La DOCTRINA SOCIAL de la IGLESIA y la labor de los Caballeros de Colón

Historia de la doctrina social de la Iglesia

Los grandes cambios del siglo XIX como la revolución industrial y el consiguiente crecimiento de las ciudades habían producido graves desigualdades sociales y económicas. Se debatía y se luchaba por establecer una justa relación entre trabajo y capital y de ahí el problema conocido como cuestión obrera. El Papa León XIII afrontó este tema y el de la propiedad privada en su encíclica que se constituyó en documento de referencia y de inspiración para todas las acciones cristianas en el campo social. Este documento Rerum novarumes la base inicial de la doctrina social de la iglesia.

En 1931, a los 40 años de la publicación de la Rerum novarum, el Papa Pío XI publica la Quadragesimo anno donde además de repasar la doctrina expuesta por Leon XIII y de aplicarla a la situación del momento, afrontó los nuevos problemas ligados al crecimiento de empresas y grupos cuyo poder pasaba fuera de las fronteras nacionales. Esta encíclica recuerda además la condena del socialismo así como la insuficiencia del liberalismo.

El Papa Pío XII vivió los años de la posguerra con otro orden internacional al que dedicó sus intervenciones. Aun cuando no publicó encíclicas sobre temas sociales, no dejó de recordar a todos a través de sus radiomensajes, la relación que corre entre la moral y el derecho positivo así como los deberes de las personas en las distintas profesiones.

El Beato Juan XXIII deja dos contribuciones: la encíclica Mater et magistra,En la que habla de la misión de la Iglesia por construir comunión que permita tutelar y promover la dignidad del hombre. En la segunda encíclica, Pacem in terris, además de afrontar el tema de la guerra (en tiempos de proliferación del armamento nuclear), afronta el tema de los derechos humanos desde un punto de vista cristiano.

El Concilio Vaticano II  en la constitución pastoral Gaudium et spes trató temas de actualidad social y económica, como los nuevos problemas que afrontaba el matrimonio y la familia (por ejemplo, las sucesivas facilidades al divorcio concedidas por el liberalismo y el socialismo), la paz y concordia entre los pueblos (en el escenario de la llamada Guerra fría), etc.

Pablo VI  en la encíclica Populorum progressio haciendo hincapié en la necesidad de que ese desarrollo humano sea de toda la persona y de todos los hombres.

El Beato Juan Pablo II, fuertemente marcado por su experiencia en Polonia, publicó diversas encíclicas sobre temas sociales.

·         La Laborem exercens presenta una espiritualidad y una moral propias del trabajo que realiza el cristiano.

·         La Sollicitudo rei socialis retoma el tema del progreso y el desarrollo íntegros de las personas (publicada con motivo de los veinte años de la publicación de la Populorum progressio).

·         Finalmente la Centesimus annus -con motivo del centenario de la publicación de la Rerum novarum- se detiene en la noción de solidaridad, que permite encontrar un hilo conductor a través de toda la enseñanza social de la Iglesia.

Aun cuando sus predecesores habían tratado temas sociales como orientaciones para la ética social o para la filosofía, Juan Pablo II planteó la Doctrina social de la Iglesia como una rama de la teología moral y dio orientaciones sobre el modo en que esta disciplina debía ser enseñada en los seminarios.

Benedicto XVI publicó en 2009 la encíclica Caritas in Veritate, en la cual insistía en la relación entre la caridad y la verdad, a la vez que defendió la necesidad de una "autoridad política mundial" para dar respuesta adecuada a los problemas más acuciantes de la humanidad.4

Principios de la Doctrina Social de la Iglesia

La doctrina social de la iglesia busca iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan los pastores de la Iglesia Católica para orientar en estas materias.

La dignidad de la persona humana

La doctrina social de la Iglesia tiene como centro la dignidad de la persona humana y busca en todo momento defenderla y dar principios que ayuden a su crecimiento, a su desarrollo.

Según la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana, por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los demás seres creados.

Creado por Dios a su imagen y semejanza, y redimido por la preciosísima sangre de Cristo, el hombre está llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espíritu; y está destinado a esa eterna vida de comunión con Dios, que le llena de gozo. Por eso toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios, y se configura como ofensa al Creador del hombre.

En su radiomensaje "Con sempre", Pío XII, puntualizó:

“Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, contribuya por su parte a devolver a la persona humana la dignidad que Dios le concedió desde el principio.”

El principio de solidaridad

La solidaridad nos muestra como la humanidad es una y cómo tiene que apoyarse mutuamente. La solidaridad que nos mueve a nosotros a vernos como sólidos en uno nos indica que los pueblos no pueden existir si no son solidarios entre sí y que la humanidad también es así, y esto se ve de una manera muy clara en las crisis y en los problemas.

