Señores, ¡Yo no me dedico a eso!

Antonio LLaca, 2014

IBSN 978-980-12-6582-5

142 páginas,

Taller de Editorial Horizonte C.A.

Barquisimeto, República Bolivariana de Venezuela

Reseña de Rolando Castañeda

Señores, ¡Yo no me dedico a eso!, es la primera novela del médico cirujano y colega de Democracia Participativa, Dr. Antonio Llaca.  Es ágil, de fácil lectura, con gran sentido del humor y con severas críticas a la situación socioeconómica y al sistema jurídico cubano.  La novela, aunque no ocurre en un tiempo definido, se desarrolla en La Habana actual.  Y como señala Antonio en el post scriptum, si bien es una obra de ficción, las situaciones y los personajes, no son pura coincidencia; todo lo contrario.

La trama de la novela se centra en el juicio de la protagonista principal, Martica; por un potencial delito y los laberintos legales cubanos para determinar su inocencia o culpabilidad.  Constituye una contundente crítica a varios aspectos de la hipocresía de la sociedad cubana, pero particularmente al sistema jurídico y la discriminación que sufren las mujeres por el machismo.

Martica es sometida a un juicio y acusada de practicar la prostitución, o el jineterismo, bajo el artículo 72 del Código Penal cubano, en el cual se establece la peligrosidad social pre delictiva.  La acusada aún no ha cometido el delito, pero las autoridades consideran que es propensa a cometerlo o que lo haría en el futuro.  Sobre este esperpento jurídico en el cual la acusada tiene que demostrar su inocencia para no ser inculpada, se gesta el juicio para determinar si hubo o no prostitución o si la acusada podría ejercerlo en el futuro.  Además se utilizan hechos colaterales, realmente ridículos, como si la acusada logró abastecerse de agua en una forma irregular.

La novela muestra las marcadas diferencias sociales existentes en la isla, en una supuesta sociedad igualitaria sin clases.  A pesar de que el tiempo en que visitó Cuba recientemente no fue mucho, le brindó a Antonio, quien reside en Venezuela, una perspectiva de las marcadas diferencias de la situación socioeconómica de La Habana, características del país isleño en la actualidad.  Sobresalen dos grupos económicos.  Los apoyados por la economía del dólar y la influencia de los militares, y los que continúan hundidos en el ineficiente socialismo estalinista.  Hay un tercer grupo que intenta surgir y separarse de los dos anteriores por medio de las incipientes actividades de mercado autorizadas limitadamente por el gobierno.

La heroína Martica es una enfermera muy independiente y atractiva, quien es una síntesis de varias mujeres que Antonio conoció, no sólo en su último viaje, sino antes.  En la novela la acusada, aparece rodeada de un fiscal, un juez principal, un abogado defensor y varios espectadores del juicio, particularmente dos viejos amigos: un abogado y un ingeniero; este último es el narrador de la novela.  El ingeniero vive fascinado por los lugares históricos y las estatuas que engalanan a La Habana a los cuales hace continua referencia en el desarrollo de la novela.

Los distintos personajes y sus aristas van brotando de los relatos de la protagonista en su ardua y asimétrica defensa, una Capablanca moderna. Otros personajes surgen de los encuentros de los dos seguidores del juicio en el presente.  Es así que van apareciendo las figuras típicas de la peculiaridad cubana, entre otros; médicos, santeros, extranjeros, hombres vinculados al gobierno, hombres vinculados a los militares.  También hay amplias referencias a los solares y las barbacoas, las formas con que los cubanos enfrentan el asfixiante y creciente déficit habitacional.

Antonio llama Torquemada al fiscal en referencia al siniestro inquisidor español.  Al resto de los personajes los designa, no por su nombre sino, por su oficio o profesión, o por su ubicación dentro de las clases sociales como el hijo de papá, o el pinguero o jinetero heterosexual, Teiquirisi (take it easy, tómalo con calma del inglés).

Con cada relato, se va conociendo mejor la orwelliana realidad isleña y las dificultades de quienes no gozan de los privilegios de la nueva clase o la gente de poder.

El desenlace de la novela es realmente inesperado, imprevisto, propio de un país en el cual algunos de los hijos de los dirigentes emigran y consiguen refugio en EEUU, en busca de mejores oportunidades de vida.

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