¿Cuál es el origen de los derechos humanos?
- José Azel
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¿Cuál es el origen de los derechos humanos?
19 Sep 2013 15:48
Hay una perturbadora escena surrealista en el documental Oscar’s Cuba cuando los que apoyan al gobierno cubano gritan “Abajo los derechos humanos” para intimidar a quienes defienden al líder opositor Dr. Oscar Elías Biscet. Mucho más expresivamente la turba vocifera: “Nos cag... en los derechos humanos”.
¿Cómo pueden personas y gobiernos sostener tal condenable visión de los derechos humanos? Como americanos, exigimos nuestros derechos; admiramos las luchas de los pueblos reclamando sus derechos; veneramos los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad proclamados en nuestra Declaración de Independencia. Sin embargo, los colectivistas ven esto de manera diferente; entonces, ¿cuál es el origen de los derechos humanos?
La cuestión de si los derechos son creación de sociedades particulares, o independientes de ellas, es fundamental para nuestra posición sobre reglas de conducta moral y organización política. ¿Son los derechos humanos creados por los hombres, como una visión particular de la sociedad, como aseguran los marxistas? ¿O son un evidente legado de nuestro Creador, como afirmaba Jefferson?
Hay tres posiciones epistemológicas principales sobre el origen de los derechos humanos: (1) Son leyes morales y vienen de Dios. (2) Son leyes políticas creadas por los gobiernos. (3) Son leyes morales inherentes a la naturaleza humana.
Si los derechos humanos fueran simplemente una invención –una creación del intelecto humano– sería muy difícil argüir que son universales y que cada gobierno está obligado a respetarlos aunque no esté de acuerdo. En consecuencia, Karl Marx denunciaba los derechos como una creación de la sociedad burguesa. Además, si los derechos fueran solamente un capricho del gobierno podrían ser revocados cuando el gobierno lo deseara: serían autorizaciones, no derechos.
Por otra parte, si los derechos emanan de Dios y existen antes de cualquier ley hecha por el hombre, no pueden ser concedidos o revocados por decreto del gobierno. Lamentablemente, ningún origen divino de los derechos humanos puede ser juiciosamente planteado, puesto que no hay evidencia de tal divinidad, y mucho menos de la existencia de derechos claramente demostrables que emanan de Dios.
Un problema adicional es que no hay un solo Dios universalmente reconocido, y por lo tanto nos corresponde a nosotros decidir si el que debe prevalecer es el código moral de Jehová, Alá o Brahma. Vincular los derechos a una divinidad es admitir que no existe evidencia que apoye la existencia de derechos humanos universales.
Muy al tanto de esos aspectos, los pensadores de la Ilustración y los Padres Fundadores buscaron vincular los derechos humanos a la naturaleza como un tema de la ley natural. Pero al intentar extrapolar los derechos desde la naturaleza, los pensadores liberales saturaron sus argumentos con referencia a lo que Dios había ordenado o concedido. John Locke propuso su “ley natural” ligada al “hombre resultado de un omnipotente e infinitamente sabio creador”. Y Jefferson destacó que la ley moral de la naturaleza es “la ley moral a la que el hombre ha sido sometido por su Creador”.
Esa exposición clásica de la ley natural mantiene el interrogante filosófico de que si los derechos naturales provienen de Dios, la prueba de su existencia depende de la prueba de la existencia de Dios. Estos enfoques han llevado a algunos filósofos a ridiculizar la creencia en los derechos humanos como “creer en brujas y unicornios” (Alasdair MacIntyre) o “tonterías montadas en pilotes” (Jeremy Bentham). Para abordar esto los pensadores modernos han desarrollado diversas teorías de derecho natural más seculares, que no se originan en una divinidad.
La Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece que los derechos humanos surgen de “la dignidad inherente al ser humano”. Esto también puede ser un concepto problemático porque no puede alcanzarse un acuerdo universal sobre cómo se define una vida digna. Algunos plantean que una casa en la playa es una necesidad absoluta para una vida digna de un ser humano, mientras otros requieren múltiples cónyuges. ¿Quién lo definirá?
