Democracia y Paz Mundial: Presente y Futuro

La caída del bloque soviético terminó con el imperio totalitario comunista en Europa Oriental, y al mismo tiempo dio lugar a un crecimiento del número de las democracias, que había comenzado en Europa con el fin del franquismo en España y de la dictadura portuguesa en los setenta. Era como una ¨bola de nieve¨ democratizadora, sin embargo hoy ese movimiento no sólo se ha detenido, sino que vemos como una especie de retroceso mundial al respecto.

El movimiento democratizador generó un consenso generalizado de que el capitalismo, el desarrollo socioeconómico y la modernización traerían como resultado la democratización de las sociedades, y esa democratización convergería con los principios nacidos en occidente siglos atrás y que tienen como principios, la libertad, el estado de derecho y la separación de poderes. El desarrollo de algunos ¨Tigres Asiáticos¨ como Corea del Sur y Taiwán que habían pasado de dictaduras a democracias, eran una prueba fehaciente. Sin embargo Singapur era otra realidad, también pasó de ser una Ciudad-Estado extremadamente pobre, a ser una de las sociedades más ricas y desarrolladas del planeta, pero a través de un capitalismo autoritario que no cree en la separación de poderes, y que sin embargo es admirado hoy por muchísimos en el mundo como un legítimo modelo a seguir.

Es tanta la tensión que se vive en tantas regiones de nuestro mundo que el Papa Francisco nos ha advertido ¨que vivimos una tercera guerra mundial combatida por partes¨. En Oriente Medio, el conflicto permanente entre Israel y sus vecinos, se ha caracterizado últimamente por la falta de diálogo entre palestinos e israelitas y por guerras limitadas entre Israel y la Franja de Gaza. En Siria, el levantamiento contra Hafez el Asad, y la consiguiente guerra civil, fue derivando en una guerra yihadista que con un Estado Islámico de extrema crueldad ha reconfigurado la geografía tanto de Siria como de Iraq. Ucrania también ha padecido una guerra civil en las regiones pro-rusas con la intervención directa de Moscú (aunque lo niega, pero que resulta visible para todos) como sostén de los rebeldes, poniendo en peligro toda la configuración de Europa y todos los tratados internacionales. Podríamos seguir, pero quiero centrarme, en dos focos de poder, Rusia y China, y la influencia de los mismos sobre los destinos de la humanidad.

-          La Rusia de Putin

El 8 de mayo de 1945 los pueblos celebraron el fin de la 2da Guerra Mundial en Europa, donde debido a la guerra habían muerto más de 40 millones de personas. La gente cantaba y bailaba en las calles, las multitudes se reunían, era el Día de la Victoria. Sin embargo hubo que esperar hasta el 15 de agosto, para que terminara la guerra en Asia, con el sufrimiento y la muerte de millones más de personas y el estallido de dos bombas nucleares sobre Hiroshima y  Nagasaki.

Si para los Aliados, el 8 de mayo es el Día de la Victoria, para las víctimas, desde los judíos hasta todos los enemigos de Hitler, es el Día de la Liberación, de los campos de concentración, de las prisiones, de las condiciones inhumanas de vida. Para Alemania fue una derrota, para la Unión Soviética uno de los momentos más gloriosos de su historia.

Hoy Alemania es una democracia, con un modelo de estado de bienestar y la economía más sólida y desarrollada de Europa. Rusia sin embargo, después de la caída de la Unión Soviética, no ha podido consolidar una democracia política, y su economía depende fundamentalmente de las materias primas y del petróleo. Para ser un coloso militar, su economía es comparable a la de Italia, por debajo de EE.UU, China, Japón y Alemania. Lamentablemente con la subida de Putin al poder, si bien se comenzó un proceso de recuperación nacional, se ha ido cayendo en un populismo, que deja mucho que desear en términos democráticos,  y Rusia se encuentra en franca decadencia. Como consecuencia de la absorción de Crimea y de la guerra en los territorios pro-rusos de Ucrania, las relaciones de Rusia con Occidente se encuentran en su nivel más bajo desde la caída de la Unión Soviética.

