Huracán Sandy arrasa en Cuba
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Huracán Sandy arrasa en Cuba
01 Nov 2012 17:49
Ni el tiempo ni la costumbre de los orientales permitió imaginar la magnitud de lo que sucedería, con lo que fue la tormenta tropical Sandy, originada al sur de la isla Jamaica. Penetró por un punto de la Playa Mar Verde, Santiago de Cuba, con la categoría dos en la escala Saffir Simpson, próximo a la tres de la tarde.
Atravesó de sur a norte la región oriental, con vientos sostenidos entre 120 y 150 kilómetros por hora y rachas sostenidas de hasta de 190 kilómetros por hora. Tan fuerte que ni las lomas jamaicanas ni las orientales debilitaron su naturaleza.
Santiago de Cuba está demolido. Casas sin cristales ni techos, destruidas total o parcialmente. Árboles y postes en el piso. Sin luz, sin agua. Ha sido también víctima del vandalismo, que ha dejado las tiendas en divisa destruidas y sin productos. Semejante situación presentan las provincias de Guantánamo y de Holguín.
En estos momentos los delegados provinciales establecen contactos con los municipios para hacer un informe detallado sobre este desastre.
El café, cuya producción y cosecha iba bien, no existe; el cacao del municipio baracoense de Guantánamo habrá que recogerlo de la tierra, donde aparezca.
Jamás imaginamos que esa tormenta tropical se convirtiera en un devastador Huracán.
Las viviendas de los delegados provinciales han perdido techo completo (Holguín), cristales (Santiago de Cuba), techo parcial (Guantánamo).
Es un análisis preliminar que augura un desastre que está sumado a los graves problemas que enfrenta a diario el pueblo cubano.
Atravesó de sur a norte la región oriental, con vientos sostenidos entre 120 y 150 kilómetros por hora y rachas sostenidas de hasta de 190 kilómetros por hora. Tan fuerte que ni las lomas jamaicanas ni las orientales debilitaron su naturaleza.
Santiago de Cuba está demolido. Casas sin cristales ni techos, destruidas total o parcialmente. Árboles y postes en el piso. Sin luz, sin agua. Ha sido también víctima del vandalismo, que ha dejado las tiendas en divisa destruidas y sin productos. Semejante situación presentan las provincias de Guantánamo y de Holguín.
En estos momentos los delegados provinciales establecen contactos con los municipios para hacer un informe detallado sobre este desastre.
El café, cuya producción y cosecha iba bien, no existe; el cacao del municipio baracoense de Guantánamo habrá que recogerlo de la tierra, donde aparezca.
Jamás imaginamos que esa tormenta tropical se convirtiera en un devastador Huracán.
Las viviendas de los delegados provinciales han perdido techo completo (Holguín), cristales (Santiago de Cuba), techo parcial (Guantánamo).
Es un análisis preliminar que augura un desastre que está sumado a los graves problemas que enfrenta a diario el pueblo cubano.
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Re: Re:Huracán Sandy arrasa en Cuba
01 Nov 2012 19:14
La Iniciativa Cultural para una Democracia Participativa ha servido gustosa de intermediaria en ocasiones anteriores para canalizar ayuda humanitaria de emergencia a Cuba, Haití, Tíbet y Darfur y también se ha hecho eco en las páginas de DemocraciaParticipativa.net de
campañas humanitarias y otras campañas
orientadas a esos países.
En este caso de desastre natural en Cuba, quienes deseen hacer llegar ayuda humanitaria a los damnificados pueden enviar un cheque a nombre de DemocraciaParticipativa.net a 2150 SW 123 AVE, Miami, FL 33175, indicando en el "Memo" del cheque "Para Cuba". También pueden hacer el donativo por el sistema PayPal pulsando en el botón correspondiente que aparece en la columna de la derecha de nuestro Portal (Home), como en la ilustración que sigue. En el caso de Cuba, canalizamos estos donativos a través de:
Friends of Caritas Cubana
81 Washington Ave.
Cambridge, MA 02140
Los interesados en ofrecer su ayuda pueden hacerlo también directamente. Para obtener la información necesaria pueden llamar al 617-497-6224 o enviárles un mensaje electrónico a info@friendsofcaritascubana.org.
