La penetrante evolución del Socialismo desde la Revolución Francesa hasta nuestros días
- Gerardo E. Martínez-Solanas
- Topic Author
- Offline
- Moderator
- Posts: 818
- Thanks: 76
La penetrante evolución del Socialismo desde la Revolución Francesa hasta nuestros días
18 Oct 2022 20:12 - 02 Nov 2022 20:40
La historia del Socialismo como ideología y como movimiento político se desarrolla en el pensamiento que promovió la Revolución Francesa y que actúa a través de ella hasta desembocar en el totalitarismo comunista (leninista) a principios del siglo XX y consolidarse en los sistemas totalitarios que nos han aquejado a lo largo de ese siglo hasta nuestros días.
Los que defienden la Revolución Francesa como paradigma de la democracia se empeñan en negarlo, disfrazarlo u ocultarlo, pero la realidad histórica demuestra que junto con la revolución industrial que conmocionó al siglo XIX podemos encontrar que ya desde los primeros años de ese siglo Saint-Simon puso el acento agudo en la necesidad de la planificación de la economía. Calificado como "padre de la Sociología", fue promotor de lo que llamó "fisiología social" y de su "Filosofía Universal de la Historia", mediante la cual le daba un nuevo enfoque a los hechos históricos y proponía una reorganización social patrocinada por el Estado, lo cual determinó que se lo situase posteriormente dentro del campo del socialismo utópico.
Por su parte Jean-Baptiste Fourier denunció el "capitalismo alienatorio" y aportó una particular concepción dialéctica de la historia (influenciado por Hegel y adelantándose a Marx y Engels). Además, en el Diccionario soviético de filosofía[1] se presenta la filosofía de Carlos Fourier como la de un gran socialista utópico, el cual se manifestó con una brillante crítica de la sociedad burguesa en su obra "Teoría de los cuatro movimientos y de los destinos universales".
Así podemos recorrer toda una lista de otras personalidades de la época que sembraron la semilla del Socialismo. Más adelante, por ejemplo, Bazard y Leroux desarrollaron el socialismo de Saint-Simon, adentrándolo en la lucha de clases, y Pecqueur defendió la implantación de un programa colectivista que influyó notablemente en el pensamiento del barón belga Jean-Guillaume de Colins de Ham,(1783-1859), el cual desarrolló lo que se llamó "socialismo racional" parcialmente influenciado por Pierre-Joseph Proudhon. Otros teóricos del naciente socialismo moderno fueron Lamennais, que preconizaba la emancipación de la clase obrera por la distribución social de la propiedad; Cabet, que desarrolló el "comunismo" oweniano[2]; Blanc, que destacó el papel del Estado en la reforma y control de una sociedad "más justa"; Blanqui, empeñado en la conquista del poder y la implantación de una dictadura revolucionaria, etc., etc.
Todas estas ideas sembraron las semillas del marxismo y sus derivados: leninismo, estalinismo y fascismo. Estas versiones del socialismo extremista desarrollaron estrategias orientadas al expansionismo militar, por una parte, y, por la otra, a la penetración en la cultura y la política del mundo democrático. Este último elemento se ha desarrollado insidiosamente y con enorme éxito en los escenarios académicos y de la prensa (sin contar también los religiosos) que han servido de base a la penetración política.
Lo demás es historia más reciente y cada vez más complicada en el caos ideológico que trastorna hoy día a nuestra sociedad. Así llegamos a nuestros días, en que los amantes de la democracia comienzan a despertar y creen encontrarse de súbito experimentando una auténtica pesadilla de odio, rivalidades, deterioro social y desintegración moral. Esta situación es producto de la oleada de penetración socialista a partir de la II Guerra Mundial, provocada por Herbert Marcuse, Paul-Michel Foucault, Jean Baudrillard y Zygmunt Bauman, entre muchos otros.
Marcuse fue el más popular y el más influyente, sobre todo a nivel académico y también el que logró una mayor penetración con su pensamiento en la cultura norteamericana. En realidad, pueden encontrarse tanto en él como en Foucault las raíces de la Teoría Crítica, planteada según sus promotores como una forma de teorización o de reflexión en torno a la sociedad, la política y la moral, que persigue la liberación del individuo de las fuerzas que lo oprimen y que lo explotan; es decir, una visión crítica de los mecanismos y el funcionamiento del capitalismo moderno, proyectada desde lo que se llamó la Escuela de Frankfurt.
