Los sueños del Socialismo
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Los sueños del Socialismo
09 Nov 2020 00:25 - 14 Nov 2020 18:42
Casi todo lo que acontece en el mundo moderno puede asociarse en un sentido u otro a la política. Lo que sucede, sobre todo en los países donde hay mayor libertad de expresión, suele provocar manifestaciones masivas y, a veces, hasta la violencia y el desacato a la autoridad y el orden. Estas reacciones masivas –y a veces violentas– son producto de movimientos organizados que tienen el propósito de desestabilizar la sociedad para provocar cambios tendientes a satisfacer aspiraciones extremistas.
Es muy notable que la mayoría de la gente sólo asocia las políticas y programas comunistas con los países dominados por el partido único que pretende aplicar doctrinas marxistas, leninistas, maoístas o incluso trotskistas a su modo y dentro de un proyecto totalitario. Pero la realidad es otra, porque lo que podríamos calificar de neocomunismo se presenta bajo diversos disfraces, entre los que predominan los que lo promueven poniéndose la máscara de "socialista" o de "progresista". Sobre todo estos últimos son los que están penetrando la sociedad en forma más insidiosa. De modo que podemos afirmar que el espectro del comunismo está esparcido por todo el mundo y cada vez se afianza con mayor fuerza, aclamado por multitudes de fanáticos y de ingenuos.
Esta realidad se aplica a países supuestamente tan anticomunistas como Estados Unidos. En encuestas realizadas entre jóvenes de entre 16 y 35 años, los resultados de los que simpatizan con el "socialismo" suelen superar el 50%. En Europa, incluso entre países que se liberaron de la cruel bota soviética, no es aventurado afirmar que el socialismo en la fuerza política predominante.
Joschka Fischer, quien comenzó su carrera abrazando un socialismo extremista y sigue siendo un destacado portavoz del Partido Verde, declaró no hace mucho que: "Hoy es una combinación de democracia, estado de derecho y estado de bienestar, y yo diría que la gran mayoría de los europeos defienden esto: los conservadores británicos no pueden tocar el Servicio Nacional de Salud sin ser decapitados". Y no cabe duda que la semilla del adoctrinamiento a que fueron sometidos los habitantes de Europa Oriental durante casi medio siglo también persiste subrepticiamente bajo los disfraces mencionados.
La estrategia consiste en ir socavando los valores y principios democráticos para ir acaparando el control del Estado a través de una creciente burocracia y también mediante la penetración ideológica de partidos más moderados. Por estos medios y por una serie de otros medios están subvirtiendo la gobernanza de las naciones occidentales con la promoción de políticas socialistas y socavando la moral tradicional, optando por la violencia y provocando malestar social cuando no logran sus objetivos mediante la simple penetración. Dado el papel vital que desempeña Estados Unidos a la vanguardia del mundo libre, estas estrategias se han concentrado con mayor determinación en ese país.
Los que pretenden afirmar que existe una brecha insalvable entre "comunismo" y "socialismo", hacen caso omiso a los programas, proyectos, proclamas y escritos de base en los que el comunismo declara que el socialismo es sencillamente el primer paso en un proceso de transformación y cambio hacia la sociedad comunista.
Las ilusiones que muchos en el mundo libre depositan en el actual "socialismo democrático", en realidad están experimentando las mismas experiencias de innumerables jóvenes impresionables que abrazaron el internacionalismo socialista (o comunista) en el siglo pasado en la Unión Soviética, China, Vietnam, Cuba y en otros lugares. Se debe a que la generación más joven carece de un conocimiento profundo de su propia historia, cultura y tradiciones y es materia prima maleable de esas "ideologías".
El axioma de Marx "De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad" es muy eficaz para entusiasmar con verdadera devoción a los jóvenes, que fantasean con disfrutar de una vida de generoso bienestar socialista. Toman de ejemplo, no a los fracasados países "comunistas" (¡claro está!), sino al "socialismo" de los países nórdicos. Los sistemas de bienestar de estos países han causado muchos problemas sociales y en realidad se está produciendo en ellos una reacción que los aleja del espejismo "socialista", pero muchos de los intentos de producir cambios fundamentales en esos sistemas se ven obstaculizados por la multitud de beneficiarios del bienestar social o welfare. Por tanto, los políticos que continúan imponiendo impuestos con el pretexto del bienestar social y favoreciendo la intervención estatal para proveer a amplios sectores de la población de recursos otorgados en un régimen de dependencia, tienen a su favor un bloque sólido y considerable de electores.
