La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
- José Manuel Palli
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La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
21 Feb 2015 23:58
En un mundo cada vez mas cercado por el consumismo, la capacidad de venta –de lo que sea: productos, servicios, ideas (Miami rebaza de “hustlers” de ciertas ideologías) u otras modas- es la clave para conseguir el dinero y el poder en cualquier sociedad. Y la llamada globalización ha exasperado el ansia por incrementar esa capacidad de venta en todos los rincones de nuestro maltratado planeta.
En los Estados Unidos de América, mi país, somos muchos los que estamos preocupados por el cerco del consumismo, que, en el campo de las ideas actualmente “vigentes” como parte del statu quo –y que se venden como cualquier otro objeto de consumo y con una inversión muy generosa en su mercadeo por parte de los interesados en mantener ese statu quo- se acompaña con una amañada simplificación de las mismas. Esa simplificación facilita, a través de la repetición ad nauseam de dichas ideas, invariablemente maniqueas a la hora de competir con cualesquiera otras ideas, el lavado de los cerebros de la vasta mayoría de mis conciudadanos. Y convengamos, aun quienes estamos preocupados por ese estado de cosas en los EEUU, en que nuestro país sigue siendo el “numero uno” en el mundo si de capacidad de venta se trata, circunstancia que no hace sino aumentar mi propia preocupación.
Entre los muchos componentes de ese ideario de consumo masivo en los EEUU –yo lo llamaría “populista”, si no fuera porque los vendedores de ese mismo ideario se apropiaron de esa palabreja para descalificar a cualquier ideario opuesto al de ellos- encontramos la veneración por las “instituciones”, que según un señor de apellido North es la clave para entender nuestro buen pasar en los EEUU, y en varios otros países “desarrollados” (cuyas “instituciones”, en muchos casos, difieren de las de los EEUU, sin que por eso se mosqueen los vendedores de ideas), y el supuesto desmadre imperante en países que no aplican el ideario (y las instituciones) que se pretende vender, los países del llamado South. Esto ultimo es transparentemente falso, pues muchos de esos países desordenados han copiado casi textualmente el marco institucional de los EEUU. Pero, nos explican los vendedores, eso les pasa porque no leyeron las instrucciones a cabalidad.
Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, el argumento según el cual en los EEUU tenemos un mejor pasar que en el resto del mundo se ha venido deteriorando, cuando no desvaneciendo en el caso de muchos de mis conciudadanos. Y ese deterioro se manifiesta a través de un aumento en la percepción que muchos tenemos de un marcado aumento en la desigualdad en los EEUU, de una merma sensible de las oportunidades que, supuestamente, todos tienen en “el país de las oportunidades”. Se manifiesta, en otras palabras, en un clamor cada vez mayor –aunque todavía bien controlado por los vendedores de ideas- por la restauración de una Justicia que se percibe como disminuida.
Los vendedores de ideas se aferran a conceptos como el del “Estado de Derecho”, que definen a su gusto y placer sin admitir argumentos en contrario, ostentándolo como instituto sin el cual no puede funcionar una sociedad. Su definición soslaya la importancia de indagar cual es el “Estado del Derecho”, de donde provienen las leyes que gobiernan esa sociedad, quien y como las hace, que papel juegan el poder y el dinero en la confección de las mismas. Y es que detrás de la respuesta a esa serie de preguntas se encuentra una gran verdad que desvirtúa todo el esfuerzo de estos vendedores –hay quienes los llaman “expertos”- que pretenden minimizar los efectos de la desigualdad y la atinente percepción de injusticia: sus simplificaciones valen poco y nada.
Y es en este contexto en el cual se inician las conversaciones entre Cuba y los EEUU para intentar normalizar sus relaciones después de mas de cincuenta años. Y se me hace evidente que el lado cubano en esa negociación está perfectamente consciente de ese contexto. De ahí que Cuba esté dispuesta a conversar y a negociar sobre todos los temas, incluidos los derechos humanos, las responsabilidades financieras por los mas de cincuenta años de desavenencias y trifulcas, y hasta sobre las virtudes del sistema político imperante en ambos países, sistema que ambas partes consideran democrático.
Pero el punto clave, en mi humilde opinión, es esa percepción de una Justicia desnivelada, de una disminución en el alcance parejo de la misma –en los EEUU esto se refleja hasta en la preocupación porque el acceso a la Justicia sea cada vez mas limitado por su encarecimiento, que la pone fuera del alcance de muchos de mis conciudadanos-, y esa percepción seria igualmente dañina de darse en cualesquiera otras sociedades, Cuba incluida.
Uno de los primeros temas que saltó a la palestra en las recientemente iniciadas conversaciones entre Cuba y los EEUU fue el de la llamada Ley de Ajuste Cubano. Cuba exige, como lo ha hecho desde hace muchos años, que se elimine esta disposición del derecho migratorio de los EEUU que privilegia a los inmigrantes de nacionalidad cubana por sobre los de cualquier otra nacionalidad. Cuba insiste en que ese tratamiento excepcional instiga a muchos cubanos a arriesgar sus vidas con tal de llegar a pisar territorio estadounidense. En mi humilde opinión, Cuba tiene razón cuando explica los efectos nocivos de la Ley de Ajuste Cubano, sobre todo ante el giro dado por la legislación migratoria cubana recientemente, adoptando una postura que facilita las posibilidades de viajar (ordenadamente) de la vasta mayoría de los habitantes de la isla, a los EEUU o a cualquier otro destino (lo ideal seria que ese derecho lo tuvieran todos los cubanos que habitan la isla, sin que las autoridades se lo negaran a nadie, nuevamente, para reforzar la percepción de Justicia).
Pero, y desde que se anunció, el 17 de diciembre pasado, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los EEUU, me acompaña una profunda decepción en lo que hace a mi propia percepción de la Justicia, tanto de un lado como del otro del estrecho de la Florida, justamente por el tratamiento dispar y desigual dado a un manojo de cubanos humildes en la situación que paso a describirles.
La relación entre los dos países se destrabó gracias a la disposición de cada una de las partes a dejar en libertad a quienes su propio sistema de administración de justicia había encontrado responsables de delitos. Fueron muchas las voces que se alzaron pidiendo la libertad de Allan Gross, y muchas mas (todo un pueblo) las que lo hicieron por los tres cubanos aun detenidos en los EEUU bajo cargos de espionaje, un par de ellos bajo pena de prisión perpetua.
Pero lo que me duele profundamente y afecta mi percepción de lo que es justo en virtud de la liberación, que celebro, tanto de Allan como de Gerardo, de Antonio y de Ramón, es que aquellos por quienes nadie alza su vos permanezcan olvidados y encerrados en prisión por delitos inducidos por ese canto de sirena que es, para muchos cubanos todavía hoy, la Ley de Ajuste Cubano.
Si Cuba quiere reforzar su critica a la Ley de Ajuste Cubano y exigir su derogación –propósito que, para sorpresa de algunos, también parecen perseguir algunos de los enemigos mas vociferantes que tienen las autoridades cubanas en los EEUU- una manera de hacerlo es eliminando la percepción de injusticia que sobrevuela al caso del secuestro de la lanchita de Regla, ocurrido en abril del 2003.