El principio del bien común.

El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor.

CIC, n. 1906-9 y 1912

El destino universal de los bienes.

Dios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debería tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y no significa que todo está a disposición de todos.

La propiedad privada es legítima para garantizar la libertad y la dignidad de las personas, para atender sus necesidades y de las que están a su cargo, se apoya en la justicia, que obliga a respetar los derechos de cada uno, a dar a cada uno lo que le corresponde y a reconocer su propiedad sobre las cosas.

El derecho de uso de los bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa y ordenada, según un específico orden jurídico.

Compendio de DSI, 171-84

El principio de subsidiaridad

Se refiere a la protección a los núcleos, especialmente a la familia en su sentido cristiano. La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a conocer toda la verdad acerca del bien precioso del matrimonio y de la familia y acerca de sus significados más profundos, siente una vez más el deber de anunciar el Evangelio, esto es, la «buena nueva», a todos indistintamente, en particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para él, a todos los esposos y padres del mundo.

Familiaris Consortio, n.º 3

El principio de participación

Consiste principalmente en un compromiso del cristiano, en promover una sociedad más conforme con los designios de Cristo.

Habrá que proclamar con más firmeza las verdades transmitidas por la Iglesia, toda su doctrina sobre la santidad del matrimonio, la educación doctrinal de los niños, la propiedad de bienes y su uso, los deberes para y con quienes administran el Estado; en fin, deberá restablecerse el equilibrio entre los distintos órdenes de la sociedad, la ley y las costumbres cristianas.

 Pío XIIEl principio de los valores

Los grandes valores son: la verdad, la libertad, la justicia y el amor.

·         La verdad, sin la verdad ningún pueblo podrá avanzar. Jesucristo decía: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.

·         La libertad: la libertad, que nosotros disfrutamos se puede tornar también en desorden si los gobernantes propician el abuso a las libertades civiles y en libertinaje cuando no la sabemos usar. La libertad se manifiesta en la democracia, pero necesitamos de una libertad sabiamente usada.

·         La justicia: Sabemos que tenemos muchos desórdenes cuando impera la mentira, el libertinaje y la injusticia.  Si queremos la paz, tenemos que trabajar por la justicia.

·         El amor:el vínculo que une todo esto es el amor. Sin amor, nosotros no podremos llegar a eso que deseamos: a una mayor distribución de las riquezas, a un mundo donde impere la verdad, la justicia, la libertad; donde los bienes realmente sean comunes, donde se busque el bien común.

No podemos pedirles a los políticos que se preocupen de buscar los intereses del pueblo y no sus propios intereses, si ellos no tienen amor. Se lo podemos pedir en nombre de la justicia, en nombre del respeto a los demás; el amor es necesario para todo ello. Podemos pedirle a un juez que haga la justicia, pero si ese juez no respeta a la persona humana, si ese juez no ama al ser humano y no ama al pueblo, será injusto.

El Padre Michael J. McGivney y los Caballeros de Colón

El Padre Michael McGivney nació en Waterbury, Connecticut, el 12 de agosto de 1852. Sus padres, Patrick y María (Lynch) McGivney, habían llegado durante la gran ola de inmigración irlandesa del siglo 19. Patrick McGivney era operador de una máquina de moldeo en una fábrica de de artículos metálicos de Waterbury. María McGivney dio a luz a 13 hijos, seis de los cuales murieron en la infancia o la niñez. Por lo tanto, el primer hijo, Michael, con cuatro hermanas y dos hermanos, aprendió a temprana edad acerca del dolor y la dura garras de la pobreza. Gracias al ejemplo de sus padres, también aprendió los poderes del amor y de la fe y la fortaleza de la familia.

Michael asistió a las escuelas del distrito de los barrios obreros de Waterbury. Un buen estudiante, era admirado por el director de la escuela por "excelente conducta y competencia en sus estudios."

 Después de la Guerra Civil, cuando la industria de metales de Connecticut estaba en auge, dejó la escuela a los 13 años para ir a trabajar. Su trabajo en el departamento de fabricación de cucharas de una fábrica de metales proporcionó unos pocos dólares más para la supervivencia de la familia.

Cuando Michael alcanzó a la edad de 16 años, en 1868, dejó su empleo en la fábrica. Con el sacerdocio en su meta personal, él viajó con su párroco de Waterbury a Quebec, Canadá. Allí se ha inscribió en el Colegio de St. Hyacinthe, una escuela dirigida por los sacerdotes franceses. Se esforzó en aprender las materias que le prepararían para solicitar la admisión seminario.