En este caso de desastre natural en Cuba, quienes deseen hacer llegar ayuda humanitaria a los damnificados pueden enviar un cheque a nombre de DemocraciaParticipativa.net a 2150 SW 123 AVE, Miami, FL 33175, indicando en el "Memo" del cheque "Para Cuba". También pueden hacer el donativo por el sistema PayPal pulsando en el botón correspondiente que aparece en la columna de la derecha de nuestro Portal (Home), como en la ilustración que sigue. En el caso de Cuba, canalizamos estos donativos a través de:
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Re: Re:Huracán Sandy arrasa en Cuba
14 Nov 2012 19:59
Como es nuestra norma, damos voz a quienes no tienen voz, El Padre José Conrado Rodríguez escribe desde Cuba con un grito de auxilio por la devastación que ha causado en la región oriental de la Isla el huracán que recientemente la azotó. Es poco lo que pueden esperar los cubanos de su gobierno para aliviar el desastre y precisan toda la ayuda que las almas generosas puedan prestar. Transcribimos a continuación la carta del sacerdote cubano:
SANTIAGO DE CUBA, octubre 26 –
A mis hermanos cubanos del exilio
Queridos hermanos:
En Santiago de Cuba apenas amanece. Hoy, viernes 26 de octubre del 2012, a solo 48 horas de la horrible devastación que ha dejado a su paso el huracán Sandy, me he levantado temprano a rezar y a escribirles. En medio de la tristeza por tantas familias que han quedado en la miseria, como decía Eliseo Diego del hombre con el hato a cuestas, en su “Libro de las Maravillas de Boloña”: “Peregrino te vas con el crepúsculo y tus pobres enseres: miedos, penas”. Así veo a mi pueblo, vagando entre las ruinas de lo poco que teníamos a la nada que nos queda. Y sin embargo, y lo digo con supremo orgullo de esa mi pobre gente, con bondad para pensar en el otro y brindarle la mano y con esa fortaleza de los pobres para decir en el vórtice de la desgracia: “no importa lo perdido, aún estamos vivos”.
Sí, he visto muchos signos de solidaridad, como mi feligrés Tito, joven estudiante de cuarto de medicina, que ha ido a limpiar escombros en casa de sus vecinos y familiares, y ayer se pasó la tarde junto con Pavel, su cuñado, salvando las planchas de zinc tiradas en el patio, con las que volvimos a techar la casa parroquial. Mi hermana y su hijastra de quince años que me han limpiado el primer piso de la casa parroquial, mientras se techaba el segundo. Manolo y Mario, que a pesar del peligroso viento pusieron las tejas para proteger de la intemperie mis libros, computadoras e impresoras. Gladis y su nieto Pedro, que fueron los primeros en llegar para dar una mano, aunque todavía tenían mucho escombro que barrer en su propia casa. Y Eliecer Ávila, que vino desde Puerto Padre para ayudar, porque no podía estarse quieto allá, sabiendo lo mal que lo estábamos pasando acá.
Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar, que desde La Habana me hicieron saber que estaban recogiendo comida y medicina para los damnificados. Mi hermano Roberto Betancourt, que desde su parroquia de la Caridad me hizo llegar el calor de su feligresía, lo mismo que Ofelia Lamadrid, con sus noventa y muchos años y Teresita de la Paz, la viuda de Gustavo Arcos Bergnes, que rezan por mí y por mi gente. Ellos me han dicho de la movilización que Uds. ya han iniciado para enviar ayuda “tanto más urgente cuanta mayor es nuestra necesidad”.
Mis amados hermanos: desde esta lejanía e inmerso en el sufrimiento supremo ante la desgracia inevitable y desarmante, les digo de corazón, que he sentido, en todas estas horas de incertidumbre y amargura, cuando veía volar el techo de mi parroquia y de mi casa, corriendo para salvar los libros y lo que se podía de la lluvia y después, cuando pude salir y pude contemplar la desolación de mi gente, sentí la presencia, las oraciones y la solidaridad de todos Uds. Yo sabía que no estábamos solos y que podíamos contar con el cariño y el apoyo de todos Uds., de todos los amigos, cubanos o no, que desde lejos nos acompañarían con su oración y su amor. De manera especial cuando fui a rezar por una anciana que falleció de un infarto en medio de la tormenta: refugiada en un pequeño baño, con su hija, su nieta y sus dos pequeños biznietos, en una casa que volaba a pedazos por los aires, su corazón no resistió a tanta angustia y explotó. El mío sangra ante toda la desgracia de mi pueblo.
La ciudad yace en ruinas. Mi antigua parroquia de San Antonio María Claret, en el barrio de Sueño, se desplomó. Sólo el Cristo que puse un día en la pared del presbiterio, quedó como mudo testigo junto con el altar de granito que allí levanté hace 30 años. Lo mismo ocurrió con mi antigua Iglesita de San Pedrito, cuya reparación estuvo a punto de costarme la prisión. Lo mismo que mi amado pueblo de San Luis, donde nací a la fe y luego comencé mi labor pastoral de sacerdote, y cuyo nuevo altar de mármol fue consagrado en solemne ceremonia hace menos de un mes. Y así ha ocurrido con casi todos los templos, casas parroquiales y conventos de toda la diócesis… yacen destruidos, están destechados o han quedado seriamente dañados.
