Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
19 Jun 2015 18:01 - 19 Jun 2015 22:31
El Papa Francisco ha causado un gran revuelo con su última Encíclica porque toca resueltamente una serie de graves problemas a los que la humanidad parece darles negligentemente la espalda, legando consciente o inconscientemente a las generaciones futuras una triste herencia de desintegración ecológica y ambiental, de montañas de basura acumulada, de mares y ríos agotados y muertos, de bosques talados y tierras fértiles convertidas en desiertos y hasta de una atmósfera que respiramos cada vez más contaminada y tóxica.
Estamos abusando cruelmente de todos nuestros descendientes agotando los recursos naturales y minerales de la Tierra para satisfacer nuestro egoísmo con una ambición creciente de bienes materiales por los cuales no estamos pagando su justo precio, el cual incluiría el costo de estrictas medidas de reciclaje, grandes planes de reforestación y desertificación, limpieza del medio ambiente que contaminamos, reducción drástica de productos desechables, promoción de fuentes de energía renovables, etc., etc. Todo lo cual aumentaría los precios de los productos y servicios y nos obligaría a ser más conscientes de lo que consumimos y mucho más discretos en el derroche de los recursos que estamos agotando. Sería un esfuerzo por el cual las generaciones venideras reconocerían al redactar nuestra historia que hemos sido seres conscientes y racionales y no un cáncer que de hecho está enfermando y matando el planeta en que vivimos.
Para todo esto hace falta dinero y recursos financieros, pero los grandes empresarios no lo gastan en proyectos de responsabilidad como estos, porque no reportan beneficios o utilidades en tiempo presente. Esos beneficios y utilidades serían la herencia que dejaríamos a generaciones futuras si nos dedicamos a conservar un planeta vital y saludable. Por lo tanto, estamos obligados a apoyar a los gobiernos dispuestos a aplicar tales soluciones, por costosas que parezcan, y exigir acciones responsables a los que se empeñen en seguir políticas consumistas.
Desde su ascenso al pontificado, Francisco ha hecho mucho hincapié en que su Iglesia es “para los pobres”. Aparte del propósito de compasión y de los esfuerzos caritativos que implica la solidaridad cristiana, no se trata, sin embargo, de caer en la caricatura de la demagogia como hacen muchos de sus intérpretes. El dinero es una necesidad para vivir en sociedad, para adquirir lo necesario para nuestro bienestar material y para satisfacer los placeres legítimos que nos ofrece Dios en su creación. Entiendo que cuando Francisco habla de una Iglesia “de los pobres y para los pobres”, no se refiere a que abandonemos estas aspiraciones ni a que despreciemos las riquezas y comodidades que podemos adquirir honestamente, sino a escuchar los dictados de la conciencia cuando nos vemos tentados por el egoísmo y la ambición. Ese mismo egoísmo y ambición que por obtener mayores riquezas y un bienestar que es falso porque es producto del derroche, perjudica a todas las generaciones futuras por la herencia devastadora que les estamos dejando.
La ambición desmedida no se limita solamente a los ricos, a los potentados, a los grandes empresarios, sino a todos los que estamos contribuyendo a la destrucción del planeta por nuestra indiferencia frente a todas estas cuestiones y por nuestro egoísmo de aprovechar los recursos que derrochamos (mientras duren, ¡que ya más adelante no estaremos para sufrir las consecuencias!). Esa actitud ambiciosa y egoísta ha llegado a condicionar y gobernar prácticamente todos los sectores de la actividad humana. El dinero se ha convertido para un enorme estrato de la sociedad, ricos y pobres, en un culto que llega a ser una verdadera religión en la que adoramos al “becerro de oro” y sacrificamos en su altar los valores éticos más elementales, como la honestidad, la integridad, la equidad, la solidaridad, etc., de tal manera que representa más que nunca un vector de degradación y profunda amoralidad.
Eso no significa que, cristianos o no, esos valores éticos dependan de un “voto de pobreza” con el argumento de que la riqueza material y la espiritualidad son incompatibles entre sí. Es muy humano que cada uno de nosotros trate de mejorar sus condiciones de vida para contribuir al propósito de ser feliz. Lo cual no implica que el propósito de la existencia sea acumular dinero y bienes materiales, aunque, por el contrario, no es natural ni normal aspirar a ser pobre. La doctrina cristiana a mi juicio apunta a la humildad, a ser “pobre de espíritu” porque rechazamos la arrogancia y el orgullo y abrazamos la solidaridad humana, la generosidad, la compasión y la tolerancia. Los que son calificados como “pobres” porque están en desventaja material o financiera no son mejores en el aspecto humano por el simple hecho de su miseria ni son sus carencias un criterio de elevación espiritual. Los que tienen éxito material y acumulan riquezas no son tampoco mejores, sobre todo si son esclavos de su avaricia y hacen alarde de sus ventajas con arrogancia y desprecio por los menos favorecidos.
Tanto ricos como pobres deben alcanzar un saludable equilibrio entre lo material y lo espiritual con un propósito común de armonía y confraternidad. El problema grave de la sociedad en que vivimos es que se haya propagado tanto la actitud de quienes hacen de las posesiones materiales el único fundamento de su bienestar y de su dicha. La ambición de poder y de dinero no tiene límites y la ansiedad de tener más hace del mundo un escenario de pugnas, guerras y abusos, al tiempo que sus promotores buscan una felicidad material que es inalcanzable porque sufren constantemente de un vacío interno que “todo el oro del mundo” nunca podrá llenar.
Por eso es tan cierto que aunque “el dinero no compra la felicidad”, puede contribuir a alcanzarla. Esa felicidad depende de que respondamos responsablemente a nuestra conciencia y abracemos a nuestros semejantes como hermanos y como iguales. Tenemos grandes responsabilidades que cumplir para preservar el planeta en que vivimos para las futuras generaciones y para disfrutarlo en el momento presente “con todos y para el bien de todos”. Esta es una frase famosa que he tomado de José Martí, pero que se ajusta precisamente a estas consideraciones por las que el Papa Francisco nos llama a asumir esa responsabilidad abarcadora porque, cristianos o no, tenemos todos un deber que cumplir.