Las sentencias dictadas contra los participantes en ese incidente, en el cual no se derramó una sola gota de sangre ni se abuso de la fuerza mas allá de la apropiación indebida de la lancha por parte de los secuestradores, fueron tan descomedidas como para muchos lo fueron las que se dictaron contra los cinco cubanos condenados por espionaje en los EEUU. Apropiarse por la fuerza de una nave para alterar su curso es un acto de terrorismo bajo las leyes cubanas –y bajo las de muchos otros países-, y así debe ser. Pero la mayoría de los casos como el de la lanchita de Regla son el resultado de esa Ley de Ajuste Cubano que, como tantos otros vestigios de la Guerra Fría, han dejado de tener sentido.
La severidad de las sanciones contra este grupo de secuestradores, según las autoridades cubanas, se debió a la necesidad de frenar una ola de incidentes similares que se estaban tramando en diversos puntos de la isla por esos días del año 2003, incidentes que obligaban a Cuba a demostrar su capacidad para controlar sus fronteras bajo la presión de las autoridades de los EEUU, que así se lo exigían. Para mi es evidente el contrasentido entre esa presión que los EEUU ejercía (y ejerce, presumiblemente) sobre Cuba y el mantenimiento de la Ley de Ajuste Cubano, pero eso no hace sino aumentar mi dolor ante lo injusto que resulta continuar ignorando a estas pobres gentes cuyas familias tienen el mismo derecho a disfrutar de su regreso a casa como la de Gross y las de los tres cubanos recientemente reintegrados a las suyas.
Cuatro de los secuestradores de la lanchita de Regla (el vapor de Baragüà) cumplen cadena perpetua: Harold Alcalá Aramburo, Maykel Delgado Aramburo, Ramón Henry Grillo, y Yoanny Thomas González, mientras que Wilmer Ledea Perez cumple una condena de treinta años de prisión. Todos ellos llevan ya cerca de doce años tras las rejas. Sus familiares están próximos a iniciar un procedimiento de revisión de sus sentencias ante el Ministerio de Justicia en La Habana.
Las razones que llevaron a las autoridades cubanas a imponer sentencias tan severas –que incluyeron tres penas de muerte, ante las cuales ya nada se puede hacer- no parecen ser ya operantes, y una reconsideración de estos casos pudiera incrementar la percepción de Justicia que requiere todo gobierno, todo Estado, para exigirle a otros la reparación de las injusticias cometidas contra ellos. Es esa percepción de Justicia la que sostiene, en el derecho y en los hechos, la autoridad de todo Estado. Ojala las autoridades judiciales cubanas vean desde esa perspectiva la situación de estos cinco humildes cubanos, que son tan cubanos como el que más.
En los Estados Unidos de América, mi país, somos muchos los que estamos preocupados por el cerco del consumismo, que, en el campo de las ideas actualmente “vigentes” como parte del statu quo –y que se venden como cualquier otro objeto de consumo y con una inversión muy generosa en su mercadeo por parte de los interesados en mantener ese statu quo- se acompaña con una amañada simplificación de las mismas. Esa simplificación facilita, a través de la repetición ad nauseam de dichas ideas, invariablemente maniqueas a la hora de competir con cualesquiera otras ideas, el lavado de los cerebros de la vasta mayoría de mis conciudadanos. Y convengamos, aun quienes estamos preocupados por ese estado de cosas en los EEUU, en que nuestro país sigue siendo el “numero uno” en el mundo si de capacidad de venta se trata, circunstancia que no hace sino aumentar mi propia preocupación.
Entre los muchos componentes de ese ideario de consumo masivo en los EEUU –yo lo llamaría “populista”, si no fuera porque los vendedores de ese mismo ideario se apropiaron de esa palabreja para descalificar a cualquier ideario opuesto al de ellos- encontramos la veneración por las “instituciones”, que según un señor de apellido North es la clave para entender nuestro buen pasar en los EEUU, y en varios otros países “desarrollados” (cuyas “instituciones”, en muchos casos, difieren de las de los EEUU, sin que por eso se mosqueen los vendedores de ideas), y el supuesto desmadre imperante en países que no aplican el ideario (y las instituciones) que se pretende vender, los países del llamado South. Esto ultimo es transparentemente falso, pues muchos de esos países desordenados han copiado casi textualmente el marco institucional de los EEUU. Pero, nos explican los vendedores, eso les pasa porque no leyeron las instrucciones a cabalidad.
Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, el argumento según el cual en los EEUU tenemos un mejor pasar que en el resto del mundo se ha venido deteriorando, cuando no desvaneciendo en el caso de muchos de mis conciudadanos. Y ese deterioro se manifiesta a través de un aumento en la percepción que muchos tenemos de un marcado aumento en la desigualdad en los EEUU, de una merma sensible de las oportunidades que, supuestamente, todos tienen en “el país de las oportunidades”. Se manifiesta, en otras palabras, en un clamor cada vez mayor –aunque todavía bien controlado por los vendedores de ideas- por la restauración de una Justicia que se percibe como disminuida.
Los vendedores de ideas se aferran a conceptos como el del “Estado de Derecho”, que definen a su gusto y placer sin admitir argumentos en contrario, ostentándolo como instituto sin el cual no puede funcionar una sociedad. Su definición soslaya la importancia de indagar cual es el “Estado del Derecho”, de donde provienen las leyes que gobiernan esa sociedad, quien y como las hace, que papel juegan el poder y el dinero en la confección de las mismas. Y es que detrás de la respuesta a esa serie de preguntas se encuentra una gran verdad que desvirtúa todo el esfuerzo de estos vendedores –hay quienes los llaman “expertos”- que pretenden minimizar los efectos de la desigualdad y la atinente percepción de injusticia: sus simplificaciones valen poco y nada.
Y es en este contexto en el cual se inician las conversaciones entre Cuba y los EEUU para intentar normalizar sus relaciones después de mas de cincuenta años. Y se me hace evidente que el lado cubano en esa negociación está perfectamente consciente de ese contexto. De ahí que Cuba esté dispuesta a conversar y a negociar sobre todos los temas, incluidos los derechos humanos, las responsabilidades financieras por los mas de cincuenta años de desavenencias y trifulcas, y hasta sobre las virtudes del sistema político imperante en ambos países, sistema que ambas partes consideran democrático.
Pero el punto clave, en mi humilde opinión, es esa percepción de una Justicia desnivelada, de una disminución en el alcance parejo de la misma –en los EEUU esto se refleja hasta en la preocupación porque el acceso a la Justicia sea cada vez mas limitado por su encarecimiento, que la pone fuera del alcance de muchos de mis conciudadanos-, y esa percepción seria igualmente dañina de darse en cualesquiera otras sociedades, Cuba incluida.
