Respuesta a un Humanista
- Ricardo Valenzuela
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Respuesta a un Humanista
02 Aug 2021 23:00 - 02 Aug 2021 23:02
Hace ya algunos meses empecé a recibir mensajes de un tipo de Monterrey miembro de una familia muy conocida y respetada, principalmente su padre, no solo en Mon-terrey sin en todo México que omito su nombre para evitar cualquier controversia. Un hombre educado en el Tec de Monterrey, con estudios superiores en universidades elites de EU. En pocas palabras, un miembro de las clases altas del país.
Esta familia ha participado en importantes liderazgos de las organizaciones empresariales, es decir, organizaciones que supuestamente vigilan y promueven el desarrollo de las empresas mexicanas como contraparte y balance de la fuerza del estado.
Sus mensajes acerca de mis notas al principio eran positivo e interesantes. Sin embargo, un buen día me llegaba uno en el cual me decía que mis escritos parecían inspirados por Hitler. Aunque me causara una seria molestia, consciente de que en México tanto conservadores como socialistas desvelados, cuando no comulgan o cuando no entienden las ideas ajenas a la oxidada estructura ideológica del país formada durante mas de 200 años, simplemente la rechazan porque las del gobierno ya están moldean a su favor y la enganchan a las suyas, fui paciente y tolerante y le respondí cuestionando el que realmente entendiera que yo representaba el liberalismo clásico original de Locke, Mills, Adam Smith, tratando de darle algún tipo de luz y pudiera entenderme.
Para mi sorpresa, me respondía afirmando que el también era liberal, pero sin describirme la fuente ni las base de sus ideas liberales o simplemente eso, sus ideas. Luego de su disertación “liberal”, agrega su pero al afirmar que además él era hu-manista—palabra muy utilizada por Hugo Chavez para obsequiarla a sus tiranos favoritos—y, ahora sí, procede a darme una larga descripción de su humanismo salpicado con el clásico sabor de los abanderados de la Teología de la Liberación involucrando conceptos como justicia social, responsabilidad social de la empresa, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, pero nunca de su propio peculio sino de su agente, el Estado, para legalmente despojar a unos y darle a otros.
El robo más grande en la historia de la humanidad porque, en esa transferencia, todos se enriquecen pero el hambriento se muere de hambre, el sediento se muere de sed y el desnudo se queda bichi muriéndose de frio.
Hace unos días me llega otro de sus mensajes ya un poco agresivo comparándome de nuevo con Hitler. De inmediato le respondía de la siguiente forma: Si esas son tus ideas, entonces no digas que eres liberal, a menos que tu liberalismo sea el deforme aborto que en EU adoptó el partido Demócrata. Cierro aclarándole que yo no era hu-manista como él se describía, esos que piensan que el Estado vigoroso es necesario para cumplir con esa función humanista asaltando a los que producen para mantener a quienes no producen nada. Yo soy de esos liberales que confían en una sociedad civil libre y no un estado inflado y abusón. En la justicia social de la abundancia de buenos empleos. En la responsabilidad social de la empresa para generar ganan-cias y permanezca creando productos, empleos y el estado humanista tenga donde clavar sus garras y arrebatar. El liberalismo del siglo 18 que fuera una protesta en contra de la servidumbre de la población de Inglaterra y Escocia.
La libertad desde el inicio de los tiempos siempre ha tenido muchos enemigos. Antes de la emergencia del liberalismo grandes intelectuales, filósofos, fundadores de religiones, clérigos, motivados por sus mejores intenciones, e inclusive, estadistas que realmente amaban a su gente, veían la esclavitud como parte justa de la humanidad, generalmente útiles y solemnes instituciones de beneficio social. Gran parte de las poblaciones del mundo pensaban que, algunas gentes por naturaleza eran desti-nadas a la libertad y otras para el servilismo. Y, lo mas increíble, no solo sus amos pensaban así, también un gran numero de esclavos. Porque para ellos era asegurar su pan que sus amos estaban obligados a darles. Y con el avance de ese liberalismo, muchos “humanistas” se declaraban en su contra y lo combatían como lo hizo la iglesia católica.
