El 18 de septiembre se realizó la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en Ciudad de México. Pese al deseo expreso manifestado por el Presidente López Obrador de sustituir la Organización de Estados Americanos (OEA) por la CELAC, su propuesta no encontró eco en la mayoría de los dignatarios presentes. En vista de su fracaso, optó por apoyar la propuesta del Ecuador, pero con la variante de que la CELAC transitara primero hacia un organismo similar a la Comunidad Económica Europea (CEE), como antesala de una eventual Unión Americana similar a la Unión Europea (UE).
Enfocando este tema, el Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, expuso en su discurso una solución que, según afirmó, podría ser la salida ideal para los problemas de los países Iberoamericanos: La creación de un bloque semejante a la Unión Europea para estos países como la solución para defender sus intereses y afrontar los enormes riesgos que se avecinan por la falta de empleos para los jóvenes y el control financiero y político por los Fondos Soberanos, entre otras consideraciones pertinentes.
Cabe señalar que esta propuesta serviría para poner un valladar frente al expansionismo de las dictaduras cubana, venezolana y nicaragüense, las cuales tendrían que cambiar sus sistemas para poder pertenecer a esta nueva Unión o, de lo contrario, quedarían excluidas del acontecer del continente. Aunque varios de los presidentes criticaron la falta de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos en estos países y dos de ellos mencionaron las masivas manifestaciones de protesta del 11 de julio en Cuba, ninguno de ellos llegó a señalar específicamente el cruel bloqueo que utiliza el gobierno cubano como herramienta de sometimiento y control de su pueblo.
Son hechos palpables y comprobables que no se permite a los cubanos pescar libremente en sus aguas y consumir y vender esos productos sin tener que someterse al férreo control del gobierno; no se permite a los cubanos ocupar y explotar las tierras que fueron expropiadas sin compensación a sus propietarios, muchas de las cuales se encuentran actualmente abandonadas, lo que ayudaría a resolver la aguda escasez de alimentos; no se permite a los cubanos ejercer libremente sus profesiones, asociarse en empresas, contratar empleados, importar y exportar sus productos directamente ni ofrecer sus servicios libremente a empresas nacionales o extranjeras. Nadie denunció tampoco en la CELAC la privatización que se está efectuando de muchas propiedades expropiadas a los cubanos, sin compensación, para cederlas a fideicomisos domiciliados en el extranjero.
Por añadidura, las autoridades del régimen totalitario, preocupadas, intentan obstaculizar las negociaciones que realizan algunos usufructuarios extranjeros de propiedades expropiadas sin compensación con los propietarios originales residentes en el extranjero que siguen aspirando a hacer valer sus derechos. Además, pese al cacareado “bloqueo”, así calificado cuando el régimen se refiere a las medidas del embargo de Estados Unidos, es un hecho que el gobierno cubano puede adquirir todos los alimentos y medicinas que desee de los EUA, siempre que pueda pagarlos, debido al historial que se ha prolongado durante los 62 años del régimen revolucionario de no pagar los créditos que se le han concedido. Y es un hecho también que pese a ese historial de impagos, el régimen revolucionario ha mantenido y sigue manteniendo amplias relaciones comerciales y de crédito con el resto del mundo.
Cabe reconocer que el Presidente Lasso coincidió en gran medida con la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de crear una integración regional como la Unión Europea e insistió en que la prosperidad y el sentido de responsabilidad compartida significan que cada país sienta los desafíos ajenos como propios, por lo que enfatizó que el mundo escuchará al bloque regional cuando tenga grandes mercados en común donde crezca la riqueza de las naciones:
“Y cuando el mundo sienta rugir los motores de nuestra creatividad y se dé cuenta de que sacamos verdadero provecho de todas nuestras fortalezas culturales, entonces nos escuchará (...).
La voz de nuestro crecimiento económico hablará con más elocuencia y poder que cualquier declaración conjunta que hagamos”, señaló.
Es importante destacar también que tanto el Presidente de Ecuador como los dignatarios de Paraguay y Uruguay enfrentaron con firmeza en sus declaraciones a los tiranos regionales en esta VI Cumbre de la CELAC.
“Participar de este foro no significa ser complaciente, nosotros vemos con grave preocupación lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”, exclamó el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou. El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, también se destacó por su desafío frontal a las dictaduras que están carcomiendo a Iberoamérica y resaltó expresamente la ilegitimidad del dictador chavista. En su intervención fue directo a la yugular:
“Mi presencia en esta Cumbre en ningún sentido o circunstancia representa un reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro. Es de caballeros decirlo de frente”.
Sin embargo, en contraste con la complicidad o, para ser más comprensivos, la inercia de los demás líderes regionales, las declaraciones de estos tres presidentes resultaron desafiantes y pusieron sobre el tapete a la vista del mundo entero cómo los cubanos se están levantando en Cuba contra el régimen opresor, cómo este persigue cruelmente a la oposición, y cómo los venezolanos y nicaragüenses sufren una espantosa tragedia bajo la desastrosa política de sus respectivas dictaduras.
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