Marcuse ha sido el principal divulgador de estas teorías y tendencias que ahora resuenan con el vocablo “despertado” (woke en inglés) promoviendo las ideas de su colega Paulo Freire en “Pedagogy of the Oppressed”, una obra en la que hace extenso uso de la palabra “conscientizaçao” (concienciación o “conciencia crítica” en portugués). En su apoyo a Freire, Marcuse planteaba que las personas alcanzan una conciencia crítica cuando llegan a una comprensión marxista de los problemas del mundo y su solución. Afirmaba que una persona que haya alcanzado esa conciencia crítica está lista para sumarse a la revolución contra los sistemas opresivos que imperan en el mundo; en otras palabras, ha despertado (woke). Este ha sido precisamente el caldo de cultivo de la Teoría Crítica de la Raza y de los Estudios Críticos de Género (Critical Gender Studies) que se están imponiendo forzosamente en los programas de escuelas y universidades de Estados Unidos. Esto ha sido posible debido a la penetración que ha fraguado lo que llamaría "Complejo Industrial de la Diversidad" como una fanática alianza de todos los sectores de la diversidad “woke”, que son los profesores y académicos obsesionados, y los administradores, periodistas, artistas, políticos socialistas encubiertos bajo la máscara del progresismo y empresarios de las redes sociales. Entre todos están logrando controlar las alturas dominantes de nuestra cultura.
La imagen que proyectó Marcuse de una sociedad perfecta es así de brutalmente sencilla: Quiere que la izquierda política tenga todo el poder y el privilegio, y quiere que la derecha sea silenciada y, en última instancia, extinta, cancelada. En “How not to resolve the Paradox of Tolerance”, publicado en enero de 2021, James Lindsay[3] afirma al respecto que los argumentos de Marcuse “han preparado el escenario para el totalitarismo que hoy están promoviendo el 'Wokeismo' y la Big Tech”.
Al desembocar estas ideas en nuestros días y lograr invadir nuestra cultura y desplazar sus valores, nos topamos con que el intento más inteligente de rescatar al marxismo y al leninismo del montón de cenizas de su lamentable historia es precisamente el lanzamiento y divulgación de la Teoría Crítica de la Raza. Marx predijo que el proletariado inevitablemente se levantaría y se rebelaría contra los opresores; pero la revolución proletaria de Marx nunca se materializó sino que derivó en regímenes totalitarios. Los propulsores de la Teoría Crítica de la Raza reconocieron este descrédito y dedicaron sus esfuerzos a renovar la lucha adaptando la narrativa “víctima vs opresor” de Marx y reemplazando la "lucha de clases" por la "lucha racial", la cual, al fin de cuentas, no es más que otra etiqueta en la que ciertas razas son clases oprimidas que luchan contra sus opresores, los “supremacistas blancos”.
Pero no se han detenido en las razas para provocar el caos social, económico y político que pueda justificar un cambio revolucionario sino que esta neo marxista Teoría Crítica de la Raza convierte en víctimas no sólo a los miembros de algunas razas sino también a quienes adoptan una orientación sexual distinta del orden natural masculino y femenino. Apuntan directamente al concepto milenario de la unidad familiar para fomentar desde esa base una sociedad relativista y permisible.
Añadiendo a la estructura radical marxista de Marcuse, Derrik Bell, Profesor de Derecho de Harvard, se ha dedicado a fomentar una nueva interpretación de las estructuras sociales y el poder, visto a través de la lente del agravio racial. Ha sido uno de los creadores más importantes de la Teoría Crítica de la Raza, plagada de afirmaciones irracionales e incoherentes, cuyo principal planteamiento deriva del argumento de que los blancos han sido y siguen siendo la causa de todos los problemas de los negros. Así es como hoy, el despertar de la violencia de Antifa, el desarrollo de la insurgencia terrorista de Black Lives Matter, el radicalismo imperante en el mundo académico, las intimidatorias sesiones de "entrenamiento en justicia racial" que se han estado impartiendo en las principales corporaciones y la coercitiva agenda "antirracista", se remontan a los sentimientos de inferioridad de Derrick Bell y a la nefasta influencia derivada del pensamiento de Marcuse en nuestros días.
