[DEMOCRACY AS A PARTICIPATORY CONCEPT - click for English version]
Aspiramos a promover por este medio los conceptos que sustentan la participación democrática y a ser un foro abierto de opinión en las gestiones destinadas a fomentar la democracia participativa como meta definitiva de la evolución democrática que conduce a un verdadero gobierno del pueblo.
La democracia es un choque de voluntades, de proyectos y de ambiciones, un choque que se manifiesta por el derecho a disentir, a decir que ¡NO! Pero no porque se aspire a la anarquía, ni a la oclocracia, ni a la dictadura de las mayorías que avasallarían el derecho natural y violarían los derechos humanos y las libertades fundamentales, sino porque ese choque y ese rejuego de rivalidades y aspiraciones se desenvuelve en un ambiente de concordia donde impera el derecho y se resuelve con un amplio mecanismo de consenso mediante la participación popular en las decisiones públicas. Esta noción del consenso prescribe determinados derechos y libertades que tienen precedencia y son inalienables y no pueden ser socavados ni violados por las decisiones de una mayoría. En el reconocimiento y acatamiento de esos derechos y libertades fundamentales se alimenta el consenso democrático.
"La tragedia de las democracias modernas consiste en que ellas mismas no han logrado aún realizar la democracia", afirmó Jacques Maritain hace más de medio siglo.
Este sigue siendo el caso, pero es preciso reconocer que una de las principales virtudes de este mecanismo de gobierno es la de ser perfectible. La democracia evoluciona hacia un grado cada vez mayor de participación en un clima de libertad y de respeto mutuo, que son sus pilares fundamentales. Apunta a una meta que trasciende al parlamentarismo. No obstante, la democracia participativa no ha pasado aún de su etapa teórica y en ningún país se han dado aún los pasos fundamentales que trasciendan los límites de las actuales democracias representativas.
Harold Laski concibió al Estado como una corporación de servicio público y Maritain lo definió como “un órgano habilitado para hacer uso del poder y la coerción y compuesto de expertos o especialistas en el orden y el bienestar públicos; es un instrumento al servicio del hombre”. Con un Estado así concebido al servicio de los ciudadanos y de la nación es posible desarrollar la democracia como un medio intrínsecamente perfectible a grados cada vez mayores de participación hasta desembocar en ese mecanismo idóneo que denominamos democracia participativa. Por lo tanto, no se contrapone a las distintas versiones de democracia representativa que funcionan en la actualidad sino que es una meta en la evolución de éstas, tendiente a superar sus graves limitaciones.
Este espacio cibernético puede convertirse en un vehículo de información, ideas y proyectos que propicien la apertura definitiva a sistemas de gobierno con todos y para el bien de todos. Aspiramos a ser esa herramienta de cambio.
Por ejemplo, le damos una calurosa bienvenida a a esta visión de la democracia participativa que nos llega en forma de Video desde Honduras e invitamos también a nuestros lectores a que incluyan su propia visión en los comentarios que pueden hacer al pie.