La tragedia de los kurdos

Pocos se interesan por el negligente abandono que sufren los kurdos en el Oriente Medio, pese a que se han ganado con sangre, sudor y lágrimas un reconocimiento que nadie les concede, como la fuerza principal que dio la cara a los fundamentalistas islámicos de ISIS y fue instrumental en la recuperación de grandes territorios sumidos en el caos y el terror en Irak y Siria.

El gobierno turco de Erdogan, que cada vez se aleja más del ideal turco de Ataturk –quien hizo de Turquía un país estable, secular, aliado de occidente y aspirante a integrarse a la Europa moderna–, se aplica en ir convirtiendo gradualmente a Turquía en una dictadura teocrática que ahora se alía a Rusia e Irán en un proyecto hegemónico orientado no sólo a mantener en el poder al genocida gobernante de Siria sino a proceder al aplastamiento sangriento y cruel del pueblo kurdo asentado en territorios allende las fronteras de Turquía.

Turquía incursiona a sangre y fuego en territorio kurdo del Iraq desde 2007, ha ocupado en ese país una franja de territorio de la región autónoma kurda, y en las últimas semanas ha invadido y ocupado militarmente todo un sector al noroeste de Siria de amplia mayoría étnica kurda.

Todo esto sin contar la triste realidad de que el Kurdistán no existe como un país donde se ejerce la libre determinación de su pueblo y, ni siquiera, como una región autónoma (salvo un pequeño sector de Iraq). El Kurdistán fue olvidado lastimosamente en el proceso de descolonización que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX y el derecho a la libre determinación, universalmente reconocido y sancionado por las Naciones Unidas, nunca se le ha reconocido ni se le reconoce aún hoy a los kurdos. Sin embargo tienen todo el derecho que les da su larga historia en los mismos territorios en los que hoy habitan. Se asentaron en esa región alrededor del 2500 AC, es decir, hace más de 4,500 años. Sin embargo, hoy día los kurdos representan el grupo étnico más numeroso (más de 22 millones) que existe en el mundo sin un Estado propio, aparte del hecho de que desde principios del siglo XX han experimentado constantes políticas de exterminio por los gobiernos de los países que los dominan y han rechazado reconocerles grado alguno de libre determinación, sobre todo por parte de Turquía, pero también por la represión del ex dictador Hussein de Iraq y de los gobiernos teocráticos del Irán.

Los intentos modernos de desintegración y sometimiento del pueblo kurdo se remontan al reparto del Kurdistán (antigua provincia del Imperio Otomano) alrededor de 1920-1925 entre Turquía, Irán, Iraq y Siria, los dos últimos países "inventados" tras la derrota otomana en la Primera Guerra Mundial. Este despojo estuvo en gran parte motivado porque los territorios kurdos eran ricos en petróleo y Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia tenían grandes intereses petroleros en la región y obtuvieron así importantes concesiones. Además, Turquía extrae la totalidad de su producción de petróleo de la zona kurda y representa para Irán el 10% de su producción petrolera. La avaricia determinó que los nuevos Estados reprimieran al pueblo kurdo al tenor de sus intereses con las grandes potencias, haciendo y deshaciendo sobre sus territorios, sobre sus riquezas, sin que estos fueran consultados. Las políticas represivas produjeron una gran cantidad de exiliados, refugiados y una fuerte emigración hacia Europa, sobre todo a Alemania (que cuenta con casi 1.000.000 de habitantes de etnia kurda) también a Italia, Francia, Suecia, EE.UU y Australia.

En general, la ambición de los nuevos Estados y de las potencias extranjeras no se limitaba al petróleo sino que el territorio fragmentado del Kurdistán es una zona rica en otros recursos naturales, que son muy escasos en el resto de esa región: el agua, grandes extensiones de robles, ricas zonas de pastoreo y una de las mayores regiones cerealistas del Oriente Medio, además de ser una zona de encuentro entre tres continentes y sus rutas comerciales.

Turquía acusa de terroristas a los kurdos que viven en territorios ahora ocupados por el gobierno turco y, efectivamente, un segmento representado por los combatientes del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) ha mantenido durante décadas una lucha armada desigual, asimétrica, en la cual han aplicado métodos terroristas contra los ocupantes. Pero se oculta que esta ha sido una reacción natural que ha dado lugar a esos sectores extremistas porque la lucha armada, iniciada por los turcos, estaba encaminada a despoblar las zonas del Kurdistán; en otras palabras, al procedimiento de "limpieza étnica".