Esa es la doctrina que le están inculcando a nuestros hijos y nuestros nietos en la mayoría de los centros de enseñanza y universidades con el propósito de que despierten ante el sonido estridente del clarín revolucionario. Los que alegan haber “despertado” (woke) intentan engatusarlos para que se sumen a esta estrategia que nos condena a todos a una pesadilla de la que tenemos que despertar con urgencia.
En el núcleo familiar y de amistades y en las urnas están nuestros últimos bastiones en defensa de la sociedad que nuestros abuelos construyeron para nosotros. Es urgente que despertemos a la realidad que están tratando de imponernos.
_______________
[1] Conjunto de las sucesivas versiones de diccionarios filosóficos que, publicados en español desde 1945 hasta 1984, sirvieron a la Unión Soviética para mejor difundir por todo el mundo la filosofía oficial que fue adoptando en los distintos periodos de su historia.
[2] El Owenismo es una corriente del socialismo basada en las ideas del británico Robert Owen.
[3] Autor, matemático y comentarista político nacido en Estados Unidos, el Dr. James Lindsay ha escrito seis libros que abarcan una variedad de temas que incluyen religión, filosofía de la ciencia y teoría posmoderna.
Los que defienden la Revolución Francesa como paradigma de la democracia se empeñan en negarlo, disfrazarlo u ocultarlo, pero la realidad histórica demuestra que junto con la revolución industrial que conmocionó al siglo XIX podemos encontrar que ya desde los primeros años de ese siglo Saint-Simon puso el acento agudo en la necesidad de la planificación de la economía. Calificado como "padre de la Sociología", fue promotor de lo que llamó "fisiología social" y de su "Filosofía Universal de la Historia", mediante la cual le daba un nuevo enfoque a los hechos históricos y proponía una reorganización social patrocinada por el Estado, lo cual determinó que se lo situase posteriormente dentro del campo del socialismo utópico.
Por su parte Jean-Baptiste Fourier denunció el "capitalismo alienatorio" y aportó una particular concepción dialéctica de la historia (influenciado por Hegel y adelantándose a Marx y Engels). Además, en el Diccionario soviético de filosofía[1] se presenta la filosofía de Carlos Fourier como la de un gran socialista utópico, el cual se manifestó con una brillante crítica de la sociedad burguesa en su obra "Teoría de los cuatro movimientos y de los destinos universales".
Así podemos recorrer toda una lista de otras personalidades de la época que sembraron la semilla del Socialismo. Más adelante, por ejemplo, Bazard y Leroux desarrollaron el socialismo de Saint-Simon, adentrándolo en la lucha de clases, y Pecqueur defendió la implantación de un programa colectivista que influyó notablemente en el pensamiento del barón belga Jean-Guillaume de Colins de Ham,(1783-1859), el cual desarrolló lo que se llamó "socialismo racional" parcialmente influenciado por Pierre-Joseph Proudhon. Otros teóricos del naciente socialismo moderno fueron Lamennais, que preconizaba la emancipación de la clase obrera por la distribución social de la propiedad; Cabet, que desarrolló el "comunismo" oweniano[2]; Blanc, que destacó el papel del Estado en la reforma y control de una sociedad "más justa"; Blanqui, empeñado en la conquista del poder y la implantación de una dictadura revolucionaria, etc., etc.
Todas estas ideas sembraron las semillas del marxismo y sus derivados: leninismo, estalinismo y fascismo. Estas versiones del socialismo extremista desarrollaron estrategias orientadas al expansionismo militar, por una parte, y, por la otra, a la penetración en la cultura y la política del mundo democrático. Este último elemento se ha desarrollado insidiosamente y con enorme éxito en los escenarios académicos y de la prensa (sin contar también los religiosos) que han servido de base a la penetración política.
Lo demás es historia más reciente y cada vez más complicada en el caos ideológico que trastorna hoy día a nuestra sociedad. Así llegamos a nuestros días, en que los amantes de la democracia comienzan a despertar y creen encontrarse de súbito experimentando una auténtica pesadilla de odio, rivalidades, deterioro social y desintegración moral. Esta situación es producto de la oleada de penetración socialista a partir de la II Guerra Mundial, provocada por Herbert Marcuse, Paul-Michel Foucault, Jean Baudrillard y Zygmunt Bauman, entre muchos otros.
