El recetario ruso para Cuba: visión preliminar

En este ensayo, al acrónimo tradicional PYMES (pequeñas y medianas empresas) se le añade una m inicial para significar micro, pequeñas y medianas empresas (mPYMES).

Vladimir Putin


A poco de anunciarse la creación de un centro ruso-cubano para preparar “transformaciones económicas en Cuba basadas en el desarrollo de la empresa privada”, ya se anunciaron los elementos principales de su diagnóstico de la maltrecha economía cubana y lo esencial de las medidas que proponen para transformarla y reanimarla acorde a los objetivos de los grupos hegemónicos que conducen el proceso.

El presidente del Consejo Empresarial Rusia-Cuba, el millonario liberal de derecha Boris Titov, cercano a Putin, anunció que: “Los economistas rusos le ofrecieron a Cuba un plan de cambios de mercado que conserva el apoyo social.” La columna vertebral del proyecto es el fomento de mpymes, pues en este archipiélago: “equivalen a las empresas privadas, ya que el Estado controla todas las áreas estratégicas”.

Si el objetivo del programa de reformas solicitado por el Gobierno/Partido/Estado a los especialistas rusos es el desarrollo de la empresa privada, entonces “Algo no huele bien en Dinamarca”. Baste recordar que en la historia no han existido modos de producción basados en la pequeña y mediana producción mercantil. En el esclavismo, feudalismo y capitalismo esta siempre ha sido secundaria respecto a la gran propiedad. Un vistazo al mundo actual confirma este aserto.

Boris TitovAparte de la entrevista con Titov en Sputnik, no he podido encontrar el informe en extenso, por lo que aún no es posible analizarlo completo, pero sí comentar sus elementos de partida y las condiciones en que tal transformación podría ocurrir en el contexto cubano, altamente estatizado, burocratizado y militarizado y, a consecuencia de ello: empobrecido, esquilmado y carente de recursos fundamentales. Al mismo tiempo, será útil barrer mitos acendrados y subrayar realidades incómodas.

Recetario rusoBoris Titov.


-I-

Elementos económicos de partida

Entre las primeras condiciones que se precisan para garantizar la acumulación capitalista está la existencia de fuerza de trabajo capacitada para satisfacer las demandas del proceso inversionista. En este sentido es mucho lo que queda por hacer en Cuba.

En la estructura ocupacional de la envejecida población cubana, el 48% de los trabajadores pertenece al área de los servicios públicos (salud, educación, cultura, deportes) y la burocracia partidista-estatal ligada a la administración. Solo el 52% restante se ocupa de la fabricación de bienes (industria, agricultura, ganadería, pesca, construcción…) y servicios productivos (turismo, transporte, almacenamiento, comercio, banca…). Es preciso canalizar grandes volúmenes de fuerza de trabajo del sector improductivo al productivo.

La correspondiente medida ya fue iniciada por el Gobierno desde septiembre de 2010, cuando se anunció que se eliminarían más de 500 000 empleos públicos y se autorizarían unos 250 000 pequeños negocios en un plazo de seis meses. Además, se esperaba crear otros 200 000 empleos no estatales mediante cooperativas y otras fórmulas.

Al unísono, se suavizaron las regulaciones a los pequeños empresarios: ahora podrían subcontratar mano de obra y alquilar locales, y solamente deberían pagar hasta un 40% por ciento de sus ingresos brutos en impuestos. Aunque este ritmo de transformaciones pronto fue sofrenado, el drenaje de fuerza de trabajo desde los servicios hacia la producción continuó; solo que su destino derivó, más que al TCP, hacia la economía informal y la emigración.

Al mismo tiempo, el holding GAESA seguiría absorbiendo los sectores más rentables y prometedores de la economía estatal y mixta: grupo Cubalse (2009); ETECSA (2011); Zona Especial de Desarrollo Mariel (2013). Sin rendir cuentas a ninguna institución pública, los principales paquetes de acciones de las empresas pasaban a manos de grandes accionistas privados y muchas de ellas eran registradas en el exterior, principalmente en Panamá.

La prioridad otorgada por el supermonopolio a la inversión inmobiliaria y el comercio, tanto exterior como interior, llevó a la ruina a los sectores tradicionalmente más productivos de la nación, agricultura y agroindustria, hasta llegar al crítico estado actual. La participación de las manufacturas de media y alta tecnología en las exportaciones de los países de LATAM 2019-2021 muestra resultados nada halagüeños para Cuba: 8%, lugar 31 de 34.

Obviando a los países más poderosos de la región, casi todos nuestros vecinos centroamericanos y caribeños están muy por encima de Cuba: Costa Rica: 60% (2.); Panamá y Trinidad Tobago: 42% (4. y 5.); media de Centroamérica: 37% (8.); R. Dominicana: 33% (9.). La media de la región llega al 59%, más de siete veces la cubana.

Algo similar ocurre con los resultados del turismo. En 2022, Cuba recibió 1,6 millones de turistas, de un plan original de 2,5. Menos del 38% del año anterior a la pandemia. Mientras, la recuperación del resto del área caribeña fue espectacular y rebasó las cotas anteriores: R. Dominicana acogió 5 veces más: 8,5 millones; y el Estado mexicano de Quintana Roo, 15 veces más (+ de 25 millones).

Si bien Titov resaltó la necesidad de que el Gobierno elimine las barreras al fomento de las mpymes, en particular las fiscales: ¿podrán las mpymes disponer de capital y fuerza de trabajo para asumir el rescate de la economía cubana? Si las mpymes siguen siendo creadas a cuentagotas por el Consejo de Ministros: ¿Cuántos años demorará crear un sector privado que pueda resolver los problemas económicos acumulados en campos y ciudades? ¿Acaso las mpymes podrán sustituir a la gran producción agroindustrial como fuente principal de la renta nacional, algo nunca visto en la historia de Cuba? Con perdón de los asesores eslavos, lo dudo mucho.