Estamos abusando cruelmente de todos nuestros descendientes agotando los recursos naturales y minerales de la Tierra para satisfacer nuestro egoísmo con una ambición creciente de bienes materiales por los cuales no estamos pagando su justo precio, el cual incluiría el costo de estrictas medidas de reciclaje, grandes planes de reforestación y desertificación, limpieza del medio ambiente que contaminamos, reducción drástica de productos desechables, promoción de fuentes de energía renovables, etc., etc. Todo lo cual aumentaría los precios de los productos y servicios y nos obligaría a ser más conscientes de lo que consumimos y mucho más discretos en el derroche de los recursos que estamos agotando. Sería un esfuerzo por el cual las generaciones venideras reconocerían al redactar nuestra historia que hemos sido seres conscientes y racionales y no un cáncer que de hecho está enfermando y matando el planeta en que vivimos.
Para todo esto hace falta dinero y recursos financieros, pero los grandes empresarios no lo gastan en proyectos de responsabilidad como estos, porque no reportan beneficios o utilidades en tiempo presente. Esos beneficios y utilidades serían la herencia que dejaríamos a generaciones futuras si nos dedicamos a conservar un planeta vital y saludable. Por lo tanto, estamos obligados a apoyar a los gobiernos dispuestos a aplicar tales soluciones, por costosas que parezcan, y exigir acciones responsables a los que se empeñen en seguir políticas consumistas.
Desde su ascenso al pontificado, Francisco ha hecho mucho hincapié en que su Iglesia es “para los pobres”. Aparte del propósito de compasión y de los esfuerzos caritativos que implica la solidaridad cristiana, no se trata, sin embargo, de caer en la caricatura de la demagogia como hacen muchos de sus intérpretes. El dinero es una necesidad para vivir en sociedad, para adquirir lo necesario para nuestro bienestar material y para satisfacer los placeres legítimos que nos ofrece Dios en su creación. Entiendo que cuando Francisco habla de una Iglesia “de los pobres y para los pobres”, no se refiere a que abandonemos estas aspiraciones ni a que despreciemos las riquezas y comodidades que podemos adquirir honestamente, sino a escuchar los dictados de la conciencia cuando nos vemos tentados por el egoísmo y la ambición. Ese mismo egoísmo y ambición que por obtener mayores riquezas y un bienestar que es falso porque es producto del derroche, perjudica a todas las generaciones futuras por la herencia devastadora que les estamos dejando.
La ambición desmedida no se limita solamente a los ricos, a los potentados, a los grandes empresarios, sino a todos los que estamos contribuyendo a la destrucción del planeta por nuestra indiferencia frente a todas estas cuestiones y por nuestro egoísmo de aprovechar los recursos que derrochamos (mientras duren, ¡que ya más adelante no estaremos para sufrir las consecuencias!). Esa actitud ambiciosa y egoísta ha llegado a condicionar y gobernar prácticamente todos los sectores de la actividad humana. El dinero se ha convertido para un enorme estrato de la sociedad, ricos y pobres, en un culto que llega a ser una verdadera religión en la que adoramos al “becerro de oro” y sacrificamos en su altar los valores éticos más elementales, como la honestidad, la integridad, la equidad, la solidaridad, etc., de tal manera que representa más que nunca un vector de degradación y profunda amoralidad.
Eso no significa que, cristianos o no, esos valores éticos dependan de un “voto de pobreza” con el argumento de que la riqueza material y la espiritualidad son incompatibles entre sí. Es muy humano que cada uno de nosotros trate de mejorar sus condiciones de vida para contribuir al propósito de ser feliz. Lo cual no implica que el propósito de la existencia sea acumular dinero y bienes materiales, aunque, por el contrario, no es natural ni normal aspirar a ser pobre. La doctrina cristiana a mi juicio apunta a la humildad, a ser “pobre de espíritu” porque rechazamos la arrogancia y el orgullo y abrazamos la solidaridad humana, la generosidad, la compasión y la tolerancia. Los que son calificados como “pobres” porque están en desventaja material o financiera no son mejores en el aspecto humano por el simple hecho de su miseria ni son sus carencias un criterio de elevación espiritual. Los que tienen éxito material y acumulan riquezas no son tampoco mejores, sobre todo si son esclavos de su avaricia y hacen alarde de sus ventajas con arrogancia y desprecio por los menos favorecidos.
Tanto ricos como pobres deben alcanzar un saludable equilibrio entre lo material y lo espiritual con un propósito común de armonía y confraternidad. El problema grave de la sociedad en que vivimos es que se haya propagado tanto la actitud de quienes hacen de las posesiones materiales el único fundamento de su bienestar y de su dicha. La ambición de poder y de dinero no tiene límites y la ansiedad de tener más hace del mundo un escenario de pugnas, guerras y abusos, al tiempo que sus promotores buscan una felicidad material que es inalcanzable porque sufren constantemente de un vacío interno que “todo el oro del mundo” nunca podrá llenar.
Por eso es tan cierto que aunque “el dinero no compra la felicidad”, puede contribuir a alcanzarla. Esa felicidad depende de que respondamos responsablemente a nuestra conciencia y abracemos a nuestros semejantes como hermanos y como iguales. Tenemos grandes responsabilidades que cumplir para preservar el planeta en que vivimos para las futuras generaciones y para disfrutarlo en el momento presente “con todos y para el bien de todos”. Esta es una frase famosa que he tomado de José Martí, pero que se ajusta precisamente a estas consideraciones por las que el Papa Francisco nos llama a asumir esa responsabilidad abarcadora porque, cristianos o no, tenemos todos un deber que cumplir.