De acuerdo a Joseph S. Nye(1) en ¨Una estrategia para una Rusia decadente¨, Occidente debe resistir el desafío planteado por el presidente ruso, Vladímir Putin, a la norma adoptada desde 1945 de no reclamar territorios por la fuerza, pero sin aislar por completo a Rusia, un país con el que Occidente tiene intereses en común en cuestiones como la seguridad nuclear, la no proliferación, el antiterrorismo, el Ártico y temas regionales como Irán y Afganistán. Además, en cualquier escalada del conflicto en Ucrania, Putin tendría la ventaja geográfica.

La realidad es que Rusia no tiene una estrategia a largo plazo desde el punto de vista económico y social, Putin se encuentra en la fase de tratar de rehabilitar la producción nacional para sustituir importaciones de occidente, pero a la vez no está recibiendo la tecnología y el capital que necesita para realmente dar el paso adelante que tanto Rusia necesita. Al mismo tiempo, cada vez más, da pasos hacia la dictadura. Hace varias semanas firmó una ley sobre las ONG para ahogar más aún a la sociedad civil. Hasta ahora conserva gran popularidad, se dice que conoce el alma rusa y actúa en consecuencia, pero Rusia no es Putin.

Timothy Garton Ash(2), en su trabajo, ¨Existe otra Rusia¨, del pasado 29 de abril, expresaba: Rusia ha perdido un imperio y todavía no ha encontrado su papel. Los únicos que pueden decidir cuál debe ser son los propios rusos, y tardarán tiempo en hacerlo. Desde luego, la nueva Rusia no nacerá el próximo 9 de mayo, cuando Vladímir Putin y el Kremlin celebren el 70º aniversario del fin de la Gran Guerra Patriótica. Es posible que no aparezca hasta el 9 de mayo de 2025, o incluso de 2045, pero no debemos abandonar nunca la esperanza en esa otra Rusia, y debemos mantener la fe en todos esos rusos que están trabajando para conseguirlo.

Como afirma el historiador Geoffrey Hosking(3) en su libro Russia: People and Empire, el problema histórico de los rusos es que nunca han sabido distinguir con claridad entre la nación y el imperio. Es más, “la construcción de un imperio fue un obstáculo para la formación de una nación”.

Hoy Rusia juega con fuego, sus acciones parecen dirigidas a crear otra guerra fría. Se dan fenómenos como el de estar en este momento estudiando la legalidad del procedimiento por el cual se reconoció en 1991 la independencia de los países bálticos. Es como un retorno al pasado.

De acuerdo a Shlomo Ben Ami(4) en ¨Que Rusia encuentre su lugar¨: La desafiante política exterior de Putin es una respuesta (en la que participan una tradición política autoritaria, los dogmas reaccionarios del cristianismo ortodoxo y el orgullo por la vasta geografía y las riquezas naturales de Rusia) a la humillante pérdida de un imperio. En la derrota de Rusia en la guerra fría, Putin ve la necesidad de exaltar las raíces no occidentales de la historia y la tradición rusas, y para hacerlo vuelve a los mismos valores conservadores surgidos en respuesta a la invasión napoleónica de 1812, que frustraron los intentos modernizadores de Pedro el Grande.

Mark Leonard(5), en un artículo interesantísimo sobre el carácter y la actuación de Putin titulado ¨La Revolución en la mente de Putin¨ publicado en El País el 8 de mayo de 2014, nos dice: A Putin le atrajeron las posibilidades del nacionalismo étnico en la península. Era consciente de su poder y temía que, si no lo explotaba él, lo hicieran otros. Después de reclamar Crimea, Putin no solo se ha beneficiado de ese fervor nacionalista sino que se ha convertido en rehén de él. Ahora debe cumplir las expectativas que él mismo ha despertado. Lo que quizá comenzó como una táctica para garantizarse la supervivencia política se ha transformado en una misión que afianzará su lugar en la historia de Rusia. Y continúa: La nueva ideología de Putin pretende aunar el nacionalismo étnico con el proyecto neoimperial de construir una Unión Eurasiática. El resultado es una mezcla explosiva que le ha permitido invertir el declive de popularidad que sufría para alzarle en la cresta de la ola de una movilización masiva. Para finalizar concluyendo: Moscú se prepara para un enfrentamiento prolongado con Occidente. Después de años de defender el statu quo, Putin parece haber decidido que le conviene más trastocarlo. Rusia tiene talento para las revoluciones. Sufrió grandes vuelcos políticos en 1905, 1917 y 1991. Pero, mientras que las revoluciones anteriores querían cambiar a los dirigentes del país, la revolución de Putin pretende corregir el orden que le rodea.

