Entre abrir y cerrar en la encrucijada cubana
- Eduardo Mesa
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Entre abrir y cerrar en la encrucijada cubana
08 Aug 2011 12:42
Por Eduardo Mesa
La polémica generada por la iniciativa del congresista Mario Díaz-Balart que pretende limitar los viajes y el envío de remesas a Cuba ha hecho que recuerde los relatos bélicos de mi abuelo; él me contaba las hazañas de los barcos de guerra americanos en la Segunda Guerra Mundial y yo soñaba con que llegarían a librarnos de aquella vida gris bajo el castrismo. Soñaba con un acorazado llamado “de bolsillo” que había hundido los barcos del Führer y ahora llegaba a la Bahía de La Habana metiendo cañonazos para así terminar la larga pesadilla de haber nacido en una tiranía. Pero los barcos que abuelo presagiaba no llegaron y la Isla continúa en un amargo amanecer sin futuro.
El régimen de los hermanos Castro amenaza con superar los cincuenta y tres años, mientras tanto los cubanos de la Isla y del Exilio seguimos entrampados en unas circunstancias muy curiosas, los que optan por cerrar como el congresista MDB no pueden hacerlo del todo, el llamado Embargo –que algunos han convertido además en vara de medir el patriotismo - con su consecuencia de prohibiciones no consigue el ahogo de un régimen que sube la parada ante cualquier “embestida” del “Imperialismo y la Mafia de Miami”. Lo cierto es que Cuba es uno de los países que más alimentos y productos derivados de la agricultura importa de Estados Unidos, tanto es así, me contaba hace poco un amigo, “que hasta el papel del Granma viene de U.S.A.”. Esta relación económica entre el “Imperio” y la “Isla Bloqueada” se ha mantenido con varios gobiernos republicanos y demócratas.
Por otra parte, no tengo la menor duda de que los Estados Unidos de América apuestan por la libertad y la democracia en Cuba, sólo que esta apuesta, como el sentido común indica, está subordinada a los intereses de la nación americana. Es comprensible que a ningún gobierno, ni republicano, ni demócrata, le interese una desestabilización inmediata del castrismo mientras las interrogantes superen a las certezas respecto a lo que pudiera suceder si ocurre una rebelión popular con su inevitable secuela de violencia. Es por eso que me inclino a pensar que cualquier gobierno americano ante una situación como la antes descrita estará más inclinado a enviar ayuda humanitaria de emergencia a los que gobiernan en La Habana que a llamar por teléfono a tan nefastos personajes e indicarles que deben tomar el próximo vuelo.
Amén de estas especulaciones, lo que sí puedo afirmar en base a mi experiencia de haber vivido en Cuba durante treinta años, es que en los tiempos de mayor aislamiento fue más grande la sensación de abandono, de impotencia y desesperanza. El aislamiento ha sido una de las herramientas más eficaces del régimen para lograr su supervivencia en el poder, los Castro han auspiciado este aislamiento y medidas similares a las que el congresista MDB propone han funcionado a favor de la tiranía. Esto me hace pensar que las medidas que el congresista MDB impulsa sólo conseguirán prolongar la permanencia de los hermanos Castro en el poder y aumentar el desaliento y la fatiga de un pueblo esclavo.
Los que abogan por cerrar deben tener en cuenta que en la desesperanza se hace más difícil construir alternativas y fórmulas para el cambio; un cambio que preserve una sana soberanía y que permita reencontrar, sin más frustraciones, la senda de la democracia y el progreso. El pueblo cubano necesita esperanza porque en ella es donde mejor puede el hombre hacerse con las riendas de su destino y abandonar el miedo para el bien.
En este empantanamiento de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba los que optamos por abrir tampoco hemos logrado mucho, MDB y sus colegas cubano-americanos, tanto en el Congreso como en el Senado, han conseguido impedir y limitar la estrategia de la apertura. Reitero que da igual si son republicanos o demócratas, porque demócrata es el Senador Bob Menéndez uno de los más verticales oponentes a la flexibilización de cualquier medida restrictiva.