Como dijo el economista Milton Friedman: “Una sociedad que antepone la igualdad a la libertad no obtendrá ninguna. Una sociedad que antepone la libertad a la igualdad obtendrá un alto grado de ambas". Esto quiere decir que los regímenes de dependencia (welfare) suelen ser menos libres que aquellos que promueven la libre empresa y el crecimiento del capital como motor del bienestar económico.
Estados Unidos cuenta con un sistema multipartidista en el que todas las tendencias políticas están permitidas, pero con el amplio predominio de dos partidos: Republicano y Demócrata. Por tanto, los partidos más pequeños suelen respaldar a uno u otro de los dos más poderosos, según sean sus intereses. En el caso de los partidos de la extrema socialista, la estrategia consiste en penetrar uno de ellos. Con el fin de asegurar un bloque de votantes estable, estos partidos extremistas de Estados Unidos han magnificado la animosidad entre los grupos de bajos y altos ingresos, mientras atraen a un número creciente de inmigrantes y grupos "vulnerables" como la comunidad LGTB, mujeres, otras minorías, etc. Todas estas campañas y esfuerzos se han concentrado en uno de los grandes partidos hasta lograr penetrarlo. Los políticos más maleables de ese partido hacen entonces todo lo posible para complacer a esa base demográfica creada por los extremistas, defendiendo sus ideas, despreciando las normas morales básicas que habían prevalecido hasta hace poco e incluso protegiendo la ilegalidad con el propósito de sumar a los así favorecidos a sus filas.
En los países comunistas prevaleció siempre el culto a la personalidad y ahora vemos que, lamentablemente, se está imponiendo también en países supuestamente "democráticos". Se obligaba a los ciudadanos de esos países a abandonar su propio concepto del bien moral y del orden establecido para someter todo a las decisiones del Estado. Eran forzados a mentir o hacer el mal bajo el mando del Partido único, lo que provocó un trauma psicológico y espiritual en la población y un verdadero daño antropológico que en formas diversas persiste hasta nuestros días.
La mayoría de las religiones tradicionales enseñan a las personas a ser buenas, pero el culto al comunismo, que se basa en el odio, adopta una postura exactamente opuesta. Aunque el Partido Comunista también habló de amor, el "amor" que defendía se basa en el odio. En otras palabras, se les enseñaba que los proletarios son capaces de simpatizar y amar a otras clases porque debían enfrentarse a un "odioso" enemigo común: los capitalistas. En China, la forma de mostrar patriotismo y amor al país es odiar a Estados Unidos, odiar a Francia, odiar a Japón, odiar a Taiwán y odiar a los chinos de ultramar que critican al PCCh, y, por supuesto, amar a su líder y a su Partido.
Ese es el mundo que se cierne sobre nosotros si no despertamos a tiempo.
Es muy notable que la mayoría de la gente sólo asocia las políticas y programas comunistas con los países dominados por el partido único que pretende aplicar doctrinas marxistas, leninistas, maoístas o incluso trotskistas a su modo y dentro de un proyecto totalitario. Pero la realidad es otra, porque lo que podríamos calificar de neocomunismo se presenta bajo diversos disfraces, entre los que predominan los que lo promueven poniéndose la máscara de "socialista" o de "progresista". Sobre todo estos últimos son los que están penetrando la sociedad en forma más insidiosa. De modo que podemos afirmar que el espectro del comunismo está esparcido por todo el mundo y cada vez se afianza con mayor fuerza, aclamado por multitudes de fanáticos y de ingenuos.
Esta realidad se aplica a países supuestamente tan anticomunistas como Estados Unidos. En encuestas realizadas entre jóvenes de entre 16 y 35 años, los resultados de los que simpatizan con el "socialismo" suelen superar el 50%. En Europa, incluso entre países que se liberaron de la cruel bota soviética, no es aventurado afirmar que el socialismo en la fuerza política predominante.
Joschka Fischer, quien comenzó su carrera abrazando un socialismo extremista y sigue siendo un destacado portavoz del Partido Verde, declaró no hace mucho que: "Hoy es una combinación de democracia, estado de derecho y estado de bienestar, y yo diría que la gran mayoría de los europeos defienden esto: los conservadores británicos no pueden tocar el Servicio Nacional de Salud sin ser decapitados". Y no cabe duda que la semilla del adoctrinamiento a que fueron sometidos los habitantes de Europa Oriental durante casi medio siglo también persiste subrepticiamente bajo los disfraces mencionados.
La estrategia consiste en ir socavando los valores y principios democráticos para ir acaparando el control del Estado a través de una creciente burocracia y también mediante la penetración ideológica de partidos más moderados. Por estos medios y por una serie de otros medios están subvirtiendo la gobernanza de las naciones occidentales con la promoción de políticas socialistas y socavando la moral tradicional, optando por la violencia y provocando malestar social cuando no logran sus objetivos mediante la simple penetración. Dado el papel vital que desempeña Estados Unidos a la vanguardia del mundo libre, estas estrategias se han concentrado con mayor determinación en ese país.