Marcuse fue el más popular y el más influyente, sobre todo a nivel académico y también el que logró una mayor penetración con su pensamiento en la cultura norteamericana. En realidad, pueden encontrarse tanto en él como en Foucault las raíces de la Teoría Crítica, planteada según sus promotores como una forma de teorización o de reflexión en torno a la sociedad, la política y la moral, que persigue la liberación del individuo de las fuerzas que lo oprimen y que lo explotan; es decir, una visión crítica de los mecanismos y el funcionamiento del capitalismo moderno, proyectada desde lo que se llamó la Escuela de Frankfurt.
Marcuse ha sido el principal divulgador de estas teorías y tendencias que ahora resuenan con el vocablo “despertado” (woke en inglés) promoviendo las ideas de su colega Paulo Freire en “Pedagogy of the Oppressed”, una obra en la que hace extenso uso de la palabra “conscientizaçao” (concienciación o “conciencia crítica” en portugués). En su apoyo a Freire, Marcuse planteaba que las personas alcanzan una conciencia crítica cuando llegan a una comprensión marxista de los problemas del mundo y su solución. Afirmaba que una persona que haya alcanzado esa conciencia crítica está lista para sumarse a la revolución contra los sistemas opresivos que imperan en el mundo; en otras palabras, ha despertado (woke). Este ha sido precisamente el caldo de cultivo de la Teoría Crítica de la Raza y de los Estudios Críticos de Género (Critical Gender Studies) que se están imponiendo forzosamente en los programas de escuelas y universidades de Estados Unidos. Esto ha sido posible debido a la penetración que ha fraguado lo que llamaría "Complejo Industrial de la Diversidad" como una fanática alianza de todos los sectores de la diversidad “woke”, que son los profesores y académicos obsesionados, y los administradores, periodistas, artistas, políticos socialistas encubiertos bajo la máscara del progresismo y empresarios de las redes sociales. Entre todos están logrando controlar las alturas dominantes de nuestra cultura.
La imagen que proyectó Marcuse de una sociedad perfecta es así de brutalmente sencilla: Quiere que la izquierda política tenga todo el poder y el privilegio, y quiere que la derecha sea silenciada y, en última instancia, extinta, cancelada. En “How not to resolve the Paradox of Tolerance”, publicado en enero de 2021, James Lindsay[3] afirma al respecto que los argumentos de Marcuse “han preparado el escenario para el totalitarismo que hoy están promoviendo el 'Wokeismo' y la Big Tech”.
Al desembocar estas ideas en nuestros días y lograr invadir nuestra cultura y desplazar sus valores, nos topamos con que el intento más inteligente de rescatar al marxismo y al leninismo del montón de cenizas de su lamentable historia es precisamente el lanzamiento y divulgación de la Teoría Crítica de la Raza. Marx predijo que el proletariado inevitablemente se levantaría y se rebelaría contra los opresores; pero la revolución proletaria de Marx nunca se materializó sino que derivó en regímenes totalitarios. Los propulsores de la Teoría Crítica de la Raza reconocieron este descrédito y dedicaron sus esfuerzos a renovar la lucha adaptando la narrativa “víctima vs opresor” de Marx y reemplazando la "lucha de clases" por la "lucha racial", la cual, al fin de cuentas, no es más que otra etiqueta en la que ciertas razas son clases oprimidas que luchan contra sus opresores, los “supremacistas blancos”.
Pero no se han detenido en las razas para provocar el caos social, económico y político que pueda justificar un cambio revolucionario sino que esta neo marxista Teoría Crítica de la Raza convierte en víctimas no sólo a los miembros de algunas razas sino también a quienes adoptan una orientación sexual distinta del orden natural masculino y femenino. Apuntan directamente al concepto milenario de la unidad familiar para fomentar desde esa base una sociedad relativista y permisible.