Uno de los primeros temas que saltó a la palestra en las recientemente iniciadas conversaciones entre Cuba y los EEUU fue el de la llamada Ley de Ajuste Cubano. Cuba exige, como lo ha hecho desde hace muchos años, que se elimine esta disposición del derecho migratorio de los EEUU que privilegia a los inmigrantes de nacionalidad cubana por sobre los de cualquier otra nacionalidad. Cuba insiste en que ese tratamiento excepcional instiga a muchos cubanos a arriesgar sus vidas con tal de llegar a pisar territorio estadounidense. En mi humilde opinión, Cuba tiene razón cuando explica los efectos nocivos de la Ley de Ajuste Cubano, sobre todo ante el giro dado por la legislación migratoria cubana recientemente, adoptando una postura que facilita las posibilidades de viajar (ordenadamente) de la vasta mayoría de los habitantes de la isla, a los EEUU o a cualquier otro destino (lo ideal seria que ese derecho lo tuvieran todos los cubanos que habitan la isla, sin que las autoridades se lo negaran a nadie, nuevamente, para reforzar la percepción de Justicia).
Pero, y desde que se anunció, el 17 de diciembre pasado, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los EEUU, me acompaña una profunda decepción en lo que hace a mi propia percepción de la Justicia, tanto de un lado como del otro del estrecho de la Florida, justamente por el tratamiento dispar y desigual dado a un manojo de cubanos humildes en la situación que paso a describirles.
La relación entre los dos países se destrabó gracias a la disposición de cada una de las partes a dejar en libertad a quienes su propio sistema de administración de justicia había encontrado responsables de delitos. Fueron muchas las voces que se alzaron pidiendo la libertad de Allan Gross, y muchas mas (todo un pueblo) las que lo hicieron por los tres cubanos aun detenidos en los EEUU bajo cargos de espionaje, un par de ellos bajo pena de prisión perpetua.
Pero lo que me duele profundamente y afecta mi percepción de lo que es justo en virtud de la liberación, que celebro, tanto de Allan como de Gerardo, de Antonio y de Ramón, es que aquellos por quienes nadie alza su vos permanezcan olvidados y encerrados en prisión por delitos inducidos por ese canto de sirena que es, para muchos cubanos todavía hoy, la Ley de Ajuste Cubano.
Si Cuba quiere reforzar su critica a la Ley de Ajuste Cubano y exigir su derogación –propósito que, para sorpresa de algunos, también parecen perseguir algunos de los enemigos mas vociferantes que tienen las autoridades cubanas en los EEUU- una manera de hacerlo es eliminando la percepción de injusticia que sobrevuela al caso del secuestro de la lanchita de Regla, ocurrido en abril del 2003.
Las sentencias dictadas contra los participantes en ese incidente, en el cual no se derramó una sola gota de sangre ni se abuso de la fuerza mas allá de la apropiación indebida de la lancha por parte de los secuestradores, fueron tan descomedidas como para muchos lo fueron las que se dictaron contra los cinco cubanos condenados por espionaje en los EEUU. Apropiarse por la fuerza de una nave para alterar su curso es un acto de terrorismo bajo las leyes cubanas –y bajo las de muchos otros países-, y así debe ser. Pero la mayoría de los casos como el de la lanchita de Regla son el resultado de esa Ley de Ajuste Cubano que, como tantos otros vestigios de la Guerra Fría, han dejado de tener sentido.
La severidad de las sanciones contra este grupo de secuestradores, según las autoridades cubanas, se debió a la necesidad de frenar una ola de incidentes similares que se estaban tramando en diversos puntos de la isla por esos días del año 2003, incidentes que obligaban a Cuba a demostrar su capacidad para controlar sus fronteras bajo la presión de las autoridades de los EEUU, que así se lo exigían. Para mi es evidente el contrasentido entre esa presión que los EEUU ejercía (y ejerce, presumiblemente) sobre Cuba y el mantenimiento de la Ley de Ajuste Cubano, pero eso no hace sino aumentar mi dolor ante lo injusto que resulta continuar ignorando a estas pobres gentes cuyas familias tienen el mismo derecho a disfrutar de su regreso a casa como la de Gross y las de los tres cubanos recientemente reintegrados a las suyas.
Cuatro de los secuestradores de la lanchita de Regla (el vapor de Baragüà) cumplen cadena perpetua: Harold Alcalá Aramburo, Maykel Delgado Aramburo, Ramón Henry Grillo, y Yoanny Thomas González, mientras que Wilmer Ledea Perez cumple una condena de treinta años de prisión. Todos ellos llevan ya cerca de doce años tras las rejas. Sus familiares están próximos a iniciar un procedimiento de revisión de sus sentencias ante el Ministerio de Justicia en La Habana.
Las razones que llevaron a las autoridades cubanas a imponer sentencias tan severas –que incluyeron tres penas de muerte, ante las cuales ya nada se puede hacer- no parecen ser ya operantes, y una reconsideración de estos casos pudiera incrementar la percepción de Justicia que requiere todo gobierno, todo Estado, para exigirle a otros la reparación de las injusticias cometidas contra ellos. Es esa percepción de Justicia la que sostiene, en el derecho y en los hechos, la autoridad de todo Estado. Ojala las autoridades judiciales cubanas vean desde esa perspectiva la situación de estos cinco humildes cubanos, que son tan cubanos como el que más.
Reply to José Manuel Palli
- Horacio Espino Bárzaga
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
03 Mar 2015 19:16
El artículo en cuestión es sumamente controvertido, y lo es desde su propio título, una vez que nos percatamos que se refiere al tema de Cuba, y las relaciones con los Estados Unidos. (...) Y es aún más controvertido, cuando vemos los varios temas que se entrelazan y el tratamiento de igualdad que se le brinda al Estado cubano y al Estado estadounidense como "Estados de Derecho", situados en el mismo plano en virtud de un relativismo axiológico.
Como sucede frecuentemente en el área de las investigaciones, las conclusiones de un artículo suelen ser erradas al no considerar convenientemente las condiciones inciales. De modo que las hipótesis de este artículo tienen como condicionantes iniciales considerar al "Estado Cubano" como un Estado de Derecho, y considerar que es la Ley de Ajuste Cubano la causa del éxodo masivo de cubanos, durante 50 años hacia los Estados Unidos.
El elemento de los cubanos sancionados "desmedidamente" como resultado de la aplicación de la figura de terrorismo, pasa a ser un elemento interesante del artículo, pero que se reduce a ser un caso de "justicia puntual" y anecdótico en la gama de complejidades que se abordan en el texto. De este modo, no voy a profundizar en el tema de "la lanchita de Regla" y me acojo a la consideración de Palli de la necesaria revisión del caso judicial - y dejando saber que en todo caso, aunque pareciese que las condiciones del diferendo Cuba -USA se han minimizado, se mantienen las mismas normas penales cubanas que en su momento justificaron la gravedad del caso, y la ejemplaridad de la sanción como mecanismo de disuasión-. En todo caso, el tema es competencia exclusiva de las autoridadaes cubanas, por cuanto al no estar involucado ningún ciudadano estadounidense, no fue tema de interés de la Administración Obama.
