El cristiano ante la ciencia, la historia y la enseñanza bíblica

  • Helio J. González
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El cristiano ante la ciencia, la historia y la enseñanza bíblica

02 Oct 2012 14:29
#7235
En los últimos años he escrito numerosos artículos sobre la frontera de la Ciencia y la Religión. En ellos siempre he pedido a los cristianos, abrirse a la ciencia, para poder ser puente entre diferentes maneras de interpretar la realidad, entre creyentes y no-creyentes, y también a no encerrarse en bunkers de pensamiento, en los que cualquier adversidad o descubrimiento científico, pueda derrumbar su escala de valores.

Recientemente escribí un artículo titulado Bosón de Higgs, ¿Partícula de Dios?, en el que reflexionaba lo siguiente: El bosón de Higgs explica que otras partículas tengan masa, pero esto no es ¨crear¨, es el mecanismo que da lugar, como dijimos, a que el Universo, y dentro de él, todas las formas inorgánicas y orgánicas sean como las conocemos, pero esto no es crear desde el punto de vista ontológico, esto es un mecanismo que puede analizarse después del Big Bang, en que comienza el tiempo y el espacio, todo lo anterior corresponde a la filosofía y no a la ciencia, pues lo anterior a t = 0, no tiene sentido desde el punto de vista científico, sólo filosófico y teológico. Para los creyentes, que traspasamos la frontera de la ciencia, para adentrarnos en la teología, nos resulta impresionante y hermoso. Cómo el Creador, pudo diseñar un universo como el que estamos descubriendo, es algo extraordinariamente exquisito. No es un acto de magia, es un acto real, con un sentido, es una obra, y no cualquier obra, donde hasta lo más delicado fue previsto, y ese universo en esta Tierra que conocemos, dio lugar al Hombre, que con todos sus defectos e imperfecciones, es un ser capaz de Amar, como el Creador que es Padre. Ya estoy en el terreno religioso, pero es necesario, pues muchas veces, cuando la prensa nos habla de estos descubrimientos científicos nos sentimos como aterrorizados, como si todo en lo que creíamos se desplomara delante de nosotros mismos, y no es verdad, al contrario, la belleza de la Creación, es cada vez más impresionante, en la medida que conocemos más acerca de ella.

Hoy quiero tratar el tema de la NO contradicción entre la Escritura y la Ciencia. Si me atrevo a hablar de este tema es porque Jesucristo nos mostró que Él es ¨el Camino, la Verdad y la Vida¨ y por lo tanto, ¿a quién temeremos? También nos mostró a un Dios que es Padre y es Amor, por lo que repito, ¿a quién temeremos? Lo hago además, porque un gran porcentaje de creyentes trata de interpretar literalmente la Biblia, y con ello relatos tan maravillosos en cuanto a contenido moral y religioso, como Palabra de Dios, pero escritos hace varios miles de años de acuerdo a la cultura y la realidad histórica de su tiempo, y por lo tanto, sin pretender ser una verdad científica, son interpretados como tales, trayendo como consecuencia, todavía hoy, la negación de realidades que la ciencia ha puesto en nuestras manos. Así podríamos enumerar, la Creación, el desarrollo de las diferentes lenguas, la evolución como fenómeno cósmico, etc.

Para muchos, todavía actualmente, el universo fue creado por Dios en 6 días, y el séptimo día, descansó; la Torre de Babel fue la causante de la aparición de las distintas lenguas; Noé construyó un arca, y salvó a la especie humana y a todos los animales, al guardar una pareja de cada especie; y así, interpretan, verdades religiosas, hermosos relatos llenos de enseñanza, como verdades científicas o históricas. Y lo peor no es eso, sino que descalifican religiosamente al que no piensa de esa forma.

La Iglesia Católica, sin embargo, cuenta con una Academia Pontificia de las Ciencias, órgano independiente dentro de la Santa Sede, que disfruta de total libertad de investigación. Científicos como Rutherford, Marconi, Alexis Carrel, Max Planck, Niels Bohr, y muchos más han formado parte de la Academia, y aun un hombre que en sus libros ha tratado de sacar a Dios de la Creación, como Stephen Hawking, es hoy también un miembro más de la misma. Muchísimos sacerdotes ocupan cátedras científicas en muchas universidades, además de físicos, astrofísicos, matemáticos, químicos, biólogos, y antropólogos católicos, y de ello debemos sentirnos orgullosos.

Todavía, sin embargo existe mucha reticencia a aceptar la realidad científica por parte de muchos creyentes. Aún aquí en los EE.UU. hay muchos estados, donde muchos desearían sacar el estudio de la evolución de las clases de ciencia. Quizás esto se deba, a ese pensar religioso que pudiéramos llamar fundamentalista, del cual muchos cristianos no están exentos. Quizás también se deba a cómo sucedieron los acontecimientos históricos.