Last edit: 19 Jun 2015 22:31 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
20 Jun 2015 17:41 - 20 Jun 2015 17:44
Como hay muchos equívocos y tergiversaciones respecto a la autoridad que ejercen las Encíclicas sobre el comportamiento y el estilo de vida de los católicos, es oportuno aclarar que, en primer lugar, "encíclica" tiene su origen en una palabra griega (egkyklios) que la Iglesia utiliza desde la antigüedad para referirse a una "carta circular". Su propósito primordial a través de los siglos ha sido condenar algún error importante o desviación de la doctrina cristiana, señalar las amenazas a la moral que quebrantan la fe, exhortar a los fieles a tener constancia en su estilo de vida virtuoso o prescribir remedios a los males existentes en la sociedad o que se perciben como posibles en el futuro inmediato. Hay que tener en cuenta también que las Encíclicas suelen no ser la obra exclusiva del Sumo Pontífice sino una labor de equipo que asiste al Papa en las diversas disciplinas sobre las cuales se va a pronunciar el texto. Finalmente, conviene puntualizar que aunque las Encíclicas enriquecen la autoridad del Magisterio de la Iglesia católica, son más bien un esfuerzo docente de los Papas que puede ser objeto legítimo de discusión entre los fieles, siempre que no se trate de artículos de fe que los fieles deben acatar para poder llamarse católicos, sobre todo cuando se trata de dogmas reconocidos por la Tradición.
Last edit: 20 Jun 2015 17:44 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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- Carlos Alberto Montaner
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
28 Jun 2015 17:21 - 28 Jun 2015 17:26
Su Santidad está intensamente preocupado por el bienestar de los pobres y por la salud del planeta. En poco tiempo ha proclamado no una sino dos encíclicas para enfrentarse al tema: Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y Laudato Si (Loado sea).
La participación de la Iglesia en este asunto es legítima, al menos desde su perspectiva. El papa, como buen creyente, suscribe la hipótesis creacionista. Su Dios, supone, creó el mundo —todo lo que existe—, como les reveló la Biblia en el Génesis, y con él a una criatura muy especial, el hombre, que tiene la responsabilidad de administrar la Creación. Por lo tanto, el bienestar de los seres humanos y la salud del planeta le atañen, especialmente a una persona convencida de ser el vicario o representante de Dios en la Tierra.
En general, la visión de Francisco es la de alguien que rechaza el mercado y sospecha de las virtudes de la propiedad privada, o lo subordina todo a un inasible bien común, como sostiene la Doctrina Social de la Iglesia, un curioso cuerpo doctrinario, a veces contradictorio, en el que se trenzan los planteamientos económicos, los dogmas religiosos y los juicios morales.
El papa argentino, afortunadamente, no es el único teólogo católico que tiene esas preocupaciones. El sacerdote Robert A. Sirico, que es, además, economista, y pasó las calenturas socialistas en su juventud, de las que consiguió curarse, hace 25 años fundó en Michigan el Acton Institute of Religion and Liberty para explicar cómo el mercado, la propiedad privada y la libertad son mucho más eficientes para combatir la pobreza y mantener los equilibrios ecológicos que las decisiones de los comisarios o la buena voluntad de los obispos.
Invito a los lectores a que entren en la página web del Acton Institute , contrasten la encíclica Loado sea con la crítica que ahí se le hace, y lleguen a sus propias conclusiones. El papa Francisco es una persona carismática y bien intencionada, pero esos rasgos de su personalidad no le conceden una especial verosimilitud a sus opiniones sobre el desarrollo. Si Sirico, como creo, tiene razón, los criterios del papa, en general, resultan contraproducentes.
Pero hay otros cristianos que participan en el debate. Los luteranos también se lo toman muy en serio e invocan las mismas razones teológicas que Francisco, pero arriban a conclusiones contrarias.
En abril, pocas semanas antes de la encíclica del papa sobre el cambio climático, más de un centenar de científicos, teólogos y profesores universitarios vinculados al luteranismo, le dirigieron al papa una carta abierta advirtiéndole que los combustibles nucleares y fósiles –petróleo, carbón–, la propiedad privada, el comercio libre, el Estado de Derecho y los gobiernos limitados habían logrado rescatar de la pobreza a millones de personas que podían volver a ella si se aceptaba como ciencia las opiniones para ellos caprichosas y equivocadas de algunos ecologistas embriagados por el estatismo.
Los lectores interesados en conocer los argumentos de la carta abierta y la impresionante lista de firmantes pueden acceder al documento por medio de Internet: Cornwall Alliance for the Stewardship of Creation .
Una observación final: el papa y muchos de sus seguidores participan de una gran contradicción en el terreno económico cuando predican al mismo tiempo las virtudes del ascetismo y la frugalidad y la necesidad de rescatar de la pobreza a cientos de millones de personas.
La pobreza material es la consecuencia del no-consumo. Los pobres carecen de todo: desde agua potable hasta un techo decente, pasando por medicinas, ropa y alimentación adecuadas, transporte y comunicaciones.
Para que abandonen la pobreza hay que convertirlos en consumidores progresivos. Una sociedad productiva sólo puede crecer si genera incesantemente más bienes y servicios para un número mayor de personas, empleando proporcionalmente menos recursos. Si se detiene ese ciclo sobrevienen el desempleo y la miseria.
Carece de sentido condenar a los alemanes por vivir opulentamente y censurarlos porque hay millones de personas que viven mucho más miserablemente que ellos y se sienten con derecho a emularlos. Lo mismo puede decirse de los norteamericanos o de los daneses.
¿Cuánto es suficiente? Depende de cada individuo. El valenciano Rodrigo Borja, que fue papa con el nombre de Alejandro VI, era el cardenal más rico de su tiempo (y el que más hijos tuvo). Benedicto XVI se sentía bien en los mejores aposentos del Vaticano. A Francisco I, en cambio, le basta una habitación mucho más modesta en una especie de hotel.
Un papa capaz de reconocer paladinamente que no era nadie para juzgar las preferencias sexuales de sus prójimos, puede entender que tampoco es nadie para decidir cuáles autos o cuántos metros de vivienda son moralmente justificables. Eso pertenece al ámbito de la subjetividad individual y de la definición personal de lo que es necesario, confortable o lujoso. ¿Quién es él para decirles a los demás lo que pueden o deben consumir? Aceptar esa limitación humildemente acaso sea una de sus mayores virtudes.
La participación de la Iglesia en este asunto es legítima, al menos desde su perspectiva. El papa, como buen creyente, suscribe la hipótesis creacionista. Su Dios, supone, creó el mundo —todo lo que existe—, como les reveló la Biblia en el Génesis, y con él a una criatura muy especial, el hombre, que tiene la responsabilidad de administrar la Creación. Por lo tanto, el bienestar de los seres humanos y la salud del planeta le atañen, especialmente a una persona convencida de ser el vicario o representante de Dios en la Tierra.
