Ahora mismo lo que Cuba necesita es libertad. Cambio hacia la democracia y el progreso. Pero, una vez más quisiera ir más allá, más a lo profundo del problema. Prever para salvar. Entonces, en mi opinión, una pregunta determinante para nuestro futuro democrático y próspero podría ser: ¿Qué necesitaría Cuba para orientarse, para buscarle sentido profundo y trascendente a ese porvenir? ¿Cuba necesitará otra ideología o una filosofía que rescate nuestras raíces fundacionales y nuestra memoria histórica verdadera?
La libertad de conciencia y de religión, la libertad de empresa y de mercado, la libertad de expresión, de asociación y reunión, una prensa libre y responsable, el pluripartidismo, el Estado de Derecho, todo esto es necesario, y va estando cada vez más claro en la mente de los cubanos. Sin embargo, cada vez se nota más que en el plano de las ideas, de los principios, de los valores, de las virtudes, los cubanos adolecemos de un profundo analfabetismo ético, cívico y espiritual. Confundimos cultura con ideología, creencias con ideología y filosofía con ideología.
Esta enorme confusión puede arruinar nuestro futuro como nación. Puede viciar y atrincherar a la sociedad en bandos, a la política y a la economía, en luchas fratricidas. Puede maniatar la mente de los cubanos, maniatar y hasta esclavizar. Atrincherarse en cualquiera de las ideologías es otra forma de esclavitud. El peligro está en cambiar de trinchera, en parapetarnos en otro torreón ideológico y desde esas nuevas trincheras resucitar el totalitarismo de lo ideológico con signo contrario, pero igual de sectario, fanático y excluyente. Ninguna ideología debe dividir a Cuba jamás.
Hay que tener siempre como experiencia, lo que ha pasado en Cuba durante 65 años y que la Constitución de la República de 2019 lo consagra como obligatorio, imponiendo a la ideología socialista como la única, como dice en su artículo 5: “El sistema socialista que refrenda esta Constitución es irrevocable”. Y, en el colmo del absurdo, reduce a una sola ideología la dignidad humana cuando establece que: “solo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena” (Preámbulo).
Distinguir ideologías y filosofías
Por tanto, es muy necesario con vistas al futuro de Cuba educarnos para distinguir entre ideología y filosofía, entre cultura e ideología, entre fe o creencia religiosa e ideología. Aquí tenemos algunos conceptos que pudieran ayudarnos:
Ideología: 1. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. 2. Doctrina que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, tuvo por objeto el estudio de las ideas”. (RAE) El término ideología fue introducido por Desttut de Tracy en 1796 en su libro Elements d’idéologie que la designa como ciencia de las ideas, con el fin de distinguirla de la antigua metafísica”. En ese sentido las ideologías no son consideradas peyorativamente cuando no se vuelven fanáticas, se imponen por la fuerza o sirven para discriminar y excluir. “Además de su función social de sostener los intereses de los grupos, las ideologías tienen la función cognitiva de organizar las representaciones (actitudes, conocimientos) sociales del grupo, y así monitorizar indirectamente las prácticas sociales grupales, y por lo tanto también el texto y el habla de sus miembros”.
En su primer discurso en la Sociedad Patriótica de Amigos del País, el 20 de febrero de 1817, titulado “Demostración de la influencia de la ideología en la sociedad y medios de rectificar este ramo”, que deberíamos estudiar en esta hora de Cuba, el Padre Varela se acerca a la ideología como el sistema de ideas que, sin sectarismos, ni fanatismos, puede guiar a educadores y a la juventud estudiosa en su comportamiento personal y social. Es una concepción positiva de la ideología no excluyente ni manipuladora de la verdad.
Sin embargo, para Karl Marx la ideología es un conjunto de ideas, representaciones, concepciones, mutiladas, deformadas e invertidas de la realidad que, a la vez como concepción de la historia, oculta el verdadero desarrollo y dinámica de la sociedad y legitima el poder dominante.
Por su parte, para Paul Ricoeur: Lo que está en juego en toda ideología es la legitimación de un determinado sistema de autoridad (Ricoeur, 1994: 221). O sea, la ideología funciona para agregar cierta plusvalía a nuestra creencia a fin de que nuestra creencia pueda satisfacer los requerimientos de la autoridad. La idea marxista de la deformación tiene más sentido si decimos que la función de la ideología es siempre legitimar una pretensión de legitimidad, agregando un suplemento a nuestra espontánea creencia. La función de la ideología en esta fase consiste en llenar la brecha de credibilidad que existe en todos los sistemas de autoridad (Ricoeur, 1994: 213). La ideología ofrece un excedente (surplus) a la dominación.
Filosofía: “Es el conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano. El saber, el conocimiento, la sabiduría, el pensamiento, la lógica, la ética, la metafísica y la ontología” (RAE). La filosofía es el amor a la sabiduría y la búsqueda de la verdad sobre el hombre y el mundo.
La filosofía “sirve para entender fenómenos de la vida social, política y económica para los que las ciencias no tienen una respuesta clara; en segundo lugar, permite tomar distancia de la realidad para someterla a examen, a crítica, y pensar qué puede hacer uno, cómo puede ejercer su libertad y responsabilidad.”