Es una pena que Putin y los dirigentes rusos que le rodean tengan la memoria tan corta y no sean capaces de recordar el final del Imperio Soviético. Al mismo tiempo, Occidente necesita diseñar la estrategia que le permita hacer frente a este desafío, y trabajar con Rusia en un gran acuerdo de paz en Ucrania, y en todos los asuntos globales donde la cooperación sea posible, como la guerra civil en Siria, el programa nuclear de Irán y el control de armamentos. El mundo lo necesita antes de que sea demasiado tarde.

Respecto a la democratización de Rusia, Putin no debe olvidar que el pueblo ruso ya ha disfrutado de un período de desarrollo de las libertades ciudadanas, y que hay muchos hoy luchando por revertir el fenómeno del populismo dictatorial. Él y su grupo temen con razón que un día no lejano el pueblo ruso cansado de tanta demagogia salga a las calles a luchar de nuevo por su futuro, como lo hicieron en 1991 cuando el frustrado golpe de estado a Gorbachov.

-          La China de hoy

La Revolución Cultural de Mao comenzada en 1966 fue dirigida contra líderes del partido e intelectuales  acusados de contrarrevolucionarios. Apoyado por la Banda de los Cuatro y a través de una gigantesca y ciega movilización popular, la cruzada afectó prácticamente a todos los sectores de la vida política, intelectual, militar y obrera con una cruel represión de fanatismo, rayano en la locura. Los ¨guardias rojos¨, jóvenes organizados en comités revolucionarios atacaban a los acusados de deslealtad, que podían ser cualquiera, cubriendo en la más absoluta represión a toda la China. En 1976, Deng Xiaoping restauró el poder de la facción que él encabezaba para iniciar el proceso de reformas económicas que llamó, socialismo con características de mercado. La realidad es que la revolución cultural fue una lucha de poder, en que Mao, apoyado por su esposa y por el líder del ejército Lin Biao, quisieron apartar del poder a Liu Shaoquí y a Deng Xiaoping, presidente el primero y secretario general del partido comunista, el segundo. Al mismo tiempo Mao intentaba restaurar la ¨más pura ortodoxia comunista¨ del régimen.

El fracaso del Gran Salto Adelante, campaña de medidas económicas, sociales y políticas realizadas a partir de 1958, para transformar la economía agraria china a través de la industrialización y la colectivización y que dio lugar a una gran hambruna y a la muerte de más de 20 millones de personas, había debilitado el poder de Mao, y la revolución cultural le permitió recuperarlo. Con la terminación de la revolución cultural, China terminaba un período de ortodoxia comunista, enclaustrada en un total fracaso económico y social.

La toma del poder por Deng Xiaoping inició una era de reformas económicas y sociales, de desmontaje de las comunas agrícolas, y de dejación del control absoluto sobre los ciudadanos. Arrendamiento privado de las tierras e incentivos, dieron lugar a un incremento casi inmediato de la producción agrícola. La economía se convertía en una economía mixta. Zonas económicas especiales abiertas a los inversionistas internacionales, y cada vez más medidas de economía de mercado, han ido sacando de la pobreza a cada vez más y más ciudadanos, calculándose actualmente en 500 millones de personas, las que han pasado a formar parte de una nueva clase media. Hoy China se ha convertido en la segunda economía mundial, sólo detrás de los Estados Unidos. El salto de China, de un país colectivista y casi feudal, con una economía en pobreza extrema a los niveles actuales es casi increíble, pero el control político por el Partido Comunista permanece inalterable, aunque hasta los nuevos millonarios capitalistas pueden ser miembros del partido. Como las dictaduras no son ni de derecha ni de izquierda, sino simplemente dictaduras, a China hay que clasificarla así, es una gran dictadura, con economía de mercado y un partido comunista en el poder.

