“La verdadera riqueza de una nación está en su gente” Informe sobre Desarrollo Humano 1990
Con la publicación del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2010, el 5 de noviembre, se cumplen 20 años del primero emitido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990.
Su aparición representó un suceso realmente revolucionario. Rompía con la vieja clasificación de los países preferentemente basada en el ingreso nacional obtenido por habitante, un indicador parcial que soslaya una variedad de factores característicos del progreso de una nación. Por supuesto, nadie puede negar la creación de la riqueza como un elemento de avance, sin la cual no puede haber un progreso sustentable, como se ha probado muchas veces lamentablemente.
Sin embargo, reducir el ascenso social de un país determinado sólo al nivel del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzado sin tener en cuenta su redistribución y el mejoramiento en actividades tan importantes como la educación, la salud pública, la seguridad social, la disminución de las diferencias de género y un elemento clave: la libertad de los ciudadanos, puede llevar a conclusiones erradas, pues la experiencia universal demuestra que el crecimiento económico, aunque importante, no siempre equivale a desarrollo.
Así, en 1990, expertos en problemas del desarrollo del PNUD, liderados por el pakistaní Mahbub Ul-haq, y el hoy muy conocido economista hindú Amartya Sen, publicaron el primer informe con un índice sintético que incorporaba la esperanza de vida y la alfabetización a los ingresos por habitantes para dar una referencia mucho más integral de los países. Desde entonces, los informes han ido incorporando nuevos elementos para enriquecer el Índice de Desarrollo Humano, que han conferido mayor peso a factores no directamente relacionados con los ingresos, sin obviar estos. Se han agregado paulatinamente temas como la equidad, la salud pública, la educación, la seguridad social, el empoderamiento de la mujer, factores tecnológicos con atención particular al acceso de las técnicas de comunicaciones (telefonía, Internet), el cuidado del medio ambiente, y una cuestión muy especial: una creciente atención a la libertad del individuo como un factor muy relacionado con el nivel de vida de los pueblos, y el desarrollo económico y social de las naciones, materia sobre la cual el Profesor Amartya Sen ha realizado sobresalientes estudios.
Con el Informe del IDH 2010 se han añadido tres nuevos índices, mucho más precisos, para incrementar el alcance de la medición. Se trata del Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Pobreza Multidimensional. Como subrayan sus autores, el trabajo deberá continuar en la búsqueda de mayores precisiones, además de tomar en cuenta los nuevos retos y situaciones a las que se enfrenta la humanidad, en un mundo más globalizado, entre otros la erradicación de la pobreza y las amenazas al medio ambiente.
La Sra. Helen Clark, administradora del PNUD, señala en el prólogo del Informe IDH 2010 que los datos ¨reflejan la existencia de múltiples caminos para conseguir logros en el desarrollo humano¨, y apunta ¨no existe una receta única ni un modelo uniforme para tener éxito¨. Sin dudas esta es una gran verdad. Cada nación tendrá que basar su progreso en sus tradiciones, historia y recursos entre otros factores. Sin embargo, los 20 años transcurridos desde el primer informe, denotan que los países con características democráticas, libertad, importantes dosis de civismo entre sus poblaciones y solidaridad se han mantenido en los primeros lugares.
Noruega, durante muchos años ha mantenido el primer lugar en el listado general del IDH, seguida casi siempre por los Países Bajos, Suecia, Canadá, Suiza, Nueva Zelandia, Japón, Australia, Dinamarca, y Finlandia, que se han caracterizado por mantener políticas estables, con gran atención hacia la educación, la salud pública, la seguridad social y la protección a los sectores más débiles de la sociedad. En particular Noruega, al mismo tiempo que ha mantenido una economía de mercado floreciente, a través de los años ha sustentado la participación pública, en un contexto democrático, convenientemente regulado, donde actúa una sana e influyente sociedad civil, en especial un prestigioso movimiento obrero, con lo cual se ha logrando una armoniosa cohesión entre la iniciativa privada y pública en beneficio de toda la población.
Hoy Noruega, con sólo 4,9 millones de ciudadanos, posee prácticamente el PIB más alto del planeta: 94 759 dólares por habitantes en 2008, y cuenta con una de las mejores redistribuciones de este ingreso, un coeficiente de Gini de 25,8, únicamente superado por Dinamarca (24,7) con el 19º lugar en el listado general del IDH y Japón (24,9) con el 11º lugar en ese listado .
También el país de los fiordos ocupa uno de los primeros lugares, junto a los anteriormente señalados, en educación, salud, asistencia social, libertad ciudadana, acceso a las tecnologías, cuidado del medio ambiente y progreso en general. Algo que llama la atención es que durante años Noruega, junto a Suecia y otros países del norte de Europa, se han caracterizado por practicar una constante solidaridad con los países en desarrollo. Son de las pocas naciones que han cumplido consecuentemente con el compromiso en ONU para la entrega del 0,7% de su PIB con ese fin. Noruega, en 2008 entregó el 0,88% de su PIB; Dinamarca el 0,82%, Países Bajos el 0,80% y Suecia el 0,98%. Ninguno de ellos se caracteriza por hacer propaganda sobre esta noble práctica. Por esta conducta, mantenida con transparencia y sin buscar ventajas políticas, no debe sorprender la mención especial de agradecimiento que hiciera Nelson Mandela a Noruega y Suecia, en su fabulosa autobiografía “El largo camino hacia la libertad”, por el apoyo brindado al pueblo sudafricano durante sus años de lucha contra el odioso apartheid.
Lamentablemente, Cuba no obtiene una buena posición en el Informe de Desarrollo Humano 2010. Si en 2009 ocupaba el puesto 51, ahora ni siquiera aparece en el listado numerado, sino en un grupo llamado “Otros Países o Territorios”, donde están agrupadas naciones fallidas, como Somalia, Corea del Norte, Eritrea, e islas o naciones muy pequeñas. Quizás la falta de credibilidad de sus datos económicos haya pesado en la decisión de apartarla del listado principal, aunque se sigue reconociendo los avances en educación y salud pública, actividades, que como se conoce, están inmersas en un proceso de continuado deterioro por alta de sustentabilidad económica.
En cuanto a democracia y libertades civiles, su posición es de las peores. En democracia tiene una puntuación de 0, mientras en violación de los derechos humanos está al nivel de países como Eritrea, Guinea Ecuatorial, Mauritania y Uganda. En libertad de prensa se le reconoce una situación peor que China y Viet Nam. En 2008, llama la atención que en el acceso a Internet y la telefonía, los indicadores de Cuba son en conjunto los peores de América Latina y de una apreciable cantidad de países africanos: 13 abonados a líneas telefónicas móviles y fijas por 100 personas y 12.9 usuarios de internet por cada 100 personas. Esta situación, a la vez que afecta el desarrollo, en particular científica y técnicamente, resulta un factor altamente negativo para la formación educativa y general de las nuevas generaciones de cubanos.
Al cumplirse 20 años de la publicación del primer Informe de Desarrollo Humano, por el PNUD, los resultados han sido altamente positivos. Una certera contribución a la búsqueda de un mundo mejor y más justo.
La Habana, 24 de noviembre de 2010
Oscar Espinosa Chepe, Economista y periodista independiente