Los regímenes totalitarios se aprovechan de estos dilemas filosóficos para subordinar al individuo al Estado. Como los gobiernos mantienen un monopolio legal del uso de la fuerza física, necesitamos derechos individuales para protegernos de la servidumbre obligada hacia otros, que exige el colectivismo.
Nuestro mejor argumento intelectual es que cada individuo es moralmente un fin en sí mismo y no un medio para los fines de otros. Eso significa que los derechos individuales son nuestra defensa contra el colectivismo. De acuerdo a nuestras creencias personales los derechos individuales pueden ser vistos como otorgados por Dios, o intrínsecos. Los derechos humanos pueden ser simplemente una aspiración o un artilugio, pero en un contexto social es lo que necesitamos para vivir en libertad.
Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana in Cuba.
Read more here: www.elnuevoherald.com/2013/09/...e.html#storylink=cpy
¿Cómo pueden personas y gobiernos sostener tal condenable visión de los derechos humanos? Como americanos, exigimos nuestros derechos; admiramos las luchas de los pueblos reclamando sus derechos; veneramos los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad proclamados en nuestra Declaración de Independencia. Sin embargo, los colectivistas ven esto de manera diferente; entonces, ¿cuál es el origen de los derechos humanos?
La cuestión de si los derechos son creación de sociedades particulares, o independientes de ellas, es fundamental para nuestra posición sobre reglas de conducta moral y organización política. ¿Son los derechos humanos creados por los hombres, como una visión particular de la sociedad, como aseguran los marxistas? ¿O son un evidente legado de nuestro Creador, como afirmaba Jefferson?
Hay tres posiciones epistemológicas principales sobre el origen de los derechos humanos: (1) Son leyes morales y vienen de Dios. (2) Son leyes políticas creadas por los gobiernos. (3) Son leyes morales inherentes a la naturaleza humana.
Si los derechos humanos fueran simplemente una invención –una creación del intelecto humano– sería muy difícil argüir que son universales y que cada gobierno está obligado a respetarlos aunque no esté de acuerdo. En consecuencia, Karl Marx denunciaba los derechos como una creación de la sociedad burguesa. Además, si los derechos fueran solamente un capricho del gobierno podrían ser revocados cuando el gobierno lo deseara: serían autorizaciones, no derechos.
Por otra parte, si los derechos emanan de Dios y existen antes de cualquier ley hecha por el hombre, no pueden ser concedidos o revocados por decreto del gobierno. Lamentablemente, ningún origen divino de los derechos humanos puede ser juiciosamente planteado, puesto que no hay evidencia de tal divinidad, y mucho menos de la existencia de derechos claramente demostrables que emanan de Dios.
Un problema adicional es que no hay un solo Dios universalmente reconocido, y por lo tanto nos corresponde a nosotros decidir si el que debe prevalecer es el código moral de Jehová, Alá o Brahma. Vincular los derechos a una divinidad es admitir que no existe evidencia que apoye la existencia de derechos humanos universales.
Muy al tanto de esos aspectos, los pensadores de la Ilustración y los Padres Fundadores buscaron vincular los derechos humanos a la naturaleza como un tema de la ley natural. Pero al intentar extrapolar los derechos desde la naturaleza, los pensadores liberales saturaron sus argumentos con referencia a lo que Dios había ordenado o concedido. John Locke propuso su “ley natural” ligada al “hombre resultado de un omnipotente e infinitamente sabio creador”. Y Jefferson destacó que la ley moral de la naturaleza es “la ley moral a la que el hombre ha sido sometido por su Creador”.
Esa exposición clásica de la ley natural mantiene el interrogante filosófico de que si los derechos naturales provienen de Dios, la prueba de su existencia depende de la prueba de la existencia de Dios. Estos enfoques han llevado a algunos filósofos a ridiculizar la creencia en los derechos humanos como “creer en brujas y unicornios” (Alasdair MacIntyre) o “tonterías montadas en pilotes” (Jeremy Bentham). Para abordar esto los pensadores modernos han desarrollado diversas teorías de derecho natural más seculares, que no se originan en una divinidad.
La Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece que los derechos humanos surgen de “la dignidad inherente al ser humano”. Esto también puede ser un concepto problemático porque no puede alcanzarse un acuerdo universal sobre cómo se define una vida digna. Algunos plantean que una casa en la playa es una necesidad absoluta para una vida digna de un ser humano, mientras otros requieren múltiples cónyuges. ¿Quién lo definirá?
