La mejor medalla que puede producir Pyeongchang
- Miguel Saludes
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La mejor medalla que puede producir Pyeongchang
12 Jan 2018 20:35
Los juegos olímpicos de invierno a celebrarse en la ciudad surcoreana de Pyeongchang se han convertido en la antesala de un inesperado giro de las tensiones en la península coreana. Tras la espiral desatada por las ínfulas del dictador norcoreano en su afán de ingresar en el selecto grupo de potencias nucleares, parecería que las cosas pueden tornar a la normalidad con la reanudación de encuentros entre las partes enfrentadas, primero para acordar la participación de una reducida delegación del norte comunista a la cita olímpica en el sur capitalista. Un encuentro que se abre a otras posibilidades de distensión: conversaciones oficiales entre ambas partes, rehabilitación de las comunicaciones directas entre sus fuerzas armadas o la reanudación de contactos entre familias separadas por la situación política.
El contrapunteo provocado por los lanzamientos de misiles intercontinentales norcoreanos, aparentemente exitosos, y las jactanciosas expresiones de Kim Jong Un sobre como Estados Unidos y sus aliados, incluyendo a Seúl, quedaban a su merced gracias a la posesión de estas armas, provocó al recién estrenado presidente de Estados Unidos a involucrarse en un intercambio de amenazas, contra amenazas, criticas, adjetivaciones ofensivas o advertencias de todo tipo con el dictador Kim. Una diatriba que consiguió poner fuego a los que para algunos era la vuelta irreparable a una carrera de rearme nuclear descontrolada y hasta el desate de un conflicto de consecuencias incalculables. El ultimo intercambio de frases entre Pyongyang y Washington precisamente versaba sobre quien disponía de mayor y mejor botón rojo para dar el pistoletazo de salida al cataclismo, algo que hacia justificar los peores presagios.
Para Donald Trump y sus simpatizantes la vuelta al buen juicio mostrada por Norcorea se debió fundamentalmente a la postura firme del presidente norteamericano, quien no dudó en alertar sobre las consecuencias de las acciones pendencieras del régimen totalitario. Desde sanciones, correctamente aplicadas, hasta la amenaza de un “fuego arrasador de una proporción nunca antes vista.” Pero que el dictador norcoreano asimilara imaginar los efectos devastadores que su acción podría atraer sobre los suyos, no debió ser el factor decisivo para este imprevisto cambio de actitud. En definitivas a su régimen le va y le vienen los padecimientos del pueblo hambreado que controla por décadas, al que prefieren regalarle la condición de potencia atómica guerrerista antes que brindarle una adecuada alimentación. Lo demuestran entre muchos episodios la llegada a costas japonesas de barcos cargados de fantasmales cadáveres, momificados por la desnutrición, o las abundantes lombrices y los escasos granos de maíz que contenía el sistema digestivo del militar que logró escapar recientemente en la vigilada zona fronteriza en Panmunjom. Si esa es la calidad nutricional que se garantiza a quienes están encargados de cuidar una línea crítica, puede imaginarse como será para los ciudadanos simples no merecedores de mayores privilegios.
Precisamente el mensaje lanzado en semanas anteriores por el Presidente Trump sobre las advertencias de que cualquier ataque de Corea del Norte recibiría como respuesta la desolación de un fuego arrasador nunca visto, tenía como destinatarios reales a la gente común de esa nación, sometidos al sistema destructivo que los oprime y para colmo rehenes de una promesa aniquiladora por parte de quienes pudieran ser sus liberadores.
Pero quien sí parece haber causado el efecto inesperado en esta vuelta a la cordura de KIm es la actitud tomada por China respecto a su peón, no tanto por el apremio que les hiciera Trump sino porque el aliado menor ya estaba creando un problema de proporciones excedidas a la potencia que se hace cada vez más preponderante en el mundo a través de los causes económicos. Es el gigante asiático en definitiva el que saca mejor provecho en este lance confrontativo.
Por otra parte es justo señalar la disposición expresada por el presidente Donald Trump de mantener conversaciones directas con Corea del Norte. Disposición loable porque apuesta por el diálogo, pero que a tono con la dialéctica del presidente norteamericano dejaría lugar para la duda sobre si presentar la mesa de negociaciones a Kim Jong sea visto por aquel más como un logro de su posición de fuerza que a las buenas prácticas del enemigo. Una postura, la de Trump, que difiere con la que aparenta asumir en otros contextos, el cubano como ejemplo, para con el que parece innecesario y hasta contraproducente lograr un clima de distención y acercamiento que consiga mejores resultados mediante el compromiso político y los contactos directos ahora ralentizados y hasta congelados.
Por ahora vale esperar que bajo los auspicios competitivos de las Olimpiadas de Invierno pueda obtenerse el mejor de los resultados, aunque este no tenga que ver con el terreno deportivo, sino con las oportunidades políticas que logren abrir un nuevo capítulo de relajación en las tensas relaciones entre naciones enfrentadas. Un hecho que haría honor a las razones que dieron brillo a las primeras justas en las que el hombre dirimió sus diferencias poniendo a prueba sus habilidades competitivas y no la potencia de sus armas. Ojalá sea este el precedente que logre una salida definitiva no solo al conflicto coreano, sino a otros muchos que hacen del mundo actual un polvorín a punto de estallar a los pies de millones de vidas inocentes a las que no se les deja otras salidas que la ruina, la desesperación, la pobreza y la muerte.
