El futuro progreso de América Latina y del socialismo de mercado

book2En el libro Why Nations Fail, y particularmente en el capitulo final, Acemoglu y Robinson comentan sobre la historia y las perspectivas económicas de algunos países de América Latina –concretamente Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Perú y Venezuela--, así como de China, Viet Nam y Cuba, países regidos por partidos comunistas.

Los autores son optimistas sobre el futuro progreso de Brasil.  Consideran que Lula hizo una gran y efectiva labor como activista y dirigente político en los años 1970s al incorporar a distintos grupos sociales a la activa participación política y lograr una sociedad con instituciones políticas inclusivas o integradoras, más pluralista y empoderada.  En cambio tienen una visión pesimista de Colombia.  Mantienen que, a pesar de su etiqueta de democracia, Colombia no ha tenido instituciones políticas incluyentes debido a la debilidad de su Estado central, la imposibilidad de controlar el territorio nacional y, por tanto, a la ausencia del imperio de la ley y de un estado de derecho en una buena parte del país.  Como ejemplo, señalan el poder de los paramilitares en amplias zonas, su distintiva relación con los políticos locales, además de su decisiva influencia en la escogencia y la elección de congresistas, así como en la reelección de un presidente.  Estiman que es improbable que Colombia alcance un crecimiento económico sostenido debido a la naturaleza de sus instituciones políticas extractivas.

Mencionan que Chile y México marchan hacia un mayor pluralismo, base esencial de las sociedades mas inclusivas. Censuran severamente a Argentina porque no ha respetado los derechos de propiedad, al gobierno de Fujimori y la prostitución que realizó de las instituciones políticas fundamentales de Perú mediante la corrupción que Montesinos impulsó y administró.  Asimismo, critican al gobierno de Chávez en Venezuela por su avidez por el poder ilimitado que ha acentuado y apuntalado al sistema político de instituciones extractoras y promovido el clientelismo en vez de impulsar instituciones inclusivas o integradora política y económicamente.

 

Acemoglu y Robinson rechazan la teoría de la modernización de Seymour Martin Lipset que sostiene que a medida que una sociedad crece y progresa, se encamina hacia instituciones mas elaboradas, a la democracia con mayor inclusión o integración sociopolítica.  El presidente estadounidense Bush (padre) consideró que un amplio comercio estadounidense con China podría eventualmente democratizarla a medida que progresaba.  Señalan que si bien el progreso material se puede lograr en regímenes extractivos por amplios periodos, no es sostenible, pues la dinámica del progreso determina conflictos insuperables con los intereses de la élite política.

 

Al respecto señalan que el clásico libro Principios de Economía (edición de 1961) del afamado Paul Samuelson analizaba los progresos de la producción económica de la URSS y erróneamente estimaba que superaría la producción estadounidense, posiblemente en 1984 y probablemente en 1997.  Después en la edición de 1980, Samuelson mantuvo el mismo análisis, pero postergó las mencionadas fechas del esperado “sobrepase” a 2002 y 2012, respectivamente.

La antigua expansión de la URSS es un típico ejemplo de crecimiento bajo instituciones extractoras, basadas en el uso de las tecnologías disponibles y en la movilización de recursos dirigida por el estado.  Después de que los bolcheviques tomaron el sector agrícola altamente ineficiente del régimen zarista y comenzaron a usar el estado para movilizar a la población y los recursos hacia la industria, la URSS creció a tasas, entonces sin precedentes, logrando un crecimiento medio anual de más de 6% entre 1928 y 1960.  Hubo mucha exaltación del crecimiento soviético, pero no duró mucho más tiempo.  En la década de los 70, los soviéticos habían alcanzado casi todo el crecimiento al que podían aspirar con base en trasladar gente de la agricultura a la industria.  Y a pesar de varios incentivos, e incluso de severos castigos al fracaso, no pudieron generar innovación.  La economía soviética se estancó y luego se desplomó completamente.

El actual crecimiento de China es otro ejemplo de progreso económico bajo instituciones extractoras, aunque las instituciones económicas han progresado  hacia una mayor inclusión o integración después de la muerte de Mao.  China ha estado creciendo gracias a la importación de tecnología y a su integración a los mercados internacionales.  Después de tres décadas de rápido crecimiento, China tiene aproximadamente 1/6 del ingreso por habitante estadounidense.  A pesar de las importantes reformas económicas en la agricultura, así como algunas en la industria y en los servicios, China sigue siendo una economía extractora en la cual el poder político está firmemente controlado por el Partido Comunista Chino (PCCh), lo que distorsiona decisiones económicas fundamentales.  El PCCh controla rigidamente el ejército, la burocracia, la economía y los medios de comunicación, incluso la internet.  Esta situación no ha frenado aun el crecimiento pero se convertirá en un enorme impedimento tan pronto la convergencia del crecimiento se haya agotado y China necesite empezar a innovar.  Entonces, y a pesar de todos los recursos que está invirtiendo en ciencia y tecnología, sus instituciones políticas extractivas serán un impedimento para la innovación.