En 1859, el científico inglés Charles Darwin publicó ¨El origen de las especies por medio de la selección natural¨. La obra fue extraordinariamente polémica. Unos la atacaron, otros la apoyaron. Darwin trataba de retraerse de toda polémica, pero no por ello dejó de apuntar, que el hombre no era excepción a la ley de la evolución. Desde el primer momento, los materialistas hicieron suya la idea evolucionista. Todo lo contrario ocurrió por la parte cristiana. El obispo anglicano de Oxford, Samuel Wilberforce, el 30 de junio de 1860, en una sesión de la Sociedad Británica de Oxford, dirigió el ataque contra Darwin que no estaba presente, con deslumbradora retórica y sin el menor conocimiento de la materia. El prelado no resistió siquiera a la tentación de preguntar a los adversarios por los simios que adornaban sus árboles genealógicos. La asamblea terminó tumultuosamente. El planteamiento de Darwin era incompleto, pero no por ello, dejaba de ser uno de los descubrimientos científicos más importantes de la historia. Sin embargo, todavía hoy día para muchísimos cristianos la situación es la misma que hace siglo y medio.

Dos figuras importantísimas del pensamiento científico del siglo XX, en los campos de la antropología, Pierre Teilhard de Chardin y de la astrofísica, Georges Lemaitre, fueron a su vez sacerdotes católicos. Teilhard, geólogo, antropólogo y teólogo francés, estudioso de fósiles y promotor de la ley de Complejidad-Conciencia en materia evolutiva, no pudo publicar en vida su obra extraordinaria y considero que no ha sido totalmente reivindicado todavía. Lemaitre, astrofísico belga, resolviendo las ecuaciones de Einstein, descubrió, que el Universo, había partido de un átomo primigenio, y se había desarrollado a través del Big Bang; antes de morir, en 1966, vio confirmada su teoría. Para ellos nunca sus teorías y planteamientos científicos estuvieron en contradicción con su fe religiosa. Como creyentes debemos admirar la valentía y la fe de hombres como Teilhard y Lemaitre, que supieron defender sus descubrimientos científicos y su fe al mismo tiempo. El caso de Teilhard fue heroico, y de una humildad impresionante.

San Pablo nos dice en la 2da Carta a Timoteo (3:16-17), “Toda la escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar, y para argüir, para corregir, y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, y esté preparado para hacer siempre el bien”. El profundo sentido de estas palabras de Pablo se refieren a que el contenido religioso y moral de la Revelación de Dios en las Escrituras es totalmente inspirado por Dios, pero no que cada texto sea ¨inspirado¨ en el sentido literal, letra por letra. Del mismo San Pablo, podemos poner por ejemplo dos de sus textos, que si los analizamos palabra por palabra, no podríamos estar de acuerdo en que representan esa inspiración sino la autoridad del misionero y fundador de comunidades cristianas, aconsejando, de acuerdo a las realidades históricas del momento a aquellos primeros convertidos, que por cierto, tenían también condiciones diferentes, de acuerdo al lugar, nacionalidad y condición social.

En su carta a los Romanos (13: 1 – 6) podemos leer: ¨Todos deben someterse a las autoridades constituidas, porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen han sido establecidas por él. En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre sí la condenación. Los que hacen el bien no tienen nada que temer de los gobernantes, pero sí los que obran mal. Si no quieres sentir temor de la autoridad, obra bien y recibirás su elogio. Porque la autoridad es un instrumento de Dios para tu bien. Pero teme si haces el mal, porque ella no ejerce en vano su poder, sino que está al servicio de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal. Por eso es necesario someterse a la autoridad, no sólo por temor al castigo sino por deber de conciencia. Y por eso también, ustedes deben pagar los impuestos: los gobernantes, en efecto, son funcionarios al servicio de Dios encargados de cumplir este oficio¨. Pablo era un hijo de su tiempo, y de acuerdo con ello y no pretendiendo que cada una de sus palabras pudiera ser interpretada como una verdad teológica inmanente, sino como un manual de vida, para sus contemporáneos les aconseja de esa manera. Si a los cubanos que hemos soportado la tiranía de los Castro por más de 50 años, se nos dice que los Castro son funcionarios al servicio de Dios, y que eso es Palabra de Dios, no lo podríamos aceptar; o tantos y tantos otros regímenes sangrientos y totalitarios que han existido y siguen existiendo. Todo lo contrario, Dios quiere el bien para sus hijos, y la Doctrina Social de la Iglesia, fundamentada en las Escrituras, nos impele al Bien Común, a la Dignidad Plena del Hombre, a la Subsidiaridad y a la Solidaridad, para conformar sociedades justas y democráticas.

