CHILE, PAIS DE TEMBLORES
- Angélica Mora Beals
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CHILE, PAIS DE TEMBLORES
06 Jul 2024 15:47 - 27 Jul 2024 17:40
El primer terremoto en territorio chileno del que se tiene memoria se produjo el 16 de diciembre de 1575 cuando, según crónicas de la época, al anochecer la tierra comenzó a temblar con terrible violencia.
Otro terremoto que hizo historia fue el Chillán de ocurrido en 1939. Fue un sismo en la zona central de Chile, un 24 de enero de 1939, con magnitudes estimadas como “pleno desastre”. En ese entonces no existían los sismógrafos para medir su intensidad.
Pero el terremoto más grande de la historia: “cuando la Tierra tembló en Chile como si hubiesen arrojado 23.200 bombas atómicas” , se produjo el 22 de mayo de 1960.Fue epicentro la ciudad chilena de Valdivia y alcanzó la intensidad de 9,5 en la escala de Richter, la más alta registrada, y diez minutos después un tsunami arrasó las costas del país, con un saldo de miles de muertos y millones de damnificados.
Las olas provocaron también muertes y daños en lugares tan lejanos como Japón, Filipinas, Alaska y Rusia.
Este mayor terremoto registrado de la historia constituyó, para lo investigadores, uno de los hitos más relevantes de la sismología instrumental: fue la primera vez que los sismólogos lograron obtener registros de un terremoto catalogado como gigante.
Eso no fue todo.Unos quince minutos después un tsunami con olas superiores a los diez metros arrasó con buena parte del sur del país, causando gravísimos daños en ciudades como Valdivia, Corral, Puerto Saavedra, Isla Mocha, Maullín, Ancud, Castro.
En Hawái, quince horas después del terremoto, llegó un tsunami que causó 61 muertes y daños severos en Hilo, donde hubo olas de más de diez metros de alto. En Filipinas las olas mataron a 32 personas y en la Isla de Pascua, Samoa y California hubo daños materiales.
A 17.000 kilómetros de distancia del epicentro, el desastre golpeó en Japón, donde 22 horas después del terremoto llegaron olas de 5,5 metros que destruyeron 1.600 hogares y mataron a 138 personas en la región de Honshu.
También provocaron daños en Tahití, en Nueva Zelanda, en la Samoa Americana, en California y Alaska, Estados Unidos, y hasta en Kamchatka. en Rusia.
Infobae tiene en relato preciso de lo ocurrido:“Fue un monstruo planetario”, lo describió Tom Jordan, entonces director del Centro de Terremotos del Sur de California en un artículo de la revista Nature, cuando se cumplían 50 años de la tragedia.
23.200 bombas atómicas
Debido a su ubicación en el llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, Chile es considerado el país sísmicamente más activo del mundo y el cuarto más expuesto a sufrir daños mayores por catástrofes naturales.
Esto se debe al choque tectónico entre la placa de Nazca y las placas Sudamericana.
La energía que se produce debido a la tensión entre estas placas se acumula hasta producir, en determinados momentos, grandes movimientos telúricos.
Tantos que, desde la existencia del sismógrafo, se han registrado en Chile más de un centenar de terremotos con intensidad superior a 7 y una decena de grandes maremotos.
Prosigue el relato de Infobae:
El terremotode Valdivia superó todas las marcas, cuando la presión de las placas liberó de golpe una energía equivalente a la de la explosión de 22.300 bombas atómicas similares a la que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
La fricción entre las placas liberó siglos de energía acumulada, causando los mayores estragos en la región entre Valdivia y Puerto Montt.
En Valdivia el terreno se hundió 2,7 metros y en los alrededores de la ciudad varios ríos cambiaron su cauce, algunas llanuras se convirtieron en humedales y se perdieron miles de hectáreas de campos de cultivos y pastoreo.