Esta estrategia, utilizada como instrumento de guerra, junto con la guerra propiamente dicha que ha arreciado desde comienzos de este siglo, fomenta la inmigración kurda hacia las metrópolis turcas y europeas, después de años de sistemática destrucción de casas y aldeas enteras. Se calcula en más de 30,000 las personas asesinadas desde 1984 hasta nuestros días, en millones los habitantes que emigraron y en cerca de 3,000 las aldeas y pueblos destruidos, por lo cual se puede hablar de un genocidio todavía vigente.

En Irak, después de las matanzas y abusos perpetrados por el dictador Hussein, su relación con el actual gobierno intenta un equilibrio mediante el mutuo reconocimiento. El actual régimen iraquí reconoce la existencia, a diferencia de Turquía, de un pueblo kurdo y admite incluso la existencia de un sistema autonómico, aunque supeditando al pueblo kurdo al actual gobierno nacional. Las principales fuerzas kurdas en Irak son: el P.D.K. (Partido Democrático del Kurdistán) de centro izquierda, y el UPK (Unión Patriótica del Kurdistán) de tendencia socialdemócrata.

En el caso de los kurdos, las políticas represivas que han sufrido durante todo un siglo se manifiestan principalmente sobre la cultura. Se los niega como pueblo, sobre todo en Turquía e Irán; es decir, se les niega en la lengua, en las costumbres, en la vida política e intelectual, se censuran sus producciones literarias, artísticas, y su prensa.

Es hora de que el proceso de descolonización alcance al pueblo kurdo y la comunidad international le reconozca plenamente su derecho a la libre determinación.

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Muy interesante y documentado. Sin dudas planteas algunos hechos irrebatibles y que mueven a reflexión, pese a que un Estado Kurdo implicaria una redistribucion geopolitica que involucraria a varios paises ya establecidos. Menudo problema. Mas sencilla es la justa reclamación del pueblo palestino...no?

El pueblo árabe de la Cisjordania tiene derecho a su libre determinación. Tienen un amplio respaldo internacional, campañas multimillonarias de propaganda y enormes subsidios que reciben de distintos países que, lamentablemente, más que el propósito humanitario o de promover un Estado de derecho, se orientan a fomentar el objetivo de hacer desaparecer a Israel del mapa del Oriente Medio.

Los kurdos no cuentan con nada de esto. Tampoco aspiran a la independencia o, al menos, a un grado aceptable de autonomía a costa de la desaparición de otro Estado o con la intención de perseguir y expulsar de sus territorios a grupos de otras etnias. No son santos, pero tampoco han demostrado intransigencia. Por el contrario, demostraron una actitud civilizada de compromiso cuando se retiraron ante el ejército iraquí de las zonas que ellos habían liberado a sangre y fuego de la ocupación del Estado Islámico. No hubo ni un solo disparo, ni una piedra ni un coctel Molotov frente a las tropas que "recuperaban" un territorio por el que no habían luchado en el area de Tikrit, Samarra y sus alrededores.

En Siria le han hecho frente a la invasión de la poderosa Turquía porque esos territorios no son turcos sino zonas donde los kurdos se han asentado durante miles de años y que, además, fueron asignados a los franceses en 1921 y se encontraban bajo el yugo de Damasco desde 1946. Pero los turcos, iraníes y rusos que apoyan al asesino Assad aplauden el cruento desalojo mientras que las Potencias democráticas vuelven las espaldas al escarnio.

Israel se ha excedido en su lucha por la supervivencia fundando asentamientos en tierra ajena de la Cisjordania. No tienen derecho a ocupar esos territorios. No obstante, hay que contemplar la otra cara de la medalla. Israel se retiró de Gaza como parte de un acuerdo de paz. Destruyó todos los asentamientos en esos territorios pese a la firme oposición de los judíos que los habitaban. Desde entonces, Gaza se ha convertido en una base de ataques constantes a Israel. Las infiltraciones de terroristas por túneles que atraviesan la frontera, las bombas, los proyectiles, suceden semana tras semana. Ahora, una turba de miles de revoltosos se ha acercado a las fronteras con el declarado propósito de cruzarlas para "recuperar" lo que "les pertenece". Sencillamente, Israel teme que una retirada similar de Cisjordania sólo sirva para crear un nuevo y peligroso frente de agresiones, y busca contra viento y marea un amplio cinturón de seguridad.

¿Se preguntan los que vociferan a favor de los derechos de los árabes de estos territorios, si no sería más fácil para todos una declaración formal ante las organizaciones internacionales de que reconocen el Estado de Israel y garantizan una existencia en paz como buenos vecinos a cambio de la retirada definitiva de los israelíes de esos territorios? Sencillamente, este arreglo y no otro es la base fundamental de la paz y la armonía en la región. Podrían pedir detalles adicionales como, por ejemplo, una fuerza respetable de mantenimiento de la paz en las fronteras por el tiempo suficiente hasta que nuevas generaciones aprendan a vivir en paz.