Mi liberalismo que no es religión ni es una visión del mundo, no es un grupo de intereses especiales. No es una religión porque no demanda devoción ni fe, porque no hay nada místico en su contenido, y tampoco hay dogmas. No es una visión del mundo porque no trata de explicar el cosmos y porque no dice nada y no busca el decir nada acerca del significado y el propósito de la existencia humana. No es un grupo de intereses especiales porque no surte o busca proveer ninguna ventaja especial.
Es una ideología, una doctrina de una mutua relación entre los miembros de la sociedad y, al mismo tiempo, la aplicación de esta doctrina a la conducta de los seres humanos en las sociedades actuales. No promete nada que exceda lo que se puede lograr en la sociedad y a través de la sociedad. Busca darle al hombre una so-la cosa, el desarrollo material benéfico para todos, en paz y sin disturbios, que sirva como escudo para las causas externas de dolor y sufrimiento, hasta donde llegue el poder de las instituciones sociales para hacerlo. Disminuir el sufrimiento e incrementar esa felicidad.
Mi liberalismo es uno que se opone a la igualdad en la distribución de la riqueza. El camino no es buscar esa igualdad. Porque, al llevarla a cabo, como los pobres son millones y los ricos miles, con la distribución el pobre recibiría un incremento insignificante en su estándar de vida. Pero nos olvidamos del punto más importante; el que todo lo disponible para distribución, el producto anual del trabajo no es inde-pendiente de todas las condiciones sociales, no es independiente de la forma en que se distribuye.
El que ese producto hoy día sea enorme, no es un fenómeno natural o tecnológico independiente de las condiciones sociales, sino el resultado de nuestras instituciones sociales. Solo porque no existe igualdad en la distribución del riqueza, es lo que estimula a todos a producir lo más que se pueda al costo más bajo, y por eso en estos momentos la humanidad tiene a su disposición tanto para consumir.
Mi liberalismo es el que tanto se odia por los líderes políticos de todo el mundo. La gran mayoría de los empresarios, académicos, iglesias. Y lo odian porque les restringe el poder, los acota, los vigila, les pide cuentas. No permite el abuso de producto-res, consumidores y solamente permite una dictadura, la dictadura de la ley y la justicia.
Esta familia ha participado en importantes liderazgos de las organizaciones empresariales, es decir, organizaciones que supuestamente vigilan y promueven el desarrollo de las empresas mexicanas como contraparte y balance de la fuerza del estado.
Sus mensajes acerca de mis notas al principio eran positivo e interesantes. Sin embargo, un buen día me llegaba uno en el cual me decía que mis escritos parecían inspirados por Hitler. Aunque me causara una seria molestia, consciente de que en México tanto conservadores como socialistas desvelados, cuando no comulgan o cuando no entienden las ideas ajenas a la oxidada estructura ideológica del país formada durante mas de 200 años, simplemente la rechazan porque las del gobierno ya están moldean a su favor y la enganchan a las suyas, fui paciente y tolerante y le respondí cuestionando el que realmente entendiera que yo representaba el liberalismo clásico original de Locke, Mills, Adam Smith, tratando de darle algún tipo de luz y pudiera entenderme.
Para mi sorpresa, me respondía afirmando que el también era liberal, pero sin describirme la fuente ni las base de sus ideas liberales o simplemente eso, sus ideas. Luego de su disertación “liberal”, agrega su pero al afirmar que además él era hu-manista—palabra muy utilizada por Hugo Chavez para obsequiarla a sus tiranos favoritos—y, ahora sí, procede a darme una larga descripción de su humanismo salpicado con el clásico sabor de los abanderados de la Teología de la Liberación involucrando conceptos como justicia social, responsabilidad social de la empresa, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, pero nunca de su propio peculio sino de su agente, el Estado, para legalmente despojar a unos y darle a otros.
El robo más grande en la historia de la humanidad porque, en esa transferencia, todos se enriquecen pero el hambriento se muere de hambre, el sediento se muere de sed y el desnudo se queda bichi muriéndose de frio.
