Lectura rápida de un desfile apurado en La Habana
- Pedro S. Campos
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Lectura rápida de un desfile apurado en La Habana
05 Jan 2017 00:07
El "desfile militar y marcha combatiente" del 2 de enero de 2017, dedicado al fallecido Fidel Castro y a la juventud cubana, que duró una hora y 40 minutos, mostró cuatro mensajes principales: proyectar una imagen de austeridad; no agresividad hacia el nuevo Gobierno de Trump en EE UU; mostrar una imagen, irreal, de protagonismo juvenil; y nada de cambios internos. Puede haber otros.
1- Proyectar una imagen de austeridad
El emblemático yate Granma rodeado, cual olas marinas, de pioneros y la "caballería mambisa" no faltaron en el desfile, pero no se vieron armamentos pesados, cañones, ni tanques. Tampoco lo hizo la cohetería reactiva ni las "armas estratégicas". Más bien fue una revista de tropas portando sus armas largas, trabajadores estatales, muchos jóvenes de las escuelas militares y no pocos menores de edad organizados para mostrar el amplio respeto por el líder recién fallecido.
La ausencia de armamento pesado y estratégico de largo alcance motomecanizado promovió una imagen de austeridad ante la grave situación económica que el Gobierno no ha ocultado. Desde la asunción del poder real por Raúl Castro, los tradicionales desfiles y discursos en la Plaza se han caracterizado por la sobriedad y rapidez.
2- No agresividad hacia el nuevo Gobierno de Trump
La intervención para la ocasión, evidentemente preparada desde la dirección del Partido-Gobierno, fue concedida al meteoro de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria), Jennifer Bello, también recién nombrada miembro del Consejo de Estado. El discurso estuvo marcado por la "reafirmación" de los tradicionales "principios", especialmente en las relaciones con EE UU, sobre el levantamiento del embargo-bloqueo, la eliminación de los programas injerencistas y la devolución de la base naval.
Sin embargo la ausencia de armamento ofensivo también puede responder al interés de no mostrar ninguna agresividad hacia el exterior, particularmente hacia el vecino del Norte, en momentos en que un nuevo inquilino llega a la Casa Blanca.
Este hecho, por cierto, podría estar influido desde la Rusia de Putin, que acaba de dar una inteligente respuesta a las recientes medidas del presidente Barack Obama de expulsar 35 oficiales de los servicios de Inteligencia rusa, por su presunta injerencia en las recientes elecciones presidenciales en EE UU, asumiendo que es un acto irrelevante, a la espera de que las relaciones entre ambas potencias tomarán un nuevo ritmo con la toma de posesión de Donald Trump.
En suma, el discurso de la designada dirigente juvenil, remarcando las políticas tradicionales hacia Washington y la ausencia de armamento ofensivo, estaría mostrando un mensaje de doble vía para Trump: "No queremos problemas con EE UU; pero no vamos a cambiar".
3- Mostrar una imagen, irreal, de protagonismo juvenil
Otro mensaje que se pretendió fue mostrar un mayor protagonismo de la juventud en la actual etapa de la Revolución, maquillada con la presencia de mujeres más jóvenes que el promedio de edad de los históricos Raúl Castro, Machado Ventura, Ramiro Valdés y Guillermo García en la tribuna; pero quedó dañada por el discurso siempre igual de la joven estrella y por el hecho de mantener a esas cuatro figuras al centro de la coreografía que presidió el desfile, relegando a una posición secundaria, alejada del centro, a Miguel Díaz Canel, quien sí podría representar esa sangre más joven en su carácter de vicepresidente.
La imagen excesiva de protagonismo juvenil no refleja por tanto la realidad, pues la joven pronunció el mismo discurso de siempre, viejo en su forma y contenido, al tiempo que se evidencia que los autoidentificados como dirección histórica siguen adornando su entorno con caras jóvenes, que estarán presentes mientras mantengan la lealtad.
No pretendo que esa irrelevancia concedida al vicepresidente sugiera que él mismo esté en desgracia, pero sí evidencia que las caras jóvenes solo están de adorno y pueden moverse como fichas, o desaparecer, mientras no afecten el poder de los históricos, por cierto ahora ya sin Fidel Castro, su aglutinante natural.