Después de dos años de estudios académicos en el Seminario de Nuestra Señora de los Ángeles, que estaba unido a la Universidad de Niágara, en Niagara Falls, Nueva York, el joven McGivney se trasladó a Montreal, donde asistió a las clases de seminario en el Colegio Jesuita de Santa María. Él estaba allí cuando su padre murió en junio de 1873.

Al carecer de fondos y preocupado por su familia, McGivney regresó a casa para el funeral de su padre y tuvo que buscar empleo para tratar de mantener a su familia en Waterbury.

A petición del obispo de Hartford, entró en el Seminario de Santa María en Baltimore, Maryland. Después de cuatro años de estudio, fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1877, en la histórica catedral de la Asunción de Baltimore por el Arzobispo (mas tarde Cardenal) James Gibbons. Unos días más tarde, con su madre viuda presente, ofreció su primera misa en la iglesia Inmaculada Concepción en Waterbury.

El Padre McGivney comenzó su ministerio sacerdotal el día de Navidad en 1877 como párroco asociado de la Iglesia de Santa María en New Haven, primera parroquia de la ciudad.

El Padre McGivney trabajó con los jóvenes de la parroquia de Santa María, impartía clases de catecismo y en la organización de una sociedad de abstinencia total para combatir el alcoholismo.  Durante estos años el Padre McGivney se vio obligado de ir a las cortes estatales de Connecticut para que el Estado no enviara a huérfanos menores de edad a orfelinatos. El Padre McGivney personalmente se hizo responsable de varios muchachos hasta que cumplieran los 18 años de edad.

En 1881, comenzó a explorar, con varios laicos, la idea de una sociedad fraternal benéfica puramente católica. En una época en que los clubes parroquiales y las sociedades fraternales tenían un atractivo popular y ancho, el joven sacerdote sintió que debería haber alguna forma de fortalecer la fe religiosa y al mismo tiempo atender a las necesidades financieras de las familias abrumadas por la enfermedad o la muerte del sostén de familia.

El 29 de marzo, la legislatura de Connecticut concedió una carta constitutiva a los Caballeros de Colón, estableciéndoles formalmente como una corporación legal. Los “Principios” de la Orden en 1882 fueron "caridad", "unidad" y "fraternidad". El principio de "patriotismo" fue añadido más tarde. Cada uno de estos ideales juega un papel importante en los ceremoniales de la orden desde el principio. Los temas vinculados a Colón, dice el historiador Christopher J. Kauffman, "resonó con orgullo en la promesa estadounidense de libertad, igualdad y oportunidad."

En noviembre de 1884, fue nombrado párroco de la iglesia de St. Thomas en Thomaston, Connecticut, una ciudad industrial a 10 millas de su ciudad natal de Waterbury. Fuertemente endeudada, la parroquia sirvió feligreses de la clase trabajadora con pocos recursos más allá de su fe.

En seis años posteriores a su llegada a St. Thomas, el Padre McGivney luchó con la deuda de la iglesia y construyó los mismos lazos de devoción a la Virgen María y continuó la preocupación caritativa que había desarrollado en New Haven.

Nunca robusto de salud, el Padre McGivney fue repentinamente atacado por un caso grave de neumonía en enero de 1890. La enfermedad se prolongó. El joven sacerdote perdió fuerza física al mismo tiempo que la Orden que él fundó crecía con una nueva vitalidad. El joven sacerdote murió el 14 de agosto, dos días después de cumplir 38 años.

El funeral del Padre McGivney fue una indicación del amor y respeto que la gente sentía por este trabajador, santo párroco. También refleja el profundo atractivo personal que los inmigrantes católicos encontraban en los Caballeros de Colón. Estuvieron presentes delegaciones de casi cada uno de los 57 consejos de Caballeros de Colón que había sido fundado en los ocho primeros años de la Orden.

Con motivo del 100 aniversario de la Orden en 1982, los Caballeros de Colón trasladaron los restos del Padre McGivney de Waterbury a la Iglesia de Santa María en New Haven, donde se fundó la Orden. Allí permanecen ahora en un entorno en el que la misa diaria se ofrece por Caballeros de Colón fallecidos.

LA VISION DEL PADRE McGIVNEY

1.      Mantener la Fe

2.      Mantener las Familias Unidas

3.      Crear verdadero espíritu de “Fraternidad”

LA HISTORIA DE LOS CABALLEROS DE COLON Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

1881                                  Propuso el establecimiento de una organización laica, cuyo objetivo sería impedir que los hombres católicos entraran en sociedades secretas cuya afiliación era la antítesis de la doctrina de la Iglesia; en esta organización se unirían a los hombres de la fe católica y para proveer para las familias de los miembros fallecidos.

