Globalización es el término de moda y en boca de los lideres, políticos, redentores sociales, empresarios, economistas etc. El zumbido de la palabra es relativamente nuevo pero su realidad no describe nada novedoso. Globalización, sin ese nombre, estaba en todo su apogeo hace más de cien años, de hecho, fue la característica más importante del Siglo dorado de la humanidad; El Siglo XIX. Es más, era en esa época un concepto sumamente avanzado inclusive para los estándares de esos tiempos.
En 1913, el comercio internacional representaba un 12% del PIB de los países industrializados. Ese nivel de exportaciones no fue de nuevo alcanzado hasta los años 70s, puesto que el mundo se había convertido en un fortress después del arribo de Keynes en Inglaterra y Roosevelt en los EU. El volumen del flujo de capitales en relación al PIB, en los años 20 arribó a niveles que no se han vuelto alcanzar aun en estos días de flujos inalámbricos.
A finales del siglo XIX el flujo de capitales emanando de la Gran Bretaña llegó a representar hasta casi un 10% del PIB de esa gran nación. En contraste, los impresionantes superávit de las cuentas corrientes de Alemania y Japón en sus dorados años 80s, jamás sobrepasaron el 5% de sus PIB. Creo que podemos afirmar que mucho del crecimiento de la economía internacional desde la Segunda Guerra Mundial, es solo una reanudación de lo que ya se había iniciado antes de la Primera Guerra.
La primera economía mundial fue posible por los avances tecnológicos de la Revolución Industrial. Más obvio, los avances en transportación que terminaban con la era tiránica de la distancia. En transporte de tierra es difícil estimar la importancia y aportaciones del ferrocarril. En 1830 una jornada de Nueva York a Chicago tomaba tres semanas; solamente una generación después, en 1857, ese mismo viaje se efectuaba en dos días.
- Hits: 3588