Jeffrey Sachs un economista, generalmente considerado neoliberal, asociado a la terapia de choque, las reformas y los programas de estabilización y privatización de América latina —particularmente de Bolivia a mediados de los 1980s—, los antiguos países socialistas de Europa oriental —en especial de Polonia a principios de los 1990s— y la de URSS, recientemente publicó el libro The Price of Civilization. En el elabora propuestas para superar los problemas de la crisis de EEUU, que muchos crecientemente denominan la década perdida.
En menos de una semana de publicado, el libro ha generado un amplio y apasionado debate en EEUU en un momento que las protestas espontáneas de descontento contra la situación existente están haciendo metástasis desde New York (Ocupar a Wall Street) a otras muchas ciudades. Entre otras, Atlanta, Boston, Chicago, Minneapolis, Los Angeles y Washington.
Esas manifestaciones de protestas existen en todo el mundo e indican que los ciudadanos están saturados de los gobiernos que sirven a las clases de elevados ingresos, y a la vez ignoran a todos los demás. Esas señales comenzaron con las demandas de mayor justicia social con los levantamientos populares en Túnez y El Cairo, que al principio, se denominaron la Primavera Árabe, porque parecían limitarse únicamente al mundo árabe. Sin embargo, posteriormente, se han extendido a protestas en Tel Aviv, Madrid, Santiago, Londres y, desde hace cuatro semanas, a New York. Dichas protestas están demandando primordialmente políticas más inclusivas que sustituyan a las que consideran sólo favorecen a las clases de elevados ingresos.
Sachs emplea el método que llama de economía política clínica, su esposa es médica. Primero analiza desde una perspectiva multidisciplinaria los síntomas o problemas principales que afectan a la compleja situación socioeconómica y política de EEUU, para entonces diagnosticar las características y las causas de la crisis (primera parte del libro) y después hacer prescripciones específicas de cómo superarla (segunda parte del libro).
En este primer artículo no sólo me refiero a la primera parte del libro (su diagnóstico) sino también a algunos elementos del debate que ha suscitado por las presentaciones que ha hecho en la televisión, las fuertes críticas que recibió del conocido congresista republicano Paul Ryan en el Wall Street Journal, así como las también las ásperas respuestas de Sachs a Ryan a quien considera partidario y sesgado por motivaciones e intereses económicos y carente de responsabilidad social.
Sachs considera que los programas de estímulo fiscal y recortes tributarios, básicamente keynesianos, aplicados en EEUU, tanto por las administraciones de Bush como de Obama, y las políticas monetarias expansionistas de la Reserva Federal para superar la lenta recuperación de la Gran Recesión del 2008-2009, no han sido efectivos por estar incompetentemente diseñados. Los considera estratagemas que no enfrentan adecuadamente los problemas fundamentales de tipo estructural que los causaron. O sea, EEUU está disminuyendo su competitividad a nivel global y ha perdido el debido balance entre el papel del mercado y del estado en la sociedad. Pondera que se requieren programas de ajustes fundamentales de mayor amplitud y más largo alcance, enfocados a la naturaleza estructural de los problemas que no se resuelven con programas temporales y cortoplacistas que terminan postergándolos y agravándolos, en especial en lo referente al déficit fiscal y la deuda pública.
Sachs considera que la globalización se caracteriza por tres procesos principales: la tendencia a la convergencia económica y tecnológica, el uso de las grandes reservas de mano de obra barata y de bajas calificaciones en los países emergentes, primordialmente China e India, y la gran movilidad del capital. La globalización ha creado, además de ganadores y beneficios, perdedores y problemas.
En los países de altos ingresos, como EEUU, los grandes perdedores han sido los trabajadores que carecen de educación universitaria y no se recalifican para competir de manera eficaz con los trabajadores de bajos ingresos de los países en desarrollo. Dichos trabajadores han perdido millones de empleos y los que han mantenido sus puestos de trabajo han visto cómo sus salarios se estancan o disminuyen. También la globalización ha creado problemas en el ámbito de la evasión fiscal, debido a la rápida proliferación de paraísos fiscales en todo el mundo y las normas del IRS que las permiten, así las empresas multinacionales tienen muchas más oportunidades que antes de evadir los impuestos. La globalización ha facilitado el contagio; la crisis financiera del 2008 comenzó en Wall Street, pero se extendió rápidamente por todo el mundo, lo que señala la necesidad de cooperación global en los ámbitos bancarios y financieros. Asimismo, el cambio climático, las enfermedades infecciosas, el terrorismo y otros males, pueden cruzar fácilmente fronteras, y requieren similares respuestas de cooperación global.
