ESM: Cuando oigamos campanas, sepamos dónde

Cuando se oye hablar de la Economía Social de Mercado (ESM), muchos creen que se trata de Socialismo y hasta algunos sospechan que encierra un trasfondo de Comunismo tapiñado, pero en realidad se trata de Cristianismo en su aplicación doctrinal a cuestiones económicas, sociales y políticas. Sus bases pueden trazarse desde las Encíclicas sociales recogidas y codificadas en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), que dedica dos capítulos (el 6º y el 7º) específicamente a los temas fundamentales que atañen a la ESM a lo largo de 60 páginas (en la edición de Paulinas, 2005), además de numerosas referencias puntuales a lo largo de sus otros capítulos.

Este FORO de debates en que participamos como una palestra libre de las ideas no es, sin embargo, el espacio adecuado para hacer análisis profundos ni para redactar ensayos académicos pero sí es muy apropiado para intercambiar ideas y aclarar temas controversiales. En realidad, quien desee profundizar y analizar tanto la ESM como la DSI puede acudir a la Sección de DOCUMENTOS en Español, donde encontrará un espacio dedicado a la Doctrina Social Cristiana , y en él encontrará un magnífico ensayo de Horacio Espino Bárzaga, publicado en dos partes sobre la ESM, que recomiendo a los curiosos y estudiosos. Si prefieren textos más cortos, pero igualmente valiosos, encontrarán que Helio González la analiza desde la perspectiva del Humanismo Cristiano, Nelson Amaro desde la del sociólogo, Rafael Sánchez desde la del político y el que suscribe desde la del economista.

El tema es interesante desde todas esas perspectivas porque nos plantea un verdadero programa que puede solucionar muchos de los problemas de hoy mediante la cooperación, la solidaridad y el entendimiento. El problema es que muchos que llegan a entender que la ESM ofrece muy buenas soluciones para el progreso de las naciones, la ven como una hipótesis un poco utópica que aún está por verse si cumpliría lo que promete cuando tuviese que enfrentarse a las realidades de cada país.

Pero no es así. El proyecto de la Economía Social de Mercado (ESM) ha dado el paso de la gobernabilidad, sobre todo en un país donde ha tenido tan inmenso éxito como ha sido el caso de Alemania. Sucedió porque la Democracia Cristiana, como movimiento político internacional, adoptó la ESM como elemento básico de su programa de gobierno. Cito a Alemania porque es donde se aplicó con más rigor. Los partidos demócrata cristianos en el mundo responden a intereses políticos y esos intereses suelen desviarse con demasiada frecuencia de los ideales que dieron razón de ser a la fundación de los respectivos partidos. Es así en otros países donde la Democracia Cristiana destacó y llegó a ser gobierno, como en Italia, Venezuela o la República Dominicana, en los cuales los gobiernos respectivos estuvieron lejos de aplicar debidamente la doctrina social que decían representar y prometían aplicar. Si acaso, en América, podemos citar el caso de Chile como otro ejemplo, aunque con éxito parcial, de la aplicación de la ESM, con la agravante de que ha derivado a un populismo socialista debido a la alianza del Partido Demócrata Cristiano con el actual partido de gobierno y con el Partido Comunista de Chile, y su subordinación a esas políticas ajenas para mantener su presencia en el poder. Además, la Internacional Demócrata Cristiana (IDC) se ha aliado con los Partidos Populares, que en el mundo tienden a profesar un liberalismo económico a la europea más o menos definido y ajeno a los principios fundamentales de la DSI.

Esas son las realidades, pero no podemos confundirlas con la teoría y los resultados que la práctica lograría. Incluso en Alemania la aplicación de la ESM ha sido de orden parcial, porque es una democracia parlamentaria que exige compromisos y pactos con otras fuerzas políticas para poder gobernar. No obstante, ha bastado para el "milagro alemán", que sacó de la ruina absoluta de la II Guerra Mundial a partir de Adenauer a un país no sólo destrozado sino dividido, ocupado y con muchos de sus territorios usurpados por los vencedores.

El gobierno de Adenauer se nutrió de las ideas y el trabajo de personalidades tan notables como Alexander Rüstow, quien además de ser uno de los "padres" de la ESM, fue el primero que identificó lo que hoy conocemos como "neoliberalismo". Otras personalidades igualmente importantes incluyen al que acuñó el término "economía social de mercado" en sus investigaciones y tesis, Alfred Müller-Armak. A estos dos podemos añadir a Wilhem Röpke, Franz Böhm y muchos más que integraron el Circulo de Friburgo y el Círculo de Kreisau, dos importantes agrupaciones de las que se nutrió la resistencia contra los nazis. Y todos ellos son producto de fines del siglo XIX, bañados en su niñez por la influencia luminosa de las Encíclicas sociales de León XIII.

En realidad la intelectualidad que destacó en los años de influencia de estas personalidades y que desarrollaron las tesis y planteamientos que dieron forma a la ESM se les considera en los círculos económicos como asociados a una corriente de pensamiento ochocentista denominada "ordoliberalismo". Buscaban un enfoque para el mejor ordenamiento posible en economía que tuviera en cuenta los principios fundamentales de la justicia social y el bien común. Fue un enfoque interdisciplinario en el que economistas, sociólogos, juristas, teólogos y académicos en general pretendían desarrollar una alternativa liberal frente a la economía planificada y una alternativa social a la economía de mercado al estilo clásico o al neoliberalismo del siglo XX.

