Desde Cuba – Esta es nuestra alternativa: ¡Vivos o Resucitados! (P.Casaldáliga)
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Desde Cuba – Esta es nuestra alternativa: ¡Vivos o Resucitados! (P.Casaldáliga)
21 Apr 2023 21:26Cuando era niña, incluso adolescente, solíamos jugar al ahorcado. Creo que toda mi generación, y posiblemente las siguientes, también jugaban, quizás antes de la llegada de los adelantos tecnológicos que mucho bien han hecho, pero como todo, también tiene sus contras.Como es nuestra costumbre cuando recibimos una solicitud de respaldo y divulgación, damos voz a quienes no tienen voz en su país ni acceso a este medio para divulgar su denuncia, su protesta por la política abusiva de su gobierno, o una simple opinión sobre las circunstancias que prevalecen en su país. Aunque no compartimos todo lo que se publica en esta Sección, está abierta de par en par a los que tienen algo que decir y reclamar a favor de la democracia y/o en defensa de los derechos humanos.
Esta es una reflexión que nos hace llegar desde Cuba Sor Nadieska Almeida, Hija de la Caridad."
Jugar al ahorcado era entretenido y tenía el encanto de hacer pensar, de buscar palabras largas, difíciles, y mientras más crecías y aprendías, con mayor empeño buscabas y rebuscabas palabras complicadas para ganar. Sin embargo, jugábamos a algo que ya en sí era triste, pues terminabas ahorcado o ahorcando. Escribo todo a raíz de una noticia que me recordó ese juego.
Hace unos días supe de un joven que decidió quitarse la vida ahorcándose. Sé que no es la primera, posiblemente, y tampoco será la última persona que lo haga, pero me duele, como a tantos que haya personas que caen en situaciones tan desesperadas como para tomar esa decisión y no ven otra alternativa para seguir viviendo.
Y cuando siento tanto dolor y me detengo a mirar a mi alrededor, veo tantas personas “ahorcadas”. Veo un pueblo ahorcado, respirando con el último aliento; veo un pueblo inventando para no morir; veo madres desafiando el hambre para no dejar que sus hijos mueran; veo niños y tanta gente desafiando el cansancio de esperar un transporte para poder llegar a las escuelas, centros de trabajo; veo rostros de padres que madrugan para buscar la vida… Y a la vez veo un parque donde invierten recursos para arreglar una glorieta. Es bueno, claro que sí, pero sería mejor arreglar las casas del entorno… Y me inquieto como tantas veces, y se acelera el corazón, y me pregunto:
¿Cuba no tiene opciones, propuestas, proyecciones liberadoras, soñadoras, realizables dentro de sí misma y con nosotros mismos?
¿A quién corresponde terminar con el “juego del ahorcado” o, cómo nos implicaremos para no seguir en él, porque este no es un juego?
¿Nos estamos dando cuenta del aumento de la violencia, robos, suicidios...? Todo eso que está ahorcándonos como país, también es fruto de una situación que se gesta por la miseria que llevamos sufriendo y que también va aumentando.
Si nos detuviésemos a escuchar nos daríamos cuenta de que casi todas nuestras conversaciones giran en torno a la tristeza, escasez, desesperanza. Nos quedamos encerrados en un círculo vicioso cargado de desesperanza.
En estos días en la Iglesia Católica, estamos celebrando la Pascua, la Resurrección de Jesús, Dios hecho hombre que se entregó hasta las últimas consecuencias por ser coherente con lo que predicaba, y fue crucificado por las autoridades de aquel momento, y RESUCITÓ, y se volvió signo de vida y esperanza, el sentido existencial de todos los que creemos en Él, en su enseñanza y lo seguimos. Durante estos días me he preguntado cómo felicitar por esta fiesta que vivimos, no tanto a los que celebramos este acontecimiento, porque sé que tienen fe y convicción en el Maestro de Nazaret y nos deseamos de corazón que el Resucitado sea nuestra FORTALEZA, aunque también padezcamos que sostenga y contenga nuestros sufrimientos e impotencias.
Pero mi felicitación se queda pobre aun, pues quisiera que llegara a contagiar de esperanza activa a todos aquellos que su caminar es casi a ras de tierra, por no poder levantar la cabeza oteando alguna posibilidad en lo más cotidiano, en la existencia misma. Cuánto me gustaría que Él, Jesús, fuese la esperanza de esta nación, porque creo que muchas cosas serían distintas. Pero, aún sabiendo que no somos todos creyentes, ¿cómo no desear en este hermoso tiempo pascual que mi pueblo, mi gente, sea feliz, incluso los que no tienen el don de la fe?
Sé que la fe da sentido a la existencia, reconozco que es regalo y respeto a quienes no la tienen, pero cuánto me gustaría celebrar el paso-Pascua de Dios junto a un pueblo que vuelva a vivir sonriente y con lo necesario, lo básico, lo justo, lo digno, lo que se merece, lo que gane honradamente y sin mendigar.
¡Cuánto de bueno puede traer la justicia, el derecho, la equidad tan deseadas y tan negadas por décadas!
Más allá de lo que mi corazón quiere seguir gritando, hoy me atrevo a invitar a quienes tienen la “soga” en sus manos, que respeten nuestras ansias de respirar, de soltar hasta el último aire que se filtra en los pulmones de Cuba, y nos permitan VIVIR como seres humanos. Y a cada cubano le susurro al oído, al corazón, a su propia vida: La noche no será eterna, porque el Maestro de Nazaret venció la oscuridad, por eso, para todos: FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN, junto al más grande de mis deseos y súplicas: Hagamos de Cuba una nación resucitada.
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