Guadalajara, Ago. 23.– Mientras en Monterrey y Guadalajara las gasolineras acumulan colas y Pemex advierte sobre retrasos en la refinación, barcos cargados de crudo y diésel zarpan hacia el puerto de Matanzas, en Cuba. No se trata de una operación excepcional ni discreta: bajo los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum, México se ha consolidado como uno de los principales proveedores de energía de la dictadura cubana, ocupando el lugar que en otra época tuvo Venezuela antes del colapso de PDVSA.
El flujo es incesante. Entre mayo y junio de este año, 39 embarques partieron rumbo a Cuba por un valor superior a 850 millones de dólares, según datos de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). En 2024, Pemex reconoció ante la SEC estadounidense exportaciones de unos 20.100 barriles diarios de crudo y 2.700 de refinados, equivalente a más de 600 millones de dólares.
Sheinbaum no lo oculta. Preguntada en sus usuales conferencias de prensa matutinas por qué envía petróleo mientras México enfrenta desabasto, siempre responde aludiendo a que "lo que es poco para México, significa mucho para Cuba", sin dar mayor explicación. La frase resume la doctrina de Morena: el sacrificio nacional convertido en solidaridad ideológica con una dictadura que sobrevive gracias a subsidios extranjeros.
Del sexenio de AMLO al de Sheinbaum: continuidad de un salvavidas
La historia no empieza con Sheinbaum. En julio de 2021, cuando Cuba vivía las mayores protestas contra Miguel Díaz-Canel en décadas, López Obrador ordenó el envío de 100.000 barriles de diésel ...
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