Pero qué es eso, me pregunto, ante la desgracia de tantas personas que lo han perdido todo: el esfuerzo de vidas enteras y aun de varias generaciones, convertidos en despojos chorreantes de lodo y polvo. Así los libros, los televisores, y demás efectos electrodomésticos, los muebles… y el hogar! Se calculan en 150 mil las casas destruidas o seriamente dañadas. ¡Y esto en medio de una situación económica tan difícil, prácticamente de sobrevivencia! ¡Nos parecía que estábamos mal… y ahora estamos mucho peor! Con todo, vuelve a mi memoria la primera frase que yo dije y luego he oído en tantas otras bocas: ¡pero estamos vivos! Gracias a Dios por la vida que nos dio y nos ha conservado, porque es increíble que en medio de tanta devastación los muertos hayan sido tan pocos. ¿Qué nos querrá decir Dios con todo esto?
Padre José Conrado Rodríguez Alegre
SANTIAGO DE CUBA, octubre 26 –
A mis hermanos cubanos del exilio
Queridos hermanos:
En Santiago de Cuba apenas amanece. Hoy, viernes 26 de octubre del 2012, a solo 48 horas de la horrible devastación que ha dejado a su paso el huracán Sandy, me he levantado temprano a rezar y a escribirles. En medio de la tristeza por tantas familias que han quedado en la miseria, como decía Eliseo Diego del hombre con el hato a cuestas, en su “Libro de las Maravillas de Boloña”: “Peregrino te vas con el crepúsculo y tus pobres enseres: miedos, penas”. Así veo a mi pueblo, vagando entre las ruinas de lo poco que teníamos a la nada que nos queda. Y sin embargo, y lo digo con supremo orgullo de esa mi pobre gente, con bondad para pensar en el otro y brindarle la mano y con esa fortaleza de los pobres para decir en el vórtice de la desgracia: “no importa lo perdido, aún estamos vivos”.
Sí, he visto muchos signos de solidaridad, como mi feligrés Tito, joven estudiante de cuarto de medicina, que ha ido a limpiar escombros en casa de sus vecinos y familiares, y ayer se pasó la tarde junto con Pavel, su cuñado, salvando las planchas de zinc tiradas en el patio, con las que volvimos a techar la casa parroquial. Mi hermana y su hijastra de quince años que me han limpiado el primer piso de la casa parroquial, mientras se techaba el segundo. Manolo y Mario, que a pesar del peligroso viento pusieron las tejas para proteger de la intemperie mis libros, computadoras e impresoras. Gladis y su nieto Pedro, que fueron los primeros en llegar para dar una mano, aunque todavía tenían mucho escombro que barrer en su propia casa. Y Eliecer Ávila, que vino desde Puerto Padre para ayudar, porque no podía estarse quieto allá, sabiendo lo mal que lo estábamos pasando acá.
Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar, que desde La Habana me hicieron saber que estaban recogiendo comida y medicina para los damnificados. Mi hermano Roberto Betancourt, que desde su parroquia de la Caridad me hizo llegar el calor de su feligresía, lo mismo que Ofelia Lamadrid, con sus noventa y muchos años y Teresita de la Paz, la viuda de Gustavo Arcos Bergnes, que rezan por mí y por mi gente. Ellos me han dicho de la movilización que Uds. ya han iniciado para enviar ayuda “tanto más urgente cuanta mayor es nuestra necesidad”.
Mis amados hermanos: desde esta lejanía e inmerso en el sufrimiento supremo ante la desgracia inevitable y desarmante, les digo de corazón, que he sentido, en todas estas horas de incertidumbre y amargura, cuando veía volar el techo de mi parroquia y de mi casa, corriendo para salvar los libros y lo que se podía de la lluvia y después, cuando pude salir y pude contemplar la desolación de mi gente, sentí la presencia, las oraciones y la solidaridad de todos Uds. Yo sabía que no estábamos solos y que podíamos contar con el cariño y el apoyo de todos Uds., de todos los amigos, cubanos o no, que desde lejos nos acompañarían con su oración y su amor. De manera especial cuando fui a rezar por una anciana que falleció de un infarto en medio de la tormenta: refugiada en un pequeño baño, con su hija, su nieta y sus dos pequeños biznietos, en una casa que volaba a pedazos por los aires, su corazón no resistió a tanta angustia y explotó. El mío sangra ante toda la desgracia de mi pueblo.