Los regímenes totalitarios se aprovechan de estos dilemas filosóficos para subordinar al individuo al Estado. Como los gobiernos mantienen un monopolio legal del uso de la fuerza física, necesitamos derechos individuales para protegernos de la servidumbre obligada hacia otros, que exige el colectivismo.
Nuestro mejor argumento intelectual es que cada individuo es moralmente un fin en sí mismo y no un medio para los fines de otros. Eso significa que los derechos individuales son nuestra defensa contra el colectivismo. De acuerdo a nuestras creencias personales los derechos individuales pueden ser vistos como otorgados por Dios, o intrínsecos. Los derechos humanos pueden ser simplemente una aspiración o un artilugio, pero en un contexto social es lo que necesitamos para vivir en libertad.
Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana in Cuba.
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Reply to José Azel
- Abelardo Pérez García
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Re: Re:¿Cuál es el origen de los derechos humanos?
22 Sep 2013 14:34
Lo primero que me llama la atención en el interesante artículo de José Azel sobre el origen de los derechos humanos es la base anglosajona de su visión: sus referencias en este texto son la Declaración de Independencia de EEUU, Jefferson, Locke y afirma que como americanos, exigimos nuestros derechos. Quisiera señalar, antes de seguir mi idea, que no tengo nada en contra de los países anglosajones y que en particular me gusta mucho Inglaterra, país al que voy bastante a menudo pues vivo muy cerca de él, pero como muchas otras cosas el derecho (y su filosofía) en esos países es diferente del de los del continente pues está basado en la common law (concepto muy difícil de traducir) y en la equity mientras que en los demás países europeos (y en sus antiguas colonias) las leyes están basadas en el Derecho Romano, adaptadas al mundo de hoy por supuesto. Ya esto me parece suficiente para que se vea cómo los enfoques pueden ser muy distintos sin que esto pueda ser considerado como relativismo perverso, fuente de todos los males.
Como americanos, exigimos nuestros derechos; admiramos las luchas de los pueblos reclamando sus derechos; veneramos los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad proclamados en nuestra Declaración de Independencia.
¿Son los derechos humanos creados por los hombres, como una visión particular de la sociedad, como aseguran los marxistas? ¿O son un evidente legado de nuestro Creador, como afirmaba Jefferson?
John Locke propuso su “ley natural” ligada al “hombre resultado de un omnipotente e infinitamente sabio creador”. Y Jefferson destacó que la ley moral de la naturaleza es “la ley moral a la que el hombre ha sido sometido por su Creador”. (Gerardo Martínez-Solanas recuerda con razón que la “ley natural” tiene raíces muy antiguas y que Aristóteles y Cicerón ya se referían a ella; yo recordaría también que la “ley moral” no le dijo a Jefferson que la esclavitud era impía y el gran Padre Fundador no tuvo escrúpulos en hacerle un hijo a Sally Hemmings, una de sus esclavas, pero ya volveré más tarde a la “ley natural” y a la esclavitud)
Después de explicar tres postulados epistemológicos sobre el origen de los derechos humanos y de negar la evidencia de alguna divinidad, José Azel concluye sabiamente que puesto que esos derechos son necesarios para vivir en sociedad, poco importa al fin y al cabo cuál es su origen, divino o humano y que según nuestras creencias podemos elegir, lo importante es tenerlos y defenderlos ya que estos derechos son indispensables para nuestra libertad.
Pero es bueno buscar una autoridad indiscutible que corrobore nuestro modo de pensar y el Filósofo puede ayudar. Entonces Gerardo cita:
Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor; porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisamente le obliga a hacerse de otro, es el no poder llegar a comprender la razón, sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo.
