Humanismo ¿Cristiano? ¿Secular?
- Helio J. González
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Humanismo ¿Cristiano? ¿Secular?
12 Dec 2012 14:42
Hace unos días un gran amigo mío me envió un correo sobre ¨el manifiesto de Albert Camus¨, que estuvo escondido por 73 años, desde que fue censurado en Francia, en 1939, después de haber estallado la 2da Guerra Mundial. Resulta tan interesante lo que Camus, destacado humanista secular, plantea en términos de libertad de prensa, que me motivó a escribir sobre el Humanismo, ya que como cristiano, ha sido para mí un principio permanente en todos los órdenes. El Humanismo Integral de Jacques Maritain, ha sido una de las fuentes junto al Evangelio, inspiradoras de la Doctrina Social de la Iglesia. La libertad, el bien común y la dignidad plena del hombre, así como la solidaridad son metas para construir sociedades democráticas, donde todos puedan llegar a alcanzar la plenitud de acuerdo a sus capacidades y a su determinación, por la igualdad ante la ley y la justicia.
Cristo es la muestra más profunda del humanismo que nos proporciona nuestra fe cristiana: Dios nos envía a su Hijo, quien se hace Hombre para salvarnos, y para mostrarnos que Dios es Padre y es Amor. ¿Puede haber algo más hermoso, y que dignifique más al ser humano que esta enseñanza? Es por ello que los cristianos podemos afirmar, que Cristo es la raíz del más profundo humanismo, repito, que eleva al hombre, pues Dios se ha solidarizado con la humanidad, a través de su Hijo que se hace hombre como nosotros.
El Humanismo surge en Europa, como un movimiento intelectual, relacionado con el Renacimiento, en busca de los valores de la antigüedad clásica. El siglo XIV en el tiempo e Italia en la geografía, le dieron comienzo, a través de grandes intelectuales como Dante, Petrarca y Boccacio. Tomaba las fuentes clásicas grecolatinas para hablar del Hombre de manera integral, desarrollando la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía y la historia.
Además de las destacadas figuras ya nombradas, serían muchísimas más las que tendríamos que nombrar al hablar de los inicios del movimiento humanista, Erasmo de Rotterdam entre los más destacados, pero quiero referirme a Tomás Moro (1478 – 1535), figura importantísima del movimiento en Inglaterra, que al mismo tiempo y probablemente por una jugarreta de la historia, fue mártir de su fe y declarado santo por la Iglesia al ser canonizado en 1935. Pensador, teólogo, humanista, escritor y abogado inglés, fue Lord Canciller de Enrique VIII. El mismo rey lo mandó a enjuiciar, y fue declarado culpable de alta traición por no prestar el juramento contra el Sumo Pontífice, oponerse al divorcio del rey con Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey, jefe de la nueva Iglesia Anglicana. Fue decapitado el 6 de julio de 1535.
Humanismo Cristiano, Humanismo Integral
En 1936 sale a la luz en París el libro “Humanismo Integral” del filósofo católico Jacques Maritain, una de las figuras más influyentes del pensamiento social cristiano contemporáneo. «Este nuevo humanismo, sin común medida con el humanismo burgués y tanto más humano cuanto no adora al hombre, sino que respeta, real y efectivamente, la dignidad humana y reconoce derecho, a las exigencias integrales de la persona, lo concebimos orientado hacia una realización socio-temporal de aquella atención evangélica a lo humano que debe no sólo existir en el orden espiritual, sino encarnarse, tendiendo al ideal de una comunidad fraterna». Así nos habla Maritain, y nos dice además: "El hombre del humanismo cristiano, sabe que la vida política aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales... que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu... aprecia la libertad como de algo que hay que ser merecedor; comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y lo manifiesta en el respeto y en la fraternidad; y ve en la justicia la fuerza de conservación de la comunidad política y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, hace posible que nazca la fraternidad cívica..."
Personalismo
El Personalismo, movimiento humanista que pone un énfasis especial en la persona humana, por encima del concepto de individuo como tal, desarrolla una filosofía profundamente cristiana. El hombre es así un ser social y comunitario, que va más allá del individuo, es un ser libre, con valores intrínsecos y trascendentes, sujeto en sí mismo, jamás objeto. El gran filósofo alemán Emmanuel Kant es considerado como el precursor del Personalismo por su concepción de la persona humana como valor absoluto. Jacques Maritain, Gabriel Marcel, Emmanuel Mounier y el mismo Juan Pablo II, se encuentran entre sus figuras más destacadas.
