Jun.5 (DP.net).– La situación de cruel opresión en Nicaragua se deteriora cada día más, aplastando al pueblo en un régimen cada vez más totalitario, pero sobre todo desarrollando una violenta arremetida contra la Iglesia Católica para borrar del mapa toda oposición promotora de una ética democrática y defensora de los derechos humanos.
Entre sus maquinaciones para desacreditar y destruir la oposición digna y pacífica, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua ha acusado a la Iglesia nada menos que de lavado de dinero en varias diócesis. Según la Policía Nacional, encontraron dinero "ilícito" en las parroquias. La acusación se basa en que dicen haber encontrado "grandes" cantidades de efectivo en algunas parroquias. Aparte de las colectas habituales durante las ceremonias en esas iglesias, han encontrado fondos que los bancos les han facilitado de sus cuentas corrientes a pesar de la orden del gobierno de congelar todas sus cuentas.
De esta manera, Ortega arremete contra la Iglesia, la banca y el gran capital. Y en concreto, la Iglesia se ve hostigada y acorralada por la policía, la fiscalía, la superintendencia y los analistas financieros pro gubernamentales. Esa estrategia asfixiante llega a un colmo represivo contra los maestros de centros de enseñanza patrocinados o mantenidos por la Iglesia que se han quedado sin salario por el bloqueo de sus cuentas bancarias.
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