También tuvo efectos globales, porque hizo vibrar a todo el planeta durante varios días y su perturbación afectó incluso la rotación de la Tierra e hizo que los días fueran milisegundos más cortos.
Otra de las singularidades del “Terremoto de Valdivia” -como pasó a la historia- fue que no se trató de un movimiento telúrico aislado, sino que fue el punto más alto de una serie de sismos que se inició un día antes y se prolongó más de 15 días, hasta el 6 de junio.
En ese período, hubo movimientos de tierra con epicentros en Curanilahue, Cañete, Chiloé, Valdivia, Península de Taitao y Puerto Edén.
La policía patrulla la ciudad de Ancud devastada, donde miles de personas se quedaron sin hogar.
Días después del terremoto, el diario chileno El Mercurio recogió relatos de sobrevivientes.
De hecho, el sismo del 22 de mayo de 1960, y después el de Alaska de 1964, cambiaron una de las teorías aceptadas sobre las causas de los terremotos.
Según el investigador de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile Raúl Madariaga, “hasta ese momento, la gente pensaba que los terremotos eran un fenómeno superficial, en el que estaban involucradas masas de lava a poca profundidad, pero el evento de Valdivia generó un movimiento profundo en las geociencias”.
El terremoto de Valdivia de 1960 vino a confirmar lo que algunos geólogos sospechaban: que la corteza terrestre no se movía por contracción, sino por procesos de desplazamiento de las placas continentales y oceánicas, es decir, que el suelo no está fijo, sino que se viene desplazando imperceptiblemente desde hace millones de años.
El Circulo de Fuego.
Esta extensa cadena tectónica de 40 mil kilómetros de longitud, ubicada en el Océano Pacífico y con forma de herradura se distingue no solo por su intensa actividad sísmica sino también volcánica debido a que alberga el 75% de los volcanes activos del mundo, razón por la cual su nombre incluye la palabra “fuego”.
El Círculo de Fuego del Pacífico se caracteriza por ser una zona de subducción, es decir, que en él una placa tectónica se hunde debajo de otra. En la zona de subducción los sismos pueden ocurrir hasta alcanzar los 670 kilómetros de profundidad.
El lecho del océano Pacífico se encuentra sobre múltiples placas tectónicas que están en constante fricción y movimiento. Esta dinámica provoca la acumulación de tensión y la liberación de energía, lo que a su vez genera terremotos en los países situados dentro del área del cinturón. Además de Perú, en Sudamérica, los países que también forman parte del Círculo de Fuego del Pacífico son Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia.
Cultura Sísmica
Debido a los numerosos temblores en territorio chileno el público se ha resignado a lo que se llama “cultura sísmica”.
Las imágenes del ultimo temblor fuerte aún se mantienen vivas en la mente de los chilenos. Esto, sumado a más educación sobre emergencias, nuevos protocolos de acción y tecnologías de apoyo, parece haber cambiado algo en nuestra sociedad, marcando un antes y un después respecto de cómo la población percibe los terremotos y reacciona frente a ellos.
“Creo que todos afuera tienen esa mirada: de que nosotros como país estamos más preparados y acostumbrados a los sismos”, dice Karent Hermosilla, directora ejecutiva de la agrupacion de Psicologos Voluntarios de Chile.
De hecho, afirma Humberto Marín, director de la Sociedad Chilena de Psicologia en Emergencia y Desastres, SOCHPED, los extranjeros toman como referencia a los chilenos para saber qué hacer en caso de un sismo. Por lo mismo, recibir apoyo sicológico después de un desastre es clave, dice Marín, refiriéndose a los llamados “primeros auxilios sicológicos”.
En ese contexto la SOCHPED ha desarrollado videos informativos para apoyar a la población.
“Hacemos videos de cómo autoayudarse, cómo proteger a niños o ancianos. personas necesitan apoyo y contención, resumen los expertos, pero al mismo tiempo recordatorios permanentes de que el riesgo sigue existiendo e información para que puedan mantenerse seguros. Cuando termina un desastre, ahí tenemos que poner la atención, ahí es cuando empieza el trabajo”, explica Karent Hermosilla.