En general, la visión de Francisco es la de alguien que rechaza el mercado y sospecha de las virtudes de la propiedad privada, o lo subordina todo a un inasible bien común, como sostiene la Doctrina Social de la Iglesia, un curioso cuerpo doctrinario, a veces contradictorio, en el que se trenzan los planteamientos económicos, los dogmas religiosos y los juicios morales.
El papa argentino, afortunadamente, no es el único teólogo católico que tiene esas preocupaciones. El sacerdote Robert A. Sirico, que es, además, economista, y pasó las calenturas socialistas en su juventud, de las que consiguió curarse, hace 25 años fundó en Michigan el Acton Institute of Religion and Liberty para explicar cómo el mercado, la propiedad privada y la libertad son mucho más eficientes para combatir la pobreza y mantener los equilibrios ecológicos que las decisiones de los comisarios o la buena voluntad de los obispos.
Invito a los lectores a que entren en la página web del Acton Institute , contrasten la encíclica Loado sea con la crítica que ahí se le hace, y lleguen a sus propias conclusiones. El papa Francisco es una persona carismática y bien intencionada, pero esos rasgos de su personalidad no le conceden una especial verosimilitud a sus opiniones sobre el desarrollo. Si Sirico, como creo, tiene razón, los criterios del papa, en general, resultan contraproducentes.
Pero hay otros cristianos que participan en el debate. Los luteranos también se lo toman muy en serio e invocan las mismas razones teológicas que Francisco, pero arriban a conclusiones contrarias.
En abril, pocas semanas antes de la encíclica del papa sobre el cambio climático, más de un centenar de científicos, teólogos y profesores universitarios vinculados al luteranismo, le dirigieron al papa una carta abierta advirtiéndole que los combustibles nucleares y fósiles –petróleo, carbón–, la propiedad privada, el comercio libre, el Estado de Derecho y los gobiernos limitados habían logrado rescatar de la pobreza a millones de personas que podían volver a ella si se aceptaba como ciencia las opiniones para ellos caprichosas y equivocadas de algunos ecologistas embriagados por el estatismo.
Los lectores interesados en conocer los argumentos de la carta abierta y la impresionante lista de firmantes pueden acceder al documento por medio de Internet: Cornwall Alliance for the Stewardship of Creation .
Una observación final: el papa y muchos de sus seguidores participan de una gran contradicción en el terreno económico cuando predican al mismo tiempo las virtudes del ascetismo y la frugalidad y la necesidad de rescatar de la pobreza a cientos de millones de personas.
La pobreza material es la consecuencia del no-consumo. Los pobres carecen de todo: desde agua potable hasta un techo decente, pasando por medicinas, ropa y alimentación adecuadas, transporte y comunicaciones.
Para que abandonen la pobreza hay que convertirlos en consumidores progresivos. Una sociedad productiva sólo puede crecer si genera incesantemente más bienes y servicios para un número mayor de personas, empleando proporcionalmente menos recursos. Si se detiene ese ciclo sobrevienen el desempleo y la miseria.
Carece de sentido condenar a los alemanes por vivir opulentamente y censurarlos porque hay millones de personas que viven mucho más miserablemente que ellos y se sienten con derecho a emularlos. Lo mismo puede decirse de los norteamericanos o de los daneses.
¿Cuánto es suficiente? Depende de cada individuo. El valenciano Rodrigo Borja, que fue papa con el nombre de Alejandro VI, era el cardenal más rico de su tiempo (y el que más hijos tuvo). Benedicto XVI se sentía bien en los mejores aposentos del Vaticano. A Francisco I, en cambio, le basta una habitación mucho más modesta en una especie de hotel.
Un papa capaz de reconocer paladinamente que no era nadie para juzgar las preferencias sexuales de sus prójimos, puede entender que tampoco es nadie para decidir cuáles autos o cuántos metros de vivienda son moralmente justificables. Eso pertenece al ámbito de la subjetividad individual y de la definición personal de lo que es necesario, confortable o lujoso. ¿Quién es él para decirles a los demás lo que pueden o deben consumir? Aceptar esa limitación humildemente acaso sea una de sus mayores virtudes.
Last edit: 28 Jun 2015 17:26 by Carlos Alberto Montaner.
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
30 Jun 2015 22:57
No hace gala Carlos Alberto de su habitual objetividad y brillantez en su respuesta, sino que se deja llevar por una clara subjetividad que lo induce al error. En su crítica al Papa Francisco y por extensión a la Iglesia Católica, hace varias afirmaciones equivocadas.
La primera que debo aclarar es que Evangelii Gaudium no es una Encíclica sino una Exhortación Apostólica. Las exhortaciones son cartas del Papa para comunicar al cuerpo de la Iglesia su percepción y las reflexiones resultantes de las recomendaciones de algún sínodo episcopal, exhortando a los fieles a tomar nota y a reflexionar también. Por otra parte, Laudato Si es una Encíclica, las cuales suelen enfocar asuntos o interpretaciones de fe y su aplicación a un tema en particular desde la óptica de la doctrina de Jesús de Nazaret. Además, es importante recalcar que ni la exhortación ni la encíclica imponen condiciones dogmáticas a los fieles.
La segunda es que ni el Papa Francisco (y no Francisco I, porque el numeral latino sólo se usa cuando hay más de un Papa con el mismo nombre) ni la Doctrina Social de la Iglesia rechazan el mercado sino que le dan un contexto de responsabilidad social que se basa en los conceptos de la justicia social y del bien común. Y este último, el bien común, no es "inasible" como lo califica Montaner sino que está bien definido y es perfectamente viable según los fundamentos vertidos en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y en el Catecismo. Invito a Carlos Alberto y los demás lectores interesados en el tema a leer los segmentos relacionados con el bien común que hemos publicado AQUÍ .
