Cualquier análisis de las perspectivas socioeconómicas y políticas cubanas debe partir de una apreciación y un diagnóstico realista y pragmático de la situación nacional.
(1) El sistema del socialismo real implantado en Cuba en los 1960s ha fracasado en brindar una economía próspera y un mejoramiento sostenible de los servicios sociales a la ciudadaníaque continúa ávida de mejorar sus precarias condiciones. Fidel Castro realizó cambios que han significado mayor inclusión social, pero sin una base sólida, sostenido primero en la ayuda de la URSS y después en la generosidad bolivariana. La Ofensiva Revolucionaria de 1968 de Fidel Castro (que completó el bloqueo interno) trató de suprimir la iniciativa privada que es un derecho humano y el mercado. Todos quienes han hecho algo similar han terminado derrotados. Los países del ALBA ‑Bolivia, Ecuador y Nicaragua‑que no están en crisis económica mantienen la iniciativa privada y el mercado.
(2) Los cambios realizados, tardía y lentamente, por las actualizaciones raulistas a partir del 26/07/2007, en rigor,son insuficientes e incapaces de revertir la declinación socioeconómica nacional, aunque todavía se continúan adoptando nuevas medidas, entre otras, la reunificación monetaria y cambiaria y la promoción de la inversión extranjera. Sin embargo, el gobierno raulista aún no ha presentado un plan articulado para superar la crisis existente. Hay carencia de planteamientos y de mística. El estado/gobierno/partido está perdiendo popularidad, confianza y filiación.
(3) Los cambios raulistas se originan en el descontento popular evidenciado en el aumento de la emigración, principalmente a EEUU. Ello determina que mientras la población de la Isla es declinante, la población cubanoamericana está en expansión y prosperando económica y socialmente. Es aproximadamente el 18% de la población de la Isla. De hecho el ingreso bruto generado por ella es superior al de la Isla. Los negocios de los cubanos americanos en EEUU han mostrado una elevada tasa de expansión anual, tanto en el número de negocios como en sus ventas totales.
(4) La ayuda venezolana a Cuba tiene una precaria dinámica debido a la marcada caída de los precios del petróleo, la involución económica determinada por las erróneas y corruptas políticas económicas, y la fuerte represión política de Maduro, lo cual tiene ineludibles repercusiones en la Isla, afectando la vida cotidiana del ciudadano.
(5) El restablecimiento de las relaciones políticas y económicas de EEUU y Cuba, según las encuestas realizadas en 2014 y 2015, cuenta con apoyo mayoritario de la población estadounidense, hispana y cubanoamericana, y abre promisorias posibilidades a la Isla. Generalmente, las economías pequeñas tienen amplias y provechosas relaciones comerciales y financieras con sus vecinos mayores. Las medidas iniciales adoptadas por EEUU sin precondiciones deben aumentar los ingresos por remesas y los viajes a Cuba, reducir los costos de las importaciones y permiten algunas exportaciones, pero no compensan las pérdidas de la ayuda venezolana. Además, el gobierno cubano aún deberá establecer condiciones adecuadas para movilizar la necesaria inversión extranjera.
(6) La experiencia económica de los antiguos países socialistas de Europa Oriental y la antigua URSS muestra que han tendido a imitar los patrones y estándares de sus vecinos de mayor desarrollo económico relativo. Así Estonia, Letonia y Lituania han imitado los niveles de Finlandia; Polonia los de Alemania; Eslovaquia, Eslovenia, Hungría y la República Checa, los de Austria; Albania, Croacia y Montenegro, los de Italia, etc. Eventualmente Cuba deberá imitar los patrones estadounidenses y en particular los de los cubanoamericanos.
(6) El gobierno cubano mantiene una marcada y sostenida intransigencia para realizar cambios que permitan la inclusión y participación política de los ciudadanos ajenos al partido comunista. Es difícil, o prácticamente imposible, gobernar y rescatar la prosperidad sin el empoderamiento y la incorporación efectiva de una parte sustancial de la ciudadanía. El país no es viable sin incorporar efectivamente a la ciudadanía a la problemática y el proyecto nacional. Asimismo, la comunidad cubanoamericana podría hacer un sustantivo aporte a la economía nacional, tal como lo han hecho los emigrados vietnamitas y chinos en esas dos pujantes economías.
(7) La oposición nacional continúa dividida en pequeñas agrupaciones, tanto en la Isla como en el exterior, generalmente mantiene una estéril difusión con frecuentes descalificaciones y demasiado protagonismo individual, rara vez establece alianzas estratégicas para intentar objetivos comunes, y además no presenta propuestas alternativas concretas de reformas socioeconómicas fundamentales. Se concentra en insistir en la liberación de los presos políticos y el establecimiento de un sistema democrático. De hecho la mayoría de esas agrupaciones con la excepción de Observatorio Crítico de Pedro Campos no ha presentado propuestas integrales de cambio. Si una unidad no puede ser establecida, una alianza si se pude. Mientras la unidad suprime diferencias y diversidad, una alianza las conserva, siempre y cuando los aliados acepten enfoques comunes. Las actuaciones divisionistas, descalificadoras y de confrontación en las condiciones existentes son fatales para la ciudadanía y la oposición en su conjunto. La contienda no la está ganando el gobierno sino que la está perdiendo la oposición.
Para intentar influenciar efectivamente los cambios que los gobiernos estadounidense y cubano están realizando y realizarán próximamente, se requiere, al menos, una alianza de los principales activistas y grupos opositores y una definición y especificación de aspiraciones y peticiones concretas que amplíe consensos similares al de los cuatro puntos básicos del Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana (EASCC) y los de la Hoja de Ruta del Foro por los Derechos y Libertades. Tener la razón en una oposición dividida y polarizada vale poco o nada. En cambio si el descontento nacional existente es incorporado en los planteamientos de una alianza opositora, existirá mayor poder de convocatoria y se podrá influir la naturaleza del cambio que se viene y es imprescindible. El gobierno cubano no puede debatir con fuerza ni contundencia el futuro del país porque no aún lo ha esbozado con claridad.
Como Darsi Ferrer ha señalado "Hemos estado demasiado lejos unos de otros, con demasiadas distancias y eso es hora de cambiarlo. Si nos acercamos y vamos sumando, nuestras voces tendrán que ser tomadas en cuenta". Definitivamente estamos en una coyuntura especial para sumar y multiplicar, no para seguir restando y dividiendo.
Una versión similar de este ensayo fue publicada en CubaEncuentro