(...) Pero volvamos al artículo, y a la simpleza con la que Palli aborda el "punto de partida" y su forma de recrearlo desde un relativismo axiológico y jurídico: "Un pueblo entero reclamando el regreso de los Cinco Héroes". Evidentemente Palli no tiene en cuenta las condiciones de funcionamiento de los Organos de Justicia cubanos, ni profundiza en las garantías procesales que debe tener un "debido proceso" en la lógica de la democracia occidental. Palli olvida cuáles son los mecanismos de movilización de las masas que caracterizan a los regímenes totalitarios, y los resortes de legitimidad de un regimen que manipula los conceptos de justicia, manteniendo las formas y alterando sus contenidos. De esa manera, el régimen cubano mantiene "las formas de un Estado de Derecho" - Constitución/ Tribunales/ Ley de Procedimientos penales / etc - pero vacías del contenido axilógico y jurídico que garantizan su pleno ejercicio, uso y disfrute por parte de su ciudadanía.
Repetir, en línea con la posición gubernamental cubana, que la Ley de Ajuste Cubano es la causa del éxodo continuado - y por momentos masivos de millones de compatriotas - es desconcer cuáles son las causas objetivas y permanentes que han determinado que cientos de miles de cubanos arriesguen su propia vida para atravezar "un cementerio marino" de 90 millas, o una carrera de obstáculos de "superación de fronteras" de miles de kilómetros, y que a veces pueden ser de fronteras de seis o siete países al Sur de los Estados Unidos. Palli pretende desconocer que es la ausencia de libertades individuales, la ausencia de un derecho al disenso, la falta de libertad de expresión, la ausencia total de libertades políticas, todo lo cual unido a un mecanismo hegemóncio de domesticación y a un ejercicio calculado de pobreza y dependencia económica como mecanismo de control social, son las verdaderas causas del sufrimiento y éxodo continuado de nuestro pueblo hacia los Estados Unidos.
Repetir falazmente la hipótesis de la Ley de Ajuste Cubano como causa o estímulo de la migración cubana, es asumir también la hipocresía de culpar al "embargo económico" por la debacle económica de un sistema productivo ineficiente por su propia e intrínseca naturaleza.
De este modo, concluyo que el artículo de Palli encierra un despropósito mayor que el tema anecdótico de la "lanchita de Regla" y la revisión de la justicia cubana, y es el de considerar en un plano de igualdad a dos sistemas jurídicos y a dos visiones de funcionamiento de las sociedades y las libertades individuales completamente incompatibles. Uno, el sistema de justicia estadounidense, democrático, imperfecto y mejorable. Otro, funcionamiento de los órganos de justicia cubanos, dictatorial, defectuoso e irreparable.
Hay que denunciar, a cada momento, la lógica de funcionamiento de las dictaduras asentadas en la extorsión y el chantaje. Hay un pueblo cubano que clama justicia. Que quiere vivir en su país, y hay una dictadura que los empuja hacia la muerte y hacia lo desconocido.
Culpar a los enemigos es la lógica constante de irresponsabilidad del sistema castrista; y el artículo de Palli al refrendar esta insana lógica, le brinda un flaco favor a la libertad de Cuba, a su pueblo, a su dolor, y a los cientos de miles de cubanos desaparecidos. La culpa es del gobierno cubano.
Como sucede frecuentemente en el área de las investigaciones, las conclusiones de un artículo suelen ser erradas al no considerar convenientemente las condiciones inciales. De modo que las hipótesis de este artículo tienen como condicionantes iniciales considerar al "Estado Cubano" como un Estado de Derecho, y considerar que es la Ley de Ajuste Cubano la causa del éxodo masivo de cubanos, durante 50 años hacia los Estados Unidos.
El elemento de los cubanos sancionados "desmedidamente" como resultado de la aplicación de la figura de terrorismo, pasa a ser un elemento interesante del artículo, pero que se reduce a ser un caso de "justicia puntual" y anecdótico en la gama de complejidades que se abordan en el texto. De este modo, no voy a profundizar en el tema de "la lanchita de Regla" y me acojo a la consideración de Palli de la necesaria revisión del caso judicial - y dejando saber que en todo caso, aunque pareciese que las condiciones del diferendo Cuba -USA se han minimizado, se mantienen las mismas normas penales cubanas que en su momento justificaron la gravedad del caso, y la ejemplaridad de la sanción como mecanismo de disuasión-. En todo caso, el tema es competencia exclusiva de las autoridadaes cubanas, por cuanto al no estar involucado ningún ciudadano estadounidense, no fue tema de interés de la Administración Obama.
(...) Pero volvamos al artículo, y a la simpleza con la que Palli aborda el "punto de partida" y su forma de recrearlo desde un relativismo axiológico y jurídico: "Un pueblo entero reclamando el regreso de los Cinco Héroes". Evidentemente Palli no tiene en cuenta las condiciones de funcionamiento de los Organos de Justicia cubanos, ni profundiza en las garantías procesales que debe tener un "debido proceso" en la lógica de la democracia occidental. Palli olvida cuáles son los mecanismos de movilización de las masas que caracterizan a los regímenes totalitarios, y los resortes de legitimidad de un regimen que manipula los conceptos de justicia, manteniendo las formas y alterando sus contenidos. De esa manera, el régimen cubano mantiene "las formas de un Estado de Derecho" - Constitución/ Tribunales/ Ley de Procedimientos penales / etc - pero vacías del contenido axilógico y jurídico que garantizan su pleno ejercicio, uso y disfrute por parte de su ciudadanía.
Repetir, en línea con la posición gubernamental cubana, que la Ley de Ajuste Cubano es la causa del éxodo continuado - y por momentos masivos de millones de compatriotas - es desconcer cuáles son las causas objetivas y permanentes que han determinado que cientos de miles de cubanos arriesguen su propia vida para atravezar "un cementerio marino" de 90 millas, o una carrera de obstáculos de "superación de fronteras" de miles de kilómetros, y que a veces pueden ser de fronteras de seis o siete países al Sur de los Estados Unidos. Palli pretende desconocer que es la ausencia de libertades individuales, la ausencia de un derecho al disenso, la falta de libertad de expresión, la ausencia total de libertades políticas, todo lo cual unido a un mecanismo hegemóncio de domesticación y a un ejercicio calculado de pobreza y dependencia económica como mecanismo de control social, son las verdaderas causas del sufrimiento y éxodo continuado de nuestro pueblo hacia los Estados Unidos.
Repetir falazmente la hipótesis de la Ley de Ajuste Cubano como causa o estímulo de la migración cubana, es asumir también la hipocresía de culpar al "embargo económico" por la debacle económica de un sistema productivo ineficiente por su propia e intrínseca naturaleza.
De este modo, concluyo que el artículo de Palli encierra un despropósito mayor que el tema anecdótico de la "lanchita de Regla" y la revisión de la justicia cubana, y es el de considerar en un plano de igualdad a dos sistemas jurídicos y a dos visiones de funcionamiento de las sociedades y las libertades individuales completamente incompatibles. Uno, el sistema de justicia estadounidense, democrático, imperfecto y mejorable. Otro, funcionamiento de los órganos de justicia cubanos, dictatorial, defectuoso e irreparable.
Hay que denunciar, a cada momento, la lógica de funcionamiento de las dictaduras asentadas en la extorsión y el chantaje. Hay un pueblo cubano que clama justicia. Que quiere vivir en su país, y hay una dictadura que los empuja hacia la muerte y hacia lo desconocido.