Otro terremoto que hizo historia fue el Chillán de ocurrido en 1939. Fue un sismo en la zona central de Chile, un 24 de enero de 1939, con magnitudes estimadas como “pleno desastre”. En ese entonces no existían los sismógrafos para medir su intensidad.
Pero el terremoto más grande de la historia: “cuando la Tierra tembló en Chile como si hubiesen arrojado 23.200 bombas atómicas” , se produjo el 22 de mayo de 1960.Fue epicentro la ciudad chilena de Valdivia y alcanzó la intensidad de 9,5 en la escala de Richter, la más alta registrada, y diez minutos después un tsunami arrasó las costas del país, con un saldo de miles de muertos y millones de damnificados.
Las olas provocaron también muertes y daños en lugares tan lejanos como Japón, Filipinas, Alaska y Rusia.
Este mayor terremoto registrado de la historia constituyó, para lo investigadores, uno de los hitos más relevantes de la sismología instrumental: fue la primera vez que los sismólogos lograron obtener registros de un terremoto catalogado como gigante.
Eso no fue todo.Unos quince minutos después un tsunami con olas superiores a los diez metros arrasó con buena parte del sur del país, causando gravísimos daños en ciudades como Valdivia, Corral, Puerto Saavedra, Isla Mocha, Maullín, Ancud, Castro.
En Hawái, quince horas después del terremoto, llegó un tsunami que causó 61 muertes y daños severos en Hilo, donde hubo olas de más de diez metros de alto. En Filipinas las olas mataron a 32 personas y en la Isla de Pascua, Samoa y California hubo daños materiales.
A 17.000 kilómetros de distancia del epicentro, el desastre golpeó en Japón, donde 22 horas después del terremoto llegaron olas de 5,5 metros que destruyeron 1.600 hogares y mataron a 138 personas en la región de Honshu.
También provocaron daños en Tahití, en Nueva Zelanda, en la Samoa Americana, en California y Alaska, Estados Unidos, y hasta en Kamchatka. en Rusia.
Infobae tiene en relato preciso de lo ocurrido:“Fue un monstruo planetario”, lo describió Tom Jordan, entonces director del Centro de Terremotos del Sur de California en un artículo de la revista Nature, cuando se cumplían 50 años de la tragedia.
23.200 bombas atómicas
Debido a su ubicación en el llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, Chile es considerado el país sísmicamente más activo del mundo y el cuarto más expuesto a sufrir daños mayores por catástrofes naturales.
Esto se debe al choque tectónico entre la placa de Nazca y las placas Sudamericana.
La energía que se produce debido a la tensión entre estas placas se acumula hasta producir, en determinados momentos, grandes movimientos telúricos.
Tantos que, desde la existencia del sismógrafo, se han registrado en Chile más de un centenar de terremotos con intensidad superior a 7 y una decena de grandes maremotos.
Prosigue el relato de Infobae:
El terremotode Valdivia superó todas las marcas, cuando la presión de las placas liberó de golpe una energía equivalente a la de la explosión de 22.300 bombas atómicas similares a la que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
La fricción entre las placas liberó siglos de energía acumulada, causando los mayores estragos en la región entre Valdivia y Puerto Montt.
En Valdivia el terreno se hundió 2,7 metros y en los alrededores de la ciudad varios ríos cambiaron su cauce, algunas llanuras se convirtieron en humedales y se perdieron miles de hectáreas de campos de cultivos y pastoreo.
También tuvo efectos globales, porque hizo vibrar a todo el planeta durante varios días y su perturbación afectó incluso la rotación de la Tierra e hizo que los días fueran milisegundos más cortos.