También en la 1ra carta a los Corintios (11: 1 – 10), nos presenta el asunto del velo de las mujeres de la siguiente forma: ¨Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo. Los felicito porque siempre se acuerdan de mí y guardan las tradiciones tal como yo se las he transmitido. Sin embargo, quiero que sepan esto: Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es Dios. En consecuencia, el hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra a su cabeza; y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra a su cabeza, exactamente como si estuviera rapada. Si una mujer no se cubre con el velo, que se corte el cabello. Pero si es deshonroso para una mujer cortarse el cabello o raparse, que se ponga el velo. El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre. En efecto, no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre; ni fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. Por esta razón, la mujer debe tener sobre su cabeza un signo de sujeción, por respeto a los ángeles¨. En primer lugar, el Concilio Ecuménico Vaticano II, eliminó el uso del velo de la mujer en la Iglesia, por lo que la mujer como el hombre, oran, participan de la Eucaristía, y en todo acto litúrgico en plena igualdad de condiciones. La cita de Pablo, pues, corresponde a una carta en la que continuamente tiene que advertir a los corintios, habitantes de una ciudad en la que la prostitución, el libertinaje, el paganismo y el tráfico ilícito eran parte de la realidad diaria. Y por ello Pablo, les aconseja en todo tipo de valores, y como hijo de su tiempo, hace planteamientos que no podemos tomar al pie de la letra. La carta a los Corintios es hermosa y llena de una Palabra de Dios que nos sobrecoge, por ejemplo, cuando nos habla de la tradición que él ha recibido sobre la Ultima Cena y la Comunión, o cuando nos habla del Amor por encima de todas las otras virtudes. En fin, toda esa inspiración divina, no se coarta, por párrafos que corresponden a la realidad cotidiana de su época y que no se corresponden con nuestra forma de pensar y de analizar los acontecimientos en la actualidad.

De la misma manera tenemos que interpretar párrafos del Antiguo Testamento, como el de la Creación, escrita con una poesía digna del mejor de los poetas, con una enseñanza extraordinaria, y en la que la inspiración del autor sagrado se manifiesta en cada uno de sus párrafos. No se conocía el Big Bang en aquellos momentos de la Historia, pero sin embargo, cada uno de sus párrafos emana la certeza del Creador y su obra, obra perfecta, que comienza con la materia del universo y termina en el hombre, tal y como fue en la realidad. Realidad que nos inspira, como co-creadores que somos, a obrar con la rectitud del amor. Pero no podemos leerla como verdad científica, cuando sabemos hoy que desde la explosión primaria que originó el Big Bang, la duración del universo en esta creación permanente, es del orden de 15,000 millones de años y no de 6 días con el Creador descansando el séptimo, como aparece en el Génesis. Es decir, que éste como otros relatos, son una verdad religiosa inmanente, pero no son una verdad científica.

El destacado teólogo, experto en temas bíblicos, Ariel Álvarez Valdés, en su artículo ¨¿Existió el Arca de Noé?¨ publicado por la revista Tierra Santa, de los padres franciscanos custodios de los santos lugares, en el número de marzo-abril de 2011, hace un profundo e histórico análisis sobre este tema en el que concluye: ¨Este caudal de objeciones nos enfrenta ya con la respuesta al problema. Nunca existió ningún diluvio universal…..Por lo tanto, el autor no intentó exponer un hecho histórico, sino un relato didáctico para enseñar un mensaje religioso……El que construye su vida con las medidas de Dios, siempre sobrevivirá a cualquier tempestad. El que desoye su voz, se ahogará. Atender a esto es mucho más importante que saber si hubo o no lluvia de 40 días, y dónde varó el navío. Es la lectura que debería hacerse de Gn 6-9. De esta manera habría menos gente interesada en escalar el monte Ararat buscando el arca, y más procurando zambullirse en la Palabra de Dios buscando vivir su mensaje¨.

Moraleja: la Biblia es Palabra de Dios, pero como nos aclara la Biblia Latinoamericana, “no ha caído del cielo; sus libros no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el Seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes”. Es su mensaje religioso, ético, que desde el Génesis nos muestra al Creador y su Obra, nos enseña el bien y nos separa del mal, y que con el Salvador, nos guía como Hijos de Dios, a través de la Historia. La inspiración divina, manifestada en tiempos reales no pretendió, cambiar la historicidad de cada uno de los personajes, o del momento histórico concreto, sino dejar un mensaje que tuviera valor para todos los tiempos. He ahí el significado, y por ello los cristianos no debemos temer a la ciencia, todo lo contrario, debemos participar de la misma, admirando la obra del Creador, y dando además nuestro aporte a partir de los principios éticos que provienen de Dios.
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