Culpar a los enemigos es la lógica constante de irresponsabilidad del sistema castrista; y el artículo de Palli al refrendar esta insana lógica, le brinda un flaco favor a la libertad de Cuba, a su pueblo, a su dolor, y a los cientos de miles de cubanos desaparecidos. La culpa es del gobierno cubano.
Reply to Horacio Espino Bárzaga
- José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
03 Mar 2015 20:33
Así que tu trabajo es de 8:30 AM a 5:00 PM, Horacio?... Me tenés que conseguir un trabajo como el tuyo, como internauta y “posteando” en Facebook & elsewhere sin problemas de tiempo… Ja,ja,ja,ja...
Uno de los problemas (uno) que tenemos los cubanos es la facilidad con que el apasionamiento nos lleva a la exageración y hasta a la repetición cansina de los frutos de nuestra propia mitomanía (individual y colectiva), y en la mayoría de los casos, sin tener la mano izquierda (perdón, no quiero ofender a nadie) que se requiere hasta para decir mentirillas blancas (o white lies)… Es como comer pescado, decía mi abuela Nena… No nos damos cuenta que la exageración y la mitomanía son casi una misma cosa, al menos en cuanto al daño que le hacen a nuestra credibilidad…
Lamentablemente no te puedo responder ahora (además ya nos divertimos un buen rato en Facebook, ¿no?…), pero te prometo que lo haré oportunamente. Mi tiempo es todo mío (no tengo un horario de trabajo fijo como tú), pero me resulta difícil, a veces, administrarlo como es debido… Ademàs, me gustaría que se sumaran otros foristas, que es el propósito de éstos foros: un debate amplio y con diversidad de opiniones…
Gracias de nuevo por leerme y comentarme!
Uno de los problemas (uno) que tenemos los cubanos es la facilidad con que el apasionamiento nos lleva a la exageración y hasta a la repetición cansina de los frutos de nuestra propia mitomanía (individual y colectiva), y en la mayoría de los casos, sin tener la mano izquierda (perdón, no quiero ofender a nadie) que se requiere hasta para decir mentirillas blancas (o white lies)… Es como comer pescado, decía mi abuela Nena… No nos damos cuenta que la exageración y la mitomanía son casi una misma cosa, al menos en cuanto al daño que le hacen a nuestra credibilidad…
Lamentablemente no te puedo responder ahora (además ya nos divertimos un buen rato en Facebook, ¿no?…), pero te prometo que lo haré oportunamente. Mi tiempo es todo mío (no tengo un horario de trabajo fijo como tú), pero me resulta difícil, a veces, administrarlo como es debido… Ademàs, me gustaría que se sumaran otros foristas, que es el propósito de éstos foros: un debate amplio y con diversidad de opiniones…
Gracias de nuevo por leerme y comentarme!
Reply to José Manuel Palli
- Democracia Participativa
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
03 Mar 2015 21:52
Es importante que los foristas se ciñan a las normas establecidas en nuestra Sección titulada "
Anuncios/Announcements
". Entre otras cosas, se pide observar las siguientes:
Además de estas normas puntuales, todo nuevo forista recibe con las instrucciones para publicar y sus señas una nota en la que se le hace énfasis en la necesidad de evitar descalificaciones personales, sobre todo si pueden resultar ofensivas para otros foristas.
Aspiramos a que los debates se orienten a los argumentos expresados y no a las características personales que subjetivamente perciba uno de los adversarios en cualquier controversia.
No acostumbramos a ejercer censura, ni siquiera en estos casos, pero pedimos moderación para lograr un intercambio respetuoso que resulta así más enriquecedor para todos los participantes.
Los usuarios del FORO tienen diferentes formas de pensar, experiencias y niveles de conocimientos; es indispensable tratar con respeto las opiniones emitidas por otros usuarios, aunque estas no concuerden total o parcialmente con nuestras opiniones.
No se permite lenguaje ofensivo o inmoral, ni discriminación o difamación de cualquier índole, ni contenidos que vayan contra la veracidad comprobada o la legalidad establecida.
Además de estas normas puntuales, todo nuevo forista recibe con las instrucciones para publicar y sus señas una nota en la que se le hace énfasis en la necesidad de evitar descalificaciones personales, sobre todo si pueden resultar ofensivas para otros foristas.
Aspiramos a que los debates se orienten a los argumentos expresados y no a las características personales que subjetivamente perciba uno de los adversarios en cualquier controversia.
No acostumbramos a ejercer censura, ni siquiera en estos casos, pero pedimos moderación para lograr un intercambio respetuoso que resulta así más enriquecedor para todos los participantes.
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- José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
03 Mar 2015 23:39
Yo no conozco personalmente a Horacio Espino Bàrzaga, pero nada de lo que escribiò me parece ni ofensivo, ni inmoral, ni difamatorio, si fuera esa su preocupaciòn, señor moderador... Ahora bien, cuando se trata de no escribir nada que vaya contra la veracidad comprobada y la legalidad establecida, me ha dejado usted totalmente confundido, señor moderador... Quien decide cual es un contenido contrario a estos dos rubros?
Reply to José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
04 Mar 2015 00:59
La veracidad comprobada se refiere a los hechos comprobables por otros, no a las opiniones. La legalidad establecida se refiere a las leyes que se apliquen a un caso particular, ya sea por difamación o por cualquier delito reconocido y codificado en esas leyes. Las decisiones sobre la ética de un debate es una cuestión de sentido común. Cuando está reconocido el debido respeto a los derechos de los demás, queda implícito el derecho a defenderse de una apreciación errónea o falsa del moderador.
Sencillamente exhortamos a los foristas a respetarse mutuamente y a no utilizar sarcasmos descalificadores. La nota anterior no está dirigida a ningún forista en particular, precisamente para no cometer la misma falta descalificadora que estamos instando a que se evite.
Sencillamente exhortamos a los foristas a respetarse mutuamente y a no utilizar sarcasmos descalificadores. La nota anterior no está dirigida a ningún forista en particular, precisamente para no cometer la misma falta descalificadora que estamos instando a que se evite.
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- José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
04 Mar 2015 01:27
Te respondo, mi querido y nuevo amigo Horacio, ahora que tengo un poquitín de tiempo y ya han habido un par de comentarios adicionales a los nuestros (aunque mi esperanza no era que fueran del moderador...).
Que bueno que mi articulo te parece controvertido (o controversial) porque eso es exactamente lo que necesitamos en estos foros, Horacio.