Otra de las singularidades del “Terremoto de Valdivia” -como pasó a la historia- fue que no se trató de un movimiento telúrico aislado, sino que fue el punto más alto de una serie de sismos que se inició un día antes y se prolongó más de 15 días, hasta el 6 de junio.
En ese período, hubo movimientos de tierra con epicentros en Curanilahue, Cañete, Chiloé, Valdivia, Península de Taitao y Puerto Edén.
La policía patrulla la ciudad de Ancud devastada, donde miles de personas se quedaron sin hogar.
Días después del terremoto, el diario chileno El Mercurio recogió relatos de sobrevivientes.
De hecho, el sismo del 22 de mayo de 1960, y después el de Alaska de 1964, cambiaron una de las teorías aceptadas sobre las causas de los terremotos.
Según el investigador de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile Raúl Madariaga, “hasta ese momento, la gente pensaba que los terremotos eran un fenómeno superficial, en el que estaban involucradas masas de lava a poca profundidad, pero el evento de Valdivia generó un movimiento profundo en las geociencias”.
El terremoto de Valdivia de 1960 vino a confirmar lo que algunos geólogos sospechaban: que la corteza terrestre no se movía por contracción, sino por procesos de desplazamiento de las placas continentales y oceánicas, es decir, que el suelo no está fijo, sino que se viene desplazando imperceptiblemente desde hace millones de años.
El Circulo de Fuego.
Esta extensa cadena tectónica de 40 mil kilómetros de longitud, ubicada en el Océano Pacífico y con forma de herradura se distingue no solo por su intensa actividad sísmica sino también volcánica debido a que alberga el 75% de los volcanes activos del mundo, razón por la cual su nombre incluye la palabra “fuego”.
El Círculo de Fuego del Pacífico se caracteriza por ser una zona de subducción, es decir, que en él una placa tectónica se hunde debajo de otra. En la zona de subducción los sismos pueden ocurrir hasta alcanzar los 670 kilómetros de profundidad.
El lecho del océano Pacífico se encuentra sobre múltiples placas tectónicas que están en constante fricción y movimiento. Esta dinámica provoca la acumulación de tensión y la liberación de energía, lo que a su vez genera terremotos en los países situados dentro del área del cinturón. Además de Perú, en Sudamérica, los países que también forman parte del Círculo de Fuego del Pacífico son Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia.
Cultura Sísmica
Debido a los numerosos temblores en territorio chileno el público se ha resignado a lo que se llama “cultura sísmica”.
Las imágenes del ultimo temblor fuerte aún se mantienen vivas en la mente de los chilenos. Esto, sumado a más educación sobre emergencias, nuevos protocolos de acción y tecnologías de apoyo, parece haber cambiado algo en nuestra sociedad, marcando un antes y un después respecto de cómo la población percibe los terremotos y reacciona frente a ellos.
“Creo que todos afuera tienen esa mirada: de que nosotros como país estamos más preparados y acostumbrados a los sismos”, dice Karent Hermosilla, directora ejecutiva de la agrupacion de Psicologos Voluntarios de Chile.
De hecho, afirma Humberto Marín, director de la Sociedad Chilena de Psicologia en Emergencia y Desastres, SOCHPED, los extranjeros toman como referencia a los chilenos para saber qué hacer en caso de un sismo. Por lo mismo, recibir apoyo sicológico después de un desastre es clave, dice Marín, refiriéndose a los llamados “primeros auxilios sicológicos”.
En ese contexto la SOCHPED ha desarrollado videos informativos para apoyar a la población.
“Hacemos videos de cómo autoayudarse, cómo proteger a niños o ancianos. personas necesitan apoyo y contención, resumen los expertos, pero al mismo tiempo recordatorios permanentes de que el riesgo sigue existiendo e información para que puedan mantenerse seguros. Cuando termina un desastre, ahí tenemos que poner la atención, ahí es cuando empieza el trabajo”, explica Karent Hermosilla.
Last edit: 27 Jul 2024 17:40 by Democracia Participativa.
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