Este pasado 4 de julio coincidió para los judíos con el 17 de Tamuz en que comienza un triste periodo de recordación en nuestro calendario. Se conmemora amargamente la entrada de los romanos a Jerusalén luego de destruir sus murallas. El periodo luctuoso tiene su día culminante el 9 de Av, el cual constituye el día más infame, pues coinciden las fechas de la destrucción del Templo de Salomón (Primer Templo) por los babilonios, con la destrucción por los romanos del Segundo Templo, así como otros sucesos tan terribles como la inauguración del campo de exterminio de Treblinka el 22 de julio de 1942 (8 de Av de 5702) y el atentado terrorista en la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en Buenos Aires el 18 de julio de 1994 (10 de Av de 5754.)
Paradójicamente coincidiendo con estas fechas luctuosas se ha llegado a un mal acuerdo con el principal promotor del terrorismo en el Medio Oriente e incluso en el resto del mundo, sólo cito como ejemplo su responsabilidad en el atentado de la AMIA en Argentina en 1994. Vienen nuevamente tiempos difíciles, garantizados por un régimen terrorista con armas nucleares.
En esencia, el acuerdo contiene acápites aterradores:
Irán es libre de continuar patrocinando grupos terroristas –mientras obtiene un “bono” de 150 billones de dólares que pueden (sin supervisión) utilizar para financiar el terrorismo.
Ninguna infraestructura nuclear será desmantelada y las centrifugadoras se mantendrán girando.
Las verificaciones son imposibles de realizar, ya que Irán no está obligado a abrir sitios militares para que se realicen las mismas.
Se le permitirá a Irán continuar la investigación y desarrollo (R&D) sobre centrifugadoras avanzadas y misiles balísticos transcontinentales, cuyo propósito es llevar cargas nucleares.
Con el levantamiento del embargo a la venta de armas por parte de Estados Unidos, Irán tendrá acceso a las más avanzadas armas convencionales del mundo. No cabe duda de que Irán podría suministrárselas a sus aliados terroristas en cualquier confín del hemisferio, desde Europa hasta América Latina. Ya lo hacen con la milicia chiita en Irak, el régimen de Assad en Siria, Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen, Hamas y la Yihad Islámica en Gaza, así como otros muchos de sus aliados en toda la región.
En reacción al acuerdo, el embajador israelí Ron Dermer, al dirigirse a un auditorio compuesto por los miembros de The Washington Summit of Christian United for Israel (CUFI) con motivo de un acto llamado Night to Honor Israel, expresó lo siguiente:
“Los israelíes de todo el espectro político están unidos en su opinión de que este acuerdo es un desastre. Ese acuerdo no bloqueará el camino de Irán hacia una bomba nuclear. Pavimentará el camino de Irán hacia un arsenal nuclear. Este acuerdo no detendrá la proliferación nuclear en Oriente Medio. Estimulará la proliferación nuclear en Oriente Medio. Este acuerdo no traerá la paz más cerca. Traerá más cerca la guerra, hace la guerra convencional más probable hoy y los horrores del terrorismo nuclear para un futuro cercano”.
Agregó el embajador: “No repitamos el error que se cometió con Corea del Norte hace 20 años. En aquel entonces, también se hicieron todo tipo de declaraciones sinceras sobre la creación de un mundo más seguro, de poner fin a la amenaza de un Estado delincuente con armas nucleares, y de traer a Corea del Norte a la comunidad de naciones.
Pero a pesar de todas las promesas y toda la retórica esperanzadora, Corea del Norte tiene la bomba. Y en pocos años, Corea del Norte puede tener un centenar de bombas nucleares, para utilizarlas ellos mismos, para vender al mejor postor, y para amenazar al mundo.
Hay muchas diferencias entre Corea del Norte e Irán. A diferencia de Corea del Norte, Irán opera una red terrorista global. A diferencia de Corea del Norte, Irán está dirigido por fanáticos religiosos conducidos por fantasías apocalípticas. A diferencia de Corea del Norte, Irán se compromete a revertir todo el orden internacional”.
Ahora comenzarán los debates en el gobierno y la prensa norteamericana con respecto al dichoso acuerdo. Al final, o pasará en la Legislatura tal cual es, o modificado; entonces el presidente acatará o no lo planteado por los legisladores y la opinión pública. Mientras tanto, en Teherán, bajo la mirada de su premier, las masas jubilosas gritan “muerte a Israel”, “muerte a USA” y las centrífugas siguen girando y la bestia de la muerte acechará con más bríos a la humanidad.
¿A Ud. no le parece? A mí, sí.
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