La actual situación socio política y religiosa de nuestros Países reclama, de la Iglesia Católica, una voz fuerte y profética que, desde el amor y la simplicidad, hable con la firmeza de la verdad que surge del Evangelio de Jesucristo.
El Papa Francisco, por experiencia propia, conoce la miseria injustificada en que se encuentran amplios sectores populares de nuestros Países. Seguramente su palabra será clara y precisa para denunciar el populismo de gobernantes que oprimen a sus pueblos y no quieren soltar el poder; el armamentismo; la corrupción y el materialismo relativista que se nos han inculturado; el tráfico de personas y la falta de respeto a los derechos humanos y a la creación de Dios.
Creo, espero, rezo y trabajo porque el Papa Francisco pueda volver a “abrir las ventanas de la Iglesia” (como dijo el Papa Juan XXIII) para que entre el aire fresco del Espíritu Santo que cambia los corazones y trae la justicia y la paz al mundo. El Papa nos pide que recemos por Él, hagámoslo de corazón para que el Señor lo guíe y fortalezca. Oremos todos, unos por otros, y cuidémonos con esmero, como aconseja el Papa Francisco.
Estamos en el AÑO DE LA FE y en plena SEMANA SANTA. Este es un tiempo muy especial para los cristianos. Es tiempo para revivir el gran misterio de nuestra REDENCIÓN. Es un tiempo de gracia y de perdón, de paz y de esperanza.
El mundo en general y el cristianismo en particular estamos viviendo tiempos revueltos. No son los primeros… ni serán los últimos. ¡Pero son los que nos ha tocado vivir! Pues vivámoslos como cristianos en la FE, la ESPERANZA y el AMOR. Así vamos restaurando el Reino de Dios y asegurando un mejor futuro a las generaciones venideras.