Maritain tuvo como fuente a Santo Tomás de Aquino, pero fue mucho más allá en su antropología. Según él, la esencia del hombre es cultural, por lo que la educación es una tarea humana de primer grado, ya que humaniza al hombre. Además, Maritain desarrolló el personalismo comunitario e influyó de manera muy importante en Mounier. El hombre trasciende el dinamismo primario del animal por la supervivencia. Pasa del individuo a la persona humana, y de ahí a su relación con Dios, dándole sentido a su Humanismo Integral en el que nos dice: ¨desde el punto de vista filosófico la noción principal sobre la que nos importa insistir aquí es la noción de persona. El hombre es una persona que se gobierna a sí misma por su inteligencia y su voluntad. El hombre no existe simplemente como ser físico. Posee en sí una existencia más rica y más noble, la sobre-existencia espiritual propia del conocimiento y del amor¨.
Personalismo Comunitario. Emmanuel Mounier
Desde mediados del siglo XIX, el pensamiento cristiano buscaba dar solución a los problemas engendrados por el capitalismo, el positivismo, el socialismo y el comunismo, ya que todos ellos minimizaban al ser humano. La persona como centro, hace al personalismo comunitario sustentarse en la moderación de un humanismo a distancia de los extremos representados por el individualismo liberal y todos los colectivismos. La sociedad y todo lo que la representa debe estar en función de la persona humana y no al revés. Igualmente, la persona debe esforzarse para servir al bien común y no acomodarse a recibir solamente.
Para Mounier el Personalismo es una filosofía cuyo fundamento es ¨la existencia de personas libres y creadoras¨. Afirma que ¨la persona no crece más que purificándose del individuo que hay en ella, llegando así a reivindicarse como ser concreto y por ello relacional y comunicativo, es decir, comunitario¨.
Mounier desarrolla a partir del pensamiento cristiano, sustentado en el Evangelio, un fuerte compromiso con lo social, como oposición al comunismo. Su obra ha tenido gran influencia en varias generaciones de cristianos hasta la actualidad.
Del Personalismo Comunitario de Emmanuel Mounier podemos sacar algunas conclusiones concretas para la sociedad: el estado está concebido para servir al hombre y no el hombre para servir al estado, igualmente la economía. El estado no es un ente que pueda considerarse por encima de la nación o del hombre, todo lo contrario, es sólo un instrumento al servicio de la sociedad y de cada persona que forma parte de la misma y subordinado a ella. Sin embargo, es necesario para evitar la anarquía, por lo que se constituye en árbitro, en medio, mientras que la persona es el fin. En conclusión, el estado existe para la persona y su realización en la sociedad.
Humanismo Secular.
Aunque como sistema filosófico el humanismo secular es contemporáneo, este movimiento centrado en el Hombre, pero a su vez, apartado de Dios, también mira a los clásicos griegos, y tiene destacados representantes en la Ilustración (siglo XVIII); hombres como Voltaire, Diderot y Hume representan a esta corriente de pensamiento. También en el siglo XIX, a hombres como Mark Twain y Nietzsche.
El Humanismo Secular rechaza los dogmas de cualquier tipo, sean religiosos, políticos o sociales, apelando a la razón y al método científico como fuente de solución de los problemas humanos. La tolerancia y al mismo tiempo el derecho de todos a creer en lo que quieran creer siempre que respeten la opinión ajena, son elementos medulares del movimiento. Postulan la separación de la Iglesia y del Estado, y se oponen a legislaciones de carácter religioso. En 1973 se publicó un Manifiesto Humanista, para afrontar los desafíos, que emergieron de la segunda guerra mundial, como la influencia del comunismo en el mundo, la guerra fría, el proceso de descolonización, etc, y fue firmado, por hombres de la talla de Andrei Sakharov (destacado disidente soviético), Julian Huxley (primer Director General de la UNESCO), Gunnar Myrdal (premio Nobel de Economía) y muchas otras personalidades.