1895                                  El Vaticano da el primer reconocimiento alos Caballeros cuando el arzobispo Francesco Satolli, delegado apostólico en los Estados Unidos, escribe una carta exaltando los "méritos de esta espléndida organización católica" y dando a los miembros de la orden a su bendición apostólica.

1914:                                 Durante la GranGuerra, la Orden ofrece instalaciones de descanso, recreación y servicios sociales a los soldados aliados de todos los credos. Chozas de los C de C en todo Estados Unidos y Europa ofrecen servicios religiosos, los suministros y la recreación, bajo el lema: "Todos Bienvenidos, Todo Gratis".Esta acción incluía a los afro-americanos quienes era discriminados por otras organizaciones.

1916:                                 Cuando miembros de la Guardia Nacional son enviados a la frontera de México y Estados Unidos para evitar que el general mexicano Francisco "Pancho" Villa atacara pueblos de Nuevo México, Arizona y Texas, los consejos de Caballeros de Colón en esos estados responden espontáneamente a las necesidades religiosas y sociales de las tropas que servían allí.

1919:                                 Después de la GranGuerra, la Orden continuó su trabajo de caridad, ofreciendo servicios de educación y de empleo para militares que regresaban de la guerra. En menos de dos años, la Oficina de Empleo los Caballeros de Colón coloca a unas 100.000 personas en puestos de trabajo.

1920                                  Cuando una delegaciónde 235 caballeros hizo una peregrinación a Roma, el Papa Benedicto XV, los invitó a construir varios centros de recreación para la juventud romana. En respuesta, los Caballeros construyeron cinco parques infantiles en toda la ciudad.

1921                                  Cuando elKu Klux Klan y otros grupos "nativistas" y anti-católicos lanzaron campañas para que los estudiantes católicos fueran obligados a asistir las escuelas públicas, los líderes de la iglesia alistaron la ayuda de los Caballeros de Colón. La Comisión Histórica de los C de C, por su parte, trabajo para superar los prejuicios raciales en la sociedad estadounidense, publicando de libros sobre las contribuciones de los afro-americanos, alemanes-americanos y judíos-americanos.

1924                                  Bajo la presidencia dePlutarco Elías Calles, quien tomó el poder del gobierno Mexicano en 1924, los sacerdotes y religiosos fueron exiliados y el libre ejercicio de la religión fueprohibida. En INIQUISAfflictisque, su encíclica de 1926 sobre la persecución de la Iglesia en México, el Papa Pío XI elogió el trabajo incansable de los Caballeros de Colón, este trabajo incluyó una importante campaña de educación pública, esfuerzos diplomáticos y de apoyo benéfico para los refugiados.

1926:                                 El Caballero SupremoFlaherty, Diputado Caballero Supremo Martin H. Carmody y otros oficiales se reúnen con el presidente Calvin Coolidge sobre la persecución de la Iglesia Católica en México. La Orden pone en marcha una campaña de educación con valor de $ 1 millón para influir en la opinión pública norteamericana sobre la necesidad de una fuerte postura en contra de los ataques del gobierno mexicano contra la Iglesia católica. Tomó más de 10 años para las tensiones se aliviaran.

1945                                  La Orden volvió su atención a las crecientes amenazas del comunismo y el fascismo. Para combatir estos peligros, los Caballeros lanzaron la Cruzada por la preservación y promoción de los ideales estadounidenses, publicando libros y folletos para educar al público sobre "los peligros del comunismo."

1951                                  La Orden vota para financiar la microfilmación de documentos insustituibles de la Biblioteca Vaticana, algunos que datan de la era pre-cristiana. La biblioteca de la Universidad de St. Louis es nombrada como el repositorio para el microfilm. Por el 1956 los Caballeros de Colón abren la Filmoteca del Vaticano de la Universidad de St. Louis; 9.5 millones de páginas de manuscritos han sido microfilmados y puestos a disposición de los universitarios.

1954                                  El 14 dejunio de 1954, Día de la Bandera, el presidente Dwight D. Eisenhower firma una ley que añade las palabras "bajo Dios"al Juramento a la Bandera de los Estados Unidos, completando un esfuerzo que los Caballeros habían comenzado tres años antes.

1965:                                 En abril de 1965, la Orden copatrocina con la Arquidiócesis de Hartford una Conferencia sobre Derechos Humanos de la Universidad de Yale en New Haven. Más de 2.000 personas asisten a la conferencia sobre la justicia interracial.

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