Por otra parte, el Padre Sirico, desde el famoso Acton Institute, suele enfocar estas cuestiones desde un punto de vista liberal, por lo que coincide en muchas cosas con los planteamientos de Carlos Alberto en otros diversos escritos, pero no en este. Me pregunto si Montaner leyó cuidadosamente el artículo que menciona y si lo supo interpretar. En cuanto a la ecología y el medio ambiente, Sirico afirma que el hecho de que "Francis would lend the full moral force of his office to call for an honest debate is a great step for the planet", lo cual dista de ser una crítica a la posición del Papa. Además, es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto entre las decisiones de "los comisarios" y la buena voluntad de "los obispos", como si la represión totalitaria fuese equiparable a las prédicas del Papa.
Al final, confunde en su análisis al comunismo con la doctrina social del cristianismo. En el comunismo la justicia social es una imposición totalitaria del Estado, mientras que en el cristianismo es una responsabilidad compartida, una obligación moral que es indispensable para poder llamarse cristiano o católico. Hay un abismo entre la forzosa confiscación de bienes del comunismo totalitario y la prédica de generosidad y solidaridad humanas que debe ser parte integral de la vida de todo cristiano.
Hay otras consideraciones que me parece que quedaron claras en mis dos mensajes anteriores, pero me temo que Carlos Alberto tampoco las leyó cuidadosamente.
La primera que debo aclarar es que Evangelii Gaudium no es una Encíclica sino una Exhortación Apostólica. Las exhortaciones son cartas del Papa para comunicar al cuerpo de la Iglesia su percepción y las reflexiones resultantes de las recomendaciones de algún sínodo episcopal, exhortando a los fieles a tomar nota y a reflexionar también. Por otra parte, Laudato Si es una Encíclica, las cuales suelen enfocar asuntos o interpretaciones de fe y su aplicación a un tema en particular desde la óptica de la doctrina de Jesús de Nazaret. Además, es importante recalcar que ni la exhortación ni la encíclica imponen condiciones dogmáticas a los fieles.
La segunda es que ni el Papa Francisco (y no Francisco I, porque el numeral latino sólo se usa cuando hay más de un Papa con el mismo nombre) ni la Doctrina Social de la Iglesia rechazan el mercado sino que le dan un contexto de responsabilidad social que se basa en los conceptos de la justicia social y del bien común. Y este último, el bien común, no es "inasible" como lo califica Montaner sino que está bien definido y es perfectamente viable según los fundamentos vertidos en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y en el Catecismo. Invito a Carlos Alberto y los demás lectores interesados en el tema a leer los segmentos relacionados con el bien común que hemos publicado AQUÍ .
Por otra parte, el Padre Sirico, desde el famoso Acton Institute, suele enfocar estas cuestiones desde un punto de vista liberal, por lo que coincide en muchas cosas con los planteamientos de Carlos Alberto en otros diversos escritos, pero no en este. Me pregunto si Montaner leyó cuidadosamente el artículo que menciona y si lo supo interpretar. En cuanto a la ecología y el medio ambiente, Sirico afirma que el hecho de que "Francis would lend the full moral force of his office to call for an honest debate is a great step for the planet", lo cual dista de ser una crítica a la posición del Papa. Además, es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto entre las decisiones de "los comisarios" y la buena voluntad de "los obispos", como si la represión totalitaria fuese equiparable a las prédicas del Papa.
Al final, confunde en su análisis al comunismo con la doctrina social del cristianismo. En el comunismo la justicia social es una imposición totalitaria del Estado, mientras que en el cristianismo es una responsabilidad compartida, una obligación moral que es indispensable para poder llamarse cristiano o católico. Hay un abismo entre la forzosa confiscación de bienes del comunismo totalitario y la prédica de generosidad y solidaridad humanas que debe ser parte integral de la vida de todo cristiano.
Hay otras consideraciones que me parece que quedaron claras en mis dos mensajes anteriores, pero me temo que Carlos Alberto tampoco las leyó cuidadosamente.
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- Abelardo Pérez García
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
04 Jul 2015 13:26
Como siempre es interesantísimo el debate entre Montaner y Martínez Solanas y, “une fois n’est pas coutume” (una vez no es costumbre) mi favor va hacia la opinión de GMS.
No quiere decir esto que adhiero totalmente a su parecer pero no por razones de concepto sino de semántica (o de forma).
Numerosas veces he expresado la idea que no se pueden usar las palabras comoquiera. Estos maravillosos entes léxicos tienen un significado (o varios) preciso.
Sus acepciones están definidas rigurosamente y si cada uno se pone a darles un sentido personal se llega a un diálogo de sordos, entendiendo cada uno algo diferente de lo que dice el otro.
Un solo ejemplo para aclarar mi idea: Gerardo escribe:
“Además, es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto entre las decisiones de "los comisarios" y la buena voluntad de "los obispos", como si la represión totalitaria fuese equiparable a las prédicas del Papa.”
De lo que escribe Gerardo se deduce que su “interpretación” de la palabra comisario es absolutamente diferente del sentido que le da Montaner. Para GMS el comisario representa el poder represivo mientras que para CAM es sencillamente un miembro de la Comisión Europea.
Estas confusiones, extremadamente frecuentes en un país en donde se les dice búfalos a los bisonte, leones a los pumas, cipreses a unos pinos que nada tienen que ver con el género “cupressus, etc, etc…” termina transformando el seso de los más débiles en una especie de puré que termina confundiéndolo todo.
Terminemos, por favor, estos diálogos de sordos y ¡Ah! Evitemos también los “procesos de intención” aunque se hagan de manera muy educada y light: “es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto…”
No quiere decir esto que adhiero totalmente a su parecer pero no por razones de concepto sino de semántica (o de forma).
Numerosas veces he expresado la idea que no se pueden usar las palabras comoquiera. Estos maravillosos entes léxicos tienen un significado (o varios) preciso.
Sus acepciones están definidas rigurosamente y si cada uno se pone a darles un sentido personal se llega a un diálogo de sordos, entendiendo cada uno algo diferente de lo que dice el otro.
Un solo ejemplo para aclarar mi idea: Gerardo escribe:
“Además, es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto entre las decisiones de "los comisarios" y la buena voluntad de "los obispos", como si la represión totalitaria fuese equiparable a las prédicas del Papa.”
