Los esclavos de la Revolución castrista
Muchas figuras de la cultura y la alta jerarquía de la Iglesia en Cuba estuvieron recluidos en los campamentos de trabajo forzado en la década de los 60
Enero 14.─ Más de 30,000 homosexuales, religiosos y acusados de contrarrevolucionarios fueron recluidos en la provincia de Camagüey, en Cuba, a partir del 19 de noviembre de 1965 y hasta 1968, donde fueron sujetos a trabajos forzados. Muchos fueron vejados y asesinados.
Estos campamentos se conocieron como Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), y el aislamiento, el encierro y los castigos fueron tales, que muchos de los confinados se automutilaron o se suicidaron.
“Me cortas la mano o te corto la cabeza”, dijo un joven de apellido Falcón a su compañero José Guerra, mientras cosechaban caña en uno de esos campos. Lo vio tan decidido, que cerró los ojos, levantó su cuchilla y se la dejó caer.
Comenzó a chorrear sangre, pero tuvieron que esperar a que llegaran los militares que los custodiaban. No podían salir al camino desde el que eran vigilados; de hacerlo, corrían el riesgo de recibir un balazo, recuerda Francisco García, quien ese día estaba a un lado de ellos y actualmente reside en Estados Unidos, tras haber escapado de la isla en 1972.
El joven herido sólo quería salir, ya no aguantaba más estar encerrado y trabajar contra su voluntad.
Como parte del Servicio Militar Obligatorio (SMO), fueron recluidos en estos campos miles de jóvenes, y también mayores de 27 años, entre ellos el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, y el cantautor Pablo Milanés, quien en alusión al encierro escribió la canción Catorce pelos y un día. También ingresaron Alfredo Petit, obispo auxiliar de la arquidiócesis de La Habana, y Raúl Roa Kourí, hijo del entonces canciller cubano del mismo nombre ...
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