Recordemos, además, que el Iraq, Siria, Líbano y Jordania fueron líneas trazadas en el desierto en el proceso de repartición entre ingleses y franceses de una gran tajada del territorio Otomano. Los kurdos fueron ignorados cuando trazaban esas líneas en los mapas que desplegaban los vencedores en la Primera Guerra Mundial. Hoy día los kurdos se han ganado su identidad nacional con grandes sacrificios. Sería una vergüenza para la historia del siglo XXI que los abandonáramos miserablemente mientras son aplastados con crueldad y alevosía por gobernantes dictatoriales y teocráticos de países que aspiran expoliar sus grandes riquezas naturales y hasta están dispuestos a lograrlo mediante una horrorosa "limpieza étnica"..

Gerardo: La tesis de que en politica y en la lucha por el poder hay un lado "inmaculadamente bueno" y otro "diabolicamente malo" ha sido la causa del exterminio de millones de seres humanos durante la Historia.
El Derecho es el Derecho y a todos corresponde ser oídos. Juris et de jure.
No contradigo absolutamente tu análisis, sino enfatizo lo complejo del escenario. Toda la región está involucrada en el juego estratégico de la grandes potencias, especialmente Estados Unidos y Rusia.Y para vender más armas hacen falta mas conflictos bélicos.
Cuando Erdogan visitó el Vaticano, el Papa Francisco le obsequió un medallón de bronce que – dijo – representa “un ángel de la paz que estrangula al demonio de la guerra” y que es “símbolo de un mundo basado en paz y justicia”.
La pregunta es : ¿Quien está dispuesto a dar el primer paso?...me entristezco al pensar que nadie.
Mi opinión?.: Mucho más fácil es que se pongan de acuerdo Turquia,Irán,Irak y Siria

Traté de ser cuidadoso de no caer en un fanático maniqueísmo en mis análisis anteriores sobre este tema. Por si no lo logré, aclaro que coincido en que hay mucha culpa de ambas partes en el conflicto árabe-israelí. Con la notable distinción de que una de las partes, Israel, lucha por su supervivencia.

En cuanto a la nación kurda, ese soñado Kurdistán que no cristaliza, sus enemigos son los que quieren borrar su identidad, su cultura, su carácter nacional, sin ofrecer nada a cambio, ni siquiera un acuerdo de autonomía regional, como el que se han ganado a sangre y fuego en el nordeste de lo que hoy llamamos Iraq, pero que en ese entonces era la provincia (vilayet) de Mosul ... Y hasta en este caso falta por ver hasta cuándo el gobierno de Bagdad tolerará buenamente la "autonomía" de una región que se anexaron por obra y gracia del colonialismo británico.

Es importante insistir en la tragedia del pueblo kurdo y la forma cómo han sido traicionados y abandonados repetidamente por quienes debieron ser sus aliados y amigos.

Hay unos 40 millones de kurdos que ocupan territorios contiguos en Siria, Turquía, Iraq e Irán. Si estos segmentos territoriales se unificaran como una nación reconocida, cristalizaría el sueño de un Kurdistán libre.

Hasta el momento sólo han conseguido una autonomía limitada en el nordeste de Iraq, aunque este territorio no abarca toda la zona en la que son mayoría étnica, debido a que el gobierno de Bagdad ha retenido el control sobre la región petrolera que, en otras circunstancias, sería parte del territorio kurdo. De hecho, los territorios reconquistados que habían sido invadidos por los terroristas islámicos en toda la zona noroeste de Iraq, fueron devueltos por los kurdos al gobierno de Bagdad para evitar un enfrentamiento con el ejército iraquí.

Además, en la guerra contra ISIS, los kurdos fueron también un factor decisivo para derrotar a los terroristas islámicos en el norte de Siria y en estos momentos ocupan todo un territorio donde también son mayoría en el nordeste sirio contiguo a Iraq y Turquía. En esa zona, la población kurda pasa de los dos millones.

La población kurda de Siria está distribuida principalmente en 3 áreas geográficas: Kurd Dagh (montañas kurdas) en la esquina noroeste del país que es la región olivarera por excelencia, el entorno de la localidad de Kobane y el saliente noreste de la Jazira, que es considerado como el "granero" de Siria. También podemos encontrar importantes núcleos de población kurda en las ciudades de Alepo y Homs, cuya historia se remonta a las invasiones del caudillo también kurdo Saladino en el siglo XII.