De lo que escribe Gerardo se deduce que su “interpretación” de la palabra comisario es absolutamente diferente del sentido que le da Montaner. Para GMS el comisario representa el poder represivo mientras que para CAM es sencillamente un miembro de la Comisión Europea.
Estas confusiones, extremadamente frecuentes en un país en donde se les dice búfalos a los bisonte, leones a los pumas, cipreses a unos pinos que nada tienen que ver con el género “cupressus, etc, etc…” termina transformando el seso de los más débiles en una especie de puré que termina confundiéndolo todo.
Terminemos, por favor, estos diálogos de sordos y ¡Ah! Evitemos también los “procesos de intención” aunque se hagan de manera muy educada y light: “es verdaderamente exagerada y quizás mal intencionada la comparación que hace Carlos Alberto…”
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
04 Jul 2015 17:01 - 04 Jul 2015 17:14
La palabra "comisario" viene desde la inquisición, pasando por los mandamás de la policía política de los regímenes totalitarios, mal llamados "comunistas". La aplicación a la Comunidad Europea es bastante más reciente.
Noto que Abelardo usa en su crítica la palabra "absolutamente" dándole un carácter prácticamente dogmático a su opinión, lo cual es bastante ajeno a su habitual discreción. Pero sea de la Inquisición, del Imperio Soviético o de la democrática Unión Europea, la palabra "comisario" implica un alto grado de autoridad y de fuerza. En cualquier caso, el significado que le da Carlos Alberto o el que suscribe no puede ser tan "absolutamente diferente" cuando CAM habla (sin aclarar) de "las decisiones de los comisarios". Por una parte dudo que viviendo en Estados Unidos CAM se haya referido a los comisarios europeos y, por la otra, me pregunto si entre las funciones de los comisarios europeos está la de "combatir la pobreza", que era una de las pretendidas razones de ser de los regímenes "comunistas".
Noto que Abelardo usa en su crítica la palabra "absolutamente" dándole un carácter prácticamente dogmático a su opinión, lo cual es bastante ajeno a su habitual discreción. Pero sea de la Inquisición, del Imperio Soviético o de la democrática Unión Europea, la palabra "comisario" implica un alto grado de autoridad y de fuerza. En cualquier caso, el significado que le da Carlos Alberto o el que suscribe no puede ser tan "absolutamente diferente" cuando CAM habla (sin aclarar) de "las decisiones de los comisarios". Por una parte dudo que viviendo en Estados Unidos CAM se haya referido a los comisarios europeos y, por la otra, me pregunto si entre las funciones de los comisarios europeos está la de "combatir la pobreza", que era una de las pretendidas razones de ser de los regímenes "comunistas".
Last edit: 04 Jul 2015 17:14 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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- Abelardo Pérez García
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
04 Jul 2015 21:05
Me parece difícil creer que CAM se refiriera a los Comisarios del Santo Oficio y lamento que mi excelente amigo GMS ignore hasta ese punto las responsabilidades de los Comisarios de la Unión Europea y vea a esta institución con gafas norteamericanas.
"La Comisión Europea apoya y complementa las políticas de los Estados miembros en los ámbitos de la protección social y la inclusión social."
Para más información, consultar los enlaces siguientes:
ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=es&catId=750
search.yahoo.co/yhs/search?p=c...ozilla&hsimp=yhs-001
ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=es&catId=750
En resumen:
"La Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador establece metas para sacar por lo menos a veinte millones de personas de la pobreza y la exclusión social y aumentar al 75% la tasa de empleo del grupo de personas con edades comprendidas entre 20 y 64 años.
Las iniciativas emblemáticas de la Estrategia Europa 2020, y en especial la Plataforma Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social y la Agenda de Nuevas Cualificaciones y Empleos, favorecen los esfuerzos para alcanzar esas metas".
El empleo de absolutamente diferente no fue inocente ni accidental, pensé darle gusto a Gerardo e insistir en el hecho que no tenía relación alguna con el sentido evidente que le da CAM; al no tener relación no es relativo sino absoluto; pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
QED
"La Comisión Europea apoya y complementa las políticas de los Estados miembros en los ámbitos de la protección social y la inclusión social."
Para más información, consultar los enlaces siguientes:
ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=es&catId=750
search.yahoo.co/yhs/search?p=c...ozilla&hsimp=yhs-001
ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=es&catId=750
En resumen:
"La Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador establece metas para sacar por lo menos a veinte millones de personas de la pobreza y la exclusión social y aumentar al 75% la tasa de empleo del grupo de personas con edades comprendidas entre 20 y 64 años.
Las iniciativas emblemáticas de la Estrategia Europa 2020, y en especial la Plataforma Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social y la Agenda de Nuevas Cualificaciones y Empleos, favorecen los esfuerzos para alcanzar esas metas".
El empleo de absolutamente diferente no fue inocente ni accidental, pensé darle gusto a Gerardo e insistir en el hecho que no tenía relación alguna con el sentido evidente que le da CAM; al no tener relación no es relativo sino absoluto; pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
QED
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
27 Jul 2015 18:35 - 27 Jul 2015 18:36
Estimo que será interesante para participantes y lectores de este debate entresacar algunas citas de una entrevista del servicio brasileño de ZENIT al vicerrector del Pontificio Ateneo de San Anselmo, Stefano Visintin OSB, quien respondió a varias preguntas. Entre éstas, cito las siguientes:
P. Últimamente no han faltado algunas críticas al papa Francisco, acusándolo de comunista. ¿Qué opina a la luz de la Pastor Aeternus? Es decir, ¿todo lo que dice y piensa el Papa entra en el dogma de la infalibilidad papal?
Padre Stefano Visintín: Por supuesto que no. Entra en el dogma sólo lo que se refiere a la fe y la moral; se dice que es "ex cathedra", es decir, infalible, cuando se señala explícitamente que es un dogma; y está contenido en sustancia, en la Sagrada Escritura y la Tradición. Por lo que se refiere a las acusaciones de "comunismo", hay que recordar que desde León XIII (Rerum Novarum, 1891), la Iglesia tiene su "doctrina social". El Papa sigue esto, que no es ni "comunista" ni "capitalista".
(...)