Hoy China es una potencia global. Invierte en todas las regiones, en América Latina sus inversiones son enormes, superando ya los 100,000 millones de dólares y anunciando inversiones de 250,000 millones en la próxima década, creando una zona de influencia geopolítica en una zona de histórica influencia norteamericana. Económicamente, el siglo XXI se configura como el siglo del Pacífico, siendo China un actor fundamental, sin embargo, sus ambiciones imperiales, están creando grandes tensiones con sus vecinos, incluyendo a Filipinas, Viet Nam, Taiwán y Malasia, sin descontar a Japón, con el que cada vez se presentan más tensiones. La construcción de islas artificiales alrededor de islotes en disputa en el mar de la China, para establecer estructuras militares y declararlas bajo la soberanía china, es una nueva política del garrote, que puede traer grandes dificultades al país, y la hostilidad de una región completa hacia este neo-imperialismo.

Cuando un país realiza verdaderas reformas económicas hacia el mercado, para salir del estancamiento económico generado por la economía centralizada comunista, engendra una necesidad de reformas políticas, eso sucedió en China hace 26 años, en junio de 1989, cuando el movimiento reformista reunido en la plaza Tiananmen de Pekín fue violentamente reprimido por el gobierno chino con millares de muertos y heridos. Durante todos estos años, China ha tratado de borrar de la historia este acontecimiento que marca la brutalidad del gobierno, sin embargo el gesto de un hombre desafiando a un tanque de guerra, no ha sido olvidado. El pasado año miles de jóvenes inundaron las calles de Hong Kong, donde todavía se puede respirar libertad en el inmenso territorio chino. A diferencia de 1989 donde la falta de información borró en gran medida las protestas en Tiananmen, hoy inundan con tuits, fotos y videos, lo acontecido en Hong Kong.

Hoy se vive en China un complejo escenario en el que su nuevo líder Xi Jinping, está conduciendo al país desde arriba, con el garrote de la dirección del partido comunista y al mismo tiempo de la mano de la economía de mercado, sería como la combinación de Mao con Deng. Al igual que el mundo durante los juegos olímpicos de invierno en Sochi no podía imaginarse el cambio geopolítico que ocurriría en Europa debido a la naturaleza imperial de Vladimir Putin, desde los juegos olímpicos de Pekín, China ha experimentado un retroceso enorme en el campo de las libertades que poco a poco había ido ganándose. Como expresa Timothy Garton Ash(2) en ¨El Mayor Experimento Político de la Tierra¨,  El experimento actual cambiará la vida de los miles de funcionarios depurados que han desaparecido en el tierno abrazo de los órganos competentes en el partido y el Estado. También resulta tremendamente incómodo para los chinos que creen en el debate libre y crítico, la iniciativa cívica independiente y las organizaciones no gubernamentales. En este sentido, he visto un notable contraste con mis visitas anteriores a Pekín. No solo por la dificultad cada vez mayor para entrar en Gmail, Gdocs y muchos otros sitios de Internet. Hablando en serio, percibo verdadero nerviosismo entre intelectuales que hace unos años hablaban sin reparos. Los límites de lo que se puede decir en público parecen cada vez más estrictos. Han detenido, acusado y encarcelado a activistas, abogados de derechos civiles y blogueros. Un nuevo proyecto de ley propone unas restricciones casi putinescas para las ONG. Otro amplía la definición de seguridad nacional para englobar la ideología y la cultura, con fórmulas como “llevar adelante la excepcional cultura de la nacionalidad china y defenderla contra la infiltración de la cultura nociva”.

