HAMAS cuenta con provocar a los israelíes para que desciendan sobre Rafah con todo el poder de su ejército y su fuerza aérea, causando miles de víctimas civiles y la destrucción masiva de la ciudad. Sus militantes lucharán y seguirán lanzando proyectiles desde edificios donde viven civiles, y también desde hospitales y escuelas, y luego se esconderán en los intrincados túneles que han construido con este fin, dejando atrás a los civiles palestinos y a sus muertos y heridos. Culparán entonces al gobierno de Israel de la muerte de los rehenes para provocar la enconada división del mismo pueblo al que han hecho víctima. Esas han sido sus tácticas de desgaste desde el comienzo de la guerra. Han triunfado en su propósito de que esta contienda sea una realidad todavía más brutal.
Tal estratagema tiene consecuencias predecibles. Israel será descrito como un invasor brutal y "genocida" mientras que el odio –que es la base del poder de los líderes terroristas– será cada vez más agudo entre la población palestina y lo encenderán entre los opositores al Primer Ministro israelí, logrando así el ansiado cisma político que debilite a la potencia agredida y la haga más vulnerable. Lo cierto es que esta guerra es la consecuencia inevitable de los crueles ataques terroristas del pasado 7 de octubre, y las tácticas de HAMAS la han convertido en un asunto brutal, especialmente en esta zona densamente poblada.
Por su propio interés frente a la opinión pública universal, Israel evaluará cuidadosamente sus opciones antes de lanzar su ofensiva, pero no puede esperar demasiado. Una fuerte represalia es imperativa para evitar una eventual recuperación de HAMAS y una repetición de su agresión, así como para poder dedicar su estrategia a defenderse de otros agresores mucho más poderosos.
Irán está aprovechando la oportunidad desde los primeros días de la agresión por parte de HAMAS, bombardeando la región septentrional de Israel desde los emplazamientos de Hezbollah en Líbano y Siria. Al comienzo de esta semana dio un paso más en su agresión mediante una lluvia de proyectiles lanzados desde su territorio a través del espacio aéreo de Iraq, Arabia Saudita y Jordania, países que se han abstenido de elevar su protesta por esa violación de su soberanía. No sólo están aprovechando la timidez (¿o indiferencia?) de esos vecinos árabes sino la asombrosa actitud de condena a Israel por parte de sus presuntos aliados de Europa y Norteamérica, que no intentan mediar en el conflicto mediante presiones sobre ambos contendientes sino que se esmeran por "exigir" sólo a Israel que haga un alto al fuego y permita así la supervivencia de HAMAS en Gaza.
Lo más grave de esta actitud es que Irán está tanteando la determinación de los países democráticos para calcular si puede proceder a desarrollar con absoluta impunidad un poderío nuclear que eventualmente podrían utilizar para barrer a Israel del mapa, así como para chantajear al "Satán" cristiano y democrático occidental con la amenaza de un holocausto nuclear suicida hasta desgastar su voluntad política y obligarlo a someterse de rodillas a sus ambiciones de poder. Ni siquiera tratan de ocultar sus intenciones, sino que en las últimas horas las autoridades iraníes están subiendo el tono de sus amenazas con las advertencias de que "responderán en segundos con armas no usadas hasta ahora” [¿nucleares?] a cualquier represalia de Israel.
Esta parcialidad a favor de los agresores como un paliativo de paz, si se les sigue concediendo vía libre con una absurda política de apaciguamiento, acabará con el resto del mundo libre lamentándose profundamente cuando sea demasiado tarde y tengan que enfrentar un futuro repleto de más agresiones.
Last edit: 20 Apr 2024 19:10 by Democracia Participativa.