Los que pretenden afirmar que existe una brecha insalvable entre "comunismo" y "socialismo", hacen caso omiso a los programas, proyectos, proclamas y escritos de base en los que el comunismo declara que el socialismo es sencillamente el primer paso en un proceso de transformación y cambio hacia la sociedad comunista.
Las ilusiones que muchos en el mundo libre depositan en el actual "socialismo democrático", en realidad están experimentando las mismas experiencias de innumerables jóvenes impresionables que abrazaron el internacionalismo socialista (o comunista) en el siglo pasado en la Unión Soviética, China, Vietnam, Cuba y en otros lugares. Se debe a que la generación más joven carece de un conocimiento profundo de su propia historia, cultura y tradiciones y es materia prima maleable de esas "ideologías".
El axioma de Marx "De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad" es muy eficaz para entusiasmar con verdadera devoción a los jóvenes, que fantasean con disfrutar de una vida de generoso bienestar socialista. Toman de ejemplo, no a los fracasados países "comunistas" (¡claro está!), sino al "socialismo" de los países nórdicos. Los sistemas de bienestar de estos países han causado muchos problemas sociales y en realidad se está produciendo en ellos una reacción que los aleja del espejismo "socialista", pero muchos de los intentos de producir cambios fundamentales en esos sistemas se ven obstaculizados por la multitud de beneficiarios del bienestar social o welfare. Por tanto, los políticos que continúan imponiendo impuestos con el pretexto del bienestar social y favoreciendo la intervención estatal para proveer a amplios sectores de la población de recursos otorgados en un régimen de dependencia, tienen a su favor un bloque sólido y considerable de electores.
Como dijo el economista Milton Friedman: “Una sociedad que antepone la igualdad a la libertad no obtendrá ninguna. Una sociedad que antepone la libertad a la igualdad obtendrá un alto grado de ambas". Esto quiere decir que los regímenes de dependencia (welfare) suelen ser menos libres que aquellos que promueven la libre empresa y el crecimiento del capital como motor del bienestar económico.
Estados Unidos cuenta con un sistema multipartidista en el que todas las tendencias políticas están permitidas, pero con el amplio predominio de dos partidos: Republicano y Demócrata. Por tanto, los partidos más pequeños suelen respaldar a uno u otro de los dos más poderosos, según sean sus intereses. En el caso de los partidos de la extrema socialista, la estrategia consiste en penetrar uno de ellos. Con el fin de asegurar un bloque de votantes estable, estos partidos extremistas de Estados Unidos han magnificado la animosidad entre los grupos de bajos y altos ingresos, mientras atraen a un número creciente de inmigrantes y grupos "vulnerables" como la comunidad LGTB, mujeres, otras minorías, etc. Todas estas campañas y esfuerzos se han concentrado en uno de los grandes partidos hasta lograr penetrarlo. Los políticos más maleables de ese partido hacen entonces todo lo posible para complacer a esa base demográfica creada por los extremistas, defendiendo sus ideas, despreciando las normas morales básicas que habían prevalecido hasta hace poco e incluso protegiendo la ilegalidad con el propósito de sumar a los así favorecidos a sus filas.
En los países comunistas prevaleció siempre el culto a la personalidad y ahora vemos que, lamentablemente, se está imponiendo también en países supuestamente "democráticos". Se obligaba a los ciudadanos de esos países a abandonar su propio concepto del bien moral y del orden establecido para someter todo a las decisiones del Estado. Eran forzados a mentir o hacer el mal bajo el mando del Partido único, lo que provocó un trauma psicológico y espiritual en la población y un verdadero daño antropológico que en formas diversas persiste hasta nuestros días.
La mayoría de las religiones tradicionales enseñan a las personas a ser buenas, pero el culto al comunismo, que se basa en el odio, adopta una postura exactamente opuesta. Aunque el Partido Comunista también habló de amor, el "amor" que defendía se basa en el odio. En otras palabras, se les enseñaba que los proletarios son capaces de simpatizar y amar a otras clases porque debían enfrentarse a un "odioso" enemigo común: los capitalistas. En China, la forma de mostrar patriotismo y amor al país es odiar a Estados Unidos, odiar a Francia, odiar a Japón, odiar a Taiwán y odiar a los chinos de ultramar que critican al PCCh, y, por supuesto, amar a su líder y a su Partido.
Ese es el mundo que se cierne sobre nosotros si no despertamos a tiempo.
Last edit: 14 Nov 2020 18:42 by Democracia Participativa.
The following user(s) said Thank You: Oscar Álvarez Araya
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