Las alusiones a la corrupción, a los delitos y a las ilegalidades, se repitieron a lo largo de las sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). Una pequeña muestra son las siguientes: "nos enfrentamos al robo de medicamentos y la venta ilícita de fármacos importados"; "las ventas de productos con precios abusivos son asumidas de forma pasiva por la población"; "en esas conductas influyen la tolerancia por parte de la población que no siempre la repudia ni informa a las autoridades responsables de enfrentar estos hechos"; "Falta de coherencia en la asimilación del concepto de precios abusivos o especulativos"; "el Estado y el Gobierno no pueden vivir de espaldas al incremento de actividades ilícitas que penetran como un cáncer el tejido social".
Se trata de un fenómeno antiquísimo en la historia de la humanidad, presente en nuestro país tanto en la colonia como en la República. Lo nuevo en Cuba es que ese mal después de 1959 traspasó el límite de la esfera político-administrativa y penetró todo el cuerpo hasta devenir en conducta generalizada de los cubanos, que por su duración en el tiempo, se ha convertido en hábito, en cultura.
La pérdida de las libertades y derechos para participar en los destinos de la nación, la incapacidad del sistema para lograr el crecimiento económico y garantizar una relación adecuada entre salario y costo de la vida debilitaron la responsabilidad ciudadana; un hecho que empeoró con la Ofensiva Revolucionaria de 1968, que barrió con las últimas pequeñas y medianas empresas privadas cubanas y se agudizó con la pérdida de las subvenciones soviéticas en 1991. Desde ese momento al poco valor del trabajo, los cubanos respondieron con actividades alternativas, al desabastecimiento con el robo al Estado, a la imposibilidad de subsistir, la apropiación de la supuesta propiedad de todo el pueblo.
La persistencia del problema durante décadas y su presencia en la recién concluida ANPP, refleja la incapacidad gubernamental para detenerlo y devela su estrecha relación con el totalitarismo implantado en Cuba, como lo demuestra la propia prensa oficial:
- Entre los años 80 y 90 del pasado siglo, el Gobierno desplegó la "Operación Adoquín", contra los artesanos y comerciantes que vendían en la feria de la Plaza de la Catedral; la Operación "Pitirre en el Alambre", contra los mercados campesinos; y la "Operación Maceta", contra los poseedores de dinero proveniente de ventas de productos industriales y o de intercambio en el mercado negro. Y en el año 2001 creó el Ministerio de Auditoría y Control para la erradicación del mal. Sin embargo, más de la mitad de las inspecciones realizadas por este órgano entre los años 2000 y 2004, presentaron resultados malos o deficientes en el control de los recursos y en el registro de los hechos económicos.1
- El 22 de mayo de 2021, el diario Juventud Rebelde publicó “Soluciones contra engaños”, en el que, uno de los miles inspectores de establecimientos estatales, explicaba que cuando ponía en evidencia un delito, los infractores le decían: “hay que vivir, hay que luchar”; mientras los afectados defendían a su victimario.
- En 2005, el 24 de diciembre Granma informó que en la sesión ordinaria de la ANPP, Pedro Ross -entonces Secretario General de la CTC- dijo que “hay trabajadores que reaccionan, pero otros no y siguen justificando el robo y otras conductas indebidas”. Y el diario Granma, del 16 de febrero de 2007, al abordar el robo de los angulares que sostienen las redes de transmisión eléctrica de alta tensión, reconoció que las “medidas técnicas, administrativas y legales aplicadas hasta el momento no han frenado el bandidaje”.
- El 26 de octubre de 2010, Granma en “El precio de la indolencia”, dio a conocer que en Corralillo, Villa Clara, se edificaron más de 300 viviendas con materiales y recursos sustraídos, para lo cual se desarticularon 25 kilómetros de líneas férreas y se emplearon 59 angulares de las torres de alta tensión.
- Juventud Rebelde de los días 19 y 26 de febrero de 2012 publicó una entrevista a la Contralora de la República, quien planteó: “Por nuestra experiencia, las causas de la corrupción van desde el hecho de que no había control de los contratos, porque el que tenía que hacerlo no lo hizo, y el que tenía que revisarlo tampoco lo revisó, o si lo revisó no lo hizo con profundidad”.
- El 7 de julio de 2013, en la clausura de la ANPP, Raúl Castro dijo: “una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado [...]. Lo real es que se ha abusado de la nobleza de la Revolución, de no acudir al uso de la fuerza de la ley",.
- En 2019 según el sitio oficial Cubadebate, "cada hora se robaban en Cuba 626 litros de combustible"; mientras Granma de los días 2, 3 y 4 de octubre de ese año, dedicó diariamente una página al tema de los revendedores ilícitos.
- El 29 de abril de 2020 Granma publicó las palabras del presidente de la República: "aquí nadie puede estar haciendo actividad ilícita, aquí nadie está autorizado para vender ni revender nada, y no se puede permitir. [...]. Ya ahí no hay que explicar nada, es actuar con severidad".
La duración de ese flagelo propició que las conductas delictivas se conviertan en normas aceptadas socialmente y demostró que el aumento del número de policías, inspectores, restricciones, decomisos, vigilancia, condenas, y llamados al pueblo a enfrentar al pueblo son acciones inútiles si las mismas no se acompañan de la aceptación de las causas; el totalitarismo implantado.
A los bajos salarios los cubanos respondieron con actividades alternativas; a la ausencia de sociedad civil, con la vida sumergida; a la falta de materiales, con el robo al Estado; y al cierre de todas las posibilidades, con el escape al exilio y las manifestaciones públicas.
Como sólo se puede distribuir lo que se produce y el totalitarismo cubano está incapacitado para producir, el Gobierno cubano debe devolver al pueblo las libertades que le fueron arrebatadas para poder participar como sujetos de derechos en los destinos de la nación, o el daño de la corrupción, el delito y las ilegalidades conducirán a los cubanos a una tragedia irreversible.
1Espinosa Chepe, Oscar. "Cuba: ¿Revolución o involución?, España, Aduana Vieja Editorial, 2007, pp. 136-137.
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