¿Ha capitulado la Iglesia cubana?
- Eduardo Mesa
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¿Ha capitulado la Iglesia cubana?
28 Jan 2011 15:23
Por Eduardo Mesa
www.lacasacuba.com
El pasado 28 de diciembre participé en un encuentro con un grupo de laicos provenientes de la Isla, estas personas nos contaron sobre el trabajo pastoral que se realiza en cientos de casas de misión, nos contaron sobre programas de formación para la familia, sobre gestiones con las autoridades locales e incipientes proyectos para mejorar los niveles de comunicación entre la Isla y la diáspora.
Les pregunté a estos hermanos si había mermado la estima del pueblo por la Institución, me respondieron que no; según ellos, la Iglesia llega a donde nadie va. Entre otras experiencias narraron esta: en uno de los pueblos con presencia misionera han instalado una lavadora para la ropa de las personas mayores, cocinan para catorce ancianos y tienen la catequesis para una treintena de niños y jóvenes. Un domingo cada quince días el cura celebra la misa y cuando el cura no puede ir algún misionero laico realiza una celebración de la palabra. A los niños y jóvenes, además de la catequesis se les forma en valores. Este ejemplo concreto se reproduce a lo largo y ancho del territorio nacional.
Sé por otros amigos sacerdotes, religiosas y laicos, con los que he hablado en los últimos meses, que funcionan en todas las diócesis experiencias educativas y proyectos de promoción humana y social, avalados algunos de ellos por prestigiosas universidades extranjeras. Se han creado comedores para ancianos, guarderías y otros servicios para los más necesitados, además de todo lo que ocurre en el ámbito de las parroquias.
¿De dónde sacó entonces el Sr. Farrar que la Iglesia ha capitulado? ¿Qué entiende el Sr. Farrar por capitulación? Y una última pregunta: ¿Es algo excepcional que los diplomáticos tengan una comprensión tan limitada de la realidad eclesial o eso es lo habitual?
Los cables de Wikileaks sobre la Iglesia Católica en Cuba divulgados ampliamente por el diario español El País y otros medios no aportan novedad alguna, si acaso, confirman algo que ya sabíamos: la Iglesia cubana tiene como prioridad fortalecer sus estructuras pastorales y evita desafiar al régimen.
¿Evita el desafío porque es una Institución interesada y miserable que sólo piensa en su propio beneficio? No, todo lo contrario, la Iglesia cree que Cuba necesita un cambio profundo, un cambio que supere al de los poderes establecidos, un cambio que comience en nuestros corazones. Para propiciar este cambio la Iglesia necesita consolidar y potenciar sus estructuras pastorales todavía insuficientes.
Con los medios a su alcance la Iglesia Católica va consiguiendo nuevos espacios, unos espacios todavía insuficientes pero revestidos de un importante significado en el orden de un progreso político y jurídico que comienza a gestarse en las mismas entrañas del totalitarismo: el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa.
Esta ampliación y reconocimiento de la libertad religiosa que está ocurriendo en la Isla abre una brecha para el reconocimiento y restauración de los demás derechos y libertades que han sido conculcados; como diría un viejo amigo: La marea cuando sube, sube para todos los botes.
La Iglesia en Cuba desea y promueve el cambio, y es que los cubanos necesitamos cambiar para sustituir la arrogancia crítica por el respeto al esfuerzo ajeno, la elocuencia -que no siempre corre pareja a nuestro valor- por la escucha, el protagonismo por la concertación. Porque es tiempo de mirar la realidad de Cuba tal cual es y aceptar que ante ese laboratorio del envilecimiento colectivo, que mantienen funcionando los Castro y su pandilla, la Iglesia es la Institución que más trabaja por impedir que dicho envilecimiento sea definitivo. Un pueblo envilecido es lo que interesa al castrismo y sus nuevos gerentes, un pueblo-finca que se ofrece y se ofrecerá a otros. Una plaza abierta para los negocios sin ley y sin ética, el paraíso de los mercaderes inescrupulosos.