Recetario ruso


-II-

Elementos sociales de partida

Con esta situación económica los indicadores sociales no pueden ser buenos, a pesar de los éxitos acumulados en décadas anteriores. Si bien a mediados de los ochenta el nivel de pobreza se informaba en un 6.6% y el índice de desigualdad (coeficiente de Gini) en un 0.24, la ONEI dejó de publicar esos datos desde 1999, cuando el Gini había ascendido 0.40 y la pobreza urbana abarcaba un 20% de la población.

En 2018, José Rodríguez calculaba el Gini en 0.45 y desde entonces la desigualdad se ha incrementado, sobre todo a partir del fracaso de la Tarea Ordenamiento que multiplicó las diferencias en la distribución y el consumo como nunca antes y lanzó a las clases trabajadoras a la inopia.

Por ello, comparto el criterio de que la clase obrera estatal cubana, constituye un proletariado socialista en estado de precariado, ese: “nuevo gran grupo social de gente `a quienes no les alcanza el salario` en Cuba”. La generalización del precariado entre los sectores trabajadores hizo primar en ellos la ideología del rebusque. En sus generaciones más jóvenes se expresa en el abandono de los mitos revolucionarios y el afán de irse del país.

Ante la negativa del Estado a cambiar sus obtusas políticas, la respuesta de la población no resignada es a cambiar de país de residencia. Según Havana Consulting Group, en 2022, 366 000 pobladores emigraron, más que en todas las olas migratorias anteriores desde 1965. La mayoría eran jóvenes con educación media superior o superior terminada, y emprendedores provistos de capital para costearse el costoso viaje e invertir en su nuevo hogar.

La otra cara terrible de la pobreza cubana es el deterioro de los servicios sociales y la seguridad social y ciudadana, emblemas de la nueva sociedad durante décadas. Cuando Titov habla de conservar el apoyo social en el proceso de privatización que se fragua espero que no esté pensando en la experiencia rusa, terrible para los indicadores sociales del país.

Desde el fin de la URSS, la inversión en los hospitales públicos fue relegada y su infraestructura se deterioró aceleradamente. Las ideas de los Putin`s boys sobre la llamada Optimización del sistema de salud hicieron que entre 2000 y 2018, el número de hospitales disminuyera de 10 700 a 4 390 ─la mayor parte en Moscú y San Petersburgo─ para una población de 146 millones. Pese a la existencia de un sector de medicina privada, cuyos precios son muy altos aún para el ciudadano medio, se estima que solo un 20% de la población rusa tiene acceso a servicios médicos de calidad.

-III-


Privatizar con quiénes

En una primera lectura puede parecer que las propuestas de los think tanks rusos coinciden bastante con las que los economistas cubanos vienen planteando hace la friolera de treinta años y que el Gobierno/Partido/Estado ignorara olímpicamente. Pero no es tan así: lo principal no es fundar miles de mpymes, sino cómo y a quiénes se autorizará para hacerlo y qué mecanismos se emplearán para asignar los recursos financieros y materiales que se distribuirán para desarrollar este sector privado.

Hasta ahora, los nuevos capitalistas cubanos no han surgido de las mpymes, sino de los grandes bolsones de capitalismo de Estado que han proliferado a partir de la reconversión de la propiedad pública estatizada en asociaciones mixtas con capital extranjero y/o las empresas de origen militar que se fundaron mediante sociedades anónimas registradas en otros países a través de funcionarios del Estado, o sus prestanombres extranjeros. Con tales patentes de corso surgidas con el pretexto de burlar las restricciones del bloqueo estadounidense, un bribón puede izar el pabellón pirata y apropiarse de la empresa pública cubana como mero botín de guerra, o pago por sus servicios.

Lo más peligroso que parece tener esta privatización a gran escala vía mpymes es que la llevada y traída empresa estatal socialista ya ni siquiera se menciona. Su colectivo de trabajadores ─que constituye la empresa en sí, más que sus edificios, maquinarias y herramientas─ es ignorado totalmente y solo espera a que alguien les diga cuál será su destino, como ya pasó cuando el desmantelamiento de la industria azucarera hace veinte años.

¿Por qué no se hacen cooperativas de trabajadores para operar las empresas estatales quebradas? Si la empresa se va a privatizar ¿acaso sus trabajadores no tienen derecho a un paquete de acciones por los años trabajados en ella? ¿Las empresas serán sometidas a una licitación abierta, o sus nuevos dueños serán seleccionados por un proceso de cooptación, como muchas de las actuales mpymes creadas por ex funcionarios, militares y personas confiables que nadie sabe de dónde obtuvieron capital para fundar una empresa?

En las propuestas de reformas hechas por economistas cubanos que he estudiado siempre se ha empezado por la transformación de la actual empresa estatal en modernas entidades autogestionadas, con mayor autonomía y participación obrera, o en cooperativas de trabajadores en esferas como la industria, transporte, construcción, comercio y otras donde nunca se han fomentado.

¿Por qué no probar con la cooperativa obrera y la inversión del capital extranjero de origen cubano antes de seguir privatizando a dedo en procesos de creación de mpymes que sirven para lavar el capital mal habido de burócratas cleptómanos? Si las mpymes van a preceder y camuflar un futuro proceso masivo de privatización del sector público hacia estos nuevos burgueses ya establecidos, es preferible hacerlo desde ahora mediante licitaciones públicas abiertas, no por recetas de asesores extranjeros al servicio de los mandamases de Rusia y Cuba.

Mario Valdés Navia

 

 Mario Valdés Navia es Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, La Habana, Cuba.

 

 

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