Aunque al concluir la I Guerra Mundial el Tratado de Sévres concedía la autodeterminación del pueblo kurdo en la provincias que ocupaba en el difunto Imperio Otomano, la ambición colonial de las potencias victoriosas permitió que Turquía se quedara dominando una gran parte del territorio kurdo, mientras que Inglaterra y Francia se adjudicaban sendos territorios kurdos mediante la creación de Iraq y Siria, todo lo cual quedó estampado en el Tratado de Lausanne en 1923.

Después de la independencia de Siria y tras la disolución de la República Árabe Unida en 1961 (que unificó brevemente a Egipto y Siria bajo el gobierno de Nasser), la represión contra los kurdos se intensificó. El punto culminante fue en el año 1962, cuando más de 100.000 ciudadanos kurdos de Jazira fueron privados de su nacionalidad en lo que algunos autores vieron como un intento de controlar la región por parte del gobierno central.

El gobierno sirio promulgó el Decreto Legislativo nº 93 de 23 de Agosto de 1962 que obligaba a todos los kurdos de la provincia de Hasakah (Jazira) que no querían perder su nacionalidad, a registrarse en un período de tiempo excepcionalmente corto, que impidió que unos 120,000 kurdos pudieran registrarse y logró que perdieran la nacionalidad, pasando a denominarse inicialmente "ajanib" (extranjeros). Fueron excluidos posteriormente del censo y se convirtieron en "makutumin" (apátridas), virtualmente inexistentes de cara a las autoridades con un estatus incluso inferior al de los ajanib. La inmediata consecuencia de ello fue que muchos propietarios de terrenos, al verse privados de su nacionalidad, perdieron el derecho a la propiedad sobre sus posesiones y fueron reemplazados por “colonos” de etnia árabe.

Los kurdos de hoy esperan que se les reconozca su papel decisivo en la erradicación del terrorismo islámico en las regiones del Oriente Medio que son su territorio ancestral y en la reconquista de otros territorios aledaños en Siria e Iraq. Este fue el resultado de su colaboración militar con pequeñas fuerzas especiales de Estados Unidos en la toma de Raqa y otros centros importantes del nordeste de Siria y con el ejército iraquí, sobre todo en Kirkuk y Mosul.

Los kurdos aspiran a la autodeterminación en esa zona del nordeste de Siria, que ellos denominan con el nombre de Rojava. Lamentablemente, no sólo el gobierno de Bagdad, sino Turquía también, se oponen violentamente a esto. Recelosos del éxito del experimento de autodeterminación kurda en Rojava, la implicación de Turquía en la guerra de Siria ha ido in crescendo hasta que en el verano de 2015, aprovechando el momento de su participación en la coalición internacional contra el Estado Islámico, rompió el alto el fuego que mantenía con los kurdos y posteriormente, a finales de 2016, tropas turcas atravesaron la frontera siria supuestamente para apoyar a las milicias afines englobadas en el opositor Ejército Libre Sirio. En realidad, Turquía lo que pretendía con este movimiento englobado en lo que se conoce como la operación “Escudo del Eúfrates” era dividir en dos el territorio kurdo y facilitar la futura "reconquista" del territorio por parte del dictador sirio Al-Assad.

Turquía cuenta en la aplicación de esta estrategia con el apoyo tácito de los rusos, mientras que los kurdos no han recibido garantía alguna de sus aliados occidentales, que abandonan así a su suerte al mejor aliado del mundo libre en el Oriente Medio.

El Presidente Trump, pese a su supuesta agresividad en el ámbito militar, ha decidido sorpresivamente retirar sus tropas de Siria y abandonar a los kurdos, que han brindado su apoyo irrestricto a los intereses de EEUU en la región, primero combatiendo a Saddam Hussein y recientemente a los extremistas islámicos (ISIS), y así conquistaron a sangre y fuego el derecho a la libre determinación en un reducido segmento en el Nordeste sirio. Traicionados por todos sus aliados occidentales, quedan rodeados de enemigos en Iraq, Siria y Turquía, que tienen el proclamado propósito de barrerlos del mapa. La posibilidad de un cruento genocidio es un razonable pronóstico del futuro que les espera.
La penetración rusa en la región, la supremacía de una Turquía cada vez más fundamentalista y la indefinida permanencia en el poder del feroz dictador sirio Bashar al-Assad despliegan un ominoso panorama para el futuro de la humanidad. El mundo libre no ha aprendido de las horrorosas consecuencias de políticas basadas en la indiferencia y el apaciguamiento, como las que dieron alas al nazi/fascismo y abrieron las puertas de la II Guerra Mundial.