En ningún momento digo en mi articulo que el estado cubano (ni el estadounidense) son estados de derecho; sugiero, si, que hay quienes recurren al concepto “tradicional” del “estado de derecho” como un escudo tras del cual atacan ciertas expresiones de la voluntad popular para descalificarlas como “no democráticas” –por que, según ellos, no hay estado de derecho (entre otras “instituciones” también faltantes) en los lugares donde se dan esas expresiones. Pero déjame ver si te ayudo a entender mejor tu propio argumento, Horacio; me parece que el argumento que pretendes usar cuando te refieres a las “condicionantes” de mi artículo es el re contra manido argumento de la falta de equivalencia moral (entre Cuba y USA)…
Te aclaro, yo escribo “incondicionalmente” lo que pienso, y digo lo que deseo decir a través de lo que escribo, sin detenerme demasiado en lo que pueda imputarle a mi escrito el que lo lee. No me importa en absoluto ese tema de la equivalencia moral (o la falta de), porque, sencillamente, si hay algo en lo que creo que Cuba tiene razón, no tengo problema alguno en reconocerlo, decirlo o escribirlo. Entiendo que en ciertos círculos eso pueda parecer chocante –y me parece que a ti te pareció chocante que yo dijera que Cuba tiene razón cuando dice que la Ley de Ajuste es un incentivo para el secuestro de naves y para el negocio del trafico de personas… Pero, y aunque te choque –a ti y a unos cuantos mas- lo reitero: Cuba tiene razón al señalar que la ley de ajuste es incongruente con los objetivos de ambas naciones si lo que quieren es controlar ordenadamente los flujos migratorios entre los dos países. ¿Tu no estás de acuerdo?, muy bien…
Pero mi articulo ni siquiera aboga por la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, aunque si la califico como un incentivo a delinquir y como un vestigio de la guerra fría. Tampoco digo que es LA CAUSA “del éxodo masivo de cubanos durante cincuenta años” –y aquí, de nuevo, me estás imputando otra cosa que no digo (y van dos: la primera es que en ningún momento digo que Cuba es un estado de derecho). Quedó claro?
Entiendo que te parezca anecdótico lo que digo sobre los cinco muchachos cubanos presos por el incidente de la lanchita de Regla, Horacio. Estas en buena compañía: ni te imaginas la cantidad de gente, aquí y allá, que me recomendó que no me metiera con este “asunto” (muchos lo llaman el caso de “los negritos”, lo que me da aun mas rabia y vergüenza como cubano, y me impulsa a preferir este tipo de anécdota a las muchas fábulas que oigo diariamente sobre Cuba en este nuestro patio, Horacio querido). Entre tu y yo (por favor no se lo cuentes a nadie) eso que tu vez como anécdota es la única razón por la que escribí el articulo que tu comentas… Para mi el resto es anécdota, o mejor aun, paisaje…
En cuanto a tus “conclusiones” y a tu vocación por identificar lo que “Palli pretende desmerecer”, o “abordar con simpleza”, o “ignorar” a través de un “relativismo axiológico y jurídico”, estás en todo tu derecho a verter tus opiniones aquí y en cualquier otro foro: juzgar a los demás es un deporte tan cubano como la pelota… Ya te lo dije antes: a mi me resulta intrascendente que te parezcan aceptables o no mis argumentos, que coincidas conmigo o que no… Recibo y respeto tus comentarios y opiniones como recibo y respeto los de cualquier otra persona que piense distinto a como pienso yo, y los valoro en su medida según mi propia opinión. Pero lo cierto es que ya perdí la cuenta de las cosas que me imputas falsamente (íbamos por dos, ¿recuerdas?) interpretando libremente mi articulo; igual, es una cuenta que, para mi, es también absolutamente intrascendente (como la de los días que le tomó a Fidel -73- recibir a los “cinco héroes”, que es el tipo de temas que ocupan el tiempo de nuestros vecinos mientras otros nos dedicamos a relatar anécdotas…). Tu cuenta de las cosas que “Palli no tiene en cuenta” sobre el ordenamiento jurídico cubano –ordenamiento que no es, ni por asomo, el tema de mi artículo- me recuerda a un restaurant que había en Biscayne Boulevard hace como cuarenta años llamado “Los Violines”…
Sin violines, déjame intentar una vez mas explicarte cual es el tema que elegí para revestir a tu “anécdota”: lo que importa no es el estado de derecho (como quiera que uno lo defina, y solo para quienes se toman demasiado en serio a si mismos y le tienen miedo al debate puede haber una sola definición) sino la percepción de vigencia de la justicia que tiene la gente en determinada sociedad. Lo que los que se auto-proclaman “liberales” llaman estado de derecho tiene que ver con esa percepción, claro está, pero el tema no se agota en esa definición “clásica”. Es vital desbrozar cual es el estado DEL derecho en toda sociedad, tanto en Cuba como en USA. Con llamarlo imperfecto y continuar con la música de violines no alcanza. (Como no alcanza con llamar a nuestra democracia, en donde “lo único que importa es el cash”, imperfecta: a veces me pregunto si en su estado actual sigue siendo una democracia –y espero no estar incurriendo en un comentario / contenido violatorio de la “verdad comprobada” (¡!) o de la “legalidad establecida”). Ese es el tema sobre el que escribí, porque sin esa percepción de justicia (o si la gente lo que percibe es una proliferación de injusticias que generan desigualdades cada vez mas palpables que, a su vez, derivan en la indignaciòn colectiva) se le hará, a cualquiera y en cualquier parte del mundo, cada vez mas difícil gobernar.
Una pregunta / sugerencia: si tu realmente crees que la Ley de Ajuste Cubano no es un estímulo a la migración cubana, ¿porque no pides que se la haga extensiva a los ciudadanos de todos esos países donde viviste? Si hubiera una ley de ajuste dominicano que le diera a los quisqueyanos que pisan tierra firme en Borinquén los mismos privilegios que a los cubanos, ¿cual tu crees que seria la situación en el estrecho de la mona? Si hubiera una ley de ajuste mexicano y, a la vez, se minara la tierra de nadie en nuestra frontera sur –como le gustaría hacer al irresponsable de Tom Cruise-¿tu no crees que muchos de los mexicanos con los que conviviste vendrían en tropel y hasta con barreminas?
Decir que “la culpa de todo la tiene Fidel” no es mas que otro eslogan, Horacio, por favor! Aquí no se trata de buscar quien tiene la culpa, sino de encontrar quien tiene la solución, tanto para las anécdotas como para los conciertos de violín…
¿La seguimos el sábado a las 9 AM en el European Corner - 5889 Sw 73rd St? O trabajas los sábados también?...
Que bueno que mi articulo te parece controvertido (o controversial) porque eso es exactamente lo que necesitamos en estos foros, Horacio.
En ningún momento digo en mi articulo que el estado cubano (ni el estadounidense) son estados de derecho; sugiero, si, que hay quienes recurren al concepto “tradicional” del “estado de derecho” como un escudo tras del cual atacan ciertas expresiones de la voluntad popular para descalificarlas como “no democráticas” –por que, según ellos, no hay estado de derecho (entre otras “instituciones” también faltantes) en los lugares donde se dan esas expresiones. Pero déjame ver si te ayudo a entender mejor tu propio argumento, Horacio; me parece que el argumento que pretendes usar cuando te refieres a las “condicionantes” de mi artículo es el re contra manido argumento de la falta de equivalencia moral (entre Cuba y USA)…
Te aclaro, yo escribo “incondicionalmente” lo que pienso, y digo lo que deseo decir a través de lo que escribo, sin detenerme demasiado en lo que pueda imputarle a mi escrito el que lo lee. No me importa en absoluto ese tema de la equivalencia moral (o la falta de), porque, sencillamente, si hay algo en lo que creo que Cuba tiene razón, no tengo problema alguno en reconocerlo, decirlo o escribirlo. Entiendo que en ciertos círculos eso pueda parecer chocante –y me parece que a ti te pareció chocante que yo dijera que Cuba tiene razón cuando dice que la Ley de Ajuste es un incentivo para el secuestro de naves y para el negocio del trafico de personas… Pero, y aunque te choque –a ti y a unos cuantos mas- lo reitero: Cuba tiene razón al señalar que la ley de ajuste es incongruente con los objetivos de ambas naciones si lo que quieren es controlar ordenadamente los flujos migratorios entre los dos países. ¿Tu no estás de acuerdo?, muy bien…
Pero mi articulo ni siquiera aboga por la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, aunque si la califico como un incentivo a delinquir y como un vestigio de la guerra fría. Tampoco digo que es LA CAUSA “del éxodo masivo de cubanos durante cincuenta años” –y aquí, de nuevo, me estás imputando otra cosa que no digo (y van dos: la primera es que en ningún momento digo que Cuba es un estado de derecho). Quedó claro?