Parte del debate sobre el libro se ha originado porque Sachs considera que Alemania y los países nórdicos europeos (Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia) han enfrentado más sagaz y efectivamente la globalización y la competitividad internacional que EEUU, manteniendo su carácter de economías mixtas. Le han dado un papel definido y activo al estado en mejorar la calidad de la educación pública, aumentando las destrezas de la fuerza laboral, expandiendo la infraestructura pública, apoyando la investigación científica y tecnológica básica para promover las innovaciones y protegiendo decididamente el medio ambiente. Estas acciones se han realizado manteniendo, o aún aumentando, los niveles impositivos que son mayores en relación al PIB que en EEUU, mientras se conservan el equilibrio y la disciplina fiscal. En contraste, EEUU ha descuidado esas importantes áreas mientras que ha incurrido en déficit fiscales para reducir los impuestos a las personas de mayores ingresos, pagar la expansión de los gastos militares y las guerras de Irak y Afganistán (la cual ya ha durado 10 años a pesar de que no se puede ganar militarmente), los paquetes de estímulo fiscal, etc.
Desde 1980 a 2008 los gastos civiles del gobierno federal de EEUU se mantuvieron alrededor del 14% del PIB, pero disminuyeron del 2% al 1% del PIB para la inversión en infraestructura y del 0.8% al 0.4% del PIB para educación que han determinado rezagos de los mismos con sus deplorables consecuencias. Además, parte de la realización de las funciones públicas se ha contratado con el sector privado sin que medien los debidos procesos de adjudicación lo que facilita el favoritismo político, los incumplimientos de contratos y otras prácticas corruptas.
Sachs defiende el papel del estado en una economía mixta para disponer de un apropiado balance entre el mercado y el estado. Parte de la consideración conceptual fundamental que el estado no sólo debe apoyar la eficiencia (protegiendo la libertad económica y manteniendo las leyes), sino que debe prestar una resuelta atención en preservar la equidad social y la sostenibilidad del sistema económico. Estas dos son indispensables para el bienestar de un país en la economía globalizada de hoy en día.
La necesidad de un gobierno eficaz en la era de la globalización es uno de los mensajes clave de Sachs. Hoy en día se requiere más gobierno, no menos. Sin embargo, el papel del gobierno también debe modernizarse para adaptarse a los retos específicos que plantea la economía mundial interconectada. El gobierno de EEUU no ha logrado entender ni responder a los desafíos de la globalización desde que ésta comenzó a afectar a la economía estadounidense en la década de los 1970s. En vez de responder a la globalización con más gasto gubernamental en las áreas señaladas, Ronald Reagan desde que obtuvo la presidencia en 1980 recortó el gasto público y redujo los impuestos, considerando que el gobierno era el problema y no parte de la solución. Reagan confundió el origen de los problemas: los efectos de los gastos deficitarios por la guerra de Viet Nam, el aumento de los precios del petróleo por la OPEC y las políticas expansionistas de la Reserva Federal.
Sachs considera que la democracia en EEUU ha sido sustituida por la “corporacioncracia”, o el predominio de los intereses particulares estrechos de las grandes corporaciones sobre el interés público y los valores nacionales. Las empresas de cabildeo creadas por esas grandes corporaciones financian las campañas políticas presidenciales y legislativas, los presionan después de electos y cuando se retiran le ofrecen lucrativas posiciones como consultores, ademas controlan la prensa. Así Sachs considera que los complejo militar-industrial, de las grandes empresas petroleras, el financiero y el farmacéutico- cuidado de la salud han determinado medidas erróneas fundamentales y han entrampado a EEUU en las mismas, las que no son soluciones de mercado a los problemas sino resultados del ejercicio crudo del poder político. P. ej.: los elevados gastos militares y las guerras innecesarias, que no se hayan desarrollado fuentes energéticas alternativas y limpias, que se haya promovido la desregulación hasta hacer el sistema financiero inestable y sujeto a rescates para socializar las pérdidas mientras se privatizan las abundantes ganancias, y que el programa de salud pública no pueda adquirir medicinas a precios competitivos e impida la competencia entre los proveedores de servicios.
Sachs señala que se están efectuando cambios importantes en la composición demográfica de EEUU; ha aumentado relativamente la población en los estados del sur donde hay menor aceptación del activismo del gobierno federal mientras ha disminuido en el norte. Además, la población blanca en los estados del sur rechaza más los efectos de las políticas de integración racial, la inmigración ilegal hispana y los programas federales que atentan contra sus valores conservadores tradicionales (p. ej. las uniones civiles, el derecho al aborto, la prohibición de orar en las escuelas, etc.,). Todo ello le da mayor fortaleza a las políticas menos activas del estado. Sin embargo, Sachs considera que las encuestas realizadas a la población continúan mostrando apoyo mayoritario a las políticas de equidad y sostenibilidad social y que de explicarse bien los temas al electorado los endosaría.
Los dos próximos artículos cubrirán las prescripciones de Sachs y una evaluación de su libro, respectivamente.