Añadiendo a la estructura radical marxista de Marcuse, Derrik Bell, Profesor de Derecho de Harvard, se ha dedicado a fomentar una nueva interpretación de las estructuras sociales y el poder, visto a través de la lente del agravio racial. Ha sido uno de los creadores más importantes de la Teoría Crítica de la Raza, plagada de afirmaciones irracionales e incoherentes, cuyo principal planteamiento deriva del argumento de que los blancos han sido y siguen siendo la causa de todos los problemas de los negros. Así es como hoy, el despertar de la violencia de Antifa, el desarrollo de la insurgencia terrorista de Black Lives Matter, el radicalismo imperante en el mundo académico, las intimidatorias sesiones de "entrenamiento en justicia racial" que se han estado impartiendo en las principales corporaciones y la coercitiva agenda "antirracista", se remontan a los sentimientos de inferioridad de Derrick Bell y a la nefasta influencia derivada del pensamiento de Marcuse en nuestros días.
Esa es la doctrina que le están inculcando a nuestros hijos y nuestros nietos en la mayoría de los centros de enseñanza y universidades con el propósito de que despierten ante el sonido estridente del clarín revolucionario. Los que alegan haber “despertado” (woke) intentan engatusarlos para que se sumen a esta estrategia que nos condena a todos a una pesadilla de la que tenemos que despertar con urgencia.
En el núcleo familiar y de amistades y en las urnas están nuestros últimos bastiones en defensa de la sociedad que nuestros abuelos construyeron para nosotros. Es urgente que despertemos a la realidad que están tratando de imponernos.
_______________
[1] Conjunto de las sucesivas versiones de diccionarios filosóficos que, publicados en español desde 1945 hasta 1984, sirvieron a la Unión Soviética para mejor difundir por todo el mundo la filosofía oficial que fue adoptando en los distintos periodos de su historia.
[2] El Owenismo es una corriente del socialismo basada en las ideas del británico Robert Owen.
[3] Autor, matemático y comentarista político nacido en Estados Unidos, el Dr. James Lindsay ha escrito seis libros que abarcan una variedad de temas que incluyen religión, filosofía de la ciencia y teoría posmoderna.
Last edit: 02 Nov 2022 20:40 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
Reply to Gerardo E. Martínez-Solanas
- Gerardo E. Martínez-Solanas
- Topic Author
- Offline
- Moderator
- Posts: 818
- Thanks: 76
Re: La penetrante evolución del Socialismo desde la Revolución Francesa hasta nuestros días
02 Nov 2022 20:41 - 02 Nov 2022 21:16
He recibido en privado algunas comunicaciones de amigos que tienen mi dirección de eMail, convencidos de que la socialdemocracia europea está divorciada de la evolución del marxismo hacia el socialismo leninista. En varias de esas comunicaciones se refieren, además, al nazismo como un fenómeno situado en las antípodas del leninismo y osan afirmar que nazismo y fascismo son dos cosas "muy distintas" según se aplicaron en Alemania e Italia.
No cabe duda de que siempre hay diferencias entre un país y otro; entre un dictador y otro. Pero fascismo y nazisno no "son dos cosas muy diferentes", como afirman algunos. La mayor y, en la práctica, la única diferencia relevante entre el fascismo y el nazismo fue el feroz antisemitismo y el razismo supremacista de este último. No obstante, ambos fascismos se destacaron por su capacidad para movilizar a las masas apelando a mitos nacionales. El partido único y las organizaciones paramilitares fueron instrumentos esenciales para el reclutamiento de efectivos, para la toma y la conservación del poder, y su estilo político se definió por la importancia concedida a la propaganda, la escenografía y los símbolos capaces de suscitar fuertes emociones. Los fascistas organizaron la movilización de las masas, no para contar con súbditos pasivos, sino con soldados fanáticos y convencidos. Además, ambos promovieron los mismos conceptos claves del marxismo: el colectivismo de Estado, la economía planificada y la lucha de clases.
Por añadidura, surgen del socialismo leninista, descrito por el propio Lenin como el “monopolio estatal-capitalista”, en el cual una dictadura se adueña de todos los medios de producción. La idea es que un régimen comunista usa el poder absoluto de la “dictadura del proletariado” socialista, para destruir todos los valores, todas las religiones, todas las instituciones y todas las tradiciones; lo cual teóricamente conduciría a la “utopía” comunista. En otras palabras, el socialismo es el sistema político, y el comunismo es el objetivo ideológico. Por esta razón los seguidores del comunismo argumentan que nunca se ha alcanzado el “verdadero comunismo” y que, por tanto, el "socialismo real" acabará desembocando en el comunismo propagado por un mundo globalizado.