Su secularismo ha sido también muy criticado por diversos sectores, básicamente religiosos, bajo la acusación de promover una religión laica. Esto dio lugar a una nueva Declaración del Humanismo Secular en 1980, en el que se defiende la idea de que el estado secular debe ser neutro, ni a favor ni en contra de religión alguna. Posteriormente en 1988, una Declaración de Interdependencia, hace un llamamiento a favor de una nueva ética global y de la construcción de una comunidad global. Por último el Manifiesto Humanista 2000, pide encarar los retos del siglo XXI renovando el pensamiento de toda la humanidad. En forma de síntesis estos serían algunos de sus planteamientos principales:
a) La dignidad y autonomía del individuo como valor central.
b) La templanza, la moderación, la continencia, el autocontrol como valores, así como la capacidad de elegir libremente, la racionalidad, etc.
c) La necesidad de proporcionar educación moral a los niños y a los jóvenes, con el fin de desarrollar el carácter y fomentar el aprecio por una moral universal.
d) La utilización de la razón para fundamentar los juicios éticos. El diálogo para negociar las diferencias en este punto.
e) La necesidad de estar preparados para modificar los principios y los valores éticos. Se debe tomar lo mejor de la sabiduría moral del pasado, pero desarrollar nuevas soluciones a los dilemas morales. Se plantea el derecho a “morir con dignidad” y por lo tanto su favor a la eutanasia voluntaria. Fertilización in vitro, maternidad de alquiler, clonación, etc, poderes reproductivos al alcance de las nuevas tecnologías y de la ciencia, deben aceptarse o no, a partir de la racionalidad, sin mirar hacia la moral absoluta del pasado como guía, respetando la autonomía de la elección.
Diálogo
¿Es posible el diálogo entre el Humanismo Cristiano y el Humanismo Secular? Si nos detenemos en el análisis, tendrían muchísimos puntos en común, aunque también hay diferencias fundamentales.
Como decía en la introducción de este artículo, el humanismo cristiano tiene su raíz en Cristo mismo, desde la fe, podemos ver a un Dios que se rebaja para elevar la dignidad del ser humano. El humanismo cristiano y el secular tienen muchas cosas en común, y pueden unirse en valores tales como, la dignidad humana, la tolerancia, la templanza, la moderación, la separación de iglesia y estado, la promoción de valores morales a los niños y a los jóvenes, el diálogo como norma, etc.
Hay sin embargo, algunas cuestiones que nos separan de manera fundamental, hay principios y valores éticos que para un cristiano son inmodificables. Estos son los del valor de la vida humana, desde su inicio hasta su final. A la luz de la fe, la vida comienza desde el mismo momento de la concepción, ya hay ahí un ser humano en gestación, y por lo tanto con un valor de eternidad.
Pablo VI nos habla en su gran encíclica Populorum Progressio, de la siguiente manera: “(42) Es un humanismo pleno el que hay que promover. ¿Qué quiere decir esto sino el desarrollo integral de todo hombre y de todos los hombres? Un humanismo cerrado, impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la fuente de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero, al fin y al cabo, sin Dios no puede menos de organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano. No hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana. Lejos de ser norma última de los valores, el hombre no se realiza a sí mismo si no es superándose. Según la tan acertada expresión de Pascal: «el hombre supera infinitamente al hombre».”
Juan Pablo II no solamente ratificó esa declaración en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), conmemorativa de los veinte años de la Populorum Progressio, sino que convirtió el concepto "humanismo integral" en parte sustancial de su preocupación por "la cuestión cultural de nuestros tiempos", tema central de su Pontificado... Juan Pablo II sirvió como centinela en la tradición de Maritain; y continuó los esfuerzos de Maritain para establecer las bases intelectuales de una teoría personalista de la democracia y de un humanismo integral. En este sentido, respaldado en el Evangelio y en las encíclicas Populorum progressio y Solicitudo Rei sociallis afirmaba que: «El humanismo que deseamos promueve una visión de la sociedad centrada en la persona humana y en sus derechos inalienables, en los valores de la justicia y la paz (…) Es un humanismo capaz de infundir en el alma al mismo progreso económico, para «promover a todos los hombres y a todo el hombre». Aspecto que desde la tradición del nuevo testamento comprendía que la vivencia de los cristianos estaba respaldada en la práctica comunitaria, expresada en las distintas parábolas enseñadas por Jesús, y en la del antiguo testamento en el que el hombre fue creado para ser el centro de toda la creación. Tal cuidado de Dios para con los hombres se presenta en las sucesivas alianzas que Dios tiene con los hombres en pro de su dignificación personal.
