Escepticismo sobre las Reformas Socioeconómicas en Marcha en Cuba

Recientemente algunos corresponsales extranjeros han hecho reportajes y artículos sobre el carácter transformador de las reformas socioeconómicas en curso en la Isla, las que consideran sin precedentes en el periodo socialista, e irreversibles.  Han sugerido que la administración Obama modifique la política estadounidense hacia Cuba a fin de facilitarlas y reforzarlas.  A continuación se hacen algunas consideraciones sobre el particular.

1.. Desempeño Económico en 2011

Cuba enfrenta una crisis socioeconómica endémica que se refleja en múltiples áreas y formas.  A fines del 2011 se evidenciaron tres estadísticas preocupantes.  (1) Según la CEPAL, Cuba está entre los países de la región con más bajo desempeño del PIB en 2011 y entre aquellos que se espera tendrán más bajo desempeño en 2012.  (2) La población de la Isla aumentó en 94,958 personas entre 2000 y 2010, inferior a los 168,159 cubanos que adoptaron la ciudadanía estadounidense y a los 315,072 cubanos que tomaron la residencia estadounidense en el periodo.  (3) La tasa de inversión de Cuba es la más baja de la región, menos de la mitad del promedio regional.

¿Cuál es la causa de estos problemas fundamentales?  El sistema socioeconómico del socialismo real imperante no funciona.  No lo hizo en los países de Europa Oriental y de la antigua URSS, y China y Viet Nam lo abandonaron.  Adicionalmente, el gobierno cubano aún no está dispuesto adoptar, o sea sigue postergando, el cambio de otras políticas económicas imprescindibles para que el sistema pueda funcionar mejor.  Si bien el gobierno ha realizado algunos ajustes para enfrentar los problemas que se confrontan, entre ellos, aumentar la edad de jubilación y reducir los beneficios sociales, el gobierno y sus voceros critican (o rechazan) como neoliberales muchos ajustes macroeconómicos necesarios (tal como establecer una tasa de cambio unificada y realista) que los países latinoamericanos adoptaron para hacer más competitivas sus economías y que han tenido éxito y que le permitirían a la economía cubana crecer a un ritmo más elevado.

La mayoría de los macroeconomistas consideraran que lograr un crecimiento elevado y estable es un objetivo importante de política económica, porque los aumentos elevados del producto permiten a las sociedades lograr grandes mejoras en la calidad de vida, además los países muy endeudados necesitan el crecimiento para que los ayude a salir de sus dificultades financieras.  Tal vez una crisis sea cabalmente la ocasión para replantearse los objetivos de mediano y largo plazo de la política económica.

En 2011 las remesas (incluyendo el envío de paquetes) y los viajes de los cubanoamericanos a la Isla continuaron aumentando significativamente hasta el punto que a partir del 2012 el gobierno dispuso impuestos para los bienes entrados por aeropuertos y por paquetes que presentan una fuerte competencia a los bienes de las tiendas oficiales en divisas.  Hay propuestas para que se permita a las personas importar directamente los bienes que se necesitan, pagando impuestos arancelarios correspondientes.  Esto evidencia que los problemas esenciales de Cuba no son causados por el “bloqueo” de EEUU, como las autoridades nacionales señalaron en la última Asamblea Nacional de diciembre.  Las remesas y los viajes de los cubanoamericanos a la Isla han aumentado en forma muy dinámica y han influido el mejor desempeño de 2011 en relación al de 2010.  Los vuelos de EEUU a Cuba se incrementaron desde 10 semanales en 2006  a 70 en 2011 y se expandieron las ciudades de origen y destino de los vuelos.  Se estima que las remesas en efectivo han alcanzado US$2,000 millones en efectivo y otros $2,000 millones en bienes anuales.

2. Perspectivas de desempeño para 2012 y las reformas sistémicas

El año 2012 comienza con dos tendencias marcadamente contrapuestas para Cuba.  Por un lado, como señala la CEPAL, existe un contexto internacional de incertidumbres y volatilidad que ejerce presiones adversas sobre la expansión económica del país.  Así, hay una probabilidad no pequeña de una crisis de la eurozona, que afectaría de manera fundamental a la economía internacional en su conjunto y a su vez impactaría a Cuba, por el canal real (exportaciones de bienes, precios, turismo, remesas, inversión extranjera) y el financiero (mayor volatilidad y dificultades de acceso al crédito).  Este entorno externo se podría agravar por cualquier cambio en las relaciones con Venezuela por el resultado de las elecciones y la salud de Chávez.

Por otro lado, en 2012 continúa un proceso de reformas básicas necesarias, positivas aunque restringidas e insuficientes, que se reinició en 2011encaminadas a superar los problemas sistémicos que Raúl Castro ha señalado (los salarios no alcanzan para satisfacer las necesidades básicas, estamos al borde del precipicio, etc.), así como en progresar con rapidez para superarlos.   Estas reformas aún carecen de un diagnóstico previo, una visión integral  y un calendario de aplicación al menos indicativo.

