Fue san Juan XXIII quien al convocar al Concilio Vaticano II en 1959 se refirió a las señales de los tiempos.Citó a Mateo 16,4 donde el Profeta dice que el mundo de la época bien sabía interpretar las señales de la naturaleza; pero no las de Dios.
Sesenta y un años después la cita sigue siendo válida, no solo para las iglesias cristianas; sino para el mundo secular.Tenemos que estudiar, re estudiar, el liberalismo económico contemporáneo—como lo hicieron en el siglo XVIII los economistas ingleses Adam Smith y David Ricardo. Ellos no fueron los “padres”; mas bien los juglares del capitalismo. Surge espontáneamente de las cenizas del feudalismo cuando en las sociedades aparecen hombres capaces de producir, intercambiar y ahorrar, actuando libremente. Este proceso comenzó, a la chita callando, a decir de Karl Marx , en el siglo XIII. El capitalismo desde entonces fue autodesarrollándose hasta nuestros días. Lo mas típico es su capacidad asombrosa de ir cambiando, mutando, en la historia. Es esencialmente proteiforme.
Ha sido un proceso básicamente económico, largo y complicado. Tanto, que los estudiosos de un todo, han tenido que dividirlo en etapas, solamente por asuntos didácticos. Así, sin jerarquías, con cierto orden cronológico: el capitalismo primitivo, el agrario, el mercantilista, el industrial, el globalizado, el moderno, el contemporáneo.
Pero no solamente es un hecho económico sino también socio - político.Sin ética, sin moral. A veces con pespuntes ideológicos. Por eso, la ley del menor esfuerzo intelectual ha identificado erróneamente el capitalismo con el cristianismo o con la democracia o el republicanismo.
El capitalismo es huérfano. Nace y se reproduce solo; no tiene padres, constructores ni comisarios.Para su desarrollo solamente necesita de la libertad.Especialmente de la libertad económica.
Siendo un sistema altamente exitoso que genera riquezas y consumo uno siempre se pregunta porqué el afán morboso de algunos grupos residuales de las izquierdas ortodoxas de destruirlo a como de lugar.
La respuesta fácil es: por las desigualdades y las injusticias que se cometen en su seno; por la pobreza marginal que engendra. Pero ésta siempre estará presente en cualquier sistema, dado el pecado y los errores consustanciales a la naturaleza humana especialmente cuando se vive en libertad. Luego, lo “malo” no sería el capitalismo; sino algunos capitalistas.
Un signo distintivo del capitalismo, del conservadurismo moderno es la compasión. El término no es de Bush hijo, durante su campaña en el 2000 contra Al Gore; sino del escritor y filósofo Marvin Olasky ( también Doug Wead ) que acuñó este seminal concepto en su libro homónimo. Bush lo vulgarizó.
La compasión está a la vista en el quehacer diario del occidente. Es verdaderamente lastimoso que el marxismo residual y miope insista en ignorar o torpedear esta virtud cuando se niega a dialogar con las muchas y variadas propuestas sociales de los presidentes, de las iglesias y de las organizaciones no gubernamentales que apuntan hacia la perfección de la libertad económica.
Y es que el concepto de libertad, la brújula ideológica de las tres últimas centurias, ha sido expurgada por las izquierdas del léxico académico de cada día.
Suplantada está por términos mas ubicuos,como justicia social y bien común por los socialismos y ciertos laicos de misa y dólar. Pero, es evidente, que ambos, justicia y bien, son consustanciales y fundamentan el capitalismo compasivo contemporáneo.
Last edit: 14 Jul 2020 01:29 by Democracia Participativa.