La Sra. Räsänen expresó su profunda gratitud: "Estoy agradecida a Dios y a todos los que me apoyaron".
Pese a la agresiva campaña de desprestigio por parte de los lobbies LGTB y de los años de persecución policial y judicial, la sentencia del tribunal fue unánime.
Los empleados públicos escucharon “en silencio” la denuncia de McFields en la OEA.
“Nosotros los puchitos, que somos la mayoría, solo nos hacíamos señas y miradas, así preferimos quedarnos”, explica uno de los servidores públicos que lo escucharon.
Washington DC, Marzo 25.– Cuando el embajador de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, denunció el miércoles 23 de marzo a la dictadura de Daniel Ortega por violaciones de derechos humanos, en el Consejo Permanente del organismo internacional, sorprendió a miles de trabajadores del Estado que prefirieron la cautela a expresiones de júbilo.
“Estamos encalichados, en otras condiciones saldríamos a la calle”, aseguró una trabajadora del sector educación. Para ella, el discurso de McFields captó la atención de un sector que durante años ha denunciado ser objeto de vigilancia, presiones políticas y humillaciones de parte de los simpatizantes más radicales del régimen.
Fragmento del artículo titulado "Piensa en mí", por Teresa Díaz Canals
(...) En el presente escrito pretendo hacer algunos comentarios desordenados sobre el tema de la ética en Cuba. En realidad, escribiré sobre la moral en general, pues cuando hablamos de ética —aunque se utilicen indistintamente los dos términos— nos referimos a la ciencia que estudia las conductas, los preceptos y principios que rigen una sociedad en un tiempo determinado. Es decir, la ética sería la reflexión que se hace de la moral o del comportamiento humano en cualquier sociedad.
Cuando pensamos en la ética la vinculamos al bien, a lo que es bueno. El héroe homérico no es “bueno” en el sentido que en la actualidad lo entendemos. Ese “bueno” es equivalente a útil, que hace algo o que sirve para algo.
Es imposible —en un espacio constreñido— discernir sobre nuestros antecedentes en el plano de la eticidad; existen textos que marcan pautas sobre ello desde la filosofía, la historia, la sociología, la literatura… No obstante, a manera de recordatorio, es importante resaltar el pensamiento martiano como paradigma esencial del siglo xix que se extiende al xxi, todavía hoy afirmamos: “si estuviera entre nosotros todo sería distinto”.
Hay un par de categorías éticas que en la actualidad se manejan mucho: amor-odio. “Con el amor se ve, por el amor se ve, es el amor quien ve”. Esa frase de José Martí resume de manera excelente la importancia de ese profundo sentimiento en medio de una división desgarradora entre cubanos, de esa marcha hacia la desintegración del vivir nacional. También la muerte del hombre que hizo de la patria un absoluto, debe ser un símbolo de permanente vigencia, cuando en el momento postrero de su valiosa existencia, sacó su arma y no disparó. Amó más al enemigo de lo que lo odió, no por gusto había expresado que con los españoles comenzarían la guerra y con ellos la terminarían. Dos patrias tuvo el Apóstol: Cuba y la noche; entregó su vida para que este suelo fuera la Casa de todos los nacidos aquí.