También es cierto que aquellos que preferimos abrir no hemos sabido motivar a ese exilio que viaja a la Isla para que se comprometa en la gestión de la libertad, ninguna organización política, cívica o religiosa genera una acción formativa en valores cívicos destinada a este nuevo exilio. Nos apuramos en criticar las carencias de los que llegan pero ignoramos sus motivaciones y valores, son tantas nuestras prevenciones y prejuicios que no se nos ocurre pensar en ellos como actores del cambio que tanto anhelamos.
Por el momento los intereses que abogan por cerrar sin cerrar del todo siguen ganando a los que intentan abrir en mayor o menor medida. Así se nos va el tiempo sin ensayar un cierre verdadero o una apertura real, esperando esto o aquello de gobiernos republicanos y demócratas, sin explorar a fondo las posibilidades de ganarle al castrismo.
El compatriota MDB representa a los intereses que apuestan por cerrar sin cerrar del todo, que no es cerrar como quería mi abuelo; otros, entre los que me cuento, apostamos por abrir en mayor o menor medida. Todos sin distinción seguimos distraídos por el encanto de las escaramuzas. El tiempo pasa, el abatimiento y el deterioro de nuestra gente crece, pero no conseguimos librar ninguna batalla y la Isla permanece a la espera de algo, flotando en la grisura, con una tiranía que se ríe de nosotros y un pueblo que amanece sin tiempo a la esperanza.
La polémica generada por la iniciativa del congresista Mario Díaz-Balart que pretende limitar los viajes y el envío de remesas a Cuba ha hecho que recuerde los relatos bélicos de mi abuelo; él me contaba las hazañas de los barcos de guerra americanos en la Segunda Guerra Mundial y yo soñaba con que llegarían a librarnos de aquella vida gris bajo el castrismo. Soñaba con un acorazado llamado “de bolsillo” que había hundido los barcos del Führer y ahora llegaba a la Bahía de La Habana metiendo cañonazos para así terminar la larga pesadilla de haber nacido en una tiranía. Pero los barcos que abuelo presagiaba no llegaron y la Isla continúa en un amargo amanecer sin futuro.
El régimen de los hermanos Castro amenaza con superar los cincuenta y tres años, mientras tanto los cubanos de la Isla y del Exilio seguimos entrampados en unas circunstancias muy curiosas, los que optan por cerrar como el congresista MDB no pueden hacerlo del todo, el llamado Embargo –que algunos han convertido además en vara de medir el patriotismo - con su consecuencia de prohibiciones no consigue el ahogo de un régimen que sube la parada ante cualquier “embestida” del “Imperialismo y la Mafia de Miami”. Lo cierto es que Cuba es uno de los países que más alimentos y productos derivados de la agricultura importa de Estados Unidos, tanto es así, me contaba hace poco un amigo, “que hasta el papel del Granma viene de U.S.A.”. Esta relación económica entre el “Imperio” y la “Isla Bloqueada” se ha mantenido con varios gobiernos republicanos y demócratas.
Por otra parte, no tengo la menor duda de que los Estados Unidos de América apuestan por la libertad y la democracia en Cuba, sólo que esta apuesta, como el sentido común indica, está subordinada a los intereses de la nación americana. Es comprensible que a ningún gobierno, ni republicano, ni demócrata, le interese una desestabilización inmediata del castrismo mientras las interrogantes superen a las certezas respecto a lo que pudiera suceder si ocurre una rebelión popular con su inevitable secuela de violencia. Es por eso que me inclino a pensar que cualquier gobierno americano ante una situación como la antes descrita estará más inclinado a enviar ayuda humanitaria de emergencia a los que gobiernan en La Habana que a llamar por teléfono a tan nefastos personajes e indicarles que deben tomar el próximo vuelo.