P. ¿El Papa tiene que ser escuchado y leído solamente cuando habla ex cathedra o incluso en sus actos de magisterio ordinario?
Padre Stefano Visintín: El Papa y los obispos deben ser oídos en el ejercicio ordinario de su magisterio, que es lo habitual, y que probablemente ocupará toda su vida. Su tarea es dar sentido a la vida de los fieles en las circunstancias ordinarias, para permitir una mejor comprensión de la revelación y de sus implicaciones morales. Las intervenciones "infalibles" son un evento muy raro.
P. ¿Una encíclica es una forma de pronunciamiento infalible? Y por ejemplo en la encíclica Laudato Si' que trae muchos datos científicos, ¿se puede decir que el Papa está "dogmatizando" estos datos científicos? ¿Cómo debe ser leída por los católicos?
Padre Stefano Visintín: La encíclica no es un pronunciamiento infalible porque pertenece al magisterio ordinario del Papa. Su doctrina sin embargo, debe ser aceptada por "este obsequio religioso de la voluntad y del entendimiento" (LG 25). Es decir, un creyente debe querer aceptar esta enseñanza, dejando de lado las objeciones personales, ya que el propio Cristo confió a sus sucesores la autoridad para enseñar en su nombre. La encíclica Laudato Si' tiene sin duda datos científicos, pero seguramente su valor no está en estos datos sino en la información que propone para la conducta de la vida de los fieles. De hecho, la enseñanza de su propio contexto es la fe y la moral (la forma de vida y las costumbres). La visión del mundo y de la vida que ella propone no provienen de los datos científicos, sino de la Revelación, que es el contexto en el que se interpretan los datos científicos.
P. ¿Qué pensar entonces de la crítica pública al papa Francisco? ¿Y qué debe hacer la persona que no está de acuerdo con la visión de un Papa?
Padre Stefano Visintín: ¿Existe algún Papa que no haya sido criticado públicamente, sobre todo desde el 1800 hasta nuestros días? En general y en este caso, hay que señalar que el Papa y el Magisterio de la Iglesia también tienen la responsabilidad de dar indicaciones sobre las implicaciones de la Revelación para la conducta de la vida de los hombres. Como dije antes, incluso si la enseñanza no es infalible, una encíclica u otros pronunciamientos papales sobre la fe y la conducta de la vida de los fieles tienen que ser recogidos por ellos con "religioso acatamiento de la voluntad y de la inteligencia".
Entre los fieles, si alguien no logra hacerlo, como primera cosa tiene que interrogarse sinceramente si tiene efectivamente la amplitud y profundidad de conocimiento teológico y científico específico para distanciarse del conocimiento y en la práctica privada, de la doctrina expresada por el Magisterio (Papa y/o obispos), o si no se trata de una mera presunción. También en temas de "religión" es necesario tener una formación especializada que no todos poseen.
(...)
Last edit: 27 Jul 2015 18:36 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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- José Manuel Palli
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
19 Aug 2015 12:54
Traten (no se si todavia es "visible") de ver el video que aparece en el extremo superior derecho:
www.diariopopular.com.ar/notas...isco-critico-caritas
, y verán que al Papa no le preocupa que lo llamen "comunista"...
El Papa simplemente interpreta el mensaje de Cristo sin acomodarlo al de otros mensajeros, ya sean estos "padres fundadores", transeúntes del "camino de libertad", contendientes por la candidatura presidencial republicana, o "expertos" de las mas diversas raleas...
El Papa simplemente interpreta el mensaje de Cristo sin acomodarlo al de otros mensajeros, ya sean estos "padres fundadores", transeúntes del "camino de libertad", contendientes por la candidatura presidencial republicana, o "expertos" de las mas diversas raleas...
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- Abelardo Pérez García
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Re: Nuestro Planeta “con todos y para el bien de todos”
23 Aug 2015 09:59 - 23 Aug 2015 16:10
El texto que nos propone Gerardo me parece muy interesante pero no quizá por las razones que se podrían suponer.
En primer lugar el prestigio del Pontificio Istituto Sant’Anselmo es ya suficiente para incitarme a leer las declaraciones de su vicerrector.
El santo tutelar del centro; San Anselmo del Bec o de Canterbury fue uno de los sabios más geniales de la historia (inspiró, en particular, a Abélard, maestro de la Lógica en el siglo XII) y, en mi opinión, se adelantó a Descartes, y hasta a Gödel, tratando de demostrar por medio de la sola razón la existencia de Dios. Esto basta para que este gran santo me resulte infinitamente simpático.
Pero tengo que dejar a San Anselmo, de quien podría escribir muchas y elogiosas páginas, para ir a mis temas que lo serán menos.
Pasemos a las preguntas del periodista del Centro Zenit.
No hay ninguna que parezca clara. Están como envueltas en una neblina de ignorancia desconcertante, y no cabe pensar que juega al ingenuo ante el vicerrector con el fin de proponer respuestas abiertas, no; pues en tal caso la asociación y el orden de las preguntas habrían sido distintos.
Se trata a mi parecer de la carencia de un nivel cultural suficiente que le habría permitido concebir una problemática correcta y por consiguiente darle mayor congruencia a sus preguntas.
En cuanto a las respuestas del benedictino tengo que decir que en el fondo no me sorprenden.
Tiene razón en lo tocante a la Doctrina Social de la Iglesia que no es capitalista ni comunista y que por consiguiente SS Francisco no es comunista.
Yo añadiría que hay muchos quienes, sin tener una idea precisa y exacta de lo que es el comunismo, tildan de comunista a todo aquel que pone en duda que la mano invisible sea capaz por sí sola de resolver todos los problemas económicos, y sin embargo el laissez-faire nunca ha sido para el bien de todos.
Pero hay un fondo en las respuestas del religioso que me pone los pelos de punta. Veamos por ejemplo cuando dice:
La visión del mundo y de la vida que ella [Laudate Si] propone no provienen de los datos científicos, sino de la Revelación, que es el contexto en el que se interpretan los datos científicos.