Las reformas realizadas incluyen cambios parciales y restringidos en la agricultura privada, el cuentapropismo, la venta y compra de autos y casas, la venta de materiales de construcción, la concesión de créditos al sector privado, etc..  Una prueba de las salvedades y restricciones es que el gobierno se ha visto obligado a cambiar las medidas aprobadas con frecuencia y que la prensa y los voceros oficiales comentan sobre otros cambios adicionales.  A principios del 2012 se cooperativizaron algunas empresas estatales de servicios y se abrieron los créditos bancarios para los trabajadores independientes, los pequeños agricultores y las personas que quieren reparar o ampliar sus viviendas. Algunos analistas perciben la lentitud en la aplicación de las reformas como un mecanismo para ganar tiempo por la élite en el poder.

El gobierno cubano continúa postergando o evadiendo reformas sistémicas de fondo, auténticos cambios estructurales en las políticas e instituciones económicas básicas que se requieren para lograr un crecimiento dinámico y vigoroso que eliminen el elevado desempleo encubierto (o nóminas infladas) de las empresas estatales, aumenten la capacidad de importaciones de bienes y servicios, e incrementen la anémica tasa de inversión nacional.   A fines del año, el gobierno informó que las metas de reducir las plantillas infladas y de aumentar la baja inversión no se lograron en 2011 y que las del sector externo apenas se habían alcanzado.

El sector de empresas estatales que genera la mayor parte del PIB, tiene que aumentar su productividad eliminando los trabajadores redundantes como condición indispensable para tener una economía dinámica y competitiva en el exterior, reducir el déficit fiscal y aumentar la inversión, pero para ello precisa que el sector privado se expanda y cree nuevas oportunidades de empleo para absorber los trabajadores estatales redundantes.  Se requiere una reunificación cambiaria que elimine las fuertes distorsiones que existen en la economía y que se establezca una tasa competitiva.  Es errado, como se mantiene en los Lineamientos, que sea necesario como condición previa que la productividad aumente, ello no es más que una evasiva para la medida.  Cuba puede aumentar la inversión nacional a través del sector privado, pero tiene que brindarle los incentivos y las garantías elementales para que se realice un mayor esfuerzo y se tomen los riesgos por los privados.

Hay varias medidas de solución a los problemas nacionales, entre ellas, liberalizar la capacidad creativa y emprendedora de producción de bienes y servicios permitiendo las actividades y estableciendo niveles impositivos similares a los de las empresas extranjeras, así como autorizar la constitución de empresas nacionales, de residentes en la Isla o en el exterior, y no sólo las extranjeras, orientadas a la producción para la exportación o la sustitución de importaciones que se pueden producir en territorio nacional.

3.  La mala memoria histórica sobre las reformas

Quien olvida su historia está condenado a repetirla.  Además, como Marx señaló la historia suele repetirse, primero como tragedia y luego como farsa, y lo segundo anuncia la clausura de un ciclo histórico.

El gobierno cubano desperdició la oportunidad de continuar los innovadores cambios socioeconómicos iniciados en la agricultura privada y el cuentapropismo a principios de los 1980s, que abortó con el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas a partir de 1986 cuando atribuyó explícitamente a las reformas la causa de la corrupción existente e ignoró que el sistema era su origen.  Ese marcado retroceso influyó la moratoria de la deuda externa de 1986 y el virtual estancamiento económico de la segunda mitad de los 1980s que fueron precursores, generalmente olvidados o convenientemente ignorados, del Periodo Especial iniciado en los 1990s.  Así el Periodo Especial no sólo se debió a las abruptas caídas del comercio y la ayuda externa del bloque socialista sino también a la debilidad y vulnerabilidad externa endógena de la economía cubana.  El gobierno debió de haber mantenido las reformas de los 1980s por sus significativos beneficios y no esperar a adoptarlos de nuevo a mediados de los 1990s.

A mediados de los 1990s el gobierno cubano reactivó reformas similares a las de principios de los 1980s en la agricultura privada y el cuentapropismo, además de complementarlas con novedosos cambios en el turismo, la inversión extranjera y las remesas.  Sin embargo, las paralizó posteriormente a principios de los años 2000s con la Batalla de Ideas y el Socialismo es Irrevocable para oponerse al Proyecto Varela, que propuso algunos cambios socioeconómicos modestos, similares a los que ahora el gobierno impulsa.

El gobierno revirtió esos dos procesos de reformas anteriores porque nunca efectuó una evaluación que determinara que fueron parciales, restrictivos e insuficientes y que, por ello, no lograron los efectos requeridos.  Si las reformas hubieran sido más amplias y profundas hubieran sido más exitosas y hubiera sido más difícil o iimposible revertirlas.

El gobierno no sólo no debe revertir las reformas actuales en curso sino que las debería intensificar para que tengan los efectos deseados de superar la crisis socioeconómica.  El proceso actual de reformas no debe convertirse  en una simple repetición de las reformas fallidas e inconclusas de principios de los 1980s y de mediados de los 1990s.  

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