Cuando atacamos a la Iglesia Católica cubana, cuando participamos de las frecuentes campañas de desprestigio que se realizan contra sus pastores estamos marchando contra los intereses del pueblo cubano, estamos obrando en la ceguera, la insensatez y el egoísmo. El arzobispo Tomas Wenski dice con frecuencia una frase, una petición que hoy repito: Esperanza para Cuba. La Iglesia, que es vieja y testaruda, sabe que sin Esperanza y sin valores no hay cambio perdurable.
La Iglesia Católica cubana predica la Esperanza en un lugar que muere, acompaña y alienta, promociona y educa. Ella puede hacer más, también nosotros podemos hacer más, mucho más.
www.lacasacuba.com
El pasado 28 de diciembre participé en un encuentro con un grupo de laicos provenientes de la Isla, estas personas nos contaron sobre el trabajo pastoral que se realiza en cientos de casas de misión, nos contaron sobre programas de formación para la familia, sobre gestiones con las autoridades locales e incipientes proyectos para mejorar los niveles de comunicación entre la Isla y la diáspora.
Les pregunté a estos hermanos si había mermado la estima del pueblo por la Institución, me respondieron que no; según ellos, la Iglesia llega a donde nadie va. Entre otras experiencias narraron esta: en uno de los pueblos con presencia misionera han instalado una lavadora para la ropa de las personas mayores, cocinan para catorce ancianos y tienen la catequesis para una treintena de niños y jóvenes. Un domingo cada quince días el cura celebra la misa y cuando el cura no puede ir algún misionero laico realiza una celebración de la palabra. A los niños y jóvenes, además de la catequesis se les forma en valores. Este ejemplo concreto se reproduce a lo largo y ancho del territorio nacional.
Sé por otros amigos sacerdotes, religiosas y laicos, con los que he hablado en los últimos meses, que funcionan en todas las diócesis experiencias educativas y proyectos de promoción humana y social, avalados algunos de ellos por prestigiosas universidades extranjeras. Se han creado comedores para ancianos, guarderías y otros servicios para los más necesitados, además de todo lo que ocurre en el ámbito de las parroquias.
¿De dónde sacó entonces el Sr. Farrar que la Iglesia ha capitulado? ¿Qué entiende el Sr. Farrar por capitulación? Y una última pregunta: ¿Es algo excepcional que los diplomáticos tengan una comprensión tan limitada de la realidad eclesial o eso es lo habitual?
Los cables de Wikileaks sobre la Iglesia Católica en Cuba divulgados ampliamente por el diario español El País y otros medios no aportan novedad alguna, si acaso, confirman algo que ya sabíamos: la Iglesia cubana tiene como prioridad fortalecer sus estructuras pastorales y evita desafiar al régimen.
¿Evita el desafío porque es una Institución interesada y miserable que sólo piensa en su propio beneficio? No, todo lo contrario, la Iglesia cree que Cuba necesita un cambio profundo, un cambio que supere al de los poderes establecidos, un cambio que comience en nuestros corazones. Para propiciar este cambio la Iglesia necesita consolidar y potenciar sus estructuras pastorales todavía insuficientes.
Con los medios a su alcance la Iglesia Católica va consiguiendo nuevos espacios, unos espacios todavía insuficientes pero revestidos de un importante significado en el orden de un progreso político y jurídico que comienza a gestarse en las mismas entrañas del totalitarismo: el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa.
Esta ampliación y reconocimiento de la libertad religiosa que está ocurriendo en la Isla abre una brecha para el reconocimiento y restauración de los demás derechos y libertades que han sido conculcados; como diría un viejo amigo: La marea cuando sube, sube para todos los botes.
