El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) informa que las fuerzas rusas ahora enfrentan un "terrible dilema". Al carecer de recursos para luchar eficazmente en el Este, deben decidir si envían tropas a reforzar la línea del frente cerca de Járkov (Kharkov) desde Jersón (Kherson) en el Sur. Pero saben que al hacerlo, pueden comprometer sus posiciones cerca de Kherson y arriesgarse a la derrota. El contraataque de Ucrania está teniendo "impactos significativos en la moral rusa y las capacidades militares en el sur de Ucrania", dice el informe. |
La liberación del territorio ocupado por Rusia podría provocar la caída de Vladimir Putin.
Anne Applebaum - The Atlantic
Sept. 13.– En los últimos seis días, las fuerzas armadas ucranianas han roto las líneas rusas en el extremo noreste del país, han barrido hacia el este y han liberado una ciudad tras otra en lo que había sido territorio ocupado. Primero Balakliya, luego Kupyansk, después Izium, una ciudad que se encuentra en las principales rutas de suministro. Estos nombres no significarán mucho para un público extranjero, pero son lugares que han estado fuera de alcance, imposibles de contactar para los ucranianos por muchos meses. Ahora han caído en horas. Mientras escribo esto, se dice que las fuerzas ucranianas están luchando en las afueras de Donetsk, una ciudad que Rusia ha ocupado desde 2014.
Muchas cosas de este avance son inesperadas, especialmente la ubicación: Durante muchas semanas, los ucranianos telegrafiaron en voz alta su intención de lanzar una gran ofensiva más al sur. La mayor sorpresa no es la táctica de Ucrania, sino la respuesta de Rusia. «Lo que realmente nos sorprende», me dijo ayer por la mañana en Kiev el teniente general Yevhen Moisiuk, vicecomandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, «es que las tropas rusas no están contraatacando».
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