Mussolini tomó inicialmente este camino como fundador del Partido Comunista de Italia junto con Antonio Gramsci y Amadeo Bordiga, hasta que optó por la senda desviacionista en 1925 porque llegó a la conclusión de que el nacionalismo es más unificador que la idea de una revolución internacionalista de los trabajadores y entonces reacondicionó sus convicciones marxista/leninistas en su nuevo sistema nombrado fascismo, usando el principio colectivista “fasci”: todas las fuerzas vivas en un haz atado por el Partido.
Poco después, Hitler fue un declarado admirador de su sistema y emergió en Alemania con su "nacional socialismo" siguiendo los lineamientos básicos del fascismo italiano. Así es como Mussolini y Hitler identificaban ambos al socialismo como el núcleo del Weltanschauung [estilo de vida] nazi y fascista.
El actual relato de que el socialismo está de algún modo separado del nazismo y el fascismo, y aún mas, creer que estos conceptos están divorciados de sus orígenes Marxistas/comunistas, se debe al revisionismo histórico y a mucha acrobacia mental.
No cabe duda de que siempre hay diferencias entre un país y otro; entre un dictador y otro. Pero fascismo y nazisno no "son dos cosas muy diferentes", como afirman algunos. La mayor y, en la práctica, la única diferencia relevante entre el fascismo y el nazismo fue el feroz antisemitismo y el razismo supremacista de este último. No obstante, ambos fascismos se destacaron por su capacidad para movilizar a las masas apelando a mitos nacionales. El partido único y las organizaciones paramilitares fueron instrumentos esenciales para el reclutamiento de efectivos, para la toma y la conservación del poder, y su estilo político se definió por la importancia concedida a la propaganda, la escenografía y los símbolos capaces de suscitar fuertes emociones. Los fascistas organizaron la movilización de las masas, no para contar con súbditos pasivos, sino con soldados fanáticos y convencidos. Además, ambos promovieron los mismos conceptos claves del marxismo: el colectivismo de Estado, la economía planificada y la lucha de clases.
Por añadidura, surgen del socialismo leninista, descrito por el propio Lenin como el “monopolio estatal-capitalista”, en el cual una dictadura se adueña de todos los medios de producción. La idea es que un régimen comunista usa el poder absoluto de la “dictadura del proletariado” socialista, para destruir todos los valores, todas las religiones, todas las instituciones y todas las tradiciones; lo cual teóricamente conduciría a la “utopía” comunista. En otras palabras, el socialismo es el sistema político, y el comunismo es el objetivo ideológico. Por esta razón los seguidores del comunismo argumentan que nunca se ha alcanzado el “verdadero comunismo” y que, por tanto, el "socialismo real" acabará desembocando en el comunismo propagado por un mundo globalizado.
Mussolini tomó inicialmente este camino como fundador del Partido Comunista de Italia junto con Antonio Gramsci y Amadeo Bordiga, hasta que optó por la senda desviacionista en 1925 porque llegó a la conclusión de que el nacionalismo es más unificador que la idea de una revolución internacionalista de los trabajadores y entonces reacondicionó sus convicciones marxista/leninistas en su nuevo sistema nombrado fascismo, usando el principio colectivista “fasci”: todas las fuerzas vivas en un haz atado por el Partido.
Poco después, Hitler fue un declarado admirador de su sistema y emergió en Alemania con su "nacional socialismo" siguiendo los lineamientos básicos del fascismo italiano. Así es como Mussolini y Hitler identificaban ambos al socialismo como el núcleo del Weltanschauung [estilo de vida] nazi y fascista.
El actual relato de que el socialismo está de algún modo separado del nazismo y el fascismo, y aún mas, creer que estos conceptos están divorciados de sus orígenes Marxistas/comunistas, se debe al revisionismo histórico y a mucha acrobacia mental.
Last edit: 02 Nov 2022 21:16 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
Reply to Gerardo E. Martínez-Solanas
Moderators: Miguel Saludes, Abelardo Pérez García, Oílda del Castillo, Ricardo Puerta, Antonio Llaca, Efraín Infante, Pedro S. Campos, Héctor Caraballo
Time to create page: 0.550 seconds