Hace unos días me llega otro de sus mensajes ya un poco agresivo comparándome de nuevo con Hitler. De inmediato le respondía de la siguiente forma: Si esas son tus ideas, entonces no digas que eres liberal, a menos que tu liberalismo sea el deforme aborto que en EU adoptó el partido Demócrata. Cierro aclarándole que yo no era hu-manista como él se describía, esos que piensan que el Estado vigoroso es necesario para cumplir con esa función humanista asaltando a los que producen para mantener a quienes no producen nada. Yo soy de esos liberales que confían en una sociedad civil libre y no un estado inflado y abusón. En la justicia social de la abundancia de buenos empleos. En la responsabilidad social de la empresa para generar ganan-cias y permanezca creando productos, empleos y el estado humanista tenga donde clavar sus garras y arrebatar. El liberalismo del siglo 18 que fuera una protesta en contra de la servidumbre de la población de Inglaterra y Escocia.
La libertad desde el inicio de los tiempos siempre ha tenido muchos enemigos. Antes de la emergencia del liberalismo grandes intelectuales, filósofos, fundadores de religiones, clérigos, motivados por sus mejores intenciones, e inclusive, estadistas que realmente amaban a su gente, veían la esclavitud como parte justa de la humanidad, generalmente útiles y solemnes instituciones de beneficio social. Gran parte de las poblaciones del mundo pensaban que, algunas gentes por naturaleza eran desti-nadas a la libertad y otras para el servilismo. Y, lo mas increíble, no solo sus amos pensaban así, también un gran numero de esclavos. Porque para ellos era asegurar su pan que sus amos estaban obligados a darles. Y con el avance de ese liberalismo, muchos “humanistas” se declaraban en su contra y lo combatían como lo hizo la iglesia católica.
Mi liberalismo que no es religión ni es una visión del mundo, no es un grupo de intereses especiales. No es una religión porque no demanda devoción ni fe, porque no hay nada místico en su contenido, y tampoco hay dogmas. No es una visión del mundo porque no trata de explicar el cosmos y porque no dice nada y no busca el decir nada acerca del significado y el propósito de la existencia humana. No es un grupo de intereses especiales porque no surte o busca proveer ninguna ventaja especial.
Es una ideología, una doctrina de una mutua relación entre los miembros de la sociedad y, al mismo tiempo, la aplicación de esta doctrina a la conducta de los seres humanos en las sociedades actuales. No promete nada que exceda lo que se puede lograr en la sociedad y a través de la sociedad. Busca darle al hombre una so-la cosa, el desarrollo material benéfico para todos, en paz y sin disturbios, que sirva como escudo para las causas externas de dolor y sufrimiento, hasta donde llegue el poder de las instituciones sociales para hacerlo. Disminuir el sufrimiento e incrementar esa felicidad.
Mi liberalismo es uno que se opone a la igualdad en la distribución de la riqueza. El camino no es buscar esa igualdad. Porque, al llevarla a cabo, como los pobres son millones y los ricos miles, con la distribución el pobre recibiría un incremento insignificante en su estándar de vida. Pero nos olvidamos del punto más importante; el que todo lo disponible para distribución, el producto anual del trabajo no es inde-pendiente de todas las condiciones sociales, no es independiente de la forma en que se distribuye.
El que ese producto hoy día sea enorme, no es un fenómeno natural o tecnológico independiente de las condiciones sociales, sino el resultado de nuestras instituciones sociales. Solo porque no existe igualdad en la distribución del riqueza, es lo que estimula a todos a producir lo más que se pueda al costo más bajo, y por eso en estos momentos la humanidad tiene a su disposición tanto para consumir.
Mi liberalismo es el que tanto se odia por los líderes políticos de todo el mundo. La gran mayoría de los empresarios, académicos, iglesias. Y lo odian porque les restringe el poder, los acota, los vigila, les pide cuentas. No permite el abuso de producto-res, consumidores y solamente permite una dictadura, la dictadura de la ley y la justicia.
Last edit: 02 Aug 2021 23:02 by Democracia Participativa.
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