Sea de esto lo que quiera, es evidente que los unos son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud tan útil como justa. (Estas mismas razones eran las que en Valladolid esgrimía Sepúlveda en su debate histórico con Bartolomé de Las Casas)
Por otra parte la relación de los sexos es análoga; el uno es superior al otro; éste está hecho para mandar, aquél para obedecer. (Las lectoras apreciarán esto último mejor que yo)
Ahora bien, yo, que no soy americano, no voy a buscar mis referencias únicamente en el pensamiento anglosajón como el señor Azel y prefiero citar los artículos IV y V de la primera declaración de derechos humanos que se hizo en el mundo, la de París en el año 1789, y que creo que es la única que se atreve a proponer una definición de la Libertad:
Los representantes del Pueblo Francés, constituidos en Asamblea nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de la desgracias públicas y de la corrupción de los Gobiernos, han resuelto exponer, en una Declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre […] Por consiguiente, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los derechos siguientes del hombre y del ciudadano.
Artículo IV: La libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudica a otro: de este modo el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites que los que aseguran a los demás Miembros de la Sociedad el goce de esos mismos derechos. Estos límites no pueden determinarse más que por la Ley.
Artículo V: La Ley no tiene derecho a prohibir más que las acciones nocivas a la Sociedad. Lo que no está prohibido por la Ley no puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a hacer lo que ella no ordena.
Vemos como los representantes del pueblo francés en el siglo XVIII reconocieron los “derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre” y aunque lo hacen bajo los auspicios del “Ser Supremo”, la vida, la propiedad y la libertad de los hombres sólo pueden defenderse por la Ley, hecha por los hombres, imperfecta pero que en nuestros países democráticos debe ser la emanación de la voluntad popular, independiente de cualquier creencia religiosa y respetándolas a todas, para todos los ciudadanos sin distinción de origen, de sexo, de raza o de religión.
Como americanos, exigimos nuestros derechos; admiramos las luchas de los pueblos reclamando sus derechos; veneramos los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad proclamados en nuestra Declaración de Independencia.
¿Son los derechos humanos creados por los hombres, como una visión particular de la sociedad, como aseguran los marxistas? ¿O son un evidente legado de nuestro Creador, como afirmaba Jefferson?
John Locke propuso su “ley natural” ligada al “hombre resultado de un omnipotente e infinitamente sabio creador”. Y Jefferson destacó que la ley moral de la naturaleza es “la ley moral a la que el hombre ha sido sometido por su Creador”. (Gerardo Martínez-Solanas recuerda con razón que la “ley natural” tiene raíces muy antiguas y que Aristóteles y Cicerón ya se referían a ella; yo recordaría también que la “ley moral” no le dijo a Jefferson que la esclavitud era impía y el gran Padre Fundador no tuvo escrúpulos en hacerle un hijo a Sally Hemmings, una de sus esclavas, pero ya volveré más tarde a la “ley natural” y a la esclavitud)
Después de explicar tres postulados epistemológicos sobre el origen de los derechos humanos y de negar la evidencia de alguna divinidad, José Azel concluye sabiamente que puesto que esos derechos son necesarios para vivir en sociedad, poco importa al fin y al cabo cuál es su origen, divino o humano y que según nuestras creencias podemos elegir, lo importante es tenerlos y defenderlos ya que estos derechos son indispensables para nuestra libertad.
Este pensamiento de José Azel me desconcierta un poco: necesitamos derechos para guardarnos de la servidumbre pero no veo la relación directa con el colectivismo. Los derechos nos protegen de los más fuertes; si no hubiera leyes, que en general muchos pueblos han ganado después de duras luchas, aun sin colectivismo gente sin escrúpulos haría trabajar a los que necesitan ganarse el pan con el sudor de su frente un número excesivo de horas diarias, haría trabajar a menores que necesitan ayudar a sus padres, los sueldos serían miserables…la historia del siglo XIX y buena parte del XX en numerosos países está ahí para probarlo. Por suerte el uso de la fuerza, en los países democráticos está en manos de las autoridades; ya se sabe lo que dan las milicias privadas al servicio de magnates o las bandas mafiosas…Lamentablemente, ningún origen divino de los derechos humanos puede ser juiciosamente planteado, puesto que no hay evidencia de tal divinidad, y mucho menos de la existencia de derechos claramente demostrables que emanan de Dios.
Como los gobiernos mantienen un monopolio legal del uso de la fuerza física, necesitamos derechos individuales para protegernos de la servidumbre obligada hacia otros, que exige el colectivismo.
