China no se limita a reprimir la fe de los tibetanos, sino que también interfiere por la fuerza en la elección de los obispos católicos (** véase la nota de pie de página que se encuentra al final de este informe
)
El régimen seudo comunista de China ha estado oprimiendo brutalmente al pueblo tibetano desde que ocupó el país en 1950 y le robó su independencia.
Esta opresión no es sólo política, como consecuencia de la violación de su soberanía, sino que se aplica para desarraigar la cultura y la religión que habían prevalecido en el Tibet durante siglos.
Las autoridades chinas han intensificado sus esfuerzos en los últimos años para controlar todos los aspectos del budismo tibetano. Nada golpea con tanta fuerza el corazón de los tibetanos ni los horroriza más que la intención del régimen chino de interferir en la selección de un futuro Dalai Lama.
Bajo el presidente Xi Jinping, el Partido Comunista Chino (PCCh) está tramando engañar a la gente en todo el mundo instalando a su propio "Dalai Lama", el cual respaldará y extenderá las políticas opresivas de China en el Tibet.
El PCCh ya está mostrando que no tiene límites en su política para aplastar los derechos religiosos tibetanos desde que secuestró a un niño de 6 años que había desaparecido desde 1995 después que el Dalai Lama lo reconociera como el 11º Panchen Lama, una figura muy importante en el budismo tibetano. Después, el PCCh seleccionó a otro niño para que sirviera como portavoz y agente político de Beijing, mientras que nunca más se ha vuelto a ver ni a saber el paradero del verdadero Panchen Lama.
De acuerdo con las creencias religiosas tibetanas, sólo Su Santidad el 14º Dalai Lama, de 89 años, puede decidir dónde, cuándo o si reencarna, tal como lo hicieron los 13 Dalai Lamas antes que él a lo largo de siglos de budismo tibetano.
Recientemente expresó que "
no se debe dar reconocimiento ni aceptación a un candidato elegido con fines políticos por nadie, incluidos los de la República Popular China".
No obstante, pese al sometimiento de la soberanía de su país, el Dalai Lama ha proclamado en aras de la paz y armonía entre ambos pueblos que aceptaría un acuerdo por el que el Tíbet seguiría figurando como una región de China si se les concede autonomía religiosa y cultural.
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act.savetibet.org/page/67822/d...ea.tracking.id=AW324
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El gobierno chino también nombra a sus propios obispos "católicos" bajo la Asociación Patriótica Católica China (CCPA, por sus siglas en inglés) que crearon en 1957. Esto sigue ocurriendo a pesar de un acuerdo alcanzado por el Vaticano con las autoridades chinas que se renueva cada dos años desde 2018. Según informes no verificados, el acuerdo permite a la CCPA seleccionar candidatos episcopales, que luego serían aprobados o vetados por la Santa Sede. Se estima que 6 millones de católicos están registrados en la CCPA, mientras que se estima que varios millones más pertenecen a comunidades católicas no registradas que han permanecido leales a la Santa Sede y subsisten clandestinamente.