Dinastías sin coronas
- Alvaro Alba
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Dinastías sin coronas
02 Oct 2010 00:20
En Corea del Norte, Kim Jong-un, hijo del gobernante Kim Jong-Il, se ha convertido en el delfín heredero. Y lo hace con grandes avales – es general (de cuatro estrellas) y vicepresidente de la poderosa Comisión Central Militar. Su padre dirige la nación como Comandante Supremo del Ejército y presidente de esa Comisión. No necesita presidir ni el gobierno ni la Asamblea Nacional (parlamento).Ya la prensa norcoreana, bien entrenada en el culto a la personalidad, le llama el “Brillante Camarada”. Su padre es el “Querido Líder” y su abuelo (Kim Il-sung) fue el “Gran Líder”. El amor sobra en Corea del Norte para los máximos gobernantes. Es la primera dinastía comunista de la historia.
La práctica no es novedosa. En el Tercer Mundo se ha vuelto crónica la intención de los padres por entregar la presidencia a sus hijos o de los hijos por quedarse con la presidencia de los padres. Es difícil determinar de quién es mayor el interés. No desean nombrarse reyes o emperadores. En la antes llamada República de Zaire, el presidente Mobutu Sese Seko quiso educar a su hijo Francois-Joseph Nzaga en las políticas de palacio, para que siguiera gobernando el país. Su eterno rival, Laurent Kabila, le tronchó sus planes, pero los copió. Tomó el poder en 1997, utilizando los métodos que hubo de practicar junto a Ernesto Guevara en esa zona tres décadas anteriores – la violencia guerrillera. Cambió el nombre al país, que ahora se denomina República Democrática del Congo y fue asesinado por su guardia personal en el 2001. Joseph Kabila, su hijo mayor, asumió el mando y desde entonces dirige el país con mano dura.
En la República de Togo, el presidente Gnassingbe Eyadema, falleció en febrero del 2005 y su hijo Faure Gnassingbe asumió el mando. Lo entrenó dándole los Ministerios de Minas y Obras Públicas. Cuando muere el padre fue investido de inmediato como presidente del parlamento, y se cambió en la constitución la edad necesaria para presidir el país. Las protestas sacudieron el país, pero sin éxito. En Gabón, el mandatario Omar Bongo, nombraba a su hijo Ali Bongo Ondimba, canciller y después ministro de defensa. Al expirar Omar el hijo va a unas elecciones con el apoyo de la estructura político militar que creó su padre y hoy días es el presidente de Gabón.
En Siria, cuando muere Hafez Al-Asad, su hijo Bashar Al-Assad, de inmediato ocupó el cargo y la continuidad del régimen se mantuvo. Aunque no fue educado para controlar al país, pues estudió medicina; la muerte de su hermano mayor, Basil Al-Assad, le obligó a encargarse del negocio familiar – dirigir el país. En Azerbaiyán, la ex república soviética del Caúcaso, Geidar Aliev logró llegar a la presidencia tras la desaparición de la URSS. No importó que fuera Aliev por años el jefe del KGB de esa república y el secretario general del partido comunista. Falleció en diciembre del 2003 en Estados Unidos, mientras recibía tratamiento en la Clínica Cleveland, de Ohio. Su hijo Ilam Aliev, ya había desempeñando funciones gubernamentales, desde controlar el monopolio del petróleo hasta el comité olímpico nacional. Mientras su padre enfermaba ocupó la jefatura del gobierno para de ahí saltar a la presidencia.
Hay otros ejemplos de intentos fallidos y otros que siguen siendo planes. En Libia, Sayf al-Islam al-Gadafi, es considerado el candidato del dictador libio para sucederle en el poder. Sin tener cargo oficial se ha reunido con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, para tratar temas bilaterales. Mantiene un alto nivel de presencia en las relaciones de su país con Roma y Londres, al tiempo que amasa una inmensa fortuna con su firma de arquitectos. En Guinea Ecuatorial, el dictador Teodoro Obiang Nguema, quien llegó al poder mediante un golpe de Estado a su tío, ha nombrado ministro de Agricultura y Bosques a su hijo “Teodorín”. Pero el Teodorín, ha sido investigado en Estados Unidos por lavado de dinero, por lo que su hermano Gabriel u otro de la familia podrían estar en la lista de espera. En Senegal, el presidente Abdoulaye Wade, desde que llegó a la presidencia en el 2000 colocó a su hijo Karim como asesor primero y más tarde le nombra ministro de Cooperación Internacional, Desarrollo y Transporte Aéreo. Nadie duda en el país que el padre le prepara el terreno.