El siglo pasado fue testigo de totalitarismos que ensombrecieron las capacidades humanas, el nazi-fascismo y el comunismo, no sólo acabaron con la libertad de millones de seres humanos, sino que destruyeron la economía, asesinaron a millones también, y distorsionaron aquellos valores permanentes que sustentan las relaciones entre los ciudadanos, en todo lugar donde impusieron su tiranía, a través del terror. El humanismo es una respuesta real a todo tipo de totalitarismo. A pesar de la derrota del nazi-fascismo y del comunismo en Europa, todavía subsisten bastiones del comunismo en el mundo. Además han surgido modelos teocráticos, dictatoriales y tiránicos, y modelos extremistas, islamo-fascistas, como el que impuso el talibán en Afganistán. El humanismo es una verdadera respuesta a toda esa maldad, pues centrado en el hombre, se sustenta en la libertad y la dignidad humana.
Cristo es la muestra más profunda del humanismo que nos proporciona nuestra fe cristiana: Dios nos envía a su Hijo, quien se hace Hombre para salvarnos, y para mostrarnos que Dios es Padre y es Amor. ¿Puede haber algo más hermoso, y que dignifique más al ser humano que esta enseñanza? Es por ello que los cristianos podemos afirmar, que Cristo es la raíz del más profundo humanismo, repito, que eleva al hombre, pues Dios se ha solidarizado con la humanidad, a través de su Hijo que se hace hombre como nosotros.
El Humanismo surge en Europa, como un movimiento intelectual, relacionado con el Renacimiento, en busca de los valores de la antigüedad clásica. El siglo XIV en el tiempo e Italia en la geografía, le dieron comienzo, a través de grandes intelectuales como Dante, Petrarca y Boccacio. Tomaba las fuentes clásicas grecolatinas para hablar del Hombre de manera integral, desarrollando la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía y la historia.
Además de las destacadas figuras ya nombradas, serían muchísimas más las que tendríamos que nombrar al hablar de los inicios del movimiento humanista, Erasmo de Rotterdam entre los más destacados, pero quiero referirme a Tomás Moro (1478 – 1535), figura importantísima del movimiento en Inglaterra, que al mismo tiempo y probablemente por una jugarreta de la historia, fue mártir de su fe y declarado santo por la Iglesia al ser canonizado en 1935. Pensador, teólogo, humanista, escritor y abogado inglés, fue Lord Canciller de Enrique VIII. El mismo rey lo mandó a enjuiciar, y fue declarado culpable de alta traición por no prestar el juramento contra el Sumo Pontífice, oponerse al divorcio del rey con Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey, jefe de la nueva Iglesia Anglicana. Fue decapitado el 6 de julio de 1535.
Humanismo Cristiano, Humanismo Integral
En 1936 sale a la luz en París el libro “Humanismo Integral” del filósofo católico Jacques Maritain, una de las figuras más influyentes del pensamiento social cristiano contemporáneo. «Este nuevo humanismo, sin común medida con el humanismo burgués y tanto más humano cuanto no adora al hombre, sino que respeta, real y efectivamente, la dignidad humana y reconoce derecho, a las exigencias integrales de la persona, lo concebimos orientado hacia una realización socio-temporal de aquella atención evangélica a lo humano que debe no sólo existir en el orden espiritual, sino encarnarse, tendiendo al ideal de una comunidad fraterna». Así nos habla Maritain, y nos dice además: "El hombre del humanismo cristiano, sabe que la vida política aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales... que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu... aprecia la libertad como de algo que hay que ser merecedor; comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y lo manifiesta en el respeto y en la fraternidad; y ve en la justicia la fuerza de conservación de la comunidad política y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, hace posible que nazca la fraternidad cívica..."
Personalismo
El Personalismo, movimiento humanista que pone un énfasis especial en la persona humana, por encima del concepto de individuo como tal, desarrolla una filosofía profundamente cristiana. El hombre es así un ser social y comunitario, que va más allá del individuo, es un ser libre, con valores intrínsecos y trascendentes, sujeto en sí mismo, jamás objeto. El gran filósofo alemán Emmanuel Kant es considerado como el precursor del Personalismo por su concepción de la persona humana como valor absoluto. Jacques Maritain, Gabriel Marcel, Emmanuel Mounier y el mismo Juan Pablo II, se encuentran entre sus figuras más destacadas.
Maritain tuvo como fuente a Santo Tomás de Aquino, pero fue mucho más allá en su antropología. Según él, la esencia del hombre es cultural, por lo que la educación es una tarea humana de primer grado, ya que humaniza al hombre. Además, Maritain desarrolló el personalismo comunitario e influyó de manera muy importante en Mounier. El hombre trasciende el dinamismo primario del animal por la supervivencia. Pasa del individuo a la persona humana, y de ahí a su relación con Dios, dándole sentido a su Humanismo Integral en el que nos dice: ¨desde el punto de vista filosófico la noción principal sobre la que nos importa insistir aquí es la noción de persona. El hombre es una persona que se gobierna a sí misma por su inteligencia y su voluntad. El hombre no existe simplemente como ser físico. Posee en sí una existencia más rica y más noble, la sobre-existencia espiritual propia del conocimiento y del amor¨.