Amén de estas especulaciones, lo que sí puedo afirmar en base a mi experiencia de haber vivido en Cuba durante treinta años, es que en los tiempos de mayor aislamiento fue más grande la sensación de abandono, de impotencia y desesperanza. El aislamiento ha sido una de las herramientas más eficaces del régimen para lograr su supervivencia en el poder, los Castro han auspiciado este aislamiento y medidas similares a las que el congresista MDB propone han funcionado a favor de la tiranía. Esto me hace pensar que las medidas que el congresista MDB impulsa sólo conseguirán prolongar la permanencia de los hermanos Castro en el poder y aumentar el desaliento y la fatiga de un pueblo esclavo.
Los que abogan por cerrar deben tener en cuenta que en la desesperanza se hace más difícil construir alternativas y fórmulas para el cambio; un cambio que preserve una sana soberanía y que permita reencontrar, sin más frustraciones, la senda de la democracia y el progreso. El pueblo cubano necesita esperanza porque en ella es donde mejor puede el hombre hacerse con las riendas de su destino y abandonar el miedo para el bien.
En este empantanamiento de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba los que optamos por abrir tampoco hemos logrado mucho, MDB y sus colegas cubano-americanos, tanto en el Congreso como en el Senado, han conseguido impedir y limitar la estrategia de la apertura. Reitero que da igual si son republicanos o demócratas, porque demócrata es el Senador Bob Menéndez uno de los más verticales oponentes a la flexibilización de cualquier medida restrictiva.
También es cierto que aquellos que preferimos abrir no hemos sabido motivar a ese exilio que viaja a la Isla para que se comprometa en la gestión de la libertad, ninguna organización política, cívica o religiosa genera una acción formativa en valores cívicos destinada a este nuevo exilio. Nos apuramos en criticar las carencias de los que llegan pero ignoramos sus motivaciones y valores, son tantas nuestras prevenciones y prejuicios que no se nos ocurre pensar en ellos como actores del cambio que tanto anhelamos.
Por el momento los intereses que abogan por cerrar sin cerrar del todo siguen ganando a los que intentan abrir en mayor o menor medida. Así se nos va el tiempo sin ensayar un cierre verdadero o una apertura real, esperando esto o aquello de gobiernos republicanos y demócratas, sin explorar a fondo las posibilidades de ganarle al castrismo.
El compatriota MDB representa a los intereses que apuestan por cerrar sin cerrar del todo, que no es cerrar como quería mi abuelo; otros, entre los que me cuento, apostamos por abrir en mayor o menor medida. Todos sin distinción seguimos distraídos por el encanto de las escaramuzas. El tiempo pasa, el abatimiento y el deterioro de nuestra gente crece, pero no conseguimos librar ninguna batalla y la Isla permanece a la espera de algo, flotando en la grisura, con una tiranía que se ríe de nosotros y un pueblo que amanece sin tiempo a la esperanza.
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- Helio J. González
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Re: Re:Entre abrir y cerrar en la encrucijada cubana
08 Aug 2011 20:23
Te felicito Eduardo, por un artículo tan certero ante una problemática tan delicada. Apoyo plenamente tus planteamientos, y soy también de los que pienso, que la formación de la sociedad civil en Cuba, que es un proceso que ya está en construcción, aunque lentamente, es de fundamental importancia para el destino democrático de nuestra patria. A pesar de que muchas veces las familias cuando se abrazan, ni hablan de política, la sociedad civil se va gestando, y cuando sí lo hacen y los familiares y amigos pueden ver y palpar, lo que los que viven en democracia después de haber semi-arruinado sus vidas en el totalitarismo pueden aportar, se gesta aún más.
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- Pedro L. Guerra
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Re: Re:Entre abrir y cerrar en la encrucijada cubana
10 Aug 2011 17:17
Muy bueno el articulo. El cerrar y el aislamiento consolida al régimen de Castro, pero otros intereses son los que mueven estas campañas, no para consolidar a Castro sino para recoger el esperado Poder para ellos en el ambito local. Por eso están fracasados en el análisis sobre Cuba, pues Cuba no importa para ellos. No es Cuba su preocupacion sino el estar en presente para la ocurrencia esperada y saltar como Mesiánicos a Cuba si algo el pueblo cubano desarrolla. No es allá, al enfrentamiento, sino AQUI ... para mantenerse en el Poder aquí.
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