Los planes del presidente de Chad, Idriss Deby Itno, para pasarle el bastón de mando al hijo Brahim fracasaron al ser asesinado el joven en París en el 2007. El que fuera presidente de Guinea, Lansana Conté, tenía organizado el plan para la sucesión a su hijo Ousmane Conté, jefe la seguridad presidencial. La muerte de Lansana y un golpe de Estado en diciembre del 2008 (muy frecuentes en África) no hicieron posible el traspaso. Terminó preso en su país y acusado de dirigir una red de narcotraficante, vinculado a los carteles colombianos. Un colega y amigo, Manuel Vázquez Portal, viene hace años alertando de un fenómeno similar (de padre a hijo, no de hermano a hermano) en Cuba.
La práctica no es novedosa. En el Tercer Mundo se ha vuelto crónica la intención de los padres por entregar la presidencia a sus hijos o de los hijos por quedarse con la presidencia de los padres. Es difícil determinar de quién es mayor el interés. No desean nombrarse reyes o emperadores. En la antes llamada República de Zaire, el presidente Mobutu Sese Seko quiso educar a su hijo Francois-Joseph Nzaga en las políticas de palacio, para que siguiera gobernando el país. Su eterno rival, Laurent Kabila, le tronchó sus planes, pero los copió. Tomó el poder en 1997, utilizando los métodos que hubo de practicar junto a Ernesto Guevara en esa zona tres décadas anteriores – la violencia guerrillera. Cambió el nombre al país, que ahora se denomina República Democrática del Congo y fue asesinado por su guardia personal en el 2001. Joseph Kabila, su hijo mayor, asumió el mando y desde entonces dirige el país con mano dura.
En la República de Togo, el presidente Gnassingbe Eyadema, falleció en febrero del 2005 y su hijo Faure Gnassingbe asumió el mando. Lo entrenó dándole los Ministerios de Minas y Obras Públicas. Cuando muere el padre fue investido de inmediato como presidente del parlamento, y se cambió en la constitución la edad necesaria para presidir el país. Las protestas sacudieron el país, pero sin éxito. En Gabón, el mandatario Omar Bongo, nombraba a su hijo Ali Bongo Ondimba, canciller y después ministro de defensa. Al expirar Omar el hijo va a unas elecciones con el apoyo de la estructura político militar que creó su padre y hoy días es el presidente de Gabón.
En Siria, cuando muere Hafez Al-Asad, su hijo Bashar Al-Assad, de inmediato ocupó el cargo y la continuidad del régimen se mantuvo. Aunque no fue educado para controlar al país, pues estudió medicina; la muerte de su hermano mayor, Basil Al-Assad, le obligó a encargarse del negocio familiar – dirigir el país. En Azerbaiyán, la ex república soviética del Caúcaso, Geidar Aliev logró llegar a la presidencia tras la desaparición de la URSS. No importó que fuera Aliev por años el jefe del KGB de esa república y el secretario general del partido comunista. Falleció en diciembre del 2003 en Estados Unidos, mientras recibía tratamiento en la Clínica Cleveland, de Ohio. Su hijo Ilam Aliev, ya había desempeñando funciones gubernamentales, desde controlar el monopolio del petróleo hasta el comité olímpico nacional. Mientras su padre enfermaba ocupó la jefatura del gobierno para de ahí saltar a la presidencia.
Hay otros ejemplos de intentos fallidos y otros que siguen siendo planes. En Libia, Sayf al-Islam al-Gadafi, es considerado el candidato del dictador libio para sucederle en el poder. Sin tener cargo oficial se ha reunido con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, para tratar temas bilaterales. Mantiene un alto nivel de presencia en las relaciones de su país con Roma y Londres, al tiempo que amasa una inmensa fortuna con su firma de arquitectos. En Guinea Ecuatorial, el dictador Teodoro Obiang Nguema, quien llegó al poder mediante un golpe de Estado a su tío, ha nombrado ministro de Agricultura y Bosques a su hijo “Teodorín”. Pero el Teodorín, ha sido investigado en Estados Unidos por lavado de dinero, por lo que su hermano Gabriel u otro de la familia podrían estar en la lista de espera. En Senegal, el presidente Abdoulaye Wade, desde que llegó a la presidencia en el 2000 colocó a su hijo Karim como asesor primero y más tarde le nombra ministro de Cooperación Internacional, Desarrollo y Transporte Aéreo. Nadie duda en el país que el padre le prepara el terreno.
Los planes del presidente de Chad, Idriss Deby Itno, para pasarle el bastón de mando al hijo Brahim fracasaron al ser asesinado el joven en París en el 2007. El que fuera presidente de Guinea, Lansana Conté, tenía organizado el plan para la sucesión a su hijo Ousmane Conté, jefe la seguridad presidencial. La muerte de Lansana y un golpe de Estado en diciembre del 2008 (muy frecuentes en África) no hicieron posible el traspaso. Terminó preso en su país y acusado de dirigir una red de narcotraficante, vinculado a los carteles colombianos. Un colega y amigo, Manuel Vázquez Portal, viene hace años alertando de un fenómeno similar (de padre a hijo, no de hermano a hermano) en Cuba.
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