-          Conclusión

El mundo bipolar de la guerra fría fue sustituido por un mundo unipolar en que la influencia de Occidente y particularmente de EE.UU. parecía haber tomado para sí el control de la historia. El libro de Fukuyama planteaba el ¨fin de la historia¨ y el triunfo a nivel mundial de la democracia liberal. Hoy 25 años más tarde, la situación internacional ha cambiado muchísimo. Ese mundo unipolar ha dado lugar a uno multipolar, en el que China y Rusia han tomado un protagonismo extraordinario. En el caso de Rusia, no tanto por su economía, que como decía anteriormente, tiene el tamaño de la de Italia, sino por su comportamiento imperial, por su reconstrucción militar y nuclear, y la posición antioccidental de Putin, que han convertido a esa nación de amiga y aliada en la era Yeltsin a cuasi-enemiga en la era de Putin.

China a su vez, toma su fuerza de su impresionante desarrollo económico, que unido a su autoritarismo ha ido creando también una situación de carácter neo-imperialista, que ha dado lugar a un cambio muy importante en la política militar pacifista de Japón, para poder tomar responsabilidades militares en el exterior de ser necesario.

La democracia liberal, con su fundamento en el estado de derecho, la separación de poderes, y la libertad, ha sido además el modelo que ha llevado a los países más desarrollados de la Tierra a compartir valores democráticos y desarrollo económico y social. Todo el occidente se ha beneficiado del mismo, siendo como el faro que iluminaba al resto del mundo a imitarlos. El capitalismo como modelo económico y la democracia liberal como modelo político social, han sido por lo tanto la referencia para el desarrollo en libertad.

Hoy sin embargo están apareciendo otros modelos que desde el autoritarismo están creando una nueva visión. Años atrás el campo socialista quiso modelar a una parte del mundo, pero sucumbió ante la ineficiencia de los burócratas de la economía estatista y centralizada, al mismo tiempo por la represión a la libertad individual y el totalitarismo. Mi gran preocupación respecto a la democracia, en gran medida se está dando en el modelo chino más que en el ruso. La opinión generalizada a la que me adhería totalmente, de que el desarrollo económico de la mano de la economía de mercado, trae ineludiblemente la democracia política, se está poniendo a prueba en China.

Siendo China un país que del totalitarismo comunista se reformó y hoy es una dictadura que pudiéramos definirla como monopartidista-autoritaria-capitalista, en la misma sus ciudadanos gozan del libre mercado, han mejorado extraordinariamente su estándar de vida, la militancia en el partido no la define su categoría económica sino su lealtad al mismo y al gobierno, pueden viajar y hacer turismo por el mundo, disfrutan del Internet (aunque con determinadas limitaciones), y existen hasta escuelas privadas, también una gran represión para el que se atreva a disentir. Este nuevo sistema, ya que proviene del colectivismo marxista leninista, convertido en sistema de libre mercado dictatorial y autoritario, goza hoy de simpatía en muchas partes del mundo. En Asia también uno de los Tigres Asiáticos, Singapur, de un desarrollo económico-social espectacular, se desarrolló dentro de un esquema parlamentario pero prácticamente de partido único, diríamos cuasi-único, de la mano de un primer ministro a la vez ¨Padre de la Patria¨ con poderes dictatoriales, quien esgrimiendo los valores asiáticos, desconociendo la división de poderes, y con leyes represivas, creó seguridad económica y social y un muy alto nivel de vida a sus ciudadanos. Hay muchos analistas hoy, que aseguran que China tiende a una sociedad tipo Singapur. Claro, Singapur es pequeñísima, mientras China es un país enorme que reúne el mayor número de habitantes del planeta, luego son difíciles de comparar. Podríamos decir que China hoy es líder de un ¨nuevo¨ modelo de sociedad. Aquí quería llegar.