Personalismo Comunitario. Emmanuel Mounier
Desde mediados del siglo XIX, el pensamiento cristiano buscaba dar solución a los problemas engendrados por el capitalismo, el positivismo, el socialismo y el comunismo, ya que todos ellos minimizaban al ser humano. La persona como centro, hace al personalismo comunitario sustentarse en la moderación de un humanismo a distancia de los extremos representados por el individualismo liberal y todos los colectivismos. La sociedad y todo lo que la representa debe estar en función de la persona humana y no al revés. Igualmente, la persona debe esforzarse para servir al bien común y no acomodarse a recibir solamente.
Para Mounier el Personalismo es una filosofía cuyo fundamento es ¨la existencia de personas libres y creadoras¨. Afirma que ¨la persona no crece más que purificándose del individuo que hay en ella, llegando así a reivindicarse como ser concreto y por ello relacional y comunicativo, es decir, comunitario¨.
Mounier desarrolla a partir del pensamiento cristiano, sustentado en el Evangelio, un fuerte compromiso con lo social, como oposición al comunismo. Su obra ha tenido gran influencia en varias generaciones de cristianos hasta la actualidad.
Del Personalismo Comunitario de Emmanuel Mounier podemos sacar algunas conclusiones concretas para la sociedad: el estado está concebido para servir al hombre y no el hombre para servir al estado, igualmente la economía. El estado no es un ente que pueda considerarse por encima de la nación o del hombre, todo lo contrario, es sólo un instrumento al servicio de la sociedad y de cada persona que forma parte de la misma y subordinado a ella. Sin embargo, es necesario para evitar la anarquía, por lo que se constituye en árbitro, en medio, mientras que la persona es el fin. En conclusión, el estado existe para la persona y su realización en la sociedad.
Humanismo Secular.
Aunque como sistema filosófico el humanismo secular es contemporáneo, este movimiento centrado en el Hombre, pero a su vez, apartado de Dios, también mira a los clásicos griegos, y tiene destacados representantes en la Ilustración (siglo XVIII); hombres como Voltaire, Diderot y Hume representan a esta corriente de pensamiento. También en el siglo XIX, a hombres como Mark Twain y Nietzsche.
El Humanismo Secular rechaza los dogmas de cualquier tipo, sean religiosos, políticos o sociales, apelando a la razón y al método científico como fuente de solución de los problemas humanos. La tolerancia y al mismo tiempo el derecho de todos a creer en lo que quieran creer siempre que respeten la opinión ajena, son elementos medulares del movimiento. Postulan la separación de la Iglesia y del Estado, y se oponen a legislaciones de carácter religioso. En 1973 se publicó un Manifiesto Humanista, para afrontar los desafíos, que emergieron de la segunda guerra mundial, como la influencia del comunismo en el mundo, la guerra fría, el proceso de descolonización, etc, y fue firmado, por hombres de la talla de Andrei Sakharov (destacado disidente soviético), Julian Huxley (primer Director General de la UNESCO), Gunnar Myrdal (premio Nobel de Economía) y muchas otras personalidades.
Su secularismo ha sido también muy criticado por diversos sectores, básicamente religiosos, bajo la acusación de promover una religión laica. Esto dio lugar a una nueva Declaración del Humanismo Secular en 1980, en el que se defiende la idea de que el estado secular debe ser neutro, ni a favor ni en contra de religión alguna. Posteriormente en 1988, una Declaración de Interdependencia, hace un llamamiento a favor de una nueva ética global y de la construcción de una comunidad global. Por último el Manifiesto Humanista 2000, pide encarar los retos del siglo XXI renovando el pensamiento de toda la humanidad. En forma de síntesis estos serían algunos de sus planteamientos principales:
a) La dignidad y autonomía del individuo como valor central.
b) La templanza, la moderación, la continencia, el autocontrol como valores, así como la capacidad de elegir libremente, la racionalidad, etc.
c) La necesidad de proporcionar educación moral a los niños y a los jóvenes, con el fin de desarrollar el carácter y fomentar el aprecio por una moral universal.
d) La utilización de la razón para fundamentar los juicios éticos. El diálogo para negociar las diferencias en este punto.
e) La necesidad de estar preparados para modificar los principios y los valores éticos. Se debe tomar lo mejor de la sabiduría moral del pasado, pero desarrollar nuevas soluciones a los dilemas morales. Se plantea el derecho a “morir con dignidad” y por lo tanto su favor a la eutanasia voluntaria. Fertilización in vitro, maternidad de alquiler, clonación, etc, poderes reproductivos al alcance de las nuevas tecnologías y de la ciencia, deben aceptarse o no, a partir de la racionalidad, sin mirar hacia la moral absoluta del pasado como guía, respetando la autonomía de la elección.