Esta opinión de José Azel, algo utilitarista, pragmática y “positivista” no puede satisfacer a aquellos que basándose en encíclicas u otros textos o ideas de fundamento religioso se oponen a esta manera de ver y creen que los que así piensan se dejan influir – lo cual implica que, a su parecer, no deben de tener una mente suficientemente sólida y que no disponen sino de un raciocinio más bien débil – por tal filosofía. Cabe recordar que si Augusto Comte (fundador del positivismo) murió loco, su pensamiento influyó en filósofos y científicos de primer plano, como en los miembros de la “Escuela de Viena”: citemos a Minkovsky, a Hilbert, a Wittgenstein, a Einstein, a Russell, a Poincaré, a Gödel y a tantos más. Pero al fin y al cabo es natural que un pensamiento que critica con fuerza a la teología y a la metafísica tenga un gran número de adversarios. Nuestro amigo Gerardo Martínez Solanas escribe en " Derechos humanos y ley natural ":De acuerdo a nuestras creencias personales los derechos individuales pueden ser vistos como otorgados por Dios, o intrínsecos. Los derechos humanos pueden ser simplemente una aspiración o un artilugio, pero en un contexto social es lo que necesitamos para vivir en libertad.
Aquí estoy un poco perplejo pues no entiendo bien lo que significa ese “concepto universal del ser humano” ¿quiere decir esto que todos los seres humanos se ven como parte de una realidad universal que los trasciende? ¿la misma para todos? Vamos a ver, valiente lector que has llegado hasta aquí. Dejemos al universo que de momento es un poco grande para nosotros. Hablemos de tu casa y de tu coche azul ¿no es azul? No importa, tiene un color muy bonito. ¿Estás seguro(a) de que tu mujer (marido) lo ve exactamente como tú? ¿Que la impresión que produce en su retina la longitud de la onda electromagnética que da ese color es la misma que la que tu cerebro descifra? Ahora tu mujer te dice que algo se está quemando en el horno pues huele a quemado y tú no hueles nada, ella sí. Corres a ayudarla a sacar el pollo que se está quemando y tú lo dejas caer pues está muy caliente. Ella lo recoge con las manos y no se quema…¿A qué viene esto? Pues a reconocer que lo que vemos, lo que oímos, lo que olemos, lo que tocamos… lo conocemos primero por nuestros sentidos pero que todos no lo percibimos forzosamente de la misma manera, después entra en juego nuestra mente e intelectualizamos y raciocinamos. ¿Podemos creer que todo lo vemos, oímos, olemos, lo pensamos o concebimos igual? ¿Y que nuestro entendimiento nos lleva a afirmar categóricamente que existe un Ser que lo trasciende todo y que se entretiene poniendo leyes idénticas en nuestras almas?Pero más grave todavía es que haya personas muy respetuosas del concepto de los derechos y libertades fundamentales que se dejan influenciar por la abrumadora influencia que ejercen en la civilización moderna las ideas positivistas y la filosofía que las estructura.
Pero el fundamento de los derechos y libertades inalienables del ser humano no depende de creencias religiosas sino del concepto universal del ser humano como parte de una realidad universal que lo trasciende y que podemos llamar Dios, Ser Supremo, Gran Arquitecto, Naturaleza, etc., como una entidad identificable en nuestra conciencia individual.
Pero es bueno buscar una autoridad indiscutible que corrobore nuestro modo de pensar y el Filósofo puede ayudar. Entonces Gerardo cita:
Yo no me habría atrevido a citar a Aristóteles. Es verdad que es el Filósofo por antonomasia pero para él la esclavitud era también una cosa “natural” que no dependía pues de las opiniones de los hombres. Veamos lo que escribe acerca de este tema. No sé si después de leer lo que sigue se puede seguir afirmando que los principios son universales e invariables en el tiempo.Aristóteles adoptó la idea con tal precisión que se le califica como padre del derecho natural.
Aristóteles decía en su "Ética a Nicómaco" que: "En el derecho político (el derecho vigente al que nos referimos) una parte es natural y la otra legal. Es natural lo que, en todas partes, tiene la misma fuerza y no depende de las diversas opiniones de los hombres; es legal todo lo que, en principio, puede ser indiferentemente de tal modo o del contrario, pero que cesa de ser indiferente desde que la ley lo ha resuelto".
Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor; porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisamente le obliga a hacerse de otro, es el no poder llegar a comprender la razón, sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo.
Sea de esto lo que quiera, es evidente que los unos son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud tan útil como justa. (Estas mismas razones eran las que en Valladolid esgrimía Sepúlveda en su debate histórico con Bartolomé de Las Casas)
Por otra parte la relación de los sexos es análoga; el uno es superior al otro; éste está hecho para mandar, aquél para obedecer. (Las lectoras apreciarán esto último mejor que yo)
Ahora bien, yo, que no soy americano, no voy a buscar mis referencias únicamente en el pensamiento anglosajón como el señor Azel y prefiero citar los artículos IV y V de la primera declaración de derechos humanos que se hizo en el mundo, la de París en el año 1789, y que creo que es la única que se atreve a proponer una definición de la Libertad:
Los representantes del Pueblo Francés, constituidos en Asamblea nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de la desgracias públicas y de la corrupción de los Gobiernos, han resuelto exponer, en una Declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre […] Por consiguiente, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los derechos siguientes del hombre y del ciudadano.
Artículo IV: La libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudica a otro: de este modo el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites que los que aseguran a los demás Miembros de la Sociedad el goce de esos mismos derechos. Estos límites no pueden determinarse más que por la Ley.
Artículo V: La Ley no tiene derecho a prohibir más que las acciones nocivas a la Sociedad. Lo que no está prohibido por la Ley no puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a hacer lo que ella no ordena.
Vemos como los representantes del pueblo francés en el siglo XVIII reconocieron los “derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre” y aunque lo hacen bajo los auspicios del “Ser Supremo”, la vida, la propiedad y la libertad de los hombres sólo pueden defenderse por la Ley, hecha por los hombres, imperfecta pero que en nuestros países democráticos debe ser la emanación de la voluntad popular, independiente de cualquier creencia religiosa y respetándolas a todas, para todos los ciudadanos sin distinción de origen, de sexo, de raza o de religión.
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- José Manuel Palli
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Re: Re:¿Cuál es el origen de los derechos humanos?
28 Sep 2013 11:58
No se preocupe usted, don Abelardo.
Mi amigo y tocayo reaparecerá en pocos días iluminado y transformado por el apóstol quien, Dios mediante, habrá conmovido la base anglosajona de sus visiones hasta los cimientos.
Me aventuro hasta a adivinar el titulo de su próxima columna:
"SANTIAGO Y RAYA..."
Mi amigo y tocayo reaparecerá en pocos días iluminado y transformado por el apóstol quien, Dios mediante, habrá conmovido la base anglosajona de sus visiones hasta los cimientos.
Me aventuro hasta a adivinar el titulo de su próxima columna:
"SANTIAGO Y RAYA..."
Reply to José Manuel Palli
- Marta Menor
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Re: Re:¿Cuál es el origen de los derechos humanos?
06 Oct 2013 11:48
Václav Havel and his perspective on human rights issues.
How is freedom defined and how we can protect it?
“Many times in the past, I have pondered on the question
of why humanity has the prerogative to any rights at all.
Inevitably, I have always come to the conclusion that
human rights, human liberties and human dignity have their
deepest roots outside of this earthly world. They become
what they are only because, under certain circumstances,
they can mean to humanity a value that people place -
without being forced to – higher than even their own lives.”
Senate and House of Commons of the Parliament of Canada,
Ottawa, April 29, 1999
How is freedom defined and how we can protect it?
“Many times in the past, I have pondered on the question
of why humanity has the prerogative to any rights at all.
Inevitably, I have always come to the conclusion that
human rights, human liberties and human dignity have their
deepest roots outside of this earthly world. They become
what they are only because, under certain circumstances,
they can mean to humanity a value that people place -
without being forced to – higher than even their own lives.”
Senate and House of Commons of the Parliament of Canada,
Ottawa, April 29, 1999
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Moderators: Miguel Saludes, Abelardo Pérez García, Oílda del Castillo, Ricardo Puerta, Antonio Llaca, Efraín Infante, Pedro S. Campos, Héctor Caraballo
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