Respecto a este fenómeno, Timothy Garton Ash, nos dice en el mismo trabajo mencionado anteriormente ¨El mayor experimento político de la tierra¨: Si todo este proceso triunfa, el capitalismo democrático liberal de Occidente tendría un formidable competidor ideológico, de atractivo mundial, sobre todo en los países en vías de desarrollo. Lo bueno es que la competencia siempre obliga a ponerse las pilas. Es muy probable que la soberbia de Occidente en los primeros años de este siglo, tanto en política exterior, con la intervención para cambiar el régimen en Irak, como a la hora de consentir los excesos desmesurados del capitalismo financiero, se debiera en gran parte a la sensación de no tener rivales ideológicos serios. La posibilidad de las alternativas de guerra y paz, y la necesidad de una evolución en China y no de una revolución que pudiese dar al traste con todo el progreso logrado, lo que es posible en un país que vivió una brutal dictadura marxista-leninista por muchos años, y que guarda un profundo sentimiento de humillación histórico. Es muy interesante la conclusión que el señor Ash nos da en su artículo: Mi conclusión es que, si bien esta no es la vía de la evolución que muchos identificamos y agradecimos en China en la época de los Juegos Olímpicos de Pekín, todavía debemos confiar en que Xi logre “cruzar el río piedra a piedra”. Mi mayor preocupación nace no de una fe personal en la democracia liberal como plasmación de la libertad individual, aunque no sería sincero si dijera que eso no importa, sino de los análisis políticos que engendraron la democracia liberal.

Hoy en la geografía mundial vemos muchas dictaduras, y sobre todo algunos focos que pretenden erigirse como modelos, en Irán la dictadura teocrática, en América Latina, el Socialismo del Siglo XXI, en Rusia, Putin y su modelo de capitalismo autoritario imperial. Creo que al final todos caerán, por la naturaleza interna de sus mismos modelos, en Irán a pesar de la fortaleza que lleva al fanatismo de un Islam extremo, se ha ido conformando una muy importante sociedad civil que crece por días, y que sólo espera su oportunidad para integrarse a la comunidad mundial y democratizar a su país, en 2009 vimos al pueblo y a la juventud en las calles y la represión posterior. En Venezuela vemos a un país que se deshace de la mano del Chavismo, en Ecuador, a otro líder como Correa con un nivel de endiosamiento, que a pesar de una buena conducción económica, pasará, pues el modelo se centra en su persona, y en Rusia, el más peligroso de todos, igualmente, el modelo (que quiere presentarse como heredero de los sueños del pueblo ruso) está fundamentado también en la personalidad egocéntrica de Vladimir Putin. Por lo que en mi modesta opinión, de hombre que cree profundamente en la Democracia Liberal, con su estado de derecho, división de poderes, y de libertad individual, veo al modelo de Singapur, con China como líder el mayor peligro. Es por ello importante que el mundo tome conciencia de ello, porque se trata de un rival ideológico serio. Al mismo tiempo como cristiano, considero que para que Occidente con la Democracia Liberal como estandarte, pueda hacerse con el triunfo como al final de la guerra fría, es totalmente necesario, que tome la vanguardia en la lucha por la igualdad y por la defensa ecológica de nuestro planeta.

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Notas:

(1) ¨Una estrategia para una Rusia decadente¨ - El País, 6 de septiembre de 2014 - Joseph Samuel Nye, es un geopolitólogo y profesorestadounidense. Es actualmente profesor en la 'Kennedy School of Government' de la Universidad de Harvard, donde anteriormente se había desempeñado como decano. También se desempeña como miembro de la coalición de orientación para el 'Proyecto de Reforma de la Seguridad Nacional'.

(2)¨Existe otra Rusia¨- El País, 29 de abril de 2015 - Timothy Garton Ash es profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com/project, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su último libro es Los hechos son subversivos.

(3) ¨Russia: People and Empire 1552-1917¨ - Harvard University Press, 1997-Geoffrey Alan Hosking. Célebre historiador británico de la historia de Rusia y de la Unión Soviética. Fue Profesor Investigador de Historia de Rusia en la Escuela de Estudios Eslavos y de Europa del Este del University College, de Londres.

(4) ¨Que Rusia encuentre su lugar¨- El País, 27 de diciembre de 2014- Shlomo Ben-Ami, ex ministro israelí de Asuntos Exteriores, es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz y autor del libro Cicatrices de guerra, heridas de paz: la tragedia árabe-israelí.

(5) ¨La revolución en la mente de Putin¨- El País, 8 de mayo de 2014 - Mark Leonard, especialista en Ciencia Política británico, es cofundador y director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores..

(6) ¨El mayor experimento político de la tierra¨- El País, 14 de junio de 2015 -Timothy Garton Ash

 

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