El fin de la filosofía es la ciencia del ser, de todo ser, por sus últimas causas y primeros principios a la luz de la razón. El método que utiliza es el racional deductivo. Es la búsqueda de la verdad, entonces no es verdadera ni legítima una filosofía que vaya contra la verdad sobre el hombre. Una filosofía que vaya contra el ser humano, contra su naturaleza y su dignidad no es verdadera filosofía.
Diferencias entre ideología y filosofía
Es bueno, es conveniente y saludable para el futuro de Cuba, distinguir la ideología de la filosofía. Para que ninguna nos sea impuesta jamás. Para que todas las que tengan un fundamento humanista trascendente, sean sostén y motivación para la reconstrucción de Cuba. Comencemos por aprender las diferencias entre ideologías y filosofías para que nunca más “nos pasen gato por liebre”:
“La filosofía y la ideología son ambas un conjunto de ideas que justifican una acción. La filosofía parte de la experiencia de la realidad y de lo que las cosas son saca unas ideas concretas con las que justifica una acción”, mientras que “la ideología parte de una idea y justifica la actuación conforme a esa idea por lo que convierten lo necesario en opinable y lo opinable en necesario”. “La filosofía ayuda a la ciencia a desembarazarse de la ideología que obstruye su camino al mismo tiempo que, sin suplantarla, proporciona un saber categorial y esclarece métodos, fundamentos y supuestos. La filosofía busca el conocimiento en áreas de sabiduría y la verdad. La filosofía requiere de un pensamiento estructural. Es hacer o pensar cosas atendiendo a su utilidad. Anima a las personas a pensar libre y responsablemente. No se impone”.
Por lo contrario, la ideología, es un conjunto de creencias que respaldan una cierta institución social o una organización. Puede no siempre servir al interés universal. Casi siempre es la forma de pensar de una parte. No puede exigir la exclusividad en toda la sociedad. Tiene muchas emociones personales en juego. Desalienta cualquier pensamiento que vaya en contra de las doctrinas básicas que rigen una ideología. Mientras el filósofo, por lo general, es abierto de mente para buscar la verdad y la sabiduría para el bien de todos, el ideólogo, por lo general, es cerrado de mente, promueve y aplica su ideología siempre que puede y excluye o denuncia al que tiene una ideología diferente.
Es lícito y necesario que los diferentes partidos políticos y movimientos sociales tengan su ideología propia pero su asunción al poder no debe suponer el que la impongan como obligatoria a toda la sociedad. Ni las ideologías, ni las religiones, ni las escuelas filosóficas, pueden imponerse por la fuerza porque eso iría contra la libertad de conciencia y religión y contra los derechos y la dignidad de la persona humana.
Propuestas
- Cuba debe dejar atrás la imposición de cualquier ideología a la totalidad de la sociedad. La experiencia de imponer la ideología marxista leninista ha sido, no solo un fracaso, sino un bloqueo a la libre interpretación de la realidad cubana, a la búsqueda de la verdad, al disfrute de la sabiduría, y a la posibilidad de beber de la sabia de las ideas fundacionales de la nación como Varela y Martí.
- Hoy es la ideología marxista-leninista, con las mezclas propias, pero mañana, ya lo estamos vislumbrando hoy, pueden ser otras ideologías de corte ultraliberal inhumano, o las de la agenda 2030: ideología de género, ideología del cambio climático, ideología del imperio de la tecnología sobre la ética, ideología de la ciencia sin conciencia o de la vida sin trascendencia, entre otras.
- Ninguna ideología debería imponerse para condenar a otros cubanos que no la acepten. Nunca más. En Cuba debería educarse para la pluralidad de ideologías, la tolerancia hacia todas las que sean humanistas y democráticas, exceptuando la promoción o imposición de las ideologías de la muerte, de la violencia, de la exclusión, de la lucha de clases, y de aquellas que provoquen la división entre cubanos por pensar diferente.
- Cuba, según su más genuina matriz fundacional en el Seminario San Carlos de La Habana, lo que necesita para inspirar su reconstrucción y para fundamentar su democracia es filosofía no ideología: una filosofía humanista ecléctica o electiva, no una ideología impuesta en el sentido partidista.
- Cuba tiene un corpus antropológico-filosófico que viene del Padre José Agustín Caballero, del Padre Félix Varela, del educador José de la Luz y Caballero, del maestro Rafael María de Mendive y que tuvo en uno de sus discípulos al más grande humanista cubano: José Martí. Su filosofía humanista servirá para inspirar la sanación del daño antropológico, para fundamentar un proyecto educativo fiel a nuestras raíces, y para animar un desarrollo humano integral que tenga como ley suprema “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Es verdad que hoy la comida, la medicina, la electricidad, el agua, el combustible, el transporte y todo lo demás, todo, está en una grave crisis interna y terminal. Esa vida invivible, con frecuencia, no nos deja pensar en el futuro que queremos y mucho menos en el peligro de que nuevas ideologías vengan a llenar el vacío que deje la que ha fracasado.
Es urgente que los cubanos que se sientan llamados a pensar y a hacer propuestas para la reconstrucción de Cuba, pensemos y propongamos también un corpus filosófico de auténticas raíces cubanas y abierto al mejor pensamiento del mundo para que no le falta a Cuba el pensamiento filosófico electivo que llene y supere el vacío que dejará una ideología impuesta y sin sentido.
No más ideologías sectarias y deshumanizantes. Que regrese a Cuba la filosofía humanista, universal y trascendente de Varela y de Martí.