Sin duda, hoy China tiene un mayor potencial económico que la antigua URSS.  Su crecimiento no se ha determinado solo por decreto del gobierno, sino también porque ha realizado reformas para incentivar a los agricultores y a algunas actividades, aunque disponer de vínculos cercanos al gobierno sigue siendo de mucha ayuda y no tenerlos es peligroso, y desafiar a las empresas más poderosas puede resultar que le suceda como al empresario Dai Guofang y se termine en la cárcel o incluso algo peor.  También China disponía de mayor tecnología para ponerse al día que la URSS.  Sin embargo, este potencial llegará a su fin, a menos que China transforme esencialmente sus instituciones políticas.  Esto no solo requiere de las medidas como la introducción de un sistema judicial independiente, medios de comunicación independientes y derechos de propiedad más seguros para las empresas, sino también de instituciones políticas verdaderamente inclusivas o integradoras que den lugar a una apertura política para que el poder político se  distribuya mas equitativamente y pueda sostener instituciones económicas que fomenten un entorno mas nivelado y justo, así como aliente y recompense plenamente todo tipo de innovación, en especial las de tipo destructivo. Pero sin el compromiso, el empoderamiento y el empuje de la mayoría, el dinamismo se le acaba a las sociedades extractoras y sucumben a las luchas internas, la implosión o derrotadas por conquistadores externos.  Los autores plantean que el proceso es complejo pero su conclusión es predecible.

O sea, China (y al igual Viet Nam) puede continuar creciendo a corto plazo, pero la próxima etapa de crecimiento económico, la generación de auténtica innovación, será mucho más difícil y complicada a menos que cambie sus instituciones políticas para establecer un entorno que recompense el desafío a los intereses, tecnologías, empresas y autoridad establecidos.  Ayer (12-05-22012) un artículo de el País comenta que entre las reformas que el PCCh está considerando para el próximo XVIII Congreso están cuestionar el papel de las empresas estatales, la liberalización de la propiedad del suelo y dar una respuesta a la creciente demanda de libertades políticas, en una sociedad que está cada vez mejor informada y reclama un papel mas activo en las decisiones públicas.

En el pasado mes de marzo estalló el mayor escándalo en China desde las luchas intestinas en el PCCh durante las manifestaciones de Tiananmen de 1989, que desembocó en la reciente expulsión del Politburó (organismo integrado por 25 miembros) de Bo Xilai, ex secretario del PCCh en la municipalidad de Chongqing y líder del ala más conservadora y anti reformista y de Zhou Yongkang jefe nacional de la policía, las cortes y las redes de seguridad interna, quien apoyó a Bo Xilial.  Desde 2011 el primer ministro Wen Jiabao ha venido insistiendo en que China tiene que emprender reformas políticas de forma urgente si quiere profundizar los marcados logros económicos obtenidos en las tres últimas décadas y evitar la inestabilidad social.  Las reformas realizadas han alcanzado una fase crítica.  Sin el éxito de mas reformas políticas que se reflejen en la constitución política no es posible efectuar mayores reformas económicas.  Los logros que se han alcanzado podrían perderse frente a una ciudadanía cada día mas libre, mas educada, mas conectada y mas desenvuelta en unas redes sociales hiperactivas.  Pareciera que la dirigencia del PCCh está consciente de que en última instancia su legitimidad depende del bienestar de la población, por lo que se esfuerza en mantener el crecimiento económico, pero la mejora económica fortalece la sociedad, que se vuelve mas exigente y mas intolerante hacia la corrupción generalizada y a su escasa participación política.

Acemoglu y Robinson consideran que Cuba es similar a China (y Viet Nam), aunque realmente la situación de la isla es peor ,pues aun se mantiene atrapada en un circulo vicioso que le impide adoptar nuevas instituciones económicas inclusivas, en particular en la agricultura y las actividades por cuenta propia en la peque;a manufactura y los servicios, que han sido tan exitosas en aumentar la tasa de crecimiento en los otros dos países.  La crisis económica actual de Cuba aun no ha llegado a esa coyuntura crítica que le lleve a la adopción de reformas institucionales económicas inclusivas; tal vez lo pueda exigir próximamente la inminente desaparición de la abultada ayuda venezolana.  La dura ley de la oligarquía o circulo vicioso que han seguido los inmovilistas comunistas cubanos, posiblemente embriagados por las “mieles del poder”, ha propiciado, como señaló Marx que la historia de las reformas económicas se haya repetido primero como una tragedia, después como una farsa, pero más trágica aun que la tragedia original.  Este asunto de las mieles del poder fue superado parcialmente en China con la estricta limitación de periodos para las principales autoridades políticas.

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