Entiendo que te parezca anecdótico lo que digo sobre los cinco muchachos cubanos presos por el incidente de la lanchita de Regla, Horacio. Estas en buena compañía: ni te imaginas la cantidad de gente, aquí y allá, que me recomendó que no me metiera con este “asunto” (muchos lo llaman el caso de “los negritos”, lo que me da aun mas rabia y vergüenza como cubano, y me impulsa a preferir este tipo de anécdota a las muchas fábulas que oigo diariamente sobre Cuba en este nuestro patio, Horacio querido). Entre tu y yo (por favor no se lo cuentes a nadie) eso que tu vez como anécdota es la única razón por la que escribí el articulo que tu comentas… Para mi el resto es anécdota, o mejor aun, paisaje…
En cuanto a tus “conclusiones” y a tu vocación por identificar lo que “Palli pretende desmerecer”, o “abordar con simpleza”, o “ignorar” a través de un “relativismo axiológico y jurídico”, estás en todo tu derecho a verter tus opiniones aquí y en cualquier otro foro: juzgar a los demás es un deporte tan cubano como la pelota… Ya te lo dije antes: a mi me resulta intrascendente que te parezcan aceptables o no mis argumentos, que coincidas conmigo o que no… Recibo y respeto tus comentarios y opiniones como recibo y respeto los de cualquier otra persona que piense distinto a como pienso yo, y los valoro en su medida según mi propia opinión. Pero lo cierto es que ya perdí la cuenta de las cosas que me imputas falsamente (íbamos por dos, ¿recuerdas?) interpretando libremente mi articulo; igual, es una cuenta que, para mi, es también absolutamente intrascendente (como la de los días que le tomó a Fidel -73- recibir a los “cinco héroes”, que es el tipo de temas que ocupan el tiempo de nuestros vecinos mientras otros nos dedicamos a relatar anécdotas…). Tu cuenta de las cosas que “Palli no tiene en cuenta” sobre el ordenamiento jurídico cubano –ordenamiento que no es, ni por asomo, el tema de mi artículo- me recuerda a un restaurant que había en Biscayne Boulevard hace como cuarenta años llamado “Los Violines”…
Sin violines, déjame intentar una vez mas explicarte cual es el tema que elegí para revestir a tu “anécdota”: lo que importa no es el estado de derecho (como quiera que uno lo defina, y solo para quienes se toman demasiado en serio a si mismos y le tienen miedo al debate puede haber una sola definición) sino la percepción de vigencia de la justicia que tiene la gente en determinada sociedad. Lo que los que se auto-proclaman “liberales” llaman estado de derecho tiene que ver con esa percepción, claro está, pero el tema no se agota en esa definición “clásica”. Es vital desbrozar cual es el estado DEL derecho en toda sociedad, tanto en Cuba como en USA. Con llamarlo imperfecto y continuar con la música de violines no alcanza. (Como no alcanza con llamar a nuestra democracia, en donde “lo único que importa es el cash”, imperfecta: a veces me pregunto si en su estado actual sigue siendo una democracia –y espero no estar incurriendo en un comentario / contenido violatorio de la “verdad comprobada” (¡!) o de la “legalidad establecida”). Ese es el tema sobre el que escribí, porque sin esa percepción de justicia (o si la gente lo que percibe es una proliferación de injusticias que generan desigualdades cada vez mas palpables que, a su vez, derivan en la indignaciòn colectiva) se le hará, a cualquiera y en cualquier parte del mundo, cada vez mas difícil gobernar.
Una pregunta / sugerencia: si tu realmente crees que la Ley de Ajuste Cubano no es un estímulo a la migración cubana, ¿porque no pides que se la haga extensiva a los ciudadanos de todos esos países donde viviste? Si hubiera una ley de ajuste dominicano que le diera a los quisqueyanos que pisan tierra firme en Borinquén los mismos privilegios que a los cubanos, ¿cual tu crees que seria la situación en el estrecho de la mona? Si hubiera una ley de ajuste mexicano y, a la vez, se minara la tierra de nadie en nuestra frontera sur –como le gustaría hacer al irresponsable de Tom Cruise-¿tu no crees que muchos de los mexicanos con los que conviviste vendrían en tropel y hasta con barreminas?
Decir que “la culpa de todo la tiene Fidel” no es mas que otro eslogan, Horacio, por favor! Aquí no se trata de buscar quien tiene la culpa, sino de encontrar quien tiene la solución, tanto para las anécdotas como para los conciertos de violín…
¿La seguimos el sábado a las 9 AM en el European Corner - 5889 Sw 73rd St? O trabajas los sábados también?...
Reply to José Manuel Palli
- Horacio Espino Bárzaga
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
04 Mar 2015 18:34
Gracias Pallí. Un saludo...ahora mismo tengo poco tiempo, y voy a dar respuestas algo cortas y más precisas:
1- Los sábados por la mañana estoy estudiando, hasta las 16:000 horas, de modo que no podré asistir al café. Lo siento. Será en otro momento. Gracias.
2- Definitivamente no entendí tu artículo de opinión, por cuanto he desvirtuado yo algunas palabras e ideas originalmente expresadas, que al esclarecerlas varían completamente mi primera impresión, pero que acentúan otros temas que se alejan del contenido del artículo en cuestión.
3- No he convivido con mis amigos mexicanos. No tuve esa oportunidad. No entro a valorar la existencia de Leyes de Ajustes Latinoamericanas, y sus efectos...La razón para que exista una Ley de Ajuste Cubano se debe a la particularidad del caso, y yo considero que esa particulariddad tiene plena vigencia.
4- Para una dictadura cualquier evento puede representar una amenaza o un incentivo a la desobediencia social, por cuanto la paranoia es un elemento consustancial de esa forma de gobierno. Una Ley de Ajuste, un memory flash, un teléfono móvil, una conexión internet, un periódico virtual, un micrófono, una palabra... puede representar un peligro y una amenaza para una dictadura centrada en el slogan "quien no está conmigo está contra mi". De modo que la opinión del gobierno de Cuba encierra una verdad a medias y una malévola intencionalidad: "Controlar al pueblo cubano como una manada, y cualquier manifestación de libertad individual de desacuerdo con el régimen totalitario, se lee en clave de fisura, deslealtad, atentado a la seguridad del estado, mercenarismo.