La ciudad yace en ruinas. Mi antigua parroquia de San Antonio María Claret, en el barrio de Sueño, se desplomó. Sólo el Cristo que puse un día en la pared del presbiterio, quedó como mudo testigo junto con el altar de granito que allí levanté hace 30 años. Lo mismo ocurrió con mi antigua Iglesita de San Pedrito, cuya reparación estuvo a punto de costarme la prisión. Lo mismo que mi amado pueblo de San Luis, donde nací a la fe y luego comencé mi labor pastoral de sacerdote, y cuyo nuevo altar de mármol fue consagrado en solemne ceremonia hace menos de un mes. Y así ha ocurrido con casi todos los templos, casas parroquiales y conventos de toda la diócesis… yacen destruidos, están destechados o han quedado seriamente dañados.
Pero qué es eso, me pregunto, ante la desgracia de tantas personas que lo han perdido todo: el esfuerzo de vidas enteras y aun de varias generaciones, convertidos en despojos chorreantes de lodo y polvo. Así los libros, los televisores, y demás efectos electrodomésticos, los muebles… y el hogar! Se calculan en 150 mil las casas destruidas o seriamente dañadas. ¡Y esto en medio de una situación económica tan difícil, prácticamente de sobrevivencia! ¡Nos parecía que estábamos mal… y ahora estamos mucho peor! Con todo, vuelve a mi memoria la primera frase que yo dije y luego he oído en tantas otras bocas: ¡pero estamos vivos! Gracias a Dios por la vida que nos dio y nos ha conservado, porque es increíble que en medio de tanta devastación los muertos hayan sido tan pocos. ¿Qué nos querrá decir Dios con todo esto?
Padre José Conrado Rodríguez Alegre
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Re: Re:Huracán Sandy arrasa en Cuba
15 Nov 2012 17:32
Amigos
La Fundación Padre Santana Cubanos con Fe en Acción esta recaudando fondos para continuar su obra de ayudar a los enfermos que no tienen otros medios para conseguir sus medicamentos
La magnitud del desastre causado en Cuba por la tormenta Sandy ha destruido a Santiago de Cuba. Quienes desean contribuir para hacer llegar medicamentos y ayuda pueden enviar un cheque a nombre de
“Cubanos con Fe en Acción”, 724 SW 27 Ave., Miami, FL. 33135
o llamar al 305-649-0933 .
La Fundación Padre Santana Cubanos Con Fe Acción es una organización sin fines de lucro creada en 1993 por el Padre Francisco Santana en la ciudad de Miami, con el objetivo de enviar medicinas y ayudar a las personas necesitadas en Cuba.
El Padre José Conrado Rodríguez nos dice en su carta de Noviembre 5, 2012.
A mis hermanos cubanos del exilio
Mis amados hermanos: desde esta lejanía e inmerso en el sufrimiento supremo ante la desgracia inevitable y desarmarte, les digo de corazón…Yo sabía que no estábamos solos y que podíamos contar con el cariño y el apoyo de todos Uds., de todos los amigos, cubanos o no, que desde lejos nos acompañarían con su oración y su amor.
Hoy mas que nunca los enfermos en Cuba que no tienen otros medios necesitan de tu ayuda. Recordemos las palabras del Padre Santana: “La mejor predicación es la vida misma. La fe debe expresarse en la Acción. Por esto envío medicinas a Cuba, por eso trato de resolverle sus necesidades. ¿Con qué cara voy a hablarles del amor, el primer mandato del Señor si no entrego mi vida? La caridad tiene rostro.”
Contamos con tu donacion. - Por favor, comparte este correo con tus amigos y en tus blogs
“CUBANOS CON FE EN ACCION”
724 SW 27 AVE., MIAMI. FL 33135.
TELEFONO: 305-649-0933
Marta Menor
Cultivamos Una Rosa Blanca
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El Padre José Conrado Rodríguez nos dice en su carta de Noviembre 5, 2012.
A mis hermanos cubanos del exilio
Mis amados hermanos: desde esta lejanía e inmerso en el sufrimiento supremo ante la desgracia inevitable y desarmarte, les digo de corazón…Yo sabía que no estábamos solos y que podíamos contar con el cariño y el apoyo de todos Uds., de todos los amigos, cubanos o no, que desde lejos nos acompañarían con su oración y su amor.
Hoy mas que nunca los enfermos en Cuba que no tienen otros medios necesitan de tu ayuda. Recordemos las palabras del Padre Santana: “La mejor predicación es la vida misma. La fe debe expresarse en la Acción. Por esto envío medicinas a Cuba, por eso trato de resolverle sus necesidades. ¿Con qué cara voy a hablarles del amor, el primer mandato del Señor si no entrego mi vida? La caridad tiene rostro.”
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