La Iglesia en Cuba desea y promueve el cambio, y es que los cubanos necesitamos cambiar para sustituir la arrogancia crítica por el respeto al esfuerzo ajeno, la elocuencia -que no siempre corre pareja a nuestro valor- por la escucha, el protagonismo por la concertación. Porque es tiempo de mirar la realidad de Cuba tal cual es y aceptar que ante ese laboratorio del envilecimiento colectivo, que mantienen funcionando los Castro y su pandilla, la Iglesia es la Institución que más trabaja por impedir que dicho envilecimiento sea definitivo. Un pueblo envilecido es lo que interesa al castrismo y sus nuevos gerentes, un pueblo-finca que se ofrece y se ofrecerá a otros. Una plaza abierta para los negocios sin ley y sin ética, el paraíso de los mercaderes inescrupulosos.
Cuando atacamos a la Iglesia Católica cubana, cuando participamos de las frecuentes campañas de desprestigio que se realizan contra sus pastores estamos marchando contra los intereses del pueblo cubano, estamos obrando en la ceguera, la insensatez y el egoísmo. El arzobispo Tomas Wenski dice con frecuencia una frase, una petición que hoy repito: Esperanza para Cuba. La Iglesia, que es vieja y testaruda, sabe que sin Esperanza y sin valores no hay cambio perdurable.
La Iglesia Católica cubana predica la Esperanza en un lugar que muere, acompaña y alienta, promociona y educa. Ella puede hacer más, también nosotros podemos hacer más, mucho más.
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- Helio J. González
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Re: Re:¿Ha capitulado la Iglesia cubana?
31 Jan 2011 00:41
El artículo de Eduardo Mesa expresa un punto de vista con el que concuerdo y con el cual me solidarizo, pues como laico comprometido con la Iglesia cubana hasta mi salida de Cuba, conozco los grandes obstáculos que la misma tiene que enfrentar día a día. Con la represión contra la Iglesia, el peregrinaje del pueblo de Dios comenzó desde los primeros años de la mal llamada "revolución" y lo mejor de nuestro laicado o emigró o quedó encarcelado, muchos laicos murieron fusilados, y poco a poco, por miedo, los que quedaron fueron separándose de la iglesia. En los finales de los sesenta y en los setenta, las iglesias quedaron semivacías. En mi pueblo, apenas quedamos jóvenes participando en nuestra comunidad cristiana y apenas también adultos. La Iglesia luchó por sobrevivir, y posteriormente por consolidar su posición como institución que representando a Cristo, comenzaba a crecer poco a poco. Fue realmente el oasis en medio del desierto para todos aquellos que se acercaban a ella. Con todo ello, el porcentaje de cubanos comprometidos con su Iglesia es todavía muy pequeño y la Iglesia tiene una obra de gigantes por llevar a cabo.
Quisieramos que nuestra Iglesia fuera como la polaca, pero la realidad de nuestro pueblo es diferente. Nos duele muchas veces desde la libertad que disfrutamos en los países democráticos, la actitud de algunos de sus pastores, porque quisieramos verlos más parecidos a Juan Pablo II, pero no podemos olvidarnos, del gran trabajo de evangelización, y de pastoral social humanitaria que están realizando todos los que participan con su compromiso en la Iglesia cubana: desde la jerarquía, pasando por los sacerdotes y religiosas, hasta el más humilde de los laicos.
Es por ello que estoy completamente de acuerdo con Eduardo cuando nos dice: "cuando atacamos a la Iglesia Católica cubana, cuando participamos de las frecuentes campañas de desprestigio que se realizan contra sus pastores, estamos marchando contra los intereses del pueblo cubano, estamos obrando en la ceguera, la insensatez y el egoísmo". Con todas sus sombras, la luz que irradia la iglesia, sigue siendo el baluarte fundamental, no sólo, de los valores espirituales de nuestro pueblo cubano, sino también, la tribuna principal, que a través de la luz de Cristo, contribuye a conformar la sociedad civil que será el puntal de la reconstrucción democrática de nuestro pueblo cubano.
