo 2016-2021 correspondió al Séptimo Congreso del Partido comunista cubano y posteriormente se aprobó en la Asamblea Nacional del Poder Popular. En principio, todo indica que se deben cumplir a rajatabla. ¿O tal vez no?
Veamos con detalle. En particular, el apartado II relativo a POLÍTICAS MACROECONÓMICAS contiene los llamados LINEAMIENTOS GENERALES que se enumeran en los diez puntos que van del 18 al 27. Se trata del esqueleto de un cuerpo a medio hacer, por medio del cuál el régimen quiere avanzar en una presunta transformación de la economía para darle más flexibilidad y eficacia, sin renunciar a los postulados básicos de propiedad estatal de medios de producción, planificación central y ausencia de libre mercado.
Si se analiza cualquiera de estos LINEAMIENTOS GENERALES se comprueba que todo queda en papel mojado, sin que hasta la fecha, se haya conseguido por la mínima avanzar en alguno de ellos.
Por ejemplo, empezando por el número 18, que dice “Garantizar los equilibrios macroeconómicos fundamentales y con ello lograr un entorno macroeconómico —fiscal, monetario y financiero— estable y sostenible que permita asignar eficientemente los recursos en función de las prioridades nacionales y del crecimiento económico sostenido”, no es más que un brindis al sol, si se tiene en cuenta que el déficit público en medio de una grave recesión, ha sido programado para un 7% del PIB y que el comercio de mercancías es claramente deficitario, parcialmente compensado por la balanza de servicios. En cuanto a la asignación de recursos, sin un mercado que funcione con las señales de los precios, la búsqueda de la eficiencia es otra quimera.
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