Diálogo
¿Es posible el diálogo entre el Humanismo Cristiano y el Humanismo Secular? Si nos detenemos en el análisis, tendrían muchísimos puntos en común, aunque también hay diferencias fundamentales.
Como decía en la introducción de este artículo, el humanismo cristiano tiene su raíz en Cristo mismo, desde la fe, podemos ver a un Dios que se rebaja para elevar la dignidad del ser humano. El humanismo cristiano y el secular tienen muchas cosas en común, y pueden unirse en valores tales como, la dignidad humana, la tolerancia, la templanza, la moderación, la separación de iglesia y estado, la promoción de valores morales a los niños y a los jóvenes, el diálogo como norma, etc.
Hay sin embargo, algunas cuestiones que nos separan de manera fundamental, hay principios y valores éticos que para un cristiano son inmodificables. Estos son los del valor de la vida humana, desde su inicio hasta su final. A la luz de la fe, la vida comienza desde el mismo momento de la concepción, ya hay ahí un ser humano en gestación, y por lo tanto con un valor de eternidad.
Pablo VI nos habla en su gran encíclica Populorum Progressio, de la siguiente manera: “(42) Es un humanismo pleno el que hay que promover. ¿Qué quiere decir esto sino el desarrollo integral de todo hombre y de todos los hombres? Un humanismo cerrado, impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la fuente de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero, al fin y al cabo, sin Dios no puede menos de organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano. No hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana. Lejos de ser norma última de los valores, el hombre no se realiza a sí mismo si no es superándose. Según la tan acertada expresión de Pascal: «el hombre supera infinitamente al hombre».”
Juan Pablo II no solamente ratificó esa declaración en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), conmemorativa de los veinte años de la Populorum Progressio, sino que convirtió el concepto "humanismo integral" en parte sustancial de su preocupación por "la cuestión cultural de nuestros tiempos", tema central de su Pontificado... Juan Pablo II sirvió como centinela en la tradición de Maritain; y continuó los esfuerzos de Maritain para establecer las bases intelectuales de una teoría personalista de la democracia y de un humanismo integral. En este sentido, respaldado en el Evangelio y en las encíclicas Populorum progressio y Solicitudo Rei sociallis afirmaba que: «El humanismo que deseamos promueve una visión de la sociedad centrada en la persona humana y en sus derechos inalienables, en los valores de la justicia y la paz (…) Es un humanismo capaz de infundir en el alma al mismo progreso económico, para «promover a todos los hombres y a todo el hombre». Aspecto que desde la tradición del nuevo testamento comprendía que la vivencia de los cristianos estaba respaldada en la práctica comunitaria, expresada en las distintas parábolas enseñadas por Jesús, y en la del antiguo testamento en el que el hombre fue creado para ser el centro de toda la creación. Tal cuidado de Dios para con los hombres se presenta en las sucesivas alianzas que Dios tiene con los hombres en pro de su dignificación personal.
El siglo pasado fue testigo de totalitarismos que ensombrecieron las capacidades humanas, el nazi-fascismo y el comunismo, no sólo acabaron con la libertad de millones de seres humanos, sino que destruyeron la economía, asesinaron a millones también, y distorsionaron aquellos valores permanentes que sustentan las relaciones entre los ciudadanos, en todo lugar donde impusieron su tiranía, a través del terror. El humanismo es una respuesta real a todo tipo de totalitarismo. A pesar de la derrota del nazi-fascismo y del comunismo en Europa, todavía subsisten bastiones del comunismo en el mundo. Además han surgido modelos teocráticos, dictatoriales y tiránicos, y modelos extremistas, islamo-fascistas, como el que impuso el talibán en Afganistán. El humanismo es una verdadera respuesta a toda esa maldad, pues centrado en el hombre, se sustenta en la libertad y la dignidad humana.
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