Quisieramos que nuestra Iglesia fuera como la polaca, pero la realidad de nuestro pueblo es diferente. Nos duele muchas veces desde la libertad que disfrutamos en los países democráticos, la actitud de algunos de sus pastores, porque quisieramos verlos más parecidos a Juan Pablo II, pero no podemos olvidarnos, del gran trabajo de evangelización, y de pastoral social humanitaria que están realizando todos los que participan con su compromiso en la Iglesia cubana: desde la jerarquía, pasando por los sacerdotes y religiosas, hasta el más humilde de los laicos.
Es por ello que estoy completamente de acuerdo con Eduardo cuando nos dice: "cuando atacamos a la Iglesia Católica cubana, cuando participamos de las frecuentes campañas de desprestigio que se realizan contra sus pastores, estamos marchando contra los intereses del pueblo cubano, estamos obrando en la ceguera, la insensatez y el egoísmo". Con todas sus sombras, la luz que irradia la iglesia, sigue siendo el baluarte fundamental, no sólo, de los valores espirituales de nuestro pueblo cubano, sino también, la tribuna principal, que a través de la luz de Cristo, contribuye a conformar la sociedad civil que será el puntal de la reconstrucción democrática de nuestro pueblo cubano.
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Re:¿Ha capitulado la Iglesia cubana?
01 Feb 2011 00:09
La Iglesia escribió capítulos muy lamentables en la historia cuando se metió en política y luchó por intervenir en los poderes temporales que corresponden al Estado. Los miembros de la Iglesia se vieron arrastrados por las cosas del mundo.y cegados por la ambición y el poder.
El verdadero papel de la Iglesia, sobre todo de su jerarquía eclesiástica, es pastoral. En los últimos siglos hemos podido comprobar cómo los esfuerzos de los pastores de la Iglesia se orientaban cada vez más a la religiosidad, la caridad y otras preocupaciones humanitarias. Se han realizado así grandes obras.
Esa es su misión y no otra: el acercamiento fraternal entre los seres humanos, la tolerancia, la compasión, el perdón, la misericordia y la reconciliación.
No obstante, la caridad cristiana exige que no permanezcamos de brazos cruzados ante los males de este mundo. Todo cristiano tiene también la OBLIGACIÓN de defender a los débiles, tender una mano a los oprimidos y ser solidario con los que sufren.
Por otra parte, quienes observen cuidadosamente la historia de estos 50 años se darán cuenta del enorme sacrificio que han sobrellevado los cristianos en Cuba. Juzgar a la Iglesia por el papel pusilánime de algunos de sus jerarcas es un grave error. La Iglesia está compuesta por todos los que creen en Cristo y siguen fervorosamente sus enseñanzas. Es una OBRA DE TODOS. Y a TODOS corresponden las mismas responsabilidades y obligaciones cristianas.
El verdadero papel de la Iglesia, sobre todo de su jerarquía eclesiástica, es pastoral. En los últimos siglos hemos podido comprobar cómo los esfuerzos de los pastores de la Iglesia se orientaban cada vez más a la religiosidad, la caridad y otras preocupaciones humanitarias. Se han realizado así grandes obras.
Esa es su misión y no otra: el acercamiento fraternal entre los seres humanos, la tolerancia, la compasión, el perdón, la misericordia y la reconciliación.
No obstante, la caridad cristiana exige que no permanezcamos de brazos cruzados ante los males de este mundo. Todo cristiano tiene también la OBLIGACIÓN de defender a los débiles, tender una mano a los oprimidos y ser solidario con los que sufren.
Por otra parte, quienes observen cuidadosamente la historia de estos 50 años se darán cuenta del enorme sacrificio que han sobrellevado los cristianos en Cuba. Juzgar a la Iglesia por el papel pusilánime de algunos de sus jerarcas es un grave error. La Iglesia está compuesta por todos los que creen en Cristo y siguen fervorosamente sus enseñanzas. Es una OBRA DE TODOS. Y a TODOS corresponden las mismas responsabilidades y obligaciones cristianas.
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- Marta Menor
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