4- Nada de cambios internos
Por último, en su conjunto, el discurso, el desfile mismo y sus imágenes conllevan un mensaje inmovilista: nada de cambios sustanciales, nada de democratización y seguirá la represión contra la disidencia y el pensamiento diferente.
1- Proyectar una imagen de austeridad
El emblemático yate Granma rodeado, cual olas marinas, de pioneros y la "caballería mambisa" no faltaron en el desfile, pero no se vieron armamentos pesados, cañones, ni tanques. Tampoco lo hizo la cohetería reactiva ni las "armas estratégicas". Más bien fue una revista de tropas portando sus armas largas, trabajadores estatales, muchos jóvenes de las escuelas militares y no pocos menores de edad organizados para mostrar el amplio respeto por el líder recién fallecido.
La ausencia de armamento pesado y estratégico de largo alcance motomecanizado promovió una imagen de austeridad ante la grave situación económica que el Gobierno no ha ocultado. Desde la asunción del poder real por Raúl Castro, los tradicionales desfiles y discursos en la Plaza se han caracterizado por la sobriedad y rapidez.
2- No agresividad hacia el nuevo Gobierno de Trump
La intervención para la ocasión, evidentemente preparada desde la dirección del Partido-Gobierno, fue concedida al meteoro de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria), Jennifer Bello, también recién nombrada miembro del Consejo de Estado. El discurso estuvo marcado por la "reafirmación" de los tradicionales "principios", especialmente en las relaciones con EE UU, sobre el levantamiento del embargo-bloqueo, la eliminación de los programas injerencistas y la devolución de la base naval.
Sin embargo la ausencia de armamento ofensivo también puede responder al interés de no mostrar ninguna agresividad hacia el exterior, particularmente hacia el vecino del Norte, en momentos en que un nuevo inquilino llega a la Casa Blanca.
Este hecho, por cierto, podría estar influido desde la Rusia de Putin, que acaba de dar una inteligente respuesta a las recientes medidas del presidente Barack Obama de expulsar 35 oficiales de los servicios de Inteligencia rusa, por su presunta injerencia en las recientes elecciones presidenciales en EE UU, asumiendo que es un acto irrelevante, a la espera de que las relaciones entre ambas potencias tomarán un nuevo ritmo con la toma de posesión de Donald Trump.
En suma, el discurso de la designada dirigente juvenil, remarcando las políticas tradicionales hacia Washington y la ausencia de armamento ofensivo, estaría mostrando un mensaje de doble vía para Trump: "No queremos problemas con EE UU; pero no vamos a cambiar".
3- Mostrar una imagen, irreal, de protagonismo juvenil
Otro mensaje que se pretendió fue mostrar un mayor protagonismo de la juventud en la actual etapa de la Revolución, maquillada con la presencia de mujeres más jóvenes que el promedio de edad de los históricos Raúl Castro, Machado Ventura, Ramiro Valdés y Guillermo García en la tribuna; pero quedó dañada por el discurso siempre igual de la joven estrella y por el hecho de mantener a esas cuatro figuras al centro de la coreografía que presidió el desfile, relegando a una posición secundaria, alejada del centro, a Miguel Díaz Canel, quien sí podría representar esa sangre más joven en su carácter de vicepresidente.
La imagen excesiva de protagonismo juvenil no refleja por tanto la realidad, pues la joven pronunció el mismo discurso de siempre, viejo en su forma y contenido, al tiempo que se evidencia que los autoidentificados como dirección histórica siguen adornando su entorno con caras jóvenes, que estarán presentes mientras mantengan la lealtad.
No pretendo que esa irrelevancia concedida al vicepresidente sugiera que él mismo esté en desgracia, pero sí evidencia que las caras jóvenes solo están de adorno y pueden moverse como fichas, o desaparecer, mientras no afecten el poder de los históricos, por cierto ahora ya sin Fidel Castro, su aglutinante natural.
4- Nada de cambios internos
Por último, en su conjunto, el discurso, el desfile mismo y sus imágenes conllevan un mensaje inmovilista: nada de cambios sustanciales, nada de democratización y seguirá la represión contra la disidencia y el pensamiento diferente.
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