El contrapunteo provocado por los lanzamientos de misiles intercontinentales norcoreanos, aparentemente exitosos, y las jactanciosas expresiones de Kim Jong Un sobre como Estados Unidos y sus aliados, incluyendo a Seúl, quedaban a su merced gracias a la posesión de estas armas, provocó al recién estrenado presidente de Estados Unidos a involucrarse en un intercambio de amenazas, contra amenazas, criticas, adjetivaciones ofensivas o advertencias de todo tipo con el dictador Kim. Una diatriba que consiguió poner fuego a los que para algunos era la vuelta irreparable a una carrera de rearme nuclear descontrolada y hasta el desate de un conflicto de consecuencias incalculables. El ultimo intercambio de frases entre Pyongyang y Washington precisamente versaba sobre quien disponía de mayor y mejor botón rojo para dar el pistoletazo de salida al cataclismo, algo que hacia justificar los peores presagios.
Para Donald Trump y sus simpatizantes la vuelta al buen juicio mostrada por Norcorea se debió fundamentalmente a la postura firme del presidente norteamericano, quien no dudó en alertar sobre las consecuencias de las acciones pendencieras del régimen totalitario. Desde sanciones, correctamente aplicadas, hasta la amenaza de un “fuego arrasador de una proporción nunca antes vista.” Pero que el dictador norcoreano asimilara imaginar los efectos devastadores que su acción podría atraer sobre los suyos, no debió ser el factor decisivo para este imprevisto cambio de actitud. En definitivas a su régimen le va y le vienen los padecimientos del pueblo hambreado que controla por décadas, al que prefieren regalarle la condición de potencia atómica guerrerista antes que brindarle una adecuada alimentación. Lo demuestran entre muchos episodios la llegada a costas japonesas de barcos cargados de fantasmales cadáveres, momificados por la desnutrición, o las abundantes lombrices y los escasos granos de maíz que contenía el sistema digestivo del militar que logró escapar recientemente en la vigilada zona fronteriza en Panmunjom. Si esa es la calidad nutricional que se garantiza a quienes están encargados de cuidar una línea crítica, puede imaginarse como será para los ciudadanos simples no merecedores de mayores privilegios.
Precisamente el mensaje lanzado en semanas anteriores por el Presidente Trump sobre las advertencias de que cualquier ataque de Corea del Norte recibiría como respuesta la desolación de un fuego arrasador nunca visto, tenía como destinatarios reales a la gente común de esa nación, sometidos al sistema destructivo que los oprime y para colmo rehenes de una promesa aniquiladora por parte de quienes pudieran ser sus liberadores.
Pero quien sí parece haber causado el efecto inesperado en esta vuelta a la cordura de KIm es la actitud tomada por China respecto a su peón, no tanto por el apremio que les hiciera Trump sino porque el aliado menor ya estaba creando un problema de proporciones excedidas a la potencia que se hace cada vez más preponderante en el mundo a través de los causes económicos. Es el gigante asiático en definitiva el que saca mejor provecho en este lance confrontativo.
Por otra parte es justo señalar la disposición expresada por el presidente Donald Trump de mantener conversaciones directas con Corea del Norte. Disposición loable porque apuesta por el diálogo, pero que a tono con la dialéctica del presidente norteamericano dejaría lugar para la duda sobre si presentar la mesa de negociaciones a Kim Jong sea visto por aquel más como un logro de su posición de fuerza que a las buenas prácticas del enemigo. Una postura, la de Trump, que difiere con la que aparenta asumir en otros contextos, el cubano como ejemplo, para con el que parece innecesario y hasta contraproducente lograr un clima de distención y acercamiento que consiga mejores resultados mediante el compromiso político y los contactos directos ahora ralentizados y hasta congelados.
Por ahora vale esperar que bajo los auspicios competitivos de las Olimpiadas de Invierno pueda obtenerse el mejor de los resultados, aunque este no tenga que ver con el terreno deportivo, sino con las oportunidades políticas que logren abrir un nuevo capítulo de relajación en las tensas relaciones entre naciones enfrentadas. Un hecho que haría honor a las razones que dieron brillo a las primeras justas en las que el hombre dirimió sus diferencias poniendo a prueba sus habilidades competitivas y no la potencia de sus armas. Ojalá sea este el precedente que logre una salida definitiva no solo al conflicto coreano, sino a otros muchos que hacen del mundo actual un polvorín a punto de estallar a los pies de millones de vidas inocentes a las que no se les deja otras salidas que la ruina, la desesperación, la pobreza y la muerte.
Reply to Miguel Saludes
- Santiago Arturo Cardenas
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Re: La mejor medalla que puede producir Pyeongchang
13 Jan 2018 01:53
Resulta mas que evidente que la política del gran presidenteTrump hacia Norcorea es un éxito sin precedentes, que -- por supuesto -- muy pocos reconocerán en público.
En relación a Cuba ya el presidente ha dicho que habrá que lograr un "mejor" trato,,luego de la vesania de Obama.
Negociar a la "bamba" con asesinos, corruptos, ladrones y abusadores, no es tarea fácil --Aunque el bloque snobista de Miami , siempre obsequioso con los tiranos, no quiera reconocerlo
En relación a Cuba ya el presidente ha dicho que habrá que lograr un "mejor" trato,,luego de la vesania de Obama.
Negociar a la "bamba" con asesinos, corruptos, ladrones y abusadores, no es tarea fácil --Aunque el bloque snobista de Miami , siempre obsequioso con los tiranos, no quiera reconocerlo
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