5- Hay otros temas muy interesantes pero que no puedo abordar ahora, como "la percepción" de la justicia; y la cuestión del autor de un texto y las interpretaciones del lector - de modo que el texto es un cuerpo animado que cobra vida a los ojos de cada lector -.
Gracias amigo Pallí, por su tiempo y su consideración.
Un placer.
PD. Sobre la intervención del moderador...ese es otro tema que linda con la censura. De modo que si nadie se ha quejado de abuso o de inmoralidad, su intervención ha sido de oficio. De modo que me quedo con un sabor agrio en la boca, y me cuestiono si soy apto para participar en un debate en este sitio. Creo, como los liberales, en las reglas de la autorregulación y en la intervención mínima...del Estado, o de un censor. Recuerdo a los antiguos griegos y el sentido filosófico de la "medida justa" de todas las cosas, como un ideal.
1- Los sábados por la mañana estoy estudiando, hasta las 16:000 horas, de modo que no podré asistir al café. Lo siento. Será en otro momento. Gracias.
2- Definitivamente no entendí tu artículo de opinión, por cuanto he desvirtuado yo algunas palabras e ideas originalmente expresadas, que al esclarecerlas varían completamente mi primera impresión, pero que acentúan otros temas que se alejan del contenido del artículo en cuestión.
3- No he convivido con mis amigos mexicanos. No tuve esa oportunidad. No entro a valorar la existencia de Leyes de Ajustes Latinoamericanas, y sus efectos...La razón para que exista una Ley de Ajuste Cubano se debe a la particularidad del caso, y yo considero que esa particulariddad tiene plena vigencia.
4- Para una dictadura cualquier evento puede representar una amenaza o un incentivo a la desobediencia social, por cuanto la paranoia es un elemento consustancial de esa forma de gobierno. Una Ley de Ajuste, un memory flash, un teléfono móvil, una conexión internet, un periódico virtual, un micrófono, una palabra... puede representar un peligro y una amenaza para una dictadura centrada en el slogan "quien no está conmigo está contra mi". De modo que la opinión del gobierno de Cuba encierra una verdad a medias y una malévola intencionalidad: "Controlar al pueblo cubano como una manada, y cualquier manifestación de libertad individual de desacuerdo con el régimen totalitario, se lee en clave de fisura, deslealtad, atentado a la seguridad del estado, mercenarismo.
5- Hay otros temas muy interesantes pero que no puedo abordar ahora, como "la percepción" de la justicia; y la cuestión del autor de un texto y las interpretaciones del lector - de modo que el texto es un cuerpo animado que cobra vida a los ojos de cada lector -.
Gracias amigo Pallí, por su tiempo y su consideración.
Un placer.
PD. Sobre la intervención del moderador...ese es otro tema que linda con la censura. De modo que si nadie se ha quejado de abuso o de inmoralidad, su intervención ha sido de oficio. De modo que me quedo con un sabor agrio en la boca, y me cuestiono si soy apto para participar en un debate en este sitio. Creo, como los liberales, en las reglas de la autorregulación y en la intervención mínima...del Estado, o de un censor. Recuerdo a los antiguos griegos y el sentido filosófico de la "medida justa" de todas las cosas, como un ideal.
Reply to Horacio Espino Bárzaga
- José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
04 Mar 2015 18:41
Puedes estar absolutamente seguro, Horacio, de que la intervenciòn del moderador no se debiò sino a las razones que él mismo explico en su segunda intervenciòn, que no tienen NADA que ver con la censura (aunque yo mismo, y en broma, pueda sorprenderme con categorìas como la de "verdad comprobada", que me parecen un poco rimbombantes...). En cuanto a nuestro intercambio de opiniones, la seguimos en otro momento que ahora estoy a las corridas (toros incluidos)...
El café lo tomamos cuando tu puedas y me digas, entonces, el lugar y la hora, segun tu conveniencia.
El café lo tomamos cuando tu puedas y me digas, entonces, el lugar y la hora, segun tu conveniencia.
Reply to José Manuel Palli
- José Manuel Palli
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Re: La percepciòn de Justicia como pilar del Estado
06 Mar 2015 16:44
Tratando de ser tan corto y preciso como tu, virtudes que no nos caracterizan a los cubanos, respondo a las apuradas a un par de temas que mencionas:
La cuestión de lo que quiere decir el autor de un texto y las interpretaciones de sus lectores es, definitivamente, muy interesante, amigo Horacio. Yo entiendo –y ni me importa ni me molesta- que muchos lectores leen como si fueran ellos los que escribieron el texto que leen, de ahí que vean como inaceptables las opiniones del autor o sientan la imposibilidad de coincidir con ellas. Y por eso a veces lo que “leen” dista mucho de ser lo que dice el autor, o no se corresponde con el contenido del escrito. Pero yo no tomo tus comentarios sino como lo que son, “tus” comentarios, y no los veo como que desvirtúen mi artículo. Básicamente, lo que entiendo es que tu crees que yo debía haberlo escrito de otra forma, o que debí decir cosas que no dije; pero no, yo dije lo que quise decir como lo quise decir, y lo que no dije no se debe a que esté en desacuerdo con lo que tu hubieras dicho, si el autor hubieras sido tu, no!… Simplemente opté por no decirlo…
Creo que la pregunta sobre que es lo que ocurriría si los EE.UU tuvieran una Ley de Ajuste Mexicano (o Venezolano, o para los Quisqueyanos) con privilegios migratorios similares a los que tenemos los cubanos es válida, mi querido Horacio, mas allá de tu conocimiento directo de los mexicanos. Pero no tengo ningún derecho a obligarte a que te intereses en el tema. En todo caso, queda para el café, cuando quiera que se nos presenté la oportunidad para tomarnos ese café tan dificil de concretar....
La cuestión de lo que quiere decir el autor de un texto y las interpretaciones de sus lectores es, definitivamente, muy interesante, amigo Horacio. Yo entiendo –y ni me importa ni me molesta- que muchos lectores leen como si fueran ellos los que escribieron el texto que leen, de ahí que vean como inaceptables las opiniones del autor o sientan la imposibilidad de coincidir con ellas. Y por eso a veces lo que “leen” dista mucho de ser lo que dice el autor, o no se corresponde con el contenido del escrito. Pero yo no tomo tus comentarios sino como lo que son, “tus” comentarios, y no los veo como que desvirtúen mi artículo. Básicamente, lo que entiendo es que tu crees que yo debía haberlo escrito de otra forma, o que debí decir cosas que no dije; pero no, yo dije lo que quise decir como lo quise decir, y lo que no dije no se debe a que esté en desacuerdo con lo que tu hubieras dicho, si el autor hubieras sido tu, no!… Simplemente opté por no decirlo…
Creo que la pregunta sobre que es lo que ocurriría si los EE.UU tuvieran una Ley de Ajuste Mexicano (o Venezolano, o para los Quisqueyanos) con privilegios migratorios similares a los que tenemos los cubanos es válida, mi querido Horacio, mas allá de tu conocimiento directo de los mexicanos. Pero no tengo ningún derecho a obligarte a que te intereses en el tema. En todo caso, queda para el café, cuando quiera que se nos presenté la oportunidad para tomarnos ese café tan dificil de concretar....
Reply to José Manuel Palli
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