La primera definición precisa de la ESM como modelo sociopolítico la ofreció al mundo Müller-Armack en su obra "Dirección económica y economía de mercado" (1946). Condensándola en pocas palabras, se trata de la organización de mercados para lograr el mejor sistema posible de asignación de recursos, mediante una operación eficiente y equitativa que requiere establecer ciertas condiciones institucionales, éticas y sociales indispensables. En los casos requeridos, cualquier programa de ESM debe aplicarse a compensar o corregir posibles excesos o desbalances que pueda presentar un sistema económico moderno basado en mercados libres, que está caracterizado por una minuciosa y extensa división del trabajo, y que, en determinados sectores y bajo ciertas circunstancias, puede alejarse de una competencia leal y eficaz. Tomando sus propias palabras, el meollo de la ESM como proyecto socio-económico es "la combinación del principio de la libertad de mercado con el principio de la equidad social". Debo subrayar que cuando se habla de "equidad social" no se habla de "igualdad", sino de lograr un régimen donde se reconozcan los mismos derechos y oportunidades a todos, es decir, la libertad de las personas complementada y condicionada por la justicia social en la búsqueda del bien común, que se logra sólo mediante la cooperación y un consenso político nacional capaz de generar un Estado de derecho.

Antes de terminar, para quienes puedan poner en duda que el "milagro alemán" sea el resultado de la ESM bajo la gestión inicial del gobierno de Adenauer, su Canciller Ludwig Erhard abrazó abiertamente las tesis entonces vigentes para impulsar este programa y fue uno de los principales impulsores del proyecto de la Unión Europea que se desarrolló a partir de la creación del Mercado Común Europeo. Más recientemente, el Tratado sobre la Unión Monetaria, Económica y Social de las dos Alemanias (concertado en mayo de 1990) reconoció formalmente la ESM como el modelo económico que habría de aplicarse en todo el país. Desde el Artículo 1 del Tratado esto queda bien claro al señalar que la ESM es un orden económico que se caracteriza "por la propiedad privada, la competencia, la libre formación de precios y la libre circulación de trabajo, capital y servicios". En otras palabras, que es un régimen capitalista, pero uno que se somete a los principios de la justicia social y el bien común.

CAMPANAS EUROPEAS

Para información, adjunto un pequeño fragmento del Tratado de Lisboa de 2007 que sustituye la abortada Constitución Europea que no se pudo votar porque políticos ineptos , en vez de hacerla ratificar por los parlamentos, la propusieron al pueblo en "referéndum" bajo una forma incomprensible para un mortal común.

"3) Se inserta un artículo 1 bis:
«Artículo 1 bis
La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías.
Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.»

4) El artículo 2 se sustituye por el texto siguiente:
«Artículo 2
1. La Unión tiene como finalidad promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos.
2. La Unión ofrecerá a sus ciudadanos un espacio de libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores, en el que esté garantizada la libre circulación de personas conjuntamente con medidas adecuadas en materia de control de las fronteras exteriores, asilo, inmigración y de prevención y lucha contra la delincuencia.
3. La Unión establecerá un mercado interior. Obrará en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado y en la estabilidad de los precios, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno empleo y al progreso social, y en un nivel elevado de protección y mejora de la calidad del medio ambiente.
Asimismo, promoverá el progreso científico y técnico.
La Unión combatirá la exclusión social y la discriminación y fomentará la justicia y la protección sociales, la igualdad entre mujeres y hombres, la solidaridad entre las generaciones y la protección de los derechos del niño.
La Unión fomentará la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los Estados miembros.
La Unión respetará la riqueza de su diversidad cultural y lingüística y velará por la conservación y el desarrollo del patrimonio cultural europeo.
4. La Unión establecerá una unión económica y monetaria cuya moneda es el euro…"

etc. etc.

Efectivamente, la Unión Europea y su Tratado de Lisboa, incluso con sus oportunas enmiendas, se funda con muy buenos propósitos, pero su Tratado no tiene la vigencia que imprime la autoridad de suprema ley del Estado como hubiera sido la Constitución Europea.

Aparte de que incluso en aquellos pocos Estados europeos cuya política económica se basa expresamente en la Economía Social de Mercado (ESM) suelen desviarse bastante de sus parámetros debido a las componendas parlamentarias que a veces son indispensables para gobernar, pero que vician la política económica con estrategias que a veces son contradictorias e ineficaces, la mayoría de los otros Estados del continente no se identifican con la ESM y hacen caso omiso de las normas dispositivas del Tratado de Lisboa que la reconocen expresamente o fomentan sus valores.

Como bien dice Abelardo, es una lástima que la Constitución Europea haya quedado abortada con un falso argumento de democracia participativa que aplica el recurso del referendo a cuestiones que deben dejarse en manos de profesionales y dirigentes. La Constitución Europea se vio así abortada con el veneno de intereses creados alimentados por el nacionalismo en combinación con una burda manipulación de ambiciones políticas.