Está claramente dicho: según el padre Visintin hay que interpretar la ciencia a la luz de la Revelación y esto por supuesto no puedo aceptarlo. Lo veo como un regreso al oscurantismo, como si no hubiéramos tenido en la historia el Renacimiento, el Humanismo, la Ilustración…
Ya sé que el gran San Agustín escribió que la razón debía someterse a la autoridad de las Escrituras pero esto lo escribió ese gran pensador a la caída del Imperio Romano ¡Hace quince siglos! Y todos los que tratan de justificar atrocidades basándose en el contexto y la mentalidad de una época deberían tomarlo en cuenta.
A causa de esta idea la ciencia se estancó durante más de mil años.
La ciencia no puede explicarlo todo, la razón tampoco, es cierto.
El gran pensador y científico católico Blaise Pascal lo dijo magistralmente:
“Ciencia sin conciencia es sólo ruina del alma” y también “El Corazón tiene razones que la Razón no conoce.”
Pero de ahí a darle primacía a la Revelación hay un abismo que no puedo franquear.
Además, ¿de qué Revelación se trata?
¿De la palabra de Alá por boca de Mahoma?
¿De las Cuatro Nobles Verdades del Iluminado sabio Sidarta Gautama, el Buda?
¿De las geniales enseñanzas de las Upanisads?, ¿del Señor Krishna en el Gîta?
¡No, hombre, no! De las Verdades reveladas de la Verdadera Religión. Eso que cita Abelardo son errores, ideas falsas en Filosofía y heréticas en Religión. Ahora aceptamos que se digan a causa del ecumenismo pos Vaticano II pero nuestro deber es combatirlas.
Pues bien, como en nuestros día ya no pueden torturarme ni quemarme, yo afirmo aquí que, dejando aparte el fondo religioso, apruebo la actitud y las razones de SS Francisco, sea comunista o no, y eso a pesar de las coincidencias con la Carta de la Tierra que es horrible y heréticamente panteísta. Todo eso me importa un bledo cuando creo que algo va en la buena dirección.
Aprovecho la oportunidad para felicitar al señor Muller por su excelente artículo: Aproximación a Alabado Seas .
En primer lugar el prestigio del Pontificio Istituto Sant’Anselmo es ya suficiente para incitarme a leer las declaraciones de su vicerrector.
El santo tutelar del centro; San Anselmo del Bec o de Canterbury fue uno de los sabios más geniales de la historia (inspiró, en particular, a Abélard, maestro de la Lógica en el siglo XII) y, en mi opinión, se adelantó a Descartes, y hasta a Gödel, tratando de demostrar por medio de la sola razón la existencia de Dios. Esto basta para que este gran santo me resulte infinitamente simpático.
Pero tengo que dejar a San Anselmo, de quien podría escribir muchas y elogiosas páginas, para ir a mis temas que lo serán menos.
Pasemos a las preguntas del periodista del Centro Zenit.
No hay ninguna que parezca clara. Están como envueltas en una neblina de ignorancia desconcertante, y no cabe pensar que juega al ingenuo ante el vicerrector con el fin de proponer respuestas abiertas, no; pues en tal caso la asociación y el orden de las preguntas habrían sido distintos.
Se trata a mi parecer de la carencia de un nivel cultural suficiente que le habría permitido concebir una problemática correcta y por consiguiente darle mayor congruencia a sus preguntas.
En cuanto a las respuestas del benedictino tengo que decir que en el fondo no me sorprenden.
Tiene razón en lo tocante a la Doctrina Social de la Iglesia que no es capitalista ni comunista y que por consiguiente SS Francisco no es comunista.
Yo añadiría que hay muchos quienes, sin tener una idea precisa y exacta de lo que es el comunismo, tildan de comunista a todo aquel que pone en duda que la mano invisible sea capaz por sí sola de resolver todos los problemas económicos, y sin embargo el laissez-faire nunca ha sido para el bien de todos.
Pero hay un fondo en las respuestas del religioso que me pone los pelos de punta. Veamos por ejemplo cuando dice:
La visión del mundo y de la vida que ella [Laudate Si] propone no provienen de los datos científicos, sino de la Revelación, que es el contexto en el que se interpretan los datos científicos.
Está claramente dicho: según el padre Visintin hay que interpretar la ciencia a la luz de la Revelación y esto por supuesto no puedo aceptarlo. Lo veo como un regreso al oscurantismo, como si no hubiéramos tenido en la historia el Renacimiento, el Humanismo, la Ilustración…
Ya sé que el gran San Agustín escribió que la razón debía someterse a la autoridad de las Escrituras pero esto lo escribió ese gran pensador a la caída del Imperio Romano ¡Hace quince siglos! Y todos los que tratan de justificar atrocidades basándose en el contexto y la mentalidad de una época deberían tomarlo en cuenta.
A causa de esta idea la ciencia se estancó durante más de mil años.
La ciencia no puede explicarlo todo, la razón tampoco, es cierto.
El gran pensador y científico católico Blaise Pascal lo dijo magistralmente:
“Ciencia sin conciencia es sólo ruina del alma” y también “El Corazón tiene razones que la Razón no conoce.”
Pero de ahí a darle primacía a la Revelación hay un abismo que no puedo franquear.
Además, ¿de qué Revelación se trata?
¿De la palabra de Alá por boca de Mahoma?
¿De las Cuatro Nobles Verdades del Iluminado sabio Sidarta Gautama, el Buda?
¿De las geniales enseñanzas de las Upanisads?, ¿del Señor Krishna en el Gîta?
¡No, hombre, no! De las Verdades reveladas de la Verdadera Religión. Eso que cita Abelardo son errores, ideas falsas en Filosofía y heréticas en Religión. Ahora aceptamos que se digan a causa del ecumenismo pos Vaticano II pero nuestro deber es combatirlas.
Pues bien, como en nuestros día ya no pueden torturarme ni quemarme, yo afirmo aquí que, dejando aparte el fondo religioso, apruebo la actitud y las razones de SS Francisco, sea comunista o no, y eso a pesar de las coincidencias con la Carta de la Tierra que es horrible y heréticamente panteísta. Todo eso me importa un bledo cuando creo que algo va en la buena dirección.
Aprovecho la oportunidad para felicitar al señor Muller por su excelente artículo: Aproximación a Alabado Seas .
Last edit: 23 Aug 2015 16:10 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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