La palabra
secular significa "de este mundo" en latín y es lo contrario de religioso. Por lo tanto, como doctrina el secularismo se usa típicamente como una etiqueta para cualquier filosofía que forme su ética particular sin referencia a las creencias religiosas, sino más bien en contraposición a ellas. En otras palabras, la secularización implica la exclusión del papel de la religión en la sociedad y su erradicación de la sociedad civil.
Se trata de «
una concepción del mundo según la cual este último se explica por sí mismo, sin que sea necesario recurrir a Dios: Dios resultaría, pues, superfluo y hasta un obstáculo.… Para reconocer el poder del hombre, que acaba por sobrepasar a Dios e incluso por renegar de él. Nuevas formas de ateísmo - un ateísmo antropocéntrico, no ya abstracto y metafísico sino práctico, militante y obligatorio - parecen desprenderse de él.» (Pablo VI Evangelii nuntiandi, 55).
Está asociado a una civilización de consumo, el hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y de dominio, de la discriminación de todo tipo de pensamiento que le moleste. Según Karl Rahner y Franz König: «
Es el fenómeno de un ‘mundo transformado en mundano y profano,’ una noción del mundo sin relación alguna con Dios tanto en la teoría como en la práctica.»
No es ya la separación de las esferas públicas de la religión, ni el número de personas que asisten a una iglesia. No es tampoco la ausencia de religión ni es el producto del auge de la ciencia y la razón. Es algo distinto.
La cosmovisión secularista se enfrenta principalmente a la cosmovisión cristiana. No se trata de una discusión bizantina. Los dos sistemas en pugna tienen visiones muy antagónicas sobre el ser humano, soblre el matrimonio, sobre la sociedad, sobre la relación entre los sexos, sobre los derechos humanos, sobre la laicidad, etc.
No se trata de imponer la religión o una religión sino de respetar la práctica religiosa de los creyentes y de su aplicación en sociedad con el respeto debido a los derechos humanos de los demás, ya sean ateos, agnósticos o creyentes de otras religiones o sectas. El secularismo no debe confundirse con la separación de la religión (sociedad civil) del Estado (entidad política), sino que, por el contrario, pretende eliminar esa tolerancia y el crisol de su manifestación en sociedad. Pretende imponer una sociedad sin Dios a la fuerza.
Es la semilla del totalitarismo.