El ejercicio de la libertad implica responsabilidades, con uno mismo, con los demás, tanto los que viven ahora como las futuras generaciones."
La libertad es uno de los valores más esenciales de la dignidad humana. Sin libertad no hay dignidad.
Valores tales como la justicia, la igualdad y la solidaridad solo pueden subsistir en regímenes que garanticen en primer lugar la libertad.
La libertad es uno de los valores más esenciales de la dignidad humana. Sin libertad no hay dignidad.
Valores tales como la justicia, la igualdad y la solidaridad solo pueden subsistir en regímenes que garanticen en primer lugar la libertad.
El ser humano es, a diferencia de los animales, un ser que piensa y actúa y que puede distinguir entre diferentes caminos y opciones. Es decir, el ser humano está marcado por la libertad. Como escribió Kant: "El hombre tiene un pie puesto en la libertad y otro en la necesidad. Debe luchar constantemente por la libertad".
El humanismo es inconcebible sin la libertad. Por eso uno de los objetivos fundamentales de los gobiernos debe ser salvaguardar y promover la libertad individual. Sabiendo que la tendencia natural de los gobernantes es la de suprimir o debilitar la libertad, los ciudadanos no pueden menos que ser actores vigilantes en la defensa y promoción de ella.
La lucha del pueblo de Israel en Egipto fue una de las primeras gestas del ser humano por la libertad. Pero fueron los griegos los padres fundadores de un sistema de libertad. Atenas fue la primera democracia inspirada en principios de libertad, igualdad, tolerancia y fraternidad.
La libertad debe prevalecer en todos los ámbitos: el espiritual, el económico y el político. La libertad existe dentro del marco de la ley, siempre y cuando esta garantice el respeto a los derechos humanos fundamentales.
La libertad es las libertades: la libertad de pensamiento, la libertad de cátedra, la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de reunión, la libertad de tránsito, la libertad de asociación y de no asociación, la libertad política, la libertad económica, la libertad religiosa, entre otras.
Todas las formas de dictadura o tiranía, sean políticas, económicas o religiosas, de derechas o de izquierdas, constituyen los grandes enemigos de la libertad. Pero también en las sociedades democráticas y abiertas, están presentes los adversarios de la libertad.
El régimen que mejor anula la libertad o las libertades fundamentales es el régimen totalitario, no importa que su ideología sea nacionalista, socialista o religiosa. En el régimen totalitario el Estado no tiene límites y llega a asfixiar y anular la soberanía y las libertades de los ciudadanos. Limitar el poder estatal, garantizando un espacio para la sociedad civil y para el ejercicio de las libertades, es lo mismo que evitar el totalitarismo.
Mi libertad individual no es absoluta, pues está limitada por mis acciones pasadas, así como por la libertad que tienen los otros que conviven conmigo en sociedad. En una comunidad de seres libres e iguales en derechos y obligaciones, mi libertad termina donde empieza la de los demás.
El ejercicio de la libertad implica responsabilidades, con uno mismo, con los demás, tanto los que viven ahora como las futuras generaciones. Sin